Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001, China se ha convertido en el mayor fabricante de bienes del mundo. A medida que EEUU se aleja de una política comercial abierta hacia acuerdos más limitados, China puede llenar el vacío empezando por sus vínculos con las economías BRICS+ 1.
Los aranceles pueden mantener los impagos al mismo nivel de 2024 o aumentar un 6% a nivel global. En la UE, crecerán entre el 1% y el 5% este año, en función del impacto de las consecuencias de la guerra comercial: precios más altos, subida de la inflación, caída de la demanda, y mayor riesgo de crédito.
La volatilidad, medida por el índice VIX, se ha disparado a 58,7, el nivel más alto desde marzo de 2020. El mercado estima una probabilidad del 50%, o más, de recesión en EEUU, con una reducción del 15% en los beneficios de sus empresas.
"Habrá precios más altos, plazos de entrega más largos y una reducción de la demanda tanto de contenedores como de importaciones". avisa el CEO de Container xChange, Christian Roeloffs.
El Fear & Greed Index, el índice del miedo, se ha disparado hasta los niveles de 8, algo que no se veía desde hace varios años. Desde febrero se observa una rotación de la Bolsa de EEUU a los bonos y una mayor aversión al riesgo.
Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla. Trump ignora que el proteccionismo extremo del arancel Smoot-Hawley en 1930 llevó a la Gran Depresión, en vez de proteger al trabajador y a la industria de EEUU.
El presidente de EEUU quiere al siglo XIX, cuando los aranceles cuando eran la principal fuente de ingresos del Tesoro. Quiere recaudar cientos de miles de millones$ para poder cumplir con su gran promesa electoral: bajar los impuestos. Y de paso reducir todo lo que pueda un déficit comercial que al finalizar 2024 ascendía a 1,2 billones$.
Pronto empezará la presentación de resultados del primer trimestre, en la que se espera que el crecimiento de beneficios estadounidense siga situándose por encima del europeo (+8% vs. -1,5%), lo que servirá para poner a prueba la sostenibilidad del buen comportamiento relativo del Viejo Continente.
Aunque no estén todos todavía plenamente vigentes, ya comienzan a notarse sus efectos. Los datos de EEUU son más débiles de lo esperado, con el desplome de la confianza del consumidor, y los de la Eurozona, tibios.
El 65% está reduciendo su dependencia de los productos de origen chino, y diversifican sus cadenas de fabricación y suministro para reducir riesgos.
Dentro de las grandes automovilísticas europeas, Volkswagen y Mercedes-Benz resultarían muy afectadas ya que EE.UU. importa el 80% y 63% de los coches vendidos en territorio estadounidense de ambas marcas.