30Oct

La gira asiática de Trump ha servido para enviar un mensaje de poder y reafirmar alianzas, pero también ha dejado claro que la guerra comercial entra en una nueva fase. China y EEUU ya no compiten solo por aranceles o minerales: disputan el liderazgo del futuro económico del continente.

Miguel Ángel Valero

Donald Trump fue a Asia con un objetivo claro: fortalecer alianzas estratégicas, reordenar las reglas del comercio global y reafirmar el papel de EEUU como potencia dominante en la región. En una gira que combina gestos diplomáticos, acuerdos comerciales y una narrativa de poder, el presidente de EEUU ha buscado reforzar lazos con viejos aliados como Japón y recuperar terreno frente a una China que responde con rapidez, ampliando su influencia en el Sudeste Asiático.

Su primera parada fue Malasia, donde participó en la cumbre de la ASEAN. Allí selló acuerdos con cuatro países (Malasia, Tailandia, Vietnam y Camboya) destinados a garantizar el acceso estadounidense a minerales críticos, clave para las industrias tecnológica y militar. Estos pactos también contemplan exenciones arancelarias para algunos productos regionales, en un intento de contrarrestar la creciente dependencia de China en la cadena de suministros global. Sin embargo, los documentos firmados fueron deliberadamente vagos: más gestos políticos que compromisos tangibles, en la línea del estilo negociador que Trump ha mantenido desde su primer mandato.

El contraste llegó al día siguiente, cuando Pekín respondió con su propia jugada estratégica. China anunció la expansión del Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-China (CAFTA 3.0), un pacto que profundiza su integración económica en el bloque. El nuevo tratado incluye cláusulas para reducir barreras comerciales, impulsar la economía verde y coordinar estándares regulatorios en sectores como los vehículos eléctricos y la energía limpia. En la práctica, es una maniobra para absorber parte de la presión de los aranceles estadounidenses y abrir nuevos mercados para sus exportaciones industriales. Mientras Trump busca aislar a China mediante acuerdos bilaterales, Pekín refuerza su liderazgo regional apelando a la unidad multilateral y a la transición verde.

El segundo capítulo de la gira tuvo lugar en Tokio, donde Trump se reunió con la recién elegida primera ministra Sanae Takaichi, la primera mujer en liderar Japón. Ambos reafirmaron la alianza entre sus países, calificada por Trump como “la más fuerte del mundo”. Firmaron documentos sobre comercio y minerales estratégicos, pero nuevamente sin detalles concretos. En teoría, Japón se compromete a financiar 550.000 millones$ en proyectos estadounidenses, aunque el origen y destino de esos fondos siguen siendo difusos. El encuentro tuvo varios componentes simbólicos, pero más allá de los gestos, la nueva mandataria japonesa aprovechó la visita para anunciar un aumento del gasto en defensa hasta el 2 % del PIB antes de marzo de 2026, adelantando dos años el calendario original. Con ello busca reforzar la capacidad militar japonesa frente a las amenazas de Corea del Norte y la presión creciente de China en el Pacífico.

La visita a Japón cierra un tramo clave de una gira que culmina con un encuentro entre Trump y Xi Jinping en Corea del Sur, durante la cumbre de APEC. Después de años de tensiones arancelarias, restricciones tecnológicas y políticas de “friend-shoring” que pretenden trasladar las cadenas de suministro y producción a países aliados o “amigos”, el diálogo directo entre ambos líderes marca un punto de inflexión. 

En Busán (Corea del Sur), Trump y Xi Jinping firman la pipa de la paz. Al menos, hasta el siguiente desencuentro. El esperado encuentro, descrito como "increíble" por Trump, entre los líderes de las dos principales economías del mundo concluyó con una tregua en la guerra comercial. Siguiendo el patrón del Trump 1.0, tras las hostilidades llega el entendimiento: ambas partes han cedido, conscientes de que se necesitan mutuamente para continuar su competición estratégica. 

Por un lado, EEUU se muestra más dispuesto a permitir la exportación de semiconductores de alta gama a China y, además, reduce del 20% al 10% los aranceles vinculados al fentanilo, situando la tasa total sobre China en torno al 45% (incluyendo los gravámenes ya impuestos en el Trump 1.0). Esto supondría una disminución de aproximadamente un punto en el arancel teórico promedio. 

Por su parte, China aplaza durante un año las restricciones sobre las tierras raras y se compromete a retomar las compras de soja. 

Así, Trump resuelve un problema autoinducido, generando una sensación de victoria en una batalla geopolítica que perdurará más allá de su mandato político. Y anuncia visita a China en 2026.

Trump asegura que “vamos a trabajar juntos para ver si podemos hacer algo” para que finalice la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania.

EEUU ha aceptado suspender un año más los aranceles recíprocos del 24% impuestos por Trump a China. Éstos ya se habían pausado durante 90 días en mayo tras una tregua entre los dos países, y se habían prorrogado en agosto. La pausa expiraba el 10 de noviembre, pero ahora se extiende un año adicional. Pekín se compromete igualmente a suspender un año “las medidas de represalia” adoptadas contra estos gravámenes.

Washington ha aceptado suspender durante un año la ampliación de la lista de entidades sometidas a controles de exportaciones, según el portavoz. Este cambio normativo introducido por Washington en septiembre, y que afectaba potencialmente a miles de subsidiarias de empresas chinas, había desatado la furia de Pekín: su repuesta fue aprobar poco después la batería de restricciones adicionales a las tierras raras, que despertó a su vez la ira de Washington. Ahora, las restricciones quedan en un limbo los próximos 12 meses. 

“China suspenderá durante un año la aplicación de las medidas de control de exportaciones correspondientes anunciadas el 9 de octubre, y estudiará la formulación detallada de planes específicos”, ha señalado el portavoz de Comercio. Ambas parte han acordado, además, dejar en pausa, también durante un año, las nuevas tarifas portuarias recíprocas introducidas hace un par de semanas. Y el Gobierno chino ha asegurado que se han alcanzado consensos sobre “la cooperación antidrogas en materia de fentanilo, la ampliación del comercio agrícola. y el tratamiento de casos empresariales específicos”.

También se recupera el principio de acuerdo para la venta de TikTok en EEUU, tal y como se había pactado en septiembre durante un encuentro de los negociadores comerciales chinos y estadounidenses en Madrid.

Sin embargo, los analistas no anticipan un deshielo inmediato: las posiciones siguen lejos en materia de comercio, energía y control de cadenas de suministro. Los acuerdos de Washington con la ASEAN buscan garantizar acceso a minerales y productos estratégicos, pero el CAFTA 3.0 chino podría diluir parte de su impacto, consolidando la influencia de Pekín en los sectores verdes y manufactureros. El resultado es un tablero más fragmentado, donde los países del Sudeste Asiático juegan a equilibrar fuerzas entre las dos superpotencias.

Trump parece decidido a replicar su estrategia de 2018: presión arancelaria, nacionalismo económico y diplomacia directa con los líderes más relevantes de la región, el contexto hoy es distinto. Pero China tiene un papel mucho más sólido en Asia, Japón acelera su rearme, y la ASEAN se ha convertido en el campo de batalla comercial más importante del planeta. 

La gira asiática de Trump ha servido para enviar un mensaje de poder y reafirmar alianzas, pero también ha dejado claro que la guerra comercial entra en una nueva fase. China y EEUU ya no compiten solo por aranceles o minerales: disputan el liderazgo del futuro económico del continente. 

"En el fondo, lo que está en juego no es solo el comercio entre naciones, sino el control de las rutas del crecimiento global. Cada arancel, cada acuerdo y cada gesto diplomático forman parte de una estrategia mayor: asegurar quién marca las reglas del juego en la próxima década. Los inversores lo saben, y por eso observan con tanta atención esta nueva fase del pulso entre Washington y Pekín", comenta el analista Pablo Gil en The Trader.

En juego el dominio marítimo

Por otra parte, Trump ha reactivado uno de los frentes más estratégicos de su rivalidad con Pekín: el dominio marítimo. Ya había expresado su preocupación por la influencia china en infraestructuras críticas como el Canal de Panamá (donde la compañía CK Hutchison, de Hong Kong, gestiona terminales a ambos extremos del paso por el que circula el 40% del tráfico de contenedores estadounidense). Ahora, con las tensiones comerciales de nuevo al alza, el presidente ha incluido el sector marítimo y logístico en su nueva ronda de aranceles, advirtiendo que no permitirá que “China controle los puntos de estrangulamiento del comercio mundial”. 

Para la visión de Trump, la gestión de estos puertos equivale a tener a Pekín con una mano sobre la garganta de la cadena global de suministros, lo que justificaría la necesidad de “recuperar” el control estadounidense.

Pero la preocupación va mucho más allá de Panamá. China lleva dos décadas construyendo una red de influencia marítima que abarca más de noventa puertos de aguas profundas repartidos por todos los continentes. Empresas estatales como Cosco Shipping o conglomerados como Hutchison controlan o gestionan terminales en algunos de los enclaves más estratégicos del planeta: el Pireo en Grecia, Chancay en Perú, Lekki en Nigeria o Darwin en Australia. En total, las compañías chinas están presentes en un tercio de los puertos africanos y en un 10% de la capacidad portuaria europea. Esa red no solo garantiza ventajas comerciales, sino también geopolíticas. China exporta el 15% de los bienes mundiales y necesita mantener abiertas sus rutas marítimas, pero cada nueva concesión portuaria le da algo más que seguridad logística: le da influencia. En África, América Latina y el Mediterráneo, los puertos construidos con financiación china ya han recibido buques de guerra del Ejército Popular de Liberación. Y en el Cuerno de África, el que empezó como un “puerto comercial” en Yibuti, se transformó en la primera base militar china en el extranjero.
Washington teme que ese patrón se repita. Si China controla puertos clave, puede condicionar despliegues militares, obstaculizar rutas o recabar inteligencia. Los analistas del Pentágono advierten que, en caso de conflicto por Taiwán, Pekín podría retrasar la llegada de buques estadounidenses a la región simplemente limitando operaciones en los puertos que administra. Por eso, Trump ha pedido a Panamá revocar la concesión china y ha aplaudido los intentos de Australia por recuperar el control del puerto de Darwin, alquilado a una compañía china por 99 años. Pero revertir el avance chino ya no parece posible. Pekín ha construido una red demasiado grande e integrada en el comercio global como para desmantelarla sin consecuencias económicas.

El poder de China en los mares no se mide solo en barcos o bases, sino en puertos, grúas y contratos. Xi Jinping lo entendió hace tiempo: quien controla las rutas controla el comercio, y quien controla el comercio controla el poder. Trump lo ha comprendido ahora, cuando el mapa del comercio mundial ya está, en buena medida, dibujado con tinta china", subraya Pablo Gil.

Acuerdo con Corea del Sur

Mientras tanto, EEUU y Corea del Sur han anunciado la conclusión del acuerdo comercial, que había quedado estancado desde la presentación de su borrador en julio. Como parte del pacto, los aranceles sobre las importaciones de automóviles surcoreanos se reducirán del 25% al 15%, igualando las condiciones de sus competidores japoneses, quienes ya disfrutan de ese tipo impositivo desde que cerraron su propio acuerdo en septiembre. 

Además, los productos de madera y los fármacos procedentes de Corea del Sur estarán sujetos a los aranceles más bajos entre todos los países, mientras que las piezas de aeronaves y los medicamentos genéricos quedarán completamente exentos. En el sector de los semiconductores, se garantiza que las empresas surcoreanas no estarán en desventaja frente a sus competidores taiwaneses debido a barreras comerciales.

Por su parte, Corea del Sur se ha comprometido a invertir un total de 350.000 millones$ en Estados Unidos. De ese monto, 200.000 millones se desembolsarán en efectivo mediante cuotas escalonadas, con un límite anual de 20.000 millones. Estas cuotas escalonadas permitirán que el mercado local de dólares-won permanezca estable a pesar de la salida de capitales, ya que el Banco de Corea indicó recientemente que 20.000 millones al año sería probablemente el máximo que Seúl puede aportar sin afectar el mercado de divisas. Los 150.000 millones restantes se destinarán a la cooperación en el sector naval.

30Oct

Mientras acelera con el euro digital y pide reformas estructurales a los Estados de la UE, el Banco Central Europeo no tocará tampoco los tipos en diciembre ni a principios de 2026.

Miguel Ángel Valero

Sin novedad en el frente del Banco Central Europeo (BCE). Como se esperaba,  El Consejo de Gobierno, reunido en Florencia (Italia), ha decidido mantener sin variación los tres tipos de interés oficiales: 2% en facilidad de depósito, 2,15% en las operaciones principales de financiación, 2,4% en la facilidad marginal de crédito. La inflación continúa en niveles próximos al objetivo del 2 % a medio plazo y la evaluación por el Consejo de Gobierno de las perspectivas de inflación prácticamente no ha variado. La economía ha seguido creciendo pese al difícil entorno internacional. El vigor del mercado de trabajo, la solidez de los balances del sector privado y las anteriores reducciones de los tipos de interés aprobadas por el Consejo de Gobierno continúan siendo factores que contribuyen de forma importante a la resiliencia. 

No obstante, las perspectivas son aún inciertas, debido especialmente a los actuales conflictos comerciales internacionales y a las tensiones geopolíticas. El Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación se estabilice en su objetivo del 2 % a medio plazo y aplicará un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar la orientación apropiada de la política monetaria. En particular, las decisiones del Consejo de Gobierno sobre los tipos de interés se basarán en su valoración de las perspectivas de inflación y de los riesgos a los que están sujetas, teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria. El Consejo de Gobierno no se compromete de antemano con ninguna senda concreta de tipos. 

El entorno internacional, un lastre

La presidenta Lagarde destaca que la economía creció un 0,2% en el tercer trimestre del año. El sector servicios continuó creciendo, impulsado por la solidez del turismo y, especialmente, por un repunte de los servicios digitales. Muchas empresas han acelerado sus esfuerzos por modernizar sus infraestructuras informáticas e integrar la inteligencia artificial en sus operaciones. 

Al mismo tiempo, las manufacturas se han visto frenadas por las subidas arancelarias, por la incertidumbre todavía elevada y por el fortalecimiento del euro. La divergencia entre la demanda interna y externa probablemente persistirá a corto plazo. La economía debería beneficiarse de un aumento del gasto en consumo a medida que suben los salarios reales. El desempleo, que se situó en el 6,3% en septiembre, se mantiene próximo a su mínimo histórico, pese al enfriamiento de la demanda de mano de obra. Los hogares continúan ahorrando una proporción inusualmente elevada de sus ingresos, lo que debería darles mayor margen para gastar más en el futuro. El considerable gasto público en infraestructuras y defensa, junto con nuestros anteriores recortes de los tipos de interés, deberían respaldar la inversión. 

En cambio, es probable que el entorno internacional siga siendo un lastre. Las exportaciones de bienes descendieron entre marzo y agosto, lo que revirtió el anterior adelanto de los intercambios comerciales en previsión de las recientes subidas arancelarias. Los últimos pedidos exteriores de manufacturas apuntan a nuevos descensos. "El impacto completo de las subidas arancelarias en las exportaciones de la zona del euro y en la inversión en manufacturas solo será visible con el tiempo", avisa la presidenta del BCE. 

Reformas estructurales

Por eso, el Consejo de Gobierno destaca la necesidad urgente de fortalecer la zona del euro y su economía en el entorno geopolítico actual y celebramos que los líderes de la UE hayan reafirmado esa ambición en la Cumbre del Euro de la semana pasada. Las políticas fiscales y estructurales deberían impulsar la productividad, la competitividad y la resiliencia. Es esencial implementar con rapidez el plan de acción para la competitividad presentado por la Comisión Europea. Los Gobiernos deberían priorizar reformas estructurales e inversiones estratégicas que promuevan el crecimiento, asegurando al mismo tiempo la sostenibilidad de las finanzas públicas. 

También es fundamental promover una mayor integración de los mercados de capitales, completando para ello la unión de ahorros e inversiones y la unión bancaria con un calendario ambicioso, y adoptar rápidamente el reglamento relativo a la instauración de un euro digital. 

Euro digital

En este sentido, el BCE ha decidido pasar a la siguiente fase del proyecto del euro digital. Esta decisión se ha adoptado tras la conclusión satisfactoria de la fase de preparación, iniciada por el Eurosistema en noviembre de 2023, que sentó las bases para la emisión de un euro digital. 

La decisión del Consejo de Gobierno se alinea con la solicitud de los líderes europeos de acelerar el progreso hacia el euro digital, como se afirmó en la Cumbre del Euro de octubre de 2025. 

Un euro digital preservará la libertad de elección y la privacidad de los europeos y protegerá la soberanía monetaria y la seguridad económica de Europa. También promoverá la innovación en los pagos y contribuirá a que los pagos europeos sean competitivos, resilientes e inclusivos. El Eurosistema llevará a cabo sus preparativos con flexibilidad, atendiendo los llamamientos de los líderes de la zona del euro para que esté listo cuanto antes para la posible emisión del euro digital.

Un ejercicio piloto y operaciones iniciales podrían realizarse desde mediados de 2027. El Eurosistema en su conjunto debería estar preparado para una posible primera emisión del euro digital en 2029.

"El euro, nuestra moneda común, es un símbolo de la confianza en la unidad europea", proclama Christine Lagarde. 

The Trader: fase de transición para Europa

El analista Pablo Gil destaca en The Trader que la actividad privada en la Eurozona ha alcanzado su nivel más alto desde mediados de 2024, impulsada por la mejora en Alemania. Sin embargo, la fragilidad del sector manufacturero y la caída de la confianza del consumidor siguen siendo obstáculos para una recuperación sólida. Mientras tanto, el mayor riesgo a corto plazo se encuentra en Francia, que intenta contener su déficit y su crisis política interna, y en el retraso del estímulo fiscal alemán, que aún tardará en tener efectos visibles sobre la actividad. En el frente de los precios, la tendencia apunta a una estabilización, con algunos temores de que la inflación termine situándose por debajo del objetivo del 2% en los próximos años. Si eso ocurre, el BCE podría verse obligado a reconsiderar su política actual y plantearse nuevas bajadas de tipos. 

Europa encara así una fase de transición: con la inflación controlada, pero con un crecimiento muy débil, y con un entorno global marcado por el proteccionismo y la incertidumbre política. Los próximos datos marcarán si la región consigue resistir el impacto de los aranceles y mantener la estabilidad, o si el enfriamiento económico amenaza con convertirse en una nueva recesión económica.

HelpMyCash: El Euribor se estabilizará en el 2,1-2,2%

El Euribor a un año, que es el índice usado para calcular elinterés de las hipotecas a tipo variable, cerrará octubre con un valor medio de alrededor del 2,187% y registrará su tercer incremento consecutivo. De este modo, se confirma el fin de la tendencia a la baja que esta referencia había mantenido entre finales de 2023 y mediados de 2025. Según el analista hipotecario del comparador financiero, Miquel Riera, “las cuotas subirán un poco para aquellas personas cuyo interés se revise de manera semestral”. Esto no ocurría desde noviembre de 2023.

Como el Euribor de octubre de 2025 será superior al registrado hace un semestre (2,143%), el interés de los préstamos que se actualicen semestralmente con este valor se incrementará, lo que encarecerá el importe de las cuotas mensuales Una persona que tiene una hipoteca variable media de 150.000€ con un plazo de devolución de 25 años y un interés de Euribor más 1%, si se revisa semestralmente con el valor de octubre del índice de referencia, sus cuotas subirán de los 722,5€ a el próximo semestre.

En cambio, en las hipotecas que se revisan anualmente, como el Euribor de hace un año fue superior (2,691%), sus cuotas bajarán de los 766 a los 726€ , así que se ahorrará unos 40 al mes, que son unos 480 al año

El cambio de tendencia del Euribor no es casual. Según el analista de HelpMyCash, Miquel Riera, "cuando la previsión es que el BCE baje sus tipos, el Euribor desciende en los meses posteriores al recorte, que es lo que ha ido ocurriendo entre finales de 2023 y mediados de 2025”. Pero los pronósticos han cambiado: con la inflación de la Eurozona bajo control, alrededor del 2%, el consenso actual del mercado es que el BCE no volverá a tocar sus intereses en lo que queda de año. En consecuencia, la previsión del comparador HelpMyCash es que el Euríbor, tras su última corrección al alza para adaptarse a las nuevas circunstancias, tenderá a estabilizarse y acabará el año con un valor de entre el 2,1% y el 2,2%. 

Para los hipotecados a tipo variable que tengan su revisión próximamente, eso supondrá ligeros incrementos de cuota si su interés se actualiza semestralmente y rebajas de mensualidad si su tipo se revisa una vez al año.

Si el hipotecado prefiere pagar una cuota estable, tiene la opción de convertir su interés en fijo mediante un pacto con su propio banco (novación), el traslado a otra entidad (subrogación de acreedor) o la contratación de un préstamo hipotecario nuevo para cancelar el suyo. El proceso es parecido al de contratar una hipoteca nueva, pero sin tener que preocuparse por el vencimiento de un potencial contrato de arras: se puede hablar con varios bancos directamente o dejarlo todo en manos de un bróker para que se encargue de las negociaciones. El coste de pasar una hipoteca variable a fija suele ser de unos pocos cientos de euros.

Desde HelpMyCash afirman que éste puede ser un buen momento para llevar a cabo este cambio, dado que varios bancos ofrecen intereses fijos de alrededor del 2%. Eso sí, cuanto antes se produzca la conversión, mejor, dado que algunas entidades han empezado a subir sus tipos y es muy probable que otras tantas sigan el mismo ejemplo en los próximos meses. 

Ebury: el BCE no tocará tipos en diciembre

El Euribor a 12 meses está encaminado a cerrar un nuevo mes al alza, con una media provisional del 2,187% a fecha de 29 de octubre, frente al 2,172% registrado el mes anterior. Se trataría del tercer mes consecutivo de subidas intermensuales. Esta subida se produce en un mes en el que la inflación general ha repuntado al 2,2% y la subyacente al 2,4%, lo cual debería respaldar aún más el final de ciclo del BCE. A pesar de dichos repuntes, el BCE parece confiar en que la inflación se mantendrá en torno al nivel objetivo en el medio plazo, tal y como ha dado a entender en sus últimas reuniones. 

En este sentido, la disminución de las presiones salariales en la Eurozona y el fortalecimiento del euro deberían ejercer una presión bajista sobre la inflación y asegurar que permanezca contenida.

Por otro lado, el índice PMI de actividad empresarial de la Eurozona ha repuntado este mes a su nivel más alto desde mayo de 2024, alcanzando el nivel de 52.2. "Hemos continuado observando la creciente divergencia entre el rendimiento económico alemán y el francés. Mientras que en Alemania podríamos estar observando los primeros brotes verdes irrigados por la mayor inversión en infraestructura y defensa, en Francia, la incertidumbre política continúa lastrando la actividad económica y paralizando la toma de decisiones de los agentes económicos", señala Diego Barnuevo, analista de Ebury.

"Creemos, al igual que el consenso del mercado" que el BCE mantendrá los tipos también en la reunión de diciembre. En cuanto a la senda de tipos en 2026, el mercado de swaps está descontando un recorte con una probabilidad de en torno el 50%. "Cualquier debate al respecto resulta prematuro, por lo tanto, en los próximos meses podremos esperar un Euribor a 12 meses en torno a los niveles actuales de 2,1%-2,2%", concluye.

Goldman Sachs: la posibilidad de un recorte está subvalorada

Simon Dangoor, responsable de Fixed Income Macro strategies de Goldman Sachs Asset Management: "Creemos que la posibilidad de un recorte en diciembre o en la primera mitad de 2026 está subvalorada, aunque nuestra hipótesis base sigue siendo que el BCE mantendrá los tipos sin cambios en el futuro inmediato. Las lecturas de datos siguen siendo mixtas, mientras que la posible lentitud en la implementación de la expansión fiscal de Alemania podría reducir las perspectivas de crecimiento y moderar a algunos de los halcones del comité. La reunión de diciembre trae consigo las proyecciones económicas para 2028; si muestran que la inflación se sitúa por debajo del objetivo durante tres años consecutivos, los 'palomas' presionarán para que se produzca un recorte cuanto antes".

Creand: "el BCE está muy cómodo"

Los tipos se quedan en el 2%. "El BCE está muy cómodo con el nivel de tipos que hay en este momento. Por muchas preguntas que le hicieran a Lagarde en la rueda de prensa, el crecimiento económico y el nivel de inflación actual no le inquietan. Debe de haber sido la reunión más cómoda que se recuerda en mucho tiempo. El BCE vive tranquilo en el escenario “Goldilocks”, con la inflación totalmente controlada. Económicamente, la debilidad transitoria derivada de los aranceles estadounidenses se verá compensada por el estímulo fiscal alemán. De hecho, Lagarde reconoce que se han mitigado ciertos riesgos a la baja para el crecimiento y hace mención al acuerdo que hubo en verano entre EU y Estados Unidos en materia arancelaria", comenta Miguel Ángel Rico, director de inversiones de Creand Asset Management.

La apreciación del dólar frente al euro es el movimiento más destacable de los activos financieros, después de la reunión del BCE, pero tampoco es un movimiento muy destacable, ya que se esperaba que esta reunión fuese de puro trámite.

DWS: "Todo sigue igual"

Ulrike Kastens, Economista Senior de DWS, tras la reunión del BCE: Todo sigue igual. En la reunión de hoy, el BCE mantuvo sin cambios el tipo de depósito en el 2%. El banco central sigue siendo dependiente de los datos, y las decisiones se toman reunión a reunión, sin ningún compromiso previo con una senda concreta de política monetaria. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, reiteró que el BCE “está en una buena posición”. En conjunto, da la impresión de que el BCE se siente cómodo con el nivel actual de los tipos de interés.

Por un lado, los riesgos para el crecimiento económico se han reducido, por ejemplo, gracias al acuerdo alcanzado hoy en la disputa comercial entre Estados Unidos y China. Lagarde también destacó la resiliencia de la economía europea. A pesar de los vientos en contra en materia de política comercial, el PIB creció un 0,2% en el tercer trimestre de 2025 con respecto al trimestre anterior.

Por otro lado, la transmisión de la política monetaria está siendo eficaz. En cuanto a los riesgos inflacionistas, Lagarde subrayó la posibilidad de tensiones en el suministro debido a la escasez de tierras 'raras', lo que podría provocar un repunte de la tasa de inflación. En general, la declaración sugiere que el umbral para posibles recortes de tipos ha vuelto a aumentar.

26Oct

La inversión en los IA Companion Bots, asistentes diseñados no solo para ayudar, sino para acompañar emocionalmente, registrará tasas de crecimiento acumulado anual entre 30% y 40% durante la próxima década hasta el billón$.

Miguel Ángel Valero

Mientras la inteligencia artificial (IA) avanza a un ritmo vertiginoso, una nueva categoría empieza a ganar protagonismo: los IA Companion Bots, asistentes diseñados no solo para ayudar, sino para acompañar emocionalmente. No resuelven tareas: conversan, escuchan, motivan y crean vínculos con los usuarios y algunos expertos creen que serán el próximo motor silencioso de consumo… 

Y también de inversión de la IA, donde proyectan tasas de crecimiento anual acumulado real (CAGR) entre 30% y 40% durante la próxima década hasta el billón$ potencial. Estas cifras colocan el segmento entre los de mayor crecimiento dentro de la IA aplicada al consumidor, donde algunas de las tendencias del mercado dicen que la IA puede ayudar a solucionar problemas como son la soledad y la salud mental en las cada vez más normales relaciones digitales (gamming, videos) persistentes entre los usuarios jóvenes. A ello se uniría, claro, un modelo de negocio recurrente: suscripciones, personalización premium, paquetes emocionales.

No hablamos solo de conversar: estos bots construyen una “relación digital continua”, lo que puede generar una nueva economía de interacción constante. 

El crecimiento rápido de la IA de acompañamiento también está provocando alarma. Precisamente  California acaba de aprobar la primera ley que regula oficialmente los 'companion chatbots', obligando a verificar edad, limitar interacciones sexuales con menores, activar protocolos de crisis en casos de autolesión y prohibir que se presenten como profesionales de la salud. 

Esto implica que el sector empieza a dejar de ser experimental para ser sector regulado, lo que puede frenar a algunos actores… pero también legitimar a otros.

Las startups más famosas de bots de compañía como Replika o Character.ai siguen siendo privadas, pero los grandes jugadores expuestos al fenómeno (Meta, Google, Microsoft, Tencent, ByteDance) ya están incorporando funciones de acompañamiento emocional y relaciones digitales continuas dentro de sus ecosistemas IA.

El mercado de los IA companion bots no es solo un fenómeno cultural, sino un potencial “nuevo vertical” dentro de la economía de la inteligencia artificial. Aún está en fase emergente, pero combina tres ingredientes muy poderosos para el futuro: emociones, suscripción y escalabilidad algorítmica, tal y como ocurrió con las redes sociales o las apps de dating en su momento, tales como SpotifyTinder: primero uso emocional, luego monetización constante.

"No se trata de saber si hoy es momento de entrar, sino de saber si conviene empezar a vigilar quién podría liderar mañana un sector que convierte la conversación en negocio y la compañía en producto", apunta el analista Pablo Gil en The Trader.

Porque más del 70% de los adolescentes ha interactuado con chatbots de inteligencia artificial diseñados como “compañeros”, y casi un tercio afirma que esas conversaciones les resultan tan satisfactorias (o incluso más) que hablar con personas reales.

La razón es evidente: estos modelos se han vuelto expertos en responder con empatía, atención y validación instantánea. No juzgan, no se cansan y siempre están disponibles. Para una generación que vive en constante presión social, la IA se convierte en un refugio emocional. Pero hay un matiz clave: esas interacciones no son recíprocas.

Un principio básico del bienestar humano es sentir que importamos, no solo porque nos escuchan, sino porque aportamos algo al otro. Y un chatbot no necesita nada. No cambia por nuestra presencia, no crece con nosotros, no se apoya en nosotros.

"La IA puede ser una herramienta poderosa para aprender, reflexionar o incluso desahogarse. Pero no puede construir un vínculo. Porque una relación es algo mutuo, no una simulación. El desafío para las próximas generaciones no será solo saber usar la IA, sino entender sus límites emocionales. Y tener claro que lo que más valor da a una relación no es lo que recibimos, sino lo que somos capaces de construir con el otro", reflexiona Pablo Gil. 

24Oct

La inmigración neta a EEUU puede ser negativa por primera vez desde la década de los 60, cuando la generación de los baby boomers se está jubilando. Al que a largo plazo puede limitar el crecimiento de la economía.

Miguel Ángel Valero

Xiao Cui, economista para EEUU en Pictet WM, destaca que la economía estadounidense experimenta una paradoja: su mercado laboral muestra signos de debilidad pero el crecimiento de su PIB sigue siendo resistente. Se trata de una economía en forma de “K”, con una brecha cada vez mayor en ingresos y riqueza entre grupos demográficos e industrias, en caminos divergentes, unos prosperando y en crecimiento y otros estancados o decreciendo.

Efectivamente, los ingresos laborales, que suponen el 70% de la renta personal disponible en EE. UU., se han desacelerado desde principios de año.  Sin embargo el consumo, a pesar de su vínculo tradicional con el mercado laboral, se ha mantenido inesperadamente resistente, probablemente por la divergencia entre grupos de ingresos más altos y bajos. 

Al menos el 20% de los hogares consume el 40 % del total y ha podido mantener sus niveles de consumo, mientras que los grupos de bajos ingresos muestran signos de estrés financiero y debilidad laboral.

El aumento de aranceles, la Ley “Grande y Hermosa” One Big Beautiful Bill (la reforma fiscal de Trump), una acumulación desigual de la riqueza, políticas de inmigración restrictivas, y el auge de la inteligencia artificial (IA), ayudan a explicarlo. Así, el aumento de aranceles perjudica a todos, pero particularmente a los grupos de bajos ingresos, que tienden a gastar una mayor parte de su renta disponible en bienes importados. Además, el aumento salarial en hogares de ingresos bajos, que sistemáticamente había superado al de altos ingresos, se ha desacelerado significativamente.

La Ley “Grande y Hermosa” también contribuye a esta divergencia. En 2026 es probable que todas las cohortes de ingresos se vean beneficiados, pero los grupos de altos ingresos lo harán de manera desproporcionada. Y para la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso y Yale Budget Lab, esta Ley generará desventajas para el quintil de ingresos inferiores, mientras que beneficiará a los grupos de ingresos medios y altos.

Además, el repunte de los mercados de valores desde el "Día de la Liberación" ha beneficiado desproporcionadamente a los más ricos, pues el 20% de los hogares posee el 87% de estas inversiones.  Sin embargo, no se ha dado una apreciación significativa de los bienes inmuebles, a lo que los hogares de ingresos medios tienen mayor exposición.

A ello se añade que el aumento de las deportaciones, limitación de cruces fronterizos no autorizados y un clima menos acogedor para los extranjeros hacen que la inmigración neta disminuya significativamente.  La última estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso indica que está camino de reducirse a 0,4 millones de personas este año frente a un promedio de tres millones los últimos dos años y 0,7 millones en la primera Administración Trump.  Algunos expertos incluso predicen que la inmigración neta puede llegar ser negativa por primera vez desde la década de los 60, cuando la generación de los 'baby boomers' se está jubilando. 

Como disminuye la población activa la tasa de desempleo, actualmente en el 4,3%, sigue siendo históricamente baja. En todo caso, los inmigrantes son trabajadores y consumidores y su participación en la fuerza laboral es mayor que la de las personas nacidas en el país, aunque tienden a gastar menos por persona, sobre todo los recién llegados.  Así que el impacto de las restricciones a la inmigración en la demanda interna puede no ser inmediato. De todas formas, a largo plazo puede limitar el crecimiento de la economía.

Por su parte el desarrollo de la IA ha tenido, hasta ahora, un impacto más visible en el crecimiento que en el mercado laboral.  La inversión en equipos, chips y dispositivos, infraestructuras, centros de datos y energía, propiedad intelectual, aplicaciones e I+D, ha supuesto aproximadamente dos tercios del crecimiento del PIB real el primer semestre este año.  Sin embargo, probablemente exagera la verdadera contribución de la IA, pues la mayoría de estos bienes de inversión fueron importados y a principios de año hubo anticipación de compras en previsión del aumento de aranceles. En todo caso, hay pocas pruebas de que la IA esté afectando significativamente al crecimiento del empleo.  

La mayor parte de la desaceleración laboral se debe a las restrictivas políticas de inmigración e incertidumbre ante el aumento de los aranceles.  Aunque la proporción de empleo tecnológico en relación con el general ha disminuido desde noviembre de 2022, lo que puede estar relacionado con la adopción de IA, también se trata de una corrección tras la excesiva contratación durante la pandemia.

De momento los planes de contratación están en pausa, sin que haya signos de despidos masivos. Las empresas han sabido gestionar los costes, aunque es probable que el aumento de aranceles acabe transfiriéndose a los consumidores. Estos pueden seguir gastando, aunque a menor ritmo ante un menor crecimiento de la renta disponible y desaceleración del efecto riqueza. En un escenario alcista los hogares de bajos ingresos se recuperarán a medida que el estímulo fiscal entre en vigor la primera mitad de 2026, con aumento de la productividad por IA y recuperación de la vivienda. "Anticipamos desaceleración hacia finales de año, si bien seguida de recuperación cíclica a principios del próximo", concluye el experto de Pictet.

The Trader: la Fed prioriza el empleo y la liquidez a la inflación

Por otra parte, la Reserva Federal parece estar cambiando de prioridades. Pese a que la inflación vuelve a alejarse del objetivo del 2%, Jerome Powell ha dejado entrever que el final del programa de reducción del balance (el llamado Quantitative Tightening, QT) está más cerca de lo previsto. El motivo no es tanto la evolución de los precios como el creciente riesgo de que el sistema financiero se quede sin la liquidez mínima necesaria para funcionar con normalidad.

El mercado laboral, que hasta hace poco se mostraba sorprendentemente sólido, también empieza a mostrar grietas. Tanto las contrataciones como las renuncias voluntarias (dos indicadores adelantados clave) llevan meses cayendo, situándose en niveles que no se veían desde hace años. Los datos de la Reserva Federal de Nueva York muestran una economía que no destruye empleo, pero que tampoco lo crea con el mismo impulso. Menos rotación laboral significa menos confianza y, en última instancia, menos dinamismo económico.

A este enfriamiento silencioso se suma un problema más técnico, pero igual de preocupante: la caída del nivel de liquidez en el sistema financiero. El indicador más claro es el “reverse repo facility”, un instrumento que la Fed usa para absorber exceso de efectivo de los mercados a corto plazo. Durante los últimos dos años, los saldos de esta facilidad han caído desde más de 2,5 billones$ a poco más de 300.000 millones. Ese descenso refleja que la liquidez sobrante se ha agotado. Si el QT continuara al mismo ritmo, podría empujar a los bancos y fondos monetarios a una situación de tensión similar a la que en 2019 obligó a la Fed a intervenir de urgencia en el mercado de repos. Por eso Powell ha abierto la puerta a frenar la reducción del balance. No porque la inflación esté controlada, sino porque la estabilidad del sistema financiero empieza a ser más urgente que el control de los precios. La historia reciente demuestra que cuando la liquidez se seca, los mercados se tensan, el crédito se encarece y la economía real sufre.

"La paradoja es evidente: la Fed se ve forzada a virar hacia políticas más laxas justo cuando los precios al consumo repuntan y el mercado laboral aún no se ha deteriorado del todo. Powell sabe que seguir drenando dólares podría ser más peligroso que tolerar una inflación ligeramente más alta", subraya el analista Pablo Gil en The Trader

En definitiva, el mensaje entre líneas es claro: la prioridad ya no es doblegar la inflación, sino evitar un nuevo pico de tensión en el sistema financiero. La Reserva Federal empieza a mirar más los indicadores de liquidez que los de precios. Y aunque esa nueva etapa de política más laxa probablemente sea celebrada por los inversores, lo será por las razones equivocadas: no porque se haya controlado la inflación, sino porque el riesgo de quedarse sin oxígeno financiero es demasiado alto.

Además, el escenario de tipos hipotecarios más bajos y moderada subida de los precios inmobiliarios impulsaron la venta de viviendas. La venta de viviendas de segunda mano subió un 1,5% intermensual en septiembre, en línea con lo esperado, hasta un total anualizado de 4,06 millones de unidades, máximos de siete meses. 

Aranceles: duro con Canadá, suave con China

Mientras tanto, Trump zanja las negociaciones comerciales con Canadá, ofendido por una campaña publicitaria que critica su plan de aranceles. El anuncio en cuestión, financiado por el gobierno de Ontario, busca generar conciencia entre los votantes republicanos sobre los perjuicios económicos de las políticas arancelarias. Para ello, utiliza fragmentos de un discurso de 1987 del presidente de EEUU Ronald Reagan –también republicano y ya fallecido– para criticar los aranceles, destacando sus efectos negativos sobre la innovación, los precios y los trabajadores estadounidenses. El anuncio se ha emitido en algunas de las principales cadenas de comunicación como Fox, NBC y Bloomberg, entre otras. 

Trump respondió a través de redes sociales defendiendo que los aranceles son “muy importantes para la seguridad nacional” y acusó a Canadá de manipular el mensaje de Reagan, motivo por el cual dio por terminadas las conversaciones. 

Actualmente, Canadá es el tercer mayor socio comercial de EE. UU. en importaciones, y ya afronta un arancel del 35% sobre productos no contemplados bajo el tratado de libre comercio USMCA, además de gravámenes específicos como el 25% a los automóviles y el 50% al acero, aluminio y cobre. 

Por el contrario, las conversaciones en materia arancelaria con China continuarán adelante, tras confirmarse que la próxima reunión tendrá lugar el próximo jueves 30 de octubre en la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico. A pesar de las tensiones comerciales, Trump ha adoptado un tono más conciliador, reconociendo que los aranceles del 100%, con los que él mismo había amenazado recientemente, “no son sostenibles” y expresando su deseo de alcanzar “un buen acuerdo”.  A ello se unieron las declaraciones en las que afirmaba que “todos vamos a estar muy contentos”. 

La última reunión presencial entre Trump y el presidente chino Xi Jinping tuvo lugar en 2019, durante el primer mandato del líder estadounidense. Este nuevo encuentro se producirá apenas unos días antes de expirar la actual tregua comercial entre Washington y Pekín el 10 de noviembre. 

20Oct

Lo que realmente definirá su legado será si Sanae Takaichi logra estabilizar la política japonesa tras años de líderes de corta duración y si consigue un futuro viable para una nación que enfrenta el reto del envejecimiento, la presión geopolítica, el estancamiento económico y el mayor nivel de endeudamiento del mundo.

Miguel Ángel Valero

Este fin de semana los líderes del partido gobernante en Japón pusieron fin a los rumores de boicotear la elección de la principal candidata a ser elegida presidenta del país, Sanae Takaichi, tras las primarias.

La sociedad de valores Activotrade analiza las consecuencias en la apertura de la Bolsa nipona: "Japón se dispara un 3% por la futura 'Dama de Hierro'. Esta noche la deuda japonesa ha caído moderadamente pero las Bolsas han celebrado la decisión del partido gobernante haciendo subir más de un 3,5% a su principal selectivo Nikkei 225 alcanzando este los 49.000 puntos por primera vez en toda la historia, con subidas superiores al 7% en el caso de Softbank o Mizuho entre otros."

Por su parte, la gestora estadounidense Payden & Rygel señala el impacto en el mercado de bonos: "Japón eligió a su candidata, Sanae Takaichi, quien se autodenomina thatcherista, exbaterista de una banda de heavy metal y, quizás lo más importante, protegida de Shinzo Abe. La política económica de Abe, conocida como «Abenomics», aboga por un mayor gasto fiscal para lograr una inflación sostenible del 2 %. Los rendimientos japoneses ya estaban al alza este año, pero la creencia de que el ascenso de Takaichi continuaría con el Abenomics hizo que los rendimientos de los bonos del Estado japonés a 30 años se dispararan a nuevos máximos en décadas". 

"Sin embargo, no es solo Japón el que agita los mercados mundiales de bonos. Los rendimientos de los bonos del Estado a 30 años son más altos en lo que va de año, debido a las preocupaciones persistentes sobre las secuelas de los déficits de la era Covid. En algunos casos (por ejemplo, Alemania), los gobiernos han prometido gastar más, mientras que en otros, los gobiernos se han derrumbado tras solo unas horas (como en Francia). Curiosamente, el país sobre el que más se ha escrito en materia fiscal y cuyo gobierno está paralizado debido a un bloqueo presupuestario, tiene unos rendimientos a 30 años más bajos que a principios de año. En más de un sentido, Estados Unidos sigue siendo excepcional", añade.

El analista Pablo Gil señala, en The Trader, que Japón está a punto de hacer historia. Sanae Takaichi, de 64 años, se convertirá en la primera mujer en liderar el país tras imponerse en la carrera por el liderazgo del Partido Liberal Democrático (PLD), la formación que ha gobernado casi ininterrumpidamente durante siete décadas. Su victoria frente a Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura y representante del ala más moderada del partido, marca un giro político de gran calado.

Apodada por la prensa como la “dama de hierro de Japón”, Takaichi se inspira abiertamente en Margaret Thatcher. Su discurso combina nacionalismo, orgullo por la identidad japonesa y una visión clara en política exterior: reforzar la alianza con Estados Unidos y adoptar una postura más firme frente a China. En economía apuesta por recortes de impuestos y un mayor gasto público, y en política migratoria se ha alineado con las tesis más duras de la derecha japonesa, en un país donde los extranjeros apenas representan un 3% de la población.

La elección de Takaichi refleja también las tensiones internas dentro del PLD. Mientras las facciones más conservadoras veían en ella la mejor opción para recuperar votantes perdidos ante el populista Sanseito (un partido ultranacionalista que ha crecido bajo el lema de “Japón primero”, emulando el lema que devolvió a Donald Trump a la Casa Blanca), otras corrientes apostaban por Koizumi como símbolo de regeneración y modernidad. Al final, los 185 votos obtenidos por Takaichi frente a los 156 de su rival muestran que la balanza se inclinó hacia el ala más dura del partido.

El contexto político en Japón no es sencillo. El PLD llega desgastado tras una derrota histórica en las últimas elecciones, un aumento del coste de la vida que golpea a los hogares (con el arroz, duplicando su precio en un año), y múltiples escándalos de corrupción y financiación ilegal. Además, la sombra de la polémica Iglesia de la Unificación, con la que muchos cargos han estado vinculados, sigue dañando su reputación.

La gran incógnita ahora es si Takaichi podrá consolidarse como primera ministra. Aunque el PLD ya no tiene mayoría absoluta, sigue siendo el partido más fuerte en la Cámara Baja, lo que le otorga ventaja. 

Japón, cuarta economía del mundo, abre así un capítulo político inédito. La llegada de una mujer al poder, en una sociedad todavía marcada por roles tradicionales y fuertes resistencias culturales, será histórica por sí misma. Pero lo que realmente definirá su legado será si Takaichi logra estabilizar la política japonesa tras años de líderes de corta duración y si consigue que el nacionalismo que la impulsa se traduzca en un proyecto de futuro viable para una nación que enfrenta el reto del envejecimiento, la presión geopolítica, el estancamiento económico y el mayor nivel de endeudamiento del mundo.

19Oct

Acumula un aumento de los precios del 78% en lo que va de año, alcanzando un máximo histórico de 53,55$, y eso que no cuenta, como el oro (+58%) con la fiebre compradora de los bancos centrales.

Miguel Ángel Valero

José Manuel Marín Cebrián, fundador de Fortuna SFP, destaca que en un entorno global de inflación persistente, tensiones geopolíticas y cuestionamientos al sistema monetario basado en el dólar, el oro se consolida no solo como un refugio tradicional, sino como un activo estratégico de poder. Los protagonistas de esta acumulación masiva no son especuladores de corto plazo, sino Estados soberanos y bancos centrales que están redefiniendo el mapa monetario mundial.

China lidera las compras de oro, tanto para sus reservas nacionales como para atender a la fuerte demanda privada de su población. El Banco Popular de China lleva años incrementando sus tenencias de oro como parte de una estrategia deliberada para reducir la dependencia del dólar y dar mayor respaldo al yuan. Para Pekín, el oro no es solo un activo seguro: es una herramienta de soberanía financiera. La creciente presencia de China en los intercambios bilaterales con liquidación en monedas locales ha aumentado el atractivo de un respaldo tangible para el yuan. En el plano doméstico, la clase media china considera el oro un símbolo de estabilidad y prosperidad, lo que impulsa las compras minoristas de joyería y lingotes.

India mantiene su puesto como segundo mayor consumidor mundial de oro. Históricamente, el metal precioso está profundamente arraigado en la cultura india como reserva de valor familiar, pero en los últimos años el país ha dado pasos hacia la financiarización del oro a través de bonos respaldados por el metal y esquemas oficiales de ahorro en oro. El creciente poder adquisitivo de la clase media y los factores estacionales—como la demanda para bodas y festividades— generan un flujo constante de compras, independientemente de las oscilaciones de precio.

Entre los países desarrollados, Polonia ha emergido como uno de los compradores más agresivos. El Banco Nacional de Polonia ha incrementado de forma sistemática sus reservas de oro, considerándolo un activo de seguridad estratégica frente a los riesgos geopolíticos de Europa Oriental y a la volatilidad de las divisas. Su objetivo declarado es elevar el oro a un porcentaje significativamente mayor de sus reservas internacionales, alineándose con la tendencia global de los bancos centrales hacia el metal.

Turquía presenta un caso particular: es un comprador histórico y culturalmente arraigado en el oro, pero sus adquisiciones tienden a ser cíclicas. El colapso de la lira turca y la elevada inflación han llevado tanto al banco central como a los particulares a refugiarse en el oro. Sin embargo, en períodos de necesidad de liquidez, Ankara no ha dudado en vender parte de sus reservas, aportando volatilidad al mercado.

Las compras de oro responden a tres motivaciones principales:

  • Bancos centrales: buscan diversificación de reservas, protección contra sanciones y respaldo monetario.
  • Inversores financieros: apuestan al oro como refugio ante inflación y riesgo geopolítico.
  • Consumo cultural e industrial: joyería y aplicaciones tecnológicas mantienen una demanda estructural.

El factor decisivo es el regreso de los bancos centrales como grandes compradores netos, una tendencia que no se veía con tal intensidad desde la década de 1960.

En los últimos años, los bancos centrales han sido compradores récord, sumando más de1.000 toneladas anuales en algunos periodos recientes. Esta demanda institucional coincide con:

  • Erosión de la confianza en el dólar y en la deuda soberana de algunos países desarrollados.
  • Tensiones geopolíticas crecientes, desde Europa Oriental hasta Medio Oriente.
  • Déficits fiscales persistentes en las principales economías, que presionan a la baja el valor de sus divisas.
  • Limitaciones de la oferta minera, que crece a un ritmo mucho menor que la demanda. 

El oro no es una moda, es un cambio estructural. No se trata de una especulación pasajera, la dinámica actual es cualitativamente distinta:

  • No son fondos especulativos los que mueven el precio, sino bancos centrales con horizontes de décadas.
  • La financiarización del oro (ETF, contratos digitales y tokenización) facilita el acceso al inversor minorista, multiplicando la base de demanda.
  • Cada crisis geopolítica refuerza la percepción del oro como único activo sin riesgo de contraparte.

"El oro ya no es solo un refugio frente a la incertidumbre, es el nuevo patrón silencioso que sustenta la confianza de potencias emergentes y países que buscan autonomía financiera. Mientras los bancos centrales continúen acumulándolo y la oferta permanezca restringida, el metal precioso tiene un camino plausible hacia máximos históricos que sorprenderán a los más incrédulos", concluye el experto de Fortuna SFP.

The Trader: el problema de la liquidez en la plata

Aunque todo el mundo está hablando de la espectacular subida del oro, lo cierto es que la plata lo está haciendo incluso mejor este año, con una revalorización superior al 70%. En las últimas semanas, su cotización ha superado los 51$ por onza, impulsada por un auténtico 'short squeeze' histórico en el mercado de Londres, donde la escasez de metal físico ha disparado los precios hasta niveles no vistos desde 1980. 

En una posición corta como la que mantenían muchos especuladores contra la plata, el inversor vende algo que no posee, normalmente pidiéndolo prestado, con la intención de recomprarlo más barato después. Pero si el precio sube, las pérdidas pueden ser potencialmente ilimitadas, lo que obliga a los bajistas a recomprar rápidamente para frenar el daño. Esa ola de compras forzadas hace que el precio suba aún más, generando un efecto en cadena.

En el caso de la plata, ese 'short squeeze' en Londres se produjo por una combinación explosiva: 

  • Escasez física del metal (pocos lingotes disponibles para entrega),
  • Costes de financiación altísimos (tipos para tomar prestado o “lease rates” superaron el 30%)
  • Demanda repentina de inversores y fondos que buscan cobertura ante la inestabilidad económica.

La falta de liquidez ha alcanzado tal punto que ha llevado a algunos operadores a fletar vuelos transatlánticos para trasladar lingotes desde Nueva York y aprovechar las primas récord en el mercado londinense, algo muy inusual que normalmente solo ocurre con el oro. 

En paralelo, los factores geopolíticos también han contribuido a este rally. Las tensiones comerciales entre EEUU y China, la amenaza de nuevos aranceles y la incertidumbre política han impulsado la demanda de metales refugio. Además, el Departamento de Comercio estadounidense está revisando la posible inclusión de la plata en la lista de minerales críticos dentro de la investigación de la Sección 232, lo que ha incrementado la preocupación por nuevas restricciones o gravámenes que agraven la escasez. 

El mercado de la plata es unas nueve veces más pequeño y mucho menos líquido que el del oro. Eso hace que cualquier desequilibrio entre oferta y demanda se amplifique, y sin el respaldo de compras por parte de bancos centrales (como sí ocurre con el oro), el movimiento puede ser extremadamente volátil: tanto al alza como a la baja. 

Desde el punto de vista técnico, la plata está intentando dejar atrás los máximos históricos de 2011 y 1979 en el entorno de los 50$ la onza. Al mismo tiempo, la ratio oro/plata, que ha mantenido una tendencia alcista (favorable al oro) desde 2011, comienza a romper esa directriz. "Es evidente que la plata se encuentra en un momento decisivo: o consolida la ruptura de estos niveles clave, abriendo la puerta a un movimiento hacia cotas mucho más ambiciosas, o bien rechaza esta zona de techos y entra en una fase correctiva significativa", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.

DWS: la escasez está remodelando el mercado

La posición única de la plata como metal precioso e industrial probablemente haya contribuido a su rendimiento en 2025, con un aumento de los precios del 78% en lo que va de año y alcanzando un máximo histórico de 53,55$ en la jornada del 14 de octubre. Este rendimiento, superior al del oro, que ha subido un 58%, refleja los fundamentos distintivos de la oferta y la demanda del metal y sus características de doble uso.

En 2024, el uso industrial representó aproximadamente el 58% de la demanda de plata, con un aumento del consumo en energía fotovoltaica, electrificación, turbinas eólicas, electrónica de alta gama, vehículos eléctricos y chips para inteligencia artificial (IA). Este crecimiento estructural en las aplicaciones industriales distingue a la plata de los metales puramente monetarios, lo que podría contribuir a una base de demanda más resistente.

Sin embargo, el verdadero cambio radica en cómo la escasez está remodelando el mercado. Los tipos de interés de los préstamos en los principales núcleos de la plata apuntan a una reducción de la oferta del metal físico. Incluso con una demanda moderada por parte de algunos sectores, las perspectivas parecen limitadas. El mercado de la plata se encuentra en su quinto año consecutivo de déficit, y se prevé que en 2025 se produzca un déficit de alrededor de 118 millones de onzas. La producción minera sigue siendo limitada, ya que la mayor parte de la plata se produce como subproducto de otros metales, lo que limita la elasticidad de la oferta. El reciclaje ha aumentado un 24%, pero esto es insuficiente para cubrir el déficit. 

Mientras tanto, la correlación inversa histórica de la plata con el dólar estadounidense y las expectativas de tipos de interés puede añadir otro impulso. A medida que los bancos centrales se inclinan hacia la flexibilización monetaria, la plata ha tendido históricamente a obtener mejores resultados, especialmente cuando la inflación erosiona el valor real de los rendimientos nominales.

Los recientes avances en la inversión minorista subrayan aún más el creciente atractivo de la plata. La demanda de plata física por parte de los consumidores ha aumentado, y algunas casas de la moneda han registrado ventas mensuales récord y notables compras combinadas de monedas de oro y plata. El consumo mundial de lingotes y monedas alcanzó el año pasado alrededor de 1.186 toneladas, aproximadamente una cuarta parte de la demanda mundial, y ha mostrado un crecimiento continuo según los datos del Consejo Mundial del Oro (WGC).

"Los metales preciosos siguen acumulando activos. En lo que va de año, la plata ha superado al oro por un amplio margen. Al igual que el paladio, la plata tiene un fuerte uso industrial y puede beneficiarse del sentimiento positivo hacia los metales industriales", señala Darwei Kung, director de Materias Primas y Recursos Naturales de DWS.

Mientras la plata navega entre su necesidad industrial y su atractivo monetario, la trayectoria del metal probablemente dependerá de si se alivian las restricciones de suministro o si la demanda industrial continúa su expansión estructural.

18Oct

La historia económica nos demuestra que sus actores no son capaces de escapar de la combinación sistemática de una memoria cortoplacista (esta vez es diferente) con un endeudamiento crónico (mantener el nivel de bienestar a cualquier precio).

Miguel Ángel Valero

El Fondo Monetario Internacional estima que la deuda pública mundial alcanzará el 100% del PIB en 2029, el mayor nivel desde 1948. La institución ha lanzado una advertencia a EEUU, instándole a ordenar sus cuentas “más pronto que tarde”, ya que registra el mayor déficit estimado entre las economías avanzadas, con un -7,4% del PIB, y una deuda del 125 %, que podría aumentar hasta el 143% en 2030.

En contraste, la Eurozona presenta unas finanzas públicas más equilibradas, con déficits proyectados del -3,2 % en 2025 y del -3,4 % en 2026. Dentro de las cuatro principales economías europeas se observan dinámicas distintas:

  •  España continuará reduciendo su déficit hacia niveles más sostenibles (-2,7 % en 2025 y -2,5 % en 2026).
  • Italia también avanzará en la consolidación fiscal (-3,3 % en 2025 y -2,8 % en 2026).
  • Alemania, por el contrario, aplicará una política fiscal expansiva, aumentando su déficit del -2,5 % en 2025 al -3,4 % en 2026.
  • Francia mantendrá déficits elevados, con proyecciones del -5,4 % y -5,8 % para 2025 y 2026, respectivamente.

Llevamos décadas viviendo como si la deuda no tuviera consecuencias. Gobiernos, empresas y familias se han acostumbrado a un modelo que confunde crecimiento con endeudamiento, estabilidad con intervención y bienestar con dinero barato. Pero los grandes ciclos de deuda, como explica Ray Dalio en su libro “How Countries Go Broke, siempre terminan de la misma forma: con una crisis que obliga a empezar de nuevo. 

John Mauldin nos recuerda que los países no se arruinan de golpe, lo hacen lentamente, siguiendo un patrón tan antiguo como predecible. Primero llega la prosperidad, luego el exceso, después la complacencia, y finalmente, el ajuste. Y aunque cada generación promete no repetir los errores del pasado, siempre lo hace. Porque la historia económica nos demuestra que sus actores no son capaces de escapar de la combinación sistemática de una memoria cortoplacista (esta vez es diferente) con un endeudamiento crónico (mantener el nivel de bienestar a cualquier precio).

Durante la mayor parte del siglo XX, el sistema financiero vivió bajo reglas relativamente estables. Desde 1945 hasta 1971, el patrón oro de Bretton Woods imponía límites al crédito. Pero cuando Nixon cerró la “ventana del oro”, el dinero dejó de tener anclaje físico: nació la era del dinero Fiat. Desde entonces, nuestro sistema se ha sostenido sobre una promesa: que los bancos centrales podrán manejar el ciclo controlando los tipos de interés. Durante décadas funcionó. Cada crisis se resolvía bajando los tipos, inyectando liquidez y estimulando el crédito. 

Pero en 2008, tras la Gran Crisis Financiera, ese mecanismo se agotó. Los tipos llegaron a cero y el sistema amenazaba con colapsar. Entonces se abrió una nueva puerta: la de la monetización de deuda. Los bancos centrales empezaron a comprar bonos, luego activos financieros, e incluso acciones. La medida se creó con la idea de que fuese una herramienta excepcional para revertir una de las peores crisis que se recuerdan, pero con el tiempo se convirtió en la normalidad.

La pandemia de 2020 llevó el experimento un paso más allá. Los gobiernos y los bancos centrales coordinaron por primera vez una respuesta conjunta: gasto público masivo financiado por dinero recién creado. El resultado fue una avalancha de liquidez que evitó una depresión a raíz del COVID, pero trasladó una parte enorme de la deuda privada al balance de los Estados. Desde entonces vivimos en esa cuarta fase del ciclo: deuda pública disparada, déficit estructural y una dependencia total de la confianza del mercado.

Según Ray Dalio, ahora toca la fase de “desapalancamiento”, porque llega el momento en que la deuda total supera la capacidad del sistema para sostenerla, y ni siquiera imprimir dinero basta para mantener la ilusión. Ese punto puede desarrollarse de dos maneras: lentamente, con una inflación que erosiona el valor de la moneda, o bruscamente, con una crisis financiera que fuerza la reestructuración. En ambos casos, el desenlace es el mismo: pérdida de riqueza real y un nuevo orden monetario. 

Es a lo que Dalio se refiere con dos formas de afrontar el final: o bien el camino caótico, basado en la austeridad, los impagos y una recesión económica. O bien el camino más equilibrado, al que llama “un desapalancamiento bello” donde se combina la reestructuración de deuda (que enfría la economía) con una dosis controlada de inflación (que la estimula). Si se logra el equilibrio justo, el crecimiento nominal supera el coste de la deuda y el sistema puede renacer.

Aunque esta última opción suena bien, ningún país ni generación ha conseguido hacerlo sin atravesar por una crisis que provoque grandes daños, porque incluso por esta vía, la reestructuración castiga a los inversores, la inflación castiga a los ahorradores y mientras tanto el Estado castiga a los contribuyentes. Todos pierden algo, porque cuando la deuda crece más rápido que la productividad, no hay soluciones, solo diferentes formas de ajuste y sufrimiento. Pero incluso si se adopta la solución menos mala, para lograrlo harán falta decisiones impopulares, disciplina fiscal y un uso verdaderamente productivo del dinero público. Si seguimos creyendo que se puede crecer gastando lo que no se tiene, acabaremos repitiendo la historia una vez más.

El mundo desarrollado avanza hacia ese punto. La deuda pública estadounidense ya supera el 120% del PIB, Europa sigue financiando déficits eternos y Japón convive con un banco central que es dueño de la mitad del mercado. Creemos que los bancos centrales siempre podrán resolverlo, pero el margen de maniobra se estrecha. Los ciclos de deuda no se detienen con promesas ni discursos. Se detienen afrontando la realidad, y lo cierto es que esa realidad se acerca deprisa.

"La fase final del ciclo está marcada por ese momento en que el sistema se sostiene básicamente solo por la fe, y la fe, como la confianza, no es infinita", avisa el analista Pablo Gil en The Trader.

16Oct

El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del desmantelamiento de la globalización y del libre comercio.

Miguel Ángel Valero

Las recientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China comienzan a suavizarse. Scott Bessent, secretario del Tesoro y figura clave en las negociaciones comerciales tras los aranceles del Día de la Liberación decretado por Donald Trump, ha insinuado la posibilidad de extender la tregua arancelaria con China por más de tres meses, a cambio de que éste revierta las restricciones sobre la exportación de tierras raras. 

El plan anunciado la semana pasada establece que cualquier empresa internacional necesitará autorización explícita de la Administración china para exportar productos que contengan tierras raras —EEUU importa el 80% de su consumo de estos materiales, siendo China su principal proveedor—.

Bessent también ha señalado que la respuesta a estas restricciones sería coordinada a nivel internacional, dado su impacto potencial en las cadenas de suministro globales. 

Por su parte, China presiona para que se flexibilicen las limitaciones sobre los semiconductores, con vistas a la próxima Cumbre de Cooperación Asia-Pacífico en Corea del Sur, donde podrían reunirse Trump y Xi Jinping por primera vez en más de seis años.

Las negociaciones generan volatilidad en los mercados. Trump insiste en que “estamos en una guerra comercial”. Sin embargo, a estas alturas, el patrón parece claro: confrontación, negociación y eventual acuerdo. Tras la cortina de humo de la semana pasada, las conversaciones podrían avanzar en la reunión prevista para finales de mes. Porque la actual tregua arancelaria con China expira el 11 de noviembre.

Mientras, continúa la presión vendedora sobre el dólar en medio del nuevo tira y afloja entre China y EEUU y del estancamiento en las negociaciones entre republicanos y demócratas que no deja atisbar un acuerdo en el corto plazo. Después de registrar un +0,3% el 15 de octubre el cruce euro-dólar ya está en 1,166. 

También continúa el ánimo comprador en el oro, aupado por las tensiones entre China y EEUU. Ya lleva seis jornadas de alzas (+1,6% el 15 de octubre, +0,5% al día siguiente) hasta colocarse en 4.226$/onza.

The Trader: desmantelamiento de la globalización

La amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 100% a las importaciones chinas no es una maniobra retórica, sino una respuesta directa a la decisión de Pekín de imponer controles severos a la exportación de tierras raras, exigiendo permisos especiales para su envío al extranjero. Estos materiales estratégicos son el corazón de la tecnología moderna, y China no solo controla más del 60% de la producción mundial, sino algo aún más relevante, casi el 95% del proceso de refinado. Posee el monopolio de 17 minerales esenciales para fabricar microchips, baterías, motores eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, misiles, satélites y teléfonos móviles, entre muchos otros productos tecnológicos.

La respuesta de Trump al movimiento de China no se ha hecho esperar, y tras calificar la decisión de Pekín como un acto de “guerra económica” y una amenaza directa a las cadenas globales de suministro tecnológico y militar, se baraja incrementar los aranceles en un 100% a todos los productos chinos, así como nuevas restricciones a la exportación de software estratégico estadounidense, especialmente aquel vinculado a la inteligencia artificial y la automatización industrial. 

Este encontronazo entre las dos potencias mundiales es recurrente desde hace años, pero esta vez China llega al pulso en una posición más sólida que en anteriores enfrentamientos comerciales. Sus exportaciones crecieron un 8,3% interanual en septiembre, su mayor aumento en seis meses, alcanzando 328.600 millones$, pese al desplome del 27% de los envíos a EEUU. El secreto de su resiliencia ha sido la diversificación geográfica: las ventas al resto del mundo se dispararon un 14,8%, impulsadas por la fuerte demanda de la Unión Europea, el Sudeste Asiático, América Latina y África. Este viraje le ha permitido a Pekín compensar con creces la pérdida de su mercado estadounidense y reducir la dependencia de un socio cada vez más hostil. 

A la vez, las importaciones crecieron un 7,4%, señal de que la economía china mantiene un flujo comercial saludable incluso en un contexto de tensiones. Y lo más relevante: su superávit comercial total subió hasta 90.500 millones$, mientras que el superávit con EEUU se mantuvo estable en torno a los 23.000 millones, a pesar de las restricciones y amenazas cruzadas. 

En definitiva, China no se ha debilitado con el pulso comercial: se ha adaptado. Su maquinaria exportadora sigue funcionando con normalidad y su diversificación de mercados le ha permitido sortear las sanciones sin perder impulso.

Pero el pulso no se libra solo en el terreno tecnológico. Pekín ha abierto un nuevo frente en la guerra comercial al sancionar a cinco filiales estadounidenses del gigante surcoreano Hanwha Ocean, en respuesta a la investigación impulsada por Washington sobre el dominio marítimo chino. Este movimiento, que afecta directamente al transporte global (responsable de más del 80% del comercio mundial), refleja hasta qué punto la disputa ha trascendido los microchips y las tierras raras para adentrarse en el control de las rutas marítimas y la infraestructura logística. 

China, que se ha convertido en el mayor constructor naval del planeta, percibe la reactivación de la industria estadounidense con apoyo surcoreano como un desafío estratégico. Y al responder con sanciones, envía un mensaje inequívoco: está dispuesta a defender su posición incluso en los sectores donde Occidente apenas comienza a reconstruir su competitividad.

Y es precisamente esa resistencia la que cambia el sentido de esta confrontación. Pekín llega a la mesa de negociación más fuerte de lo que muchos esperaban, y Trump, consciente de ello, ha optado por redoblar la presión. Pero este nuevo equilibrio de fuerzas podría alterar profundamente la trayectoria de la economía global, incluso si las medidas no llegan a aplicarse por completo. El mero anuncio ya ha modificado el comportamiento de empresas, inversores y gobiernos, que interpretan la situación como la confirmación de que EEUU y China han pasado de gestionar su rivalidad a prepararse para una lucha por la hegemonía mundial. Si las medidas se implementan, el impacto podría ser comparable al de la Ley Smoot-Hawley de 1930, que agravó la Gran Depresión al desencadenar represalias, hundir el comercio mundial y provocar una espiral deflacionaria.

"Hablo de deflación y no de inflación, y no es un error. Es cierto que, a corto plazo, los nuevos aranceles podrían generar presiones inflacionistas por el encarecimiento de las importaciones y la disrupción de las cadenas de suministro, pero a medio plazo el verdadero riesgo sería deflacionario, debido a un menor comercio, caída de la inversión, contracción de beneficios y endurecimiento del crédito. Y ese efecto podría amplificarse si China responde con la devaluación del yuan exportando deflación al resto del mundo", avisa el analista Pablo Gil en The Trader.

En el fondo, estamos asistiendo al desmantelamiento de la globalización que durante décadas mantuvo bajos los precios y conectó las economías. EEUU y China han pasado de la interdependencia a una hostilidad creciente, y el mundo no parece entender el riesgo de este potencial “cambio climático financiero”: un comercio que se enfría, una confianza que se erosiona y un crecimiento global que da muestras de agotamiento. El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del final de una era. Durante décadas, el libre comercio abarató los bienes, impulsó el crecimiento y fomentó la cooperación. Ahora, las dos mayores potencias del planeta se preparan para un nuevo orden basado en la desconfianza y el desacople, donde cada país busca blindar su economía, aunque sea a costa del equilibrio global.

"Pero conviene no confundir la tendencia de fondo con el teatro de corto plazo que interpretan sus protagonistas y al que reaccionan los mercados. Trump ha impuesto un nuevo estilo de negociación en la escena internacional: una política coercitiva, construida sobre amenazas constantes y breves pausas de aparente distensión. Ese juego de retórica agresiva y pragmatismo calculado nos lleva una y otra vez al borde del abismo, en una estrategia donde la tensión forma parte del guion. La fecha límite, el 1 de noviembre, es solo el clímax del primer acto. Y como en toda saga de éxito (y esta lo es), nadie debería descartar que la segunda temporada llegue cargada de aún más drama, incertidumbre y giros inesperados", concluye Pablo Gil.

EEUU se asoma a la recesión

En medio de las tensiones con China y del cierre de la Administración, el Libro Beige de la Reserva Federal revela que la actividad económica en EEUU se mantuvo prácticamente sin cambios en las últimas semanas, aunque comienzan a surgir signos de debilitamiento. La actividad económica cambió poco en términos generales desde el informe anterior, con tres distritos reportando un crecimiento leve o moderado, cinco sin cambios, y cuatro señalando una ligera desaceleración. En varios distritos, las empresas han reducido sus plantillas mediante despidos, citando una menor demanda, incertidumbre económica y mayor inversión en tecnologías de inteligencia artificial. Mientras tanto, sectores como la hostelería, la agricultura y la construcción enfrentan escasez de mano de obra, atribuida en parte a cambios en las políticas migratorias. 

Por otro lado, el consumo privado “descendió levemente”, especialmente en bienes minoristas, con los hogares de ingresos medios y bajos mostrando mayor sensibilidad a la inflación. Mejora la confianza de los empresarios de las manufacturas en Nueva York. Uno de los primeros indicadores adelantados regionales dio una sorpresa positiva, con el índice Empire repuntando más de lo esperado al elevarse hasta +10,7 desde el -8,7 anterior y muy por encima del -1,8 previsto. Un dato que apuntaría a una cierta reactivación del sector en los próximos meses.

Por su parte, el analista Pablo Gil llama la atención en The Trader sobre los nuevos indicadores que los economistas están vigilando para detectar si Estados Unidos se acerca a una recesión. Más allá de los datos tradicionales (como PIB, desempleo o inflación), hay pequeñas pistas en el consumo y la producción que comienzan a enviar señales de alerta. Entre los más llamativos están:

  • Menos cajas de cartón: la caída en la producción de embalajes sugiere una desaceleración en el comercio minorista y el movimiento de mercancías.
  • Más “Hamburger Helper”: el repunte en ventas de comidas baratas y procesadas indica que los consumidores están ajustando su gasto.
  • Menos camiones nuevos: las empresas de transporte reducen compras ante un menor volumen de carga.
  • Auge del mercado de segunda mano: las plataformas de reventa crecen con fuerza, reflejando un cambio en los hábitos de consumo.
  • Menos movilidad laboral: las renuncias voluntarias han caído; la gente prefiere aferrarse al empleo que tiene.
  • Menos permisos de construcción: la vivienda se enfría; los permisos han caído más de un 10 % interanual.

Aunque el país no está aún en recesión, el mensaje de fondo es claro: la economía está entrando en una fase de fatiga. El consumo se vuelve más defensivo y la inversión pierde ritmo."La recesión no se ve en los datos del pasado, sino en los comportamientos del presente, y algunas señales más allá de los grandes titulares macro anticipan cambios de ciclo". 

12Oct

La inflación, la expansión de la masa monetaria y de la deuda global explican el auge tanto del oro como del bitcoin, y recuerdan al inversor la importancia de diversificar dónde coloca su dinero.

Miguel Ángel Valero

Tanto el oro como el bitcoin marcan continuamente máximos históricos. Y la tendencia alcista parece que no tiene fin. UBP vaticina que el oro terminará 2026 en los 4.600$ la onza. Como el comportamiento del bitcoin parece moverse en sintonía con la evolución del oro —que ha superado al principal criptoactivo en lo que va de año— y al S&P 500, que también cotiza en máximos históricos, y la depreciación del dólar (-10% en lo que va de año), se avecinan nuevos récords.

Fortuna SFP: no es que el oro esté caro, es que el dinero vale cada vez menos

El fundador de Fortuna SFP, José Manuel Marín Cebrián, lo tiene claro: no es que el oro esté caro, es que el dinero vale cada vez menos. Durante siglos, el oro ha sido el termómetro del valor del dinero. Cuando los inversores corren hacia él, no es porque se haya vuelto de moda, sino porque desconfían de las monedas emitidas por los gobiernos. Hoy vemos al oro en máximos históricos. Muchos titulares lo presentan como una escalada de precios del metal, pero la realidad es otra: el problema no está en el oro, sino en el dinero fiduciario, que cada vez compra menos.

El fenómeno tiene tres motores principales: la inflación, la expansión de la masa monetaria y el endeudamiento global. Son fuerzas que erosionan el valor del dinero de forma acumulativa y que explican por qué, a lo largo del tiempo, el oro —activo que no depende de bancos centrales ni gobiernos— mantiene su poder adquisitivo.

La inflación es el aumento sostenido de los precios y, por ende, lapérdida de poder de compra de la moneda. A menudo se la llama “el impuesto silencioso”, porque reduce el valor de los ahorros sin necesidad de una ley parlamentaria. Un billete de 100€ mantiene la cifra impresa, pero hoy compra menos pan, menos gasolinay menos electricidad que hace un año. Esa erosión constante impulsa a muchos ahorradores a buscar activos que protejan su poder adquisitivo, como el oro, los bienes raíces o las acciones de empresas sólidas.

Desde la crisis financiera de 2008, los bancos centrales del mundo han aplicado políticas monetarias expansivas —bajos tipos de interés y programas de compra de activos— para estimular la economía. Con la pandemia de COVID-19 y sus secuelas, ese proceso se intensificó. Cuando la cantidad de dinero crece mucho más rápido que la producción de bienes y servicios, cada unidad monetaria tiende a valer menos. Se deprecia el dólar, el euro o el peso… y eso se refleja en el precio de todo lo que se compra con ese dinero, incluido el oro.

La tercera pata del problema es el endeudamiento. Gobiernos, empresas y familias han incrementado sus pasivos a ritmos récord. El alto endeudamiento condiciona las políticas de los bancos centrales: subir mucholos tipos de interés encarece el servicio de la deuda, pero mantenerlos bajos alimenta la inflación. Es un dilema sin solución sencilla que erosiona la confianza en las monedas tradicionales.

El oro no paga dividendos ni intereses, pero tampoco depende de la promesa de pago de ningún Estado. Su cantidad en el mundo crece lentamente —alrededor de un 1,5 %anual por la producción minera—, lo que lo convierte en una reserva de valor frente  amonedas que se multiplican a golpe de políticas monetarias.Históricamente, una onza de oro (unos 31,1 gramos) ha mantenido su poder adquisitivo a lo largo de los siglos. Por ejemplo, en tiempos del Imperio Romano, una onza de oro bastaba para comprar un traje de toga de buena calidad; hoy, sigue bastando para adquirir un traje de sastrería de gama alta. En cambio, el dólar ha perdido más del 90% de su poder adquisitivo desde 1971, cuando EE. UU. abandonó el patrón oro.

Cuando el oro “sube” en dólares, euros o yenes, en realidad está revelando la pérdidade poder de compra de esas monedas. Es un espejo que refleja la desconfianza en elsistema monetario actual.

Para el ahorrador común, el mensaje es claro: mantener todo el patrimonio en dinero fiduciario, ya sea en depósitos bancarios o en efectivo, implica una pérdida constante de poder adquisitivo. Esto no significa que todos deban lanzarse a comprar oro, pero sí invita a diversificar:

  • combinar depósitos con activos reales (oro, inmuebles, materias primas),
  • invertir en negocios productivos (acciones de empresas sólidas),
  • o incluso utilizar instrumentos financieros que protejan contra la inflación.

Los bancos centrales, por su parte, enfrentan el desafío de equilibrar la estabilidad deprecios con la sostenibilidad de la deuda pública. De ese equilibrio depende la credibilidadde las monedas.

Mirando hacia adelante: ¿estamos ante un cambio de era monetaria?El debate sobre el futuro del dinero fiduciario no es nuevo. Desde hace décadas, economistas advierten de que un sistema basado en deuda y emisión ilimitada tiene límites. Hoy, además del oro, han surgido criptomonedas y proyectos de monedas digitales de bancos centrales (CBDC) como alternativas o complementos. Sin embargo, mientras las monedas digitales sigan estando respaldadas por bancoscentrales, estarán expuestas a las mismas presiones: inflación, deuda y política monetaria.

El oro, por ahora, sigue siendo el único activo ampliamente reconocido que no depende dedecisiones humanas para preservar su valor. Decir que “el oro está caro” es quedarse en la superficie. La realidad es que el oro sirve de recordatorio de que el dinero fiduciario —el dólar, el euro, el peso— se deprecia a lo largo del tiempo.El verdadero desafío para los ciudadanos y los responsables políticos es reconstruir laconfianza en las monedas, contener la inflación y frenar la escalada de deuda. De lo contrario, los titulares sobre el “oro caro” seguirán apareciendo, cuando en realidad solo estarán contando la historia de un dinero que cada vez vale menos.

UBP: potencial alcista significativo

El último UBP Forex Outlook - Oro: Una visión más amplia eleva la previsión para el oro a 4.600 dólares por onza, un nivel que la firma anticipa se materializará hacia el cuarto trimestre de 2026. La continua diversificación de las reservas de los bancos centrales y las compras del sector privado indican que el oro tiene un potencial alcista significativo, incluso desde los niveles actuales. El oro se consolidó como un activo refugio estructural beneficiándose de los cambios más amplios en el orden monetario mundial incluida la posible pérdida de independencia de la Fed y el interés creciente de inversores institucionales y minoristas. 

"Hemos confirmado nuestra firme convicción al aumentar la asignación de oro en nuestras carteras al 10 %. Esto supera con creces las asignaciones estándar de oro (2 % - 4 %) y refleja nuestra firme convicción de que, en un orden monetario cambiante, el oro seguirá superando al oro. Observamos que la correlación del oro con la mayoría de las demás clases de activos principales es comparativamente baja, y la ruptura con las correlaciones de rendimiento real a principios de este año significa que el oro ofrece una sólida ventaja de diversificación a nuestras carteras", argumentan los expertos de UBP.

Tras los anuncios arancelarios de Trump en abril, las correlaciones entre activos se desplomaron.Los bonos soberanos no cumplieron su función de refugio seguro como los inversores habían asumido. Las crecientes dudas sobre la viabilidad de los activos refugio líquidos solo pueden beneficiar al oro, lo que significa que el oro se considerará cada vez más un soporte estructural para las carteras líquidas, en lugar de un motor cíclico. 

"Hemos identificado tres escenarios en los que sería factible una caída sustancial del oro:

  • Un período prolongado de altos rendimientos reales: Para que el oro caiga a niveles sustancialmente más bajos, creemos que la primera condición sería que los tipos de interés reales ajustados a la inflación se mantuvieran en niveles elevados (por encima del 2%) durante un período prolongado. Esto requeriría un compromiso para elevar y mantener los tipos de interés nominales por encima de la inflación durante varios años, y cualquier promesa al respecto tendría que ser creíble. Esto no parece probable a corto plazo, considerando el ciclo de recortes de tipos de la Reserva Federal y la disminución de los rendimientos de los TIPS estadounidenses a diez años.
  • Caída de la renta variable: Las caídas pronunciadas más recientes del oro se han producido durante períodos de importantes caídas en el mercado de valores (2008, 2020). Esto reflejó que los inversores en renta variable vendieron sus posiciones en oro para financiar posiciones largas en renta variable o llamadas de margen. Esto es parte de la financiación conductual estándar, y las caídas rara vez se mantienen. Normalmente, el oro recupera cualquier pérdida en un plazo de seis a doce meses.
  • Venta forzada para cubrir un déficit fiscal: Un posible catalizador para una caída del oro podría ser que un país europeo venda parte de sus reservas de oro para reducir un déficit fiscal. Creemos que cualquier movimiento en esta dirección tendría un efecto notable en los precios a corto plazo; sin embargo, el perfil general de la demanda sugiere que cualquier caída en los precios será de corta duración.

"Aumentamos nuestro pronóstico a $4,600 por onza, que esperamos alcanzar para el cuarto trimestre de 2026. El reciente impulso alcista sugiere que este objetivo podría alcanzarse antes de lo previsto", concluye.

Inviam: auge del alquiler de cahas de seguridad privadas

El oro ha alcanzado un hito sin precedentes al superar por primera vez los 4.000 dólares por onza, consolidando su posición como refugio seguro. Durante 2025, ha marcado máximos históricos, impulsado principalmente por las compras masivas de bancos centrales, la debilidad del dólar y un contexto geopolítico complejo. En lo que va de año, la revalorización ya supera el 50% y las proyecciones indican que podría cerrar su mejor ejercicio desde 1979. En este escenario, los españoles están recurriendo a la compra de oro al considerar su adquisición como una estrategia segura y rentable. Inversores y ciudadanos buscan preservar valor en tiempos de incertidumbre. Pero, ¿dónde lo guardan al adquirirlo físicamente? 

David Sacristán, CEO de Grupo Inviam, empresa española del mercado de alquiler de cajas de seguridad, con más de una década de trayectoria, explica que cada vez más personas confían en el alquiler de cajas de seguridad privadas como solución segura y accesible para proteger sus activos. A diferencia de las opciones tradicionales, estos servicios ofrecen una prestación independiente de entidades financieras, con acceso inmediato, tarifas competitivas y un amplio horario, lo que facilita a particulares y empresas mantener sus objetos de valor bajo máxima protección.

Kraken: apetito por el riesgo

Thomas Perfumo, Global Economist de Kraken, subraya que los máximos históricos del bitcoin reflejan un sentimiento generalizado de apetito por el riesgo en los mercados globales. Su comportamiento parece moverse en sintonía con otras clases de activos, siguiendo a la evolución del oro —que ha superado a bitcoin en lo que va de año— y al S&P 500, que también cotiza en máximos históricos.

Los mercados están valorando cada vez más recortes de tipos por parte de la Reserva Federal, con expectativas que ahora apuntan a al menos dos reducciones consecutivas, a pesar de que la inflación sigue siendo persistente.

Con el dólar habiendo caído aproximadamente un 10% en lo que va de año, gran parte del debate reciente se ha centrado en la llamada "apuesta por la depreciación", la idea de que los inversores están rotando hacia activos financieros como cobertura ante la pérdida de valor del dólar. Aunque este contexto sin duda favorece al bitcoin, "esta dinámica se ha mantenido durante todo el año. Por tanto, la última subida puede deberse menos a un nuevo catalizador y más a un caso de que es el precio el que está marcando la narrativa", señala.

The Trader: entender los ciclos

Cada vez es más común que los inversores incluyan en sus carteras activos que hace poco parecían “exóticos”. Lo que antes sonaba a ciencia ficción es hoy una realidad: la frontera entre los activos tradicionales (bonos, acciones, oro) y los digitales (cripto, tokenización, finanzas descentralizadas) se difumina a gran velocidad.

Las razones son claras: una inflación que no termina de desaparecer, ciclos de tipos de interés cada vez más inciertos, tensiones geopolíticas constantes y la digitalización acelerada de las finanzas. Nadie cree ya en un regreso al mundo anterior a 2020. En este escenario, diversificar no significa únicamente mover el peso entre acciones y bonos, sino también plantearse cómo encajan los activos digitales dentro de una cartera equilibrada.

Los movimientos de los grandes jugadores lo confirman. BlackRock lanzó su ETF de Bitcoin y en menos de un año superó los 85.000 millones$, una velocidad de crecimiento que recuerda al boom de los ETF de oro hace dos décadas. En paralelo, bancos centrales como el BCE o la Reserva Federal hacen pruebas piloto de bonos soberanos liquidados con dinero digital. Y la tokenización avanza imparable: desde inmuebles hasta deuda del Tesoro pueden transformarse en activos digitales, multiplicando la liquidez y cambiando la forma en que entendemos el colateral en los mercados globales.

Para los ahorradores, el impacto es evidente: más acceso, más opciones… pero también más riesgos. Productos que antes eran ilíquidos o costosos de negociar pueden estar disponibles con un clic. Al mismo tiempo, los reguladores buscan poner orden: Europa con su normativa MiCA, y EEUU con su estrategia de activos digitales.

"El debate entre lo viejo y lo nuevo pierde sentido. Lo inteligente será aprender a convivir con ambos mundos. La estabilidad ya no vendrá de repetir recetas del pasado, sino de la capacidad de adaptación. El reto será mantener la prudencia, hacer más preguntas para entender lo nuevo, y aceptar que la diversificación del futuro no solo mezcla activos distintos, sino también infraestructuras diferentes. El objetivo sigue siendo el mismo: proteger y hacer crecer el ahorro. Lo que cambia (como siempre ha ocurrido) son las herramientas que utilizamos", razona el analista Pablo Gil en The Trader.

En Merge Madrid 2025, este experto destaca que "nos encontramos en un momento crítico dentro del ciclo del mercado". Los datos históricos del bitcoin muestran que sus grandes movimientos siguen un patrón muy claro vinculado a los “halvings”, las reducciones periódicas en la recompensa por minado que ocurren aproximadamente cada cuatro años.  Si el comportamiento se repite, el techo del ciclo actual podría alcanzarse entre octubre y diciembre de 2025, seguido de una corrección cercana al 70%, que probablemente se extendería hasta finales de 2026. A partir de ahí, como ha sucedido en los ciclos anteriores, el mercado tendería a estabilizarse y prepararse para una nueva fase alcista de cara al próximo halving previsto para 2028.

Entender los ciclos es fundamental para invertir con criterio. Los halvings no son un detalle técnico: son el metrónomo, el aparato que marca el ritmo de los ciclos del mercado cripto.

"En momentos de entusiasmo generalizado, conviene recordar que la paciencia, la gestión del riesgo y el análisis técnico siguen siendo las herramientas más valiosas del inversor", advierte.

BingX : el bitcoin ya es un componente estructural del sistema

Vivien Lin, Chief Product Officer de BingX, habla de "un punto de inflexión para el ecosistema cripto". El bitcoin, impulsado por un renovado flujo institucional y la consolidación de los ETF al contado en EEUU ha dejado claro que la narrativa del activo digital ha evolucionado. Ya no se trata solo de un refugio o una apuesta especulativa: el mercado comienza a reconocer al bitcoin como un componente estructural del sistema financiero moderno. La fortaleza con la que superó resistencias históricas refleja una madurez inédita, donde las correcciones dejan de verse como amenazas para convertirse en puntos de entrada estratégicos. 

Ethereum, por su parte, continúa afianzando su papel como la columna vertebral de la infraestructura descentralizada. Aunque su ritmo de crecimiento es distinto al del bitcoin, su relevancia tecnológica y la expectativa en torno a próximas actualizaciones consolidan su posición como el espacio donde convergen innovación, finanzas y desarrollo. 

Más que competir, bitcoin y ethereum están aprendiendo a coexistir como piezas complementarias de un ecosistema cada vez más interconectado. En paralelo, el avance regulatorio en torno a las stablecoins representa un cambio profundo en la forma en que el mundo entiende el dinero digital. El reconocimiento legal de estos activos en grandes economías abre la puerta a una adopción masiva, no solo por parte de usuarios cripto, sino también de bancos y compañías financieras tradicionales. En ese sentido, las stablecoins ya no son una herramienta de nicho: se están convirtiendo en el nuevo estándar de liquidez global. DeFi y el universo altcoin también muestran signos de transformación. 

Si bien la participación minorista parece haberse moderado, el crecimiento institucional y la mejora de la gobernanza están sentando las bases para una expansión más sostenible. Lo que antes era un entorno de experimentación ahora empieza a mostrar rasgos de madurez, con proyectos más sólidos y flujos de capital más estables. El mercado, en definitiva, se dirige hacia una nueva etapa: menos dependiente de la euforia y más guiada por la convicción y la integración real en la economía global. 

En conjunto, los avances de Bitcoin, Ethereum, las stablecoins y las finanzas descentralizadas reflejan el paso definitivo de la industria cripto hacia su madurez. Lo que antes era un experimento tecnológico hoy se consolida como una fuerza estructural dentro del sistema financiero global. La confluencia entre innovación, regulación e inversión institucional está transformando la percepción del valor digital y redefiniendo la manera en que el capital fluye, se resguarda y se multiplica. En un contexto económico cada vez más digitalizado, el ecosistema cripto no solo sobrevive a la volatilidad: la convierte en el motor de su evolución y en el reflejo más claro del futuro de las finanzas.





10Oct

"Cada concesión a Trump acerca un poco más a Estados Unidos a perder, sin darse cuenta, aquello que siempre lo definió como nación", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Miguel Ángel Valero

Las negociaciones para el fin del 'shutdown' y la reapertura de la Administración de EEUU no muestran avances significativos. A medida que se prolongue esta situación, el impacto económico podría intensificarse. Las conversaciones deberían empezar a dar frutos la próxima semana. De no ser así, Trump se ve abocado a gestionar el cierre gubernamental total más prolongado de la historia de EEUU.

Pero esto es mucho más complejo que el cierre de una Administración. Para el analista Pablo Gil, EEUU "vive un proceso tan sutil como inquietante: una transformación del sistema político desde dentro, impulsada por lo que muchos analistas denominan autoritarismo democrático. No es una dictadura clásica ni un golpe de Estado visible, sino algo más insidioso. Consiste en utilizar los propios mecanismos de la democracia (las leyes, los tribunales, las instituciones públicas) para concentrar el poder y neutralizar la disidencia". 

Las elecciones siguen existiendo, los medios continúan publicando y los partidos mantienen su apariencia de pluralismo, pero el equilibrio de poderes se desvanece. Poco a poco, las normas dejan de proteger al ciudadano y pasan a blindar al gobernante. "La erosión es tan gradual que gran parte de la población apenas la percibe. Y cuando finalmente lo hace, ya es demasiado tarde", avisa en The Trader.

En menos de un año, Donald Trump ha convertido esa estrategia en un manual de poder. Ha despedido a decenas de miles de funcionarios, desmantelado agencias públicas, presionado a empresas y medios de comunicación, y usado el aparato del Estado como herramienta personal. Ha mezclado sin pudor sus negocios privados con las funciones de gobierno, influyendo en políticas que benefician sus inversiones o las de sus socios. Ha utilizado su influencia sobre los criptoactivos, sobre sectores energéticos y sobre medios afines para reforzar su poder político. Es un presidente que actúa como empresario en la Casa Blanca, sin que nadie (ni los reguladores, ni el Congreso, ni los tribunales) le pida cuentas. 

Lo más inquietante no es solo su agenda autoritaria, sino la ausencia de oposición real. El Partido Demócrata, dividido y temeroso, sigue sin saber cómo plantar cara. Ahora tiene, sin embargo, una oportunidad inédita: los republicanos necesitan sus votos para poner fin al shutdown del Gobierno. Por primera vez en un año, los demócratas podrían bloquear el país, pero temen hacerlo. Saben que Trump aprovecharía la ocasión para presentarlos como los culpables del caos. Y, sin embargo, ceder de nuevo sería un error histórico: permitiría al presidente seguir gobernando como si nada ocurriera, consolidando su poder y debilitando aún más los contrapesos institucionales.

El sistema institucional estadounidense (basado durante dos siglos en los llamados “checks and balances”) se enfrenta a su prueba más dura. Los contrapesos solo funcionan cuando los actores respetan las reglas del juego. Cuando el poder decide ignorarlas o reinterpretarlas, las instituciones se vuelven impotentes. Lo que está ocurriendo en EEUU no es una anomalía: ya lo vimos antes en Hungría con Orban, en Turquía con Erdogan, o en Venezuela con Maduro, donde los líderes populistas desmantelaron los frenos democráticos paso a paso, mientras la población seguía creyendo que vivía en un régimen libre. La represión se disfraza de legalidad, la censura se justifica como “protección nacional” y la intimidación a los medios o la justicia se presenta como “reforma institucional”.

Los demócratas tienen ante sí una oportunidad única para demostrar que aún pueden frenar la deriva autoritaria. Pueden doblegar a Trump, al menos una vez, forzándole a aceptar concesiones a cambio de dar por concluido el “shutdown”. Pero deben entender que no se trata de mantener el cierre del Gobierno durante unos pocos días, como ha ocurrido tantas veces antes, sino durante el tiempo que haga falta. Solo así los mercados financieros comenzarán a reaccionar con nervios y desconfianza, y llegado el momento, incluso las agencias de rating se verán obligadas a reflejarlo con una rebaja de la nota soberana, encareciendo el coste de financiación de la inmensa deuda que tiene EEUU. Y si hay algo que Trump y su entorno empresarial no toleran, es una pérdida de confianza generalizada en los mercados. 

No sería la primera vez que el presidente da marcha atrás cuando la Bolsa le muestra los dientes: ya en abril de este año, durante su segundo mandato, suspendió a las pocas horas la entrada en vigor de sus propios aranceles tras la reacción de desplome superior al 20% en el S&P 500. 

Si los demócratas mantienen el pulso del “shutdown”, el país enfrentará días de tensión y los mercados reaccionarán con nerviosismo. Pero si vuelven a ceder, la verdadera sacudida no será económica, sino institucional: "cada concesión a Trump acerca un poco más a Estados Unidos a perder, sin darse cuenta, aquello que siempre lo definió como nación", advierte este experto.

Ebury: el dólar sufrirá por el bloqueo en EEUU

Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, subraya la sorprendente fortaleza que está mostrando el dólar desde el inicio del cierre del Gobierno federal, lo que considera un desafío a la lógica habitual y a los movimientos registrados durante el último cierre en 2018.

No obstante, los analistas de Ebury consideran que “será difícil que el billete verde mantenga su actual trayectoria, dado que no se vislumbra una solución al bloqueo en el Congreso”.

Los mercados de apuestas apuntan ahora a que el cierre podría prolongarse casi un mes, lo que lo situaría en niveles similares al récord alcanzado durante el primer mandato de Trump.

03Oct

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, pero no sobre los márgenes comerciales.

Miguel Ángel Valero

Según el último Barómetro de Prácticas de Pago de Estados Unidos elaborado por Crédito y Caución, se observa un clima de incertidumbre empresarial sobre la evolución de las políticas de pago en las operaciones B2B (empresa a empresa) para los próximos meses. Así, un tercio de las compañías asegura no haber experimentado cambios significativos en el período de cobro, mientras otro tercio ha sufrido retrasos y periodos de pago más largo. El resto, asegura haber notado mejoras en la fiabilidad de los pagos de los clientes.

Estas experiencias variadas ponen de relieve el panorama fragmentado del riesgo de pago de los clientes y plantean retos operativos en todas las cadenas de suministro.

Actualmente, casi el 50% de las ventas B2B se realizan a crédito y el 70% de las compañías están aumentando las ofertas de crédito comercial. Además, la mayoría de los proveedores están ajustando sus políticas de crédito para proteger el flujo de caja y mantener la liquidez.

En cuanto a las fuentes de financiación, los préstamos bancarios siguen siendo la principal herramienta, con el 68%, seguida de la financiación de facturas (57%).

Alrededor del 60% de las empresas emplean un enfoque mixto para la gestión del riesgo de pago de los clientes. Este enfoque combina provisiones internas y herramientas externas, como el seguro de crédito comercial, lo que refleja un esfuerzo estratégico por proteger el capital circulante.

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, aunque temen una reducción en los márgenes comerciales.

El aumento de las exigencias normativas, tanto en cuanto a su alcance como a su complejidad, está incrementando los costes y las presiones administrativas. La volatilidad económica y del mercado constituye otro reto importante, que obliga a las empresas a mantenerse ágiles en medio de la fluctuación de la demanda y el endurecimiento de las condiciones de financiación. Todo ello ejerce una fuerte presión sobre los márgenes y complica las decisiones de inversión.

The Trader: momento de máxima tensión

En ese sentido, EEUU vive un momento de máxima tensión en dos frentes distintos, pero íntimamente conectados: dentro de sus propias fronteras y en el terreno internacional. 

En el ámbito doméstico, el país se enfrenta a un nuevo cierre de la administración ('shutdown') por la incapacidad de republicanos y demócratas de alcanzar un acuerdo presupuestario antes del 30 de septiembre, y ya es el tercero que se produce bajo la presidencia de Donald Trump

Lo que antes parecía una excepción se ha convertido en costumbre: el enfrentamiento político en Washington refleja un clima de polarización cada vez más extremo, que ya no se limita al Congreso, sino que se extiende a la calle y a la sociedad. El presupuesto federal se ha transformado en un arma de presión y millones de ciudadanos quedan atrapados en ese pulso partidista: funcionarios que pueden quedarse sin sueldo de manera temporal, familias que ven cómo se retrasan sus trámites cotidianos y unos mercados que reciben constantes señales de incertidumbre. "La imagen que proyecta EEUU al exterior es la de una democracia capaz de paralizarse a sí misma por falta de consenso político", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.
Fuera de sus fronteras, el reto es igualmente inquietante. La guerra comercial iniciada por Trump se ha convertido en un frente sin límites claros: lo que comenzó con el acero, los semiconductores o los vehículos ahora se sigue extendiendo a la madera, los muebles e incluso a los medicamentos, enviando al mundo un mensaje de imprevisibilidad. El último baile de cifras va desde el 10% de aranceles a la madera hasta un 100% a fármacos, lo que obliga a gobiernos y empresas a replantear sus cadenas de suministro sin saber qué sector será el próximo en sufrir un golpe. 

Al mismo tiempo, la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania añade un nivel extra de complejidad. Trump ha pasado de mostrarse reticente al envío de armamento a estudiar que Europa compre misiles Tomahawk para entregárselos a Kiev, un giro que fortalece a Zelenski, pero también incrementa el riesgo de escalada con Moscú. En paralelo, su discurso hacia los líderes de ambos países ha sido cambiante: primero fueron las críticas constantes a Zelenski y los gestos de complicidad hacia Putin, para después invertir el tono y hacer justo lo contrario. Esta ambigüedad, lejos de aportar claridad, multiplica las dudas sobre el rumbo geopolítico de EEUU y añade más dudas sobre un tablero internacional ya de por sí frágil.

En ambos frentes, el problema no es solo el efecto inmediato de cada medida, sino la incertidumbre estructural que generan. Dentro, porque los ciudadanos ven cómo la parálisis política puede cerrar su gobierno. Fuera, porque el comercio global se enfrenta a reglas que cambian de un día para otro. La suma de ambos factores dibuja un escenario en el que EEUU, más que liderar con estabilidad, introduce volatilidad que condiciona tanto su política interna como la confianza internacional.

Y, sin embargo, pese a esta mezcla de tensiones, los inversores siguen apostando porque el futuro será brillante. El dinamismo de la economía norteamericana, su capacidad para reinventarse y la fuerza de la innovación (con la inteligencia artificial y la transición tecnológica a la cabeza) pesan más que los riesgos geopolíticos y comerciales. 

"La gran incógnita es qué ocurrirá si esa confianza resulta ser excesiva y el choque entre expectativas optimistas y realidades políticas y económicas termina generando una sacudida mucho más fuerte de lo que hoy nadie quiere imaginar", advierte Pablo Gil.

03Oct

la inteligencia artificial se perfila como uno de los motores más potentes de transformación económica y tecnológica de la próxima década. Sus implicaciones van mucho más allá de los sectores directamente vinculados.

Miguel Ángel Valero

La historia económica nos enseña que resistirse a los avances tecnológicos siempre ha sido inútil. Ocurrió en la Inglaterra del siglo XIX con los tejedores que vieron cómo los telares mecánicos destruían su forma de vida, como pasó después con los conductores de diligencias sustituidos por el ferrocarril y el automóvil, o con los telefonistas que desaparecieron cuando las centralitas se automatizaron. Más cerca en el tiempo, lo vivieron los delineantes con la llegada de programas como AutoCAD, las discográficas ante la música en “streaming” o los videoclubs frente al auge de plataformas como Netflix. 

"Hoy ocurre lo mismo con la inteligencia artificial. Lo que está en juego no es la tecnología en sí, sino nuestra capacidad de adaptación", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Los cambios del pasado fueron graduales. Entre la primera y la segunda Revolución Industrial transcurrieron décadas, permitiendo a varias generaciones aprender nuevos oficios y recolocarse en sectores emergentes. Hoy la situación es distinta: la velocidad de la innovación no da tregua. Lo que antes llevaba medio siglo, ahora ocurre en cuestión de años.

Esto genera un contraste curioso. Los trabajadores de más edad, muchos de ellos con estabilidad financiera, están relativamente protegidos. En cambio, los jóvenes recién graduados son los más vulnerables: se han preparado para empleos de entrada que la IA ya puede hacer en segundos, desde análisis de datos hasta redacción de informes. Por eso el desempleo juvenil crece más rápido que en otros grupos de edad. Y un exceso de jóvenes sin oportunidades nunca ha sido buena receta para la estabilidad social.

El otro gran reto es la desigualdad que provoca la disrupción. Hoy las ganancias se concentran en unos pocos sectores y compañías: fabricantes de chips, plataformas de nube, líderes en software y en IA. Mientras tanto, industrias intensivas en servicios como el comercio, la hostelería o la sanidad apenas perciben mejoras de productividad. Estamos ante un progreso asimétrico: unos pocos avanzan a toda velocidad mientras otros se quedan rezagados.

El futuro será inevitablemente disruptivo. La robótica eliminará millones de empleos, los vehículos autónomos transformarán el transporte y la logística, y la salud vivirá una revolución que ampliará nuestra vida útil de forma radical. Todo esto sucederá en menos de una generación. No hay duda de que mejorará la calidad de vida global, pero la transición será dolorosa para muchos.

La tentación política será prometer la protección de los empleos amenazados y garantizar una renta básica. Sin embargo, el verdadero papel de los gobiernos no debería ser preservar el pasado, sino ayudar a que las personas se adapten al futuro. Formar, reciclar, facilitar la movilidad laboral y, sobre todo, preparar a los jóvenes para los trabajos que realmente existirán.

Estamos entrando en una década en la que se cruzarán varios frentes: disrupción tecnológica, tensiones geopolíticas, problemas de deuda y un relevo generacional en el liderazgo político y social. Un cóctel que exige reflexión y preparación. Pero por encima de todo, la pregunta clave será: ¿cómo quiere situarse cada uno de nosotros? ¿Entre quiénes intentan resistirse a lo inevitable o entre quienes buscan aprovechar la ola para crear nuevas oportunidades?

El futuro no será sencillo, pero nunca lo ha sido en momentos de gran transformación. Cada revolución tecnológica trajo consigo miedos, incertidumbres y pérdidas, pero también abrió la puerta a un mundo con más bienestar, más opciones y más posibilidades. Esta vez no será diferente. Quienes se preparen, aprendan y abracen el cambio tendrán delante un horizonte lleno de oportunidades. 

"El reto no está en detener la disrupción, sino en decidir de qué lado de la historia queremos estar", subraya Pablo Gil.

Columbia Threadneedle: el motor de la próxima década

Michael Guttag, senior portfolio manager de Renta Variable de Columbia Threadneedle Investments, cree que la inteligencia artificial se perfila como uno de los motores más potentes de transformación económica y tecnológica de la próxima década. Sus implicaciones van mucho más allá de los sectores directamente vinculados. 

La IA está transformando la dinámica de la demanda energética con los centros de datos como grandes impulsores del consumo eléctrico. "Nuestras previsiones apuntan a que, para 2030, estos centros podrían representar más del 20% del consumo total de energía en EEUU, y que las instalaciones específicas para IA superarán a las convencionales en 2027", explica.

Este auge presenta tanto desafíos como oportunidades para el sector de los servicios públicos: se beneficiarán de la mayor demanda, pero deberán afrontar limitaciones de infraestructura, largos plazos de entrega en nueva generación y transmisión, así como una creciente oposición local a la ubicación de los centros de datos.

La gestión de las cargas térmicas es otro reto clave. La potencia de procesamiento necesaria para desarrollar y ejecutar modelos de IA genera un calor considerable. Se prevé que la demanda de refrigeración aumente de 10.000 millones$ en 2024 a 60.000 millones de dólares en 2030. El mercado de refrigeración líquida, valorado actualmente entre 2.000 millones y 3.000 millones, podría multiplicarse por diez y alcanzar el 40% del gasto total en refrigeración de centros de datos para 2028.

Tecnologías como la refrigeración directa al chip y la refrigeración por inmersión están ganando protagonismo, y las unidades de distribución de refrigerante (CDU) se perfilan como componentes críticos.

"Observamos inversiones con soluciones avanzadas y un papel creciente de las fusiones y adquisiciones, a medida que las empresas buscan ampliar sus carteras en este sector", apunta este experto.

Los principales obstáculos al crecimiento de la IA no son barreras estructurales, sino desafíos, y pasan por un conocimiento aún limitado de los casos de uso, unos altos costes de adopción, modelos de precios aún poco definidos y un enorme consumoenergético. Más que frenos, están generando nuevas oportunidades de negocio e inversión. La IA se ha convertido en un catalizador que impulsará la innovación y elcrecimiento en diversos sectores.

"Mantenemos una perspectiva optimista sobre las inversiones en IA y vemos margen para obtener sólidos rendimientos en toda su cadena de suministro. La fuerteinversión en infraestructura, junto con el rápido crecimiento de los datos, refuerza nuestra convicción. Desde la óptica de inversión, identificamos oportunidades específicas en líderes como NVIDIA y Microsoft, pero también en el ecosistema más amplio de facilitadores y proveedores de soluciones para IA", señala.