09 Dec
09Dec

Miguel Ángel Valero

EEUU autoriza a Nvidia a vender sus chips H200 en China, imponiendo un arancel del 25% por cada envío y limitando las ventas a clientes previamente aprobados. La decisión, anunciada por Donald Trump, también se extiende a otros fabricantes como Intel y Advanced Micro Devices. El H200 de Nvidia es más potente que cualquier chip al que China pueda acceder legalmente, situándose al menos una generación por delante de los diseños de empresas chinas como Huawei, Cambricon Technologies y Moore Threads Technology.

Tanto el H20 como el H200 pertenecen a la familia de procesadores Hopper, mientras que la línea más avanzada, Blackwell, se comercializa únicamente en EEUU y pronto será reemplazada por la nueva generación Rubin.

Tras el bloqueo inicial del Gobierno estadounidense, Nvidia obtuvo en agosto autorización para vender el chip H20 a China con un recargo del 15%, pero la operación fracasó cuando Pekín instó a sus empresas a evitar proveedores estadounidenses y optar por soluciones locales. 

Ahora, ambas partes han cedido. El pago al gobierno de EEUU se aplicará como un arancel del 25% cuando los chips salgan de las fábricas en Taiwán hacia ese país, donde serán inspeccionados por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio como parte de una revisión de seguridad. 

Por otro lado, Trump ha anunciado un paquete de ayuda de 12.000 millones$ a granjeros y ganaderos. Estos sectores se han visto afectados por las trabas comerciales, tanto por las represalias tomadas por otros países como por el aumento de los inputs de los aranceles estadounidenses. Tradicionalmente, este sector ha sido un pilar del apoyo republicano y, tras verse perjudicado, la presión ejercida para obtener alivio ha dado resultado, ya que Trump no puede permitirse perder ese respaldo. Ya en su primer mandato, durante 2018 y 2019, también se aprobó un paquete de ayuda de unos 28.000 millones$ para productores de soja, almendras y carne de cerdo.

Por otra parte, la Unión Europea pospone el debate sobre la propuesta “Fabricado en Europa”, que determina la proporción mínima de materiales comunitarios que deben incorporar los productos, en un intento por reducir la dependencia de China. En sectores como el automovilístico y fotovoltaico, se plantea que al menos el 70 % del contenido sea europeo. Sin embargo, los Estados miembros mantienen posturas divergentes: Francia defiende estas restricciones para proteger su industria pesada y la producción de tecnologías limpias; Alemania ha adoptado una posición más flexible, dado que podría beneficiarse por la situación de su industria en retroceso; mientras que los países nórdicos y bálticos se oponen firmemente a la medida.

Reducción de márgenes para no repercutir aranceles al comprador

Pese a la aparente suavización de la guerra comercial provocada por los aranceles de Trump, el 24% de las empresas españolas asegura estar sufriendo los efectos de ésta, ya que, en el 12% de los casos, está elevando el coste de sus productos. La incertidumbre en torno a la evolución de los aranceles afecta a una de cada cuatro empresas españolas. De acuerdo con el Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform, el 24% está sufriendo los efectos de la guerra comercial que está impactando en el coste de sus productos, en el 12% de los casos. 

Un 9% de las empresas ha optado por reducir los márgenes comerciales para no repercutir las nuevas tarifas en los productos, y el 2% afirma estar buscando nuevos socios comerciales para evitar el coste de los aranceles. 

La creciente incertidumbre del entorno económico general es el principal reto que afronta el tejido productivo en su operativa diaria. De acuerdo con el último Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, las empresas españolas lo señalan como una de sus máximas problemáticas, junto con el incremento de los costes laborales, en el 39% de los casos. Les siguen en importancia, como principales dificultades las cargas burocráticas y normativas (36%), la escasez de márgenes comerciales (35%), la dificultad para captar nuevos clientes (30%), el incremento de la competencia (25%) y los crecientes costes de producción (24%).  

Un 13% de las empresas sitúa entre sus principales preocupaciones el impacto de la morosidad, dos puntos por encima de los niveles registrados en 2024, lo que aflora una visión pesimista sobre la evolución de los impagos para los próximos meses.  Además, un 10% asegura tener dificultades para obtener financiación.

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