En un mundo cada vez más fragmentado, resulta más importante que nunca que Europa sea autosuficiente. Y eso exige invertir en centros de datos y redes, en energías limpias, en defensa.
Al observar el análisis y rentabilidad a largo plazo, la clase de activos e infraestructuras ha continuado mostrando un rendimiento sólido a lo largo de múltiples periodos económicos adversos.
"Nos encontramos en un momento especialmente oportuno para ampliar la exposición a infraestructuras" y para que el inversor pueda "capturar valor antes de que aumente la competencia".