05Dec

Deterioro de las expectativas netas de perder el empleo en un plazo de 12 meses, frente a las expectativas de volver a encontrar trabajo en un plazo de 3 meses, si se perdiera el empleo actual hoy mismo.

Miguel Ángel Valero

A la espera de la reunión de la Fed del 10 de diciembre, la incertidumbre sobre las valoraciones en el sector tecnológico parece quedar en segundo plano. El VIX, indicador de volatilidad en el mercado, desciende hasta niveles de 15, su nivel mínimo desde finales de octubre.

Y eso que los datos sobre el mercado laboral estadounidense no son para tirar cohetes. Por el lado positivo, las cifras oficiales de pedidos de subsidio por desempleo registraron un fuerte descenso en la semana de Acción de Gracias y bajaron hasta 191.000 desde las 218.000 previas y se situaron en su menor nivel desde septiembre de 2022, lo que apunta a un dinamismo del empleo y sobre todo a que los despidos siguen contenidos. 

Frente a ello, los datos privados realizados por Challenger, Gray & Christmas mostraron que los despidos anunciados en noviembre fueron la mitad del mes anterior, pero también los mayores para un mes de noviembre en los últimos tres años. Los despidos anunciados se situaron en 71.321 personas, lejos del 153.074 de octubre, pero un +23,5% superiores a los registrados el mismo mes del año pasado. El 99% de los despidos de este mes vinieron del sector privado (99%). El mercado laboral americano continúa dando señales de una menor contratación, pero también que los despidos siguen contenidos.

DWS: "incertidumbre sobre lo que vendrá después"

"Las transiciones impulsadas por la tecnología o el comercio casi nunca son fáciles. ¿Será diferente con la Inteligencia Artificial (IA)? A primera vista, la tasa de desempleo en EEUU, que se mantiene estable en el 4,4%, debería resultar un elemento tranquilizador. Pero si lo miramos más de cerca, encontramos un panorama es más ambiguo", señala un análisis de DWS. 

El gráfico indica que el paro apenas ha variado desde 2021. El crecimiento del empleo se ha ralentizado desde las elecciones presidenciales de 2024, pero la mayoría de los indicadores apuntan a un deterioro gradual, no brusco. Sin embargo, con el endurecimiento de los controles de inmigración, las tasas de desempleo revelan menos de lo habitual. Los cambios simultáneos en la política comercial y migratoria, aplicados sin previo aviso, entrañan el riesgo de desajustes estructurales y de que se amplíen las diferencias salariales entre sectores.

Curiosamente, estas divergencias sectoriales aún no son lo más relevante. En cambio, las expectativas de los estadounidenses en edad laboral parecen más pesimistas. La segunda curva del gráfico de DWS muestra las expectativas netas de perder el empleo en un plazo de 12 meses, frente a las expectativas de volver a encontrar trabajo en un plazo de 3 meses, si se perdiera el empleo actual hoy mismo. Históricamente, esta medida de las expectativas de los trabajadores ha reflejado la tasa de paro. Ahora, sin embargo, los trabajadores parecen cada vez más preocupados por sus perspectivas, incluso aunque la tasa de desempleo general siga siendo baja.

"Esto apunta a algo más profundo. La IA puede ser la palabra de moda del año, pero hasta ahora, las pruebas de su impacto económico en los lugares de trabajo típicos de EEUU —por no hablar de la productividad agregada— siguen siendo difíciles de encontrar. Por el contrario, la incertidumbre sobre la IA, más que los propios algoritmos, puede estar ya influyendo en la confianza. La mera perspectiva del cambio tecnológico, agravada por los despidos de alto perfil y la persistente incertidumbre macroeconómica, ha alimentado una sensación de fragilidad", argumentan los expertos de DWS. 

El reciente cierre del Gobierno estadounidense, el más largo de la historia de EEUU y que retrasó el informe de empleo de septiembre (ya publicado), no ha hecho más que aumentar la confusión. Aunque las cifras retrasadas mostraban pocos cambios en el desempleo, las medidas subjetivas de la ansiedad de los trabajadores han seguido aumentando. Esto podría tener implicaciones para las políticas públicas. 

Como señaló hace tres décadas el historiador económico y reciente ganador del Premio Nobel de Economía, Joel Mokyr, “el progreso tecnológico reduce la riqueza de quienes poseen capital (real o humano) específico para la tecnología antigua que no puede convertirse fácilmente a la nueva”. A menudo, son las expectativas sobre lo que las nuevas tecnologías podrían hacer, y no su impacto real, las que impulsan el comportamiento.

“No son las cifras lo que quita el sueño a la gente, sino la incertidumbre sobre lo que vendrá después”, advierte Christian Scherrmann, Economista Jefe de DWS para EEUU. En 2026 y más adelante, el impacto real de la IA puede que no sea tanto los puestos de trabajo que sustituye hoy en día, sino más bien la incertidumbre que siembra para el mañana. La brecha entre la percepción y la realidad es en sí misma una fuerza que puede condicionar las respuestas tanto de los responsables políticos como de las empresas.

UBS: hay oportunidades atractivas al margen de las tecnológicas

Las acciones tecnológicas han tenido un rendimiento inferior al del mercado estadounidense en general, a pesar del reciente repunte. La creciente confianza en el camino de relajación de la Reserva Federal ha impulsado al S&P 500 a estar solo un 0,5% por debajo de su máximo histórico, mientras que el Nasdaq sigue un 1,9% por debajo de su pico.

Es probable que el sector tecnológico de EEUU siga siendo un motor clave para el próximo impulso del mercado, pero su reciente desempeño inferior también señala otras oportunidades atractivas en todo el mercado.

Las empresas innovadoras centradas en promover la longevidad y la buena salud deberían ganar más impulso. 

“Las utilities eléctricas están experimentando otra fase significativa de crecimiento, esta vez para alimentar la inteligencia artificial (IA) y las necesidades energéticas de la fabricación reubicada y la electrificación. Los inversores deben reconsiderar ahora el sector de las utilities eléctricas, ya que su perfil de rendimiento parece ser algo menos defensivo y está siendo impulsado por un crecimiento estructural en los ingresos y beneficios derivados de la electrificación y la IA”, apunta Ulrike Hoffmann-Burchardi, Chief Investment Officer Americas y Global Head of Equities de UBS Global Wealth Management.

Un entorno macroeconómico resiliente hace que los bancos sean inversiones atractivas a las valoraciones actuales.

Mark Haefele, Chief Investment Officer en UBS Global Wealth Management, afirma: “Esperamos que la renta variable estadounidense siga creciendo hasta 2026, por lo que creemos que los inversores infraasignados deberían aumentar su exposición. Más allá del sector tecnológico, anticipamos un buen rendimiento de los sectores de salud, utilities y banca, lo que ampliará la base para más ganancias”.

UBP: deterioro del empleo y de la confianza del consumidor

Por su parte, la Perspectiva Semanal de UBP: Aumenta la probabilidad de recorte de tipos, subraya que las expectativas del mercado sobre la Reserva Federal se volvieron más flexibles durante la última semana de noviembre. Los comentarios recientes de los funcionarios de la Fed han llevado a los inversores a descontar un recorte de 25 puntos básicos (pb) en diciembre, "lo cual coincide con nuestro escenario".

Este giro refleja crecientes preocupaciones sobre el mercado laboral: la medida acumulada de cuatro semanas del informe de empleo nacional (ADP, por sus siglas en inglés), muestra pérdidas de empleo de alrededor de 54.000 hasta principios de noviembre, consistente con el Libro Beige de la Fed, que reportó que el empleo había “disminuido ligeramente”. 

A esto se suma el deterioro de la confianza del consumidor en noviembre, tanto en las condiciones actuales, como en las expectativas, dado que las condiciones laborales se perciben como más difíciles.

La renta variable global se recuperó tras la caída de la semana anterior, liderada por EE.UU e impulsada por la fortaleza de los 7 Magníficos. El optimismo del mercado aumentó ante las crecientes expectativas de un recorte de tipos por parte de la Reserva Federal en diciembre, con una probabilidad que ahora se sitúa en el 87%, frente a menos del 40 % a comienzos de la semana pasada.

04Dec

Columbia Threadneedle ve en 2026 especialmente favorable para la renta fija gracias a un ciclo generalizado de bajada de tipos. UBS recomienda bonos de calidad tanto públicos como corporativos.

Miguel Ángel Valero

Las Bolsas aguantan el pulso a unos decepcionantes datos de empleo privado en EEUU y a nuevas dudas sobre IA y sobre ventas de las tecnológicas, haciendo valer una guerra comercial en retroceso, una política monetaria menos restrictiva y unos beneficios empresariales crecientes. La destrucción de empleo privado publicado por ADP (-32.000, frente a -47.000 en el mes previo), cuando se aspiraba a una ligera creación en noviembre (+10.000) da al mercado una mayor seguridad de que la Fed recortará el precio oficial del dinero el próximo miércoles 10 de diciembre. Estos confirman que en el último trimestre del año las empresas están frenando las contrataciones. 

Más positivos fueron los datos de confianza de los empresarios de los servicios, con el ISM servicios superando las previsiones al repuntar dos décimas hasta el 52,6 y superando el 52 previsto. Con este repunte, la confianza alcanzó máximos desde febrero. Además, de la mejora del indicador agregado, también fueron alentadores las lecturas de los componentes, dado que el subíndice de empleo subió siete décimas hasta el 48,9 y sobre todo porque los nuevos pedidos escalaron ocho décimas hasta 52,9 apuntando a que las perspectivas de actividad están acelerándose.

Se siguen conociendo estadísticas atrasadas por el cierre del Gobierno. La producción industrial de septiembre creció un 0,1% mensual, pero se revisó a la baja el dato del mes previo, que mostró ahora una contracción del -0,3% mensual. En conjunto, la cifra muestra que en el tercer trimestre la actividad industrial estadounidense siguió debilitada y que la utilización de la capacidad productiva del sector bajó hasta 75,9%, manteniéndose así por debajo del promedio de los últimos 25 años (76,8%).

Además, informaciones sobre una reducción de los objetivos de crecimiento de Microsoft en ventas al no lograr sus equipos comerciales las ventas previstas en productos de IA castigaron su cotización. El desmentido de Microsoft no oculta la creciente preocupación del mercado sobre una adopción de IA más lenta de lo esperado, con solo una pequeña parte de los proyectos avanzando más allá de la fase piloto. La presión aumenta para estas empresas, obligadas a demostrar que sus enormes inversiones en IA se traducirán en ingresos sostenibles.

Microsoft mantiene crecimientos sólidos en Azure y anticipa restricciones de capacidad hasta mediados de 2026 debido a la fuerte demanda. La compañía se mantiene como uno de los principales beneficiarios de la infraestructura de IA, aunque la implementación más lenta y los problemas del lado del cliente incrementan la cautela y alimentan comparaciones con burbujas tecnológicas previas. Frente a la burbuja de comienzos del año 2000, las empresas tienen hoy fundamentos financieros sólidos, generan ingresos reales y la tecnología está integrada en la economía, a diferencia de muchas empresas de entonces que carecían de rentabilidad y claros modelos de negocio.

Columbia Threadneedle: entorno especialmente favorable a la renta fija

Por su parte, Columbia Threadneedle Investments ve en 2026 un escenario de crecimiento global moderado, con un entorno especialmente favorable para la renta fija gracias a un ciclo generalizado de bajada de tipos, y a un contexto constructivo para la renta variable impulsado por la mejora de beneficios y el avance de la inteligencia artificial. 

2026 será un año de crecimiento global moderado pero resistente - entre el 2,5% y el 3% - impulsado por el consumo, la inversión tecnológica y políticas fiscales más expansivas, aunque condicionado por el impacto persistente de los aranceles sobre los precios y las cadenas de suministro. Las economías desarrolladas crecerán en torno al 1,5%, frente al 4% previsto para los países emergentes, favorecidos por un dólar más débil y condiciones financieras más flexibles. A escala global, la inflación mostrará un panorama fragmentado y seguirá moderándose hasta el 2,9% en el G20, aunque persistirán riesgos derivados de las tensiones comerciales y los costes energéticos.

En EEUU, la inversión en inteligencia artificial seguirá sosteniendo la actividad pese a un mercado laboral menos dinámico y una inflación cercana al 3%, que llevará a la Reserva Federal a bajadas graduales de tipos. Europa se beneficiará de mejores condiciones de financiación y estímulos en infraestructuras, con una inflación próxima al 2% y un crecimiento cercano al 1%. Asia mostrará un ritmo desigual, con China desacelerando hacia el 4,4% e India consolidándose como el principal motor regional.

Para Rubén García Páez, director general para Iberia y Latam, “2026 será un año de resiliencia con riesgos, donde la gestión activa y la diversificación serán esenciales para capturar oportunidades. En este contexto, los inversores deben pensar en tres dimensiones: entre clases de activos (renta variable, renta fija y alternativos); regiones (EEUU, Europa y mercados emergentes); y temáticas (como inteligencia artificial, resiliencia fiscal o transición energética)”

6Columbia Threadneedle proyecta que 2026 será un año favorable para la renta fija, aunque no exento de riesgos. Si bien la Fed ha iniciado en 2025 un ciclo de recortes preventivos, el mercado descuenta una bajada de tipos mucho más profunda - de hasta 175 puntos básicos (pb) entre 2025 y 2026 -, una expectativa que podría no cumplirse y que abre oportunidades para los inversores. En su escenario base, la gestora sitúa los rendimientos del Tesoro a 10 años en torno al 4% y el crédito con grado de inversión cerca del 5%, lo que configura una propuesta de valor atractiva en un entorno de inflación moderándose hacia el 3%.

La firma identifica focos claros de oportunidad: préstamos al consumo; valores respaldados por hipotecas de agencias como alternativa más interesante al crédito corporativo; necesidades de financiación derivadas del despliegue de infraestructuras de inteligencia artificial y los bonos de mercados como Japón, Francia o Australia, además de oportunidades selectivas en deuda emergente. Columbia Threadneedle ve recorrido en los préstamos apalancados como extensión del universo high yield.

Roman Gaiser, de Renta Fija para EMEA, añade: “En un entorno marcado por la dispersión crediticia, el posible enfriamiento del mercado laboral y el impacto retardado de los aranceles, apostamos por duración, rentabilidad y una diversificación disciplinada como claves para capear la volatilidad y capturar oportunidades en renta fija”

Columbia Threadneedle mantiene una visión constructiva para la renta variable en 2026 y pronostica un mayor abanico de oportunidades para la inversión selectiva y diversificada, apoyada por una política monetaria más relajada, el impulso de la inteligencia artificial y la expansión fiscal en Europa, junto con las reformas estructurales en Japón. En EEUU, la gestora prevé que los beneficios empresariales vuelvan a ser un motor esencial del mercado, con un crecimiento robusto y ganancias de un dígito alto.

Nicolas Janvier, director de Renta Variable Norteamericana, lo explica: “Las compañías estadounidenses han demostrado una notable capacidad para adaptarse a aranceles más altos y a un entorno más exigente, y esa resiliencia será un pilar fundamental en 2026”.

La tendencia a la baja de los tipos de interés y la ampliación de inventarios deberían favorecer a sectores que han atravesado años más complejos, mientras que Europa y Japón podrán avanzar al ritmo de EEUU, con un conjunto más amplio de sectores - incluidos defensa y financiero -capaces de generar valor. A pesar de los riesgos a medio plazo, como la fragmentación política o el elevado endeudamiento público, Columbia Threadneedle ve poco probable una corrección significativa en los valores ligados a la inteligencia artificial, pese a sus valoraciones elevadas, gracias a la combinación de tipos más bajos y un crecimiento de beneficios previsto de cara a 2026.

UBS: se refuerzan las expectativas de recortes de la Fed

Los datos de EEUU refuerzan las expectativas de recortes de la Fed. El mercado da ahora casi un 90% de probabilidad a un recorte de 25 puntos básicos (pb) por parte de la Reserva Federal en su próxima reunión, frente al 25% de hace menos de dos semanas.

"Los datos recientes de empleo e inflación en EE. UU. siguen respaldando nuestra visión de que la Fed se mantiene en camino de realizar dos recortes adicionales antes de que termine el primer trimestre de 2026. Esto apoya nuestra preferencia por bonos de calidad dentro de una estrategia orientada a asegurar ingresos diversificados", señalan en la entidad:

  • Los datos del mercado laboral estadounidense continúan reforzando el argumento para una mayor relajación, mientras que la inflación no debería frenar estos recortes.
  • El consenso sobre la Fed sigue apuntando a un proceso de flexibilización prudente, y el nombramiento de un nuevo presidente no debería alterar de forma significativa esta perspectiva.
  • La probabilidad de un entorno de represión financiera respalda nuestra visión de que los rendimientos de la deuda pública pueden seguir bajando.

Mark Haefele, Chief Investment Officer en UBS Global Wealth Management, afirma: “Somos positivos respecto a los bonos de calidad, en concreto la deuda pública de alta calidad y los bonos corporativos con grado de inversión. Creemos que los bonos de calidad con duración media (entre cuatro y siete años) pueden ofrecer rentabilidades de un dígito medio gracias a la combinación de cupones y ganancias de capital conforme la Fed recorta los tipos. Según nuestras previsiones, los rendimientos de los bonos superarán a los de la liquidez, especialmente en escenarios adversos en los que los precios de los bonos suben a medida que caen las expectativas de tipos. Consideramos que los bonos de calidad deben formar parte de una estrategia más amplia para asegurar fuentes de ingresos diversificadas”.

30Sep

En caso de un cierre total, unos 859.000 empleados federales serían despedidos, el daño económico ascendería a unos 0,1 puntos del PIB por semana y, por lo general, las publicaciones económicas federales se interrumpen.

Miguel Ángel Valero

Las reuniones celebradas entre el presidente Trump y los representantes del Congreso no lograron avances significativos, y todo apunta a que el Gobierno estadounidense se encamina hacia un cierre total y forzado, similar al ocurrido en 2013. Esto implicaría la suspensión de la mayoría de los servicios públicos, incluidos las actividades estadísticas, lo que impediría la publicación de los datos de empleo este viernes 3 de octubre y retrasaría otras estadísticas clave, como el PIB del tercer trimestre.

Aunque un acuerdo de última hora podría darse, un episodio que ya se vivió en septiembre de 2023, –algo que costó el puesto al portavoz republicano McCarthy–, la división en aquel momento provenía de una lucha interna del Partido Republicano. En el escenario actual, los republicanos necesitan el respaldo de siete demócratas para evitar el cierre. La moneda de cambio del partido demócrata es evitar que se eliminen los subsidios del Obamacare de cara a 2026.

El impacto económico dependerá en gran medida de la duración del cierre. Cuanto más se prolongue, mayor será el riesgo de que se generen efectos de segunda ronda. Se estima que alrededor de 1,6 millones de empleados públicos dejarían de trabajar, mientras que aquellos que deban continuar prestando servicios esenciales —financiados por el Congreso— no recibirían su salario hasta que se resuelva la situación. 

Entre los servicios no afectados destacan la Reserva Federal, que cuenta con financiación propia, así como los servicios sanitarios y la Seguridad Social, que están financiados por adelantado.

En cuanto a los mercados, la reacción suele ser de cierta preocupación al principio, con flujos hacía activos seguros, pero con recuperaciones rápidas en las Bolsas –dado lo efímero de anteriores episodios–. De hecho, en el 2013, el más grave recientemente, el S&P 500 acabó en positivo dos meses después del cierre.

Por ello, aunque se trata de un acontecimiento relevante, si se repite el patrón observado en episodios anteriores, se podrá experimentar cierta volatilidad en el corto plazo, seguida de una resolución relativamente rápida. Trump no tiene incentivos para llevar la negociación a un punto en el que provoque un daño excesivo a la economía estadounidense.  

Más aranceles

Mientras, la Administración de Trump ha emitido una proclamación detallando los nuevos aranceles sobre diversos productos derivados de la madera. A partir del 14 de octubre, se aplicará un arancel del 10% a la madera blanda –utilizada en mobiliario y vigas–, mientras que los muebles de madera tapizada y los gabinetes de cocina estarán sujetos a un gravamen del 25%. 

Más adelante, el 1 de enero de 2026, estas tarifas aumentarán: los muebles tapizados pasarán a tener un arancel del 30% y los gabinetes de cocina, del 50%.

Según la directiva presidencial, las principales economías que han firmado acuerdos comerciales bilaterales con EEUUU se beneficiarán de tarifas reducidas. Los productos de madera procedentes del Reino Unido no estarán sujetos a más del 10%, mientras que los provenientes de la Unión Europea y Japón tendrán un límite del 15%. Canadá, por su parte, podría resultar especialmente perjudicada por esta medida, ya que es, con diferencia, el principal proveedor de madera para EEUU representando aproximadamente la mitad de las importaciones de madera y sus derivados (Código HS-2: 44).

En Estados Unidos, las ventas pendientes de vivienda repuntan en agosto y crecen un 4% mensual. Con esta mejora registrada en agosto, el crecimiento de las ventas pendientes de viviendas frente al mismo periodo del año pasado se mantiene en positivo al avanzar un 0,5%, siendo éste el segundo mes consecutivo en positivo tras registrar retrocesos durante toda la primera mitad del año, lo que podría estar señalando una reactivación del mercado ante la llegada de nuevas rebajas de los tipos de interés.

Lazard: las perspectivas de crecimiento son "inciertas"

Los PMI de los mercados desarrollados pusieron de relieve la semana pasada el deterioro de las condiciones en el sector manufacturero, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard. En EEUU, el crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2025 se revisó al alza de forma significativa, hasta un ritmo anualizado del 3,8% intertrimestral desde la estimación anterior del 3,3%, por el aumento del consumo. Temple reconoce un vigor económico en la primera potencia mundial en lo que va de año más fuerte de lo que él mismo y la mayoría de los economistas esperaban, pero le parece poco probable que esta fortaleza se mantenga, ya que los mercados laborales siguen debilitándose y la confianza de los consumidores flojea. 

Sostiene que las perspectivas de crecimiento “son inciertas”, que los cambios en la política de inmigración podrían reducir el crecimiento potencial del PIB de EEUU del 1,7%-2% anterior a entre el 1% y el 1,5%, y que los cientos de miles de millones de dólares ya gastados en IA deberían traducirse en teoría mayores ganancias de productividad, pero que es difícil saber si esto compensará los efectos demográficos de las políticas de inmigración.

Tras el anuncio por parte de la Administración estadounidense de nuevos aranceles sobre productos farmacéuticos, camiones pesados, armarios de cocina, muebles de baño y muebles tapizados, y la probabilidad de que los gravámenes sigan aumentando en EEUU (continúan las investigaciones de la Sección 232 sobre semiconductores, aeronaves, madera y otras áreas de productos), el estratega de Lazard refuerza sus expectativas sobre la continuidad del incremento de la inflación estadounidense. De momento, la inflación del PCE subió en línea con las expectativas: la general se situó en el 2,7% interanual y la subyacente, en el 2,9%. Pero el experto continúa esperando un aumento gradual a medida que los aranceles más elevados se repercutan en los consumidores.

“Este proceso puede tardar meses en producirse, y es probable que la inflación alcance su punto máximo a principios de 2026, suponiendo que los aranceles no se incrementen aún más”, dice.

Los focos se mantendrán puestos esta semana principalmente en EEUU. En primer lugar, porque se avecina un cierre del Gobierno federal ante la ausencia de una ley de financiación. Para evitarlo, el Congreso tendrá que aprobar antes de la medianoche del martes los proyectos de ley de asignaciones o, lo que es más probable, una resolución continua que le dé tiempo para completar el proceso de financiación. En caso de un cierre total, unos 859.000 empleados federales serían despedidos, el daño económico ascendería a unos 0,1 puntos del PIB por semana y, por lo general, las publicaciones económicas federales se interrumpen, lo que significa que el informe sobre las nóminas del próximo viernes podría no publicarse a tiempo.

Hay mucha expectación en torno a los informes sobre el mercado laboral. Las previsiones apuntan a un pequeño descenso en el número de puestos de trabajo disponibles, de 7,18 millones a 7,1 millones; que el crecimiento de las nóminas no agrícolas haya aumentado a 50.000 en septiembre, frente a los 22.000 del mes anterior; que la tasa de desempleo se mantenga estable en el 4,3%; y que los ingresos medios por hora se hayan incrementado un 0,3% intermensual y un 3,6% interanual, frente al 0,3% y el 3,7% registrados en agosto. 

“Espero que los datos del mercado laboral sigan siendo débiles, pero la gran pregunta con respecto al crecimiento del empleo es cuánto ha disminuido la ‘tasa de equilibrio’. Hace aproximadamente una década, EEUU necesitaba alrededor de 140.000 puestos de trabajo al mes para mantener una tasa de desempleo estable. Con la fuerte disminución de la llegada de inmigrantes y la salida de muchos otros, creo que la tasa de equilibrio podría haber caído por debajo de los 50.000 puestos de trabajo al mes. Hay signos claros de baja demanda de trabajadores, pero si la tasa de crecimiento de la oferta también se ha reducido, EEUU podría mantenerse en pleno empleo. Este es el dilema para la Reserva Federal, ya que podría querer instintivamente recortar los tipos de interés dada la fuerte desaceleración del crecimiento del empleo, pero al hacerlo podría reavivar la inflación si el mercado laboral sigue estando tensionado”, comenta Temple.