Miguel Ángel Valero
En una aldea remota de la isla de Carpatia, Yuri, una tímida campesina, es criada con el miedo a una especie animal esquiva llamada ochi. Pero cuando Yuri descubre que han abandonado a un bebé ochi herido, emprende una misión para llevarlo a su casa. A medida que Yuri se adentra en el bosque, se enfrenta a peligrosos desafíos y aprende valiosas lecciones sobre el valor, la amistad y la importancia de proteger la naturaleza.
Se puede ver La leyenda de Ochi, dirigida por Isaiah Saxon (es también el responsable del guion de su primer largometraje) y protagonizada por Helena Zengel, Finn Wolfhard, Emily Watson y un impresionante Willen Defoe, como una película para niños. Y se disfrutará de esta obra, que llega a las salas de cine españolas de la mano de A Contracorriente Films.
Pero esta encantadora aventura infantil, capaz de combinar un tono oscuro con un pícaro sentido del humor, es algo más. Aunque peca de previsible, sobre todo en la parte final, y llega a exasperar en algún momento por un ritmo demasiado lento y pro no profundizar demasiado ni en la historia ni en los personajes, llama la atención su fotografía (magistral Evan Prosofsky), el diseño de las criaturas y la ambientación naturalista.
Es una fábula visualmente impactante y deslumbrante sobre la conexión entre los humanos y el mundo natural, con un tono contemplativo que combina elementos de cuentos clásicos y estética fantástica moderna.
Se nota la mano de Saxon, reconocido por sus innovadores videoclips para artistas como Björk y Grizzly Bear. Recuerda un poco a ET el extraterrestre, por la relación de amistad que se crea entre el ochi y Yuri, y a Gremlins, por el diseño de las criaturas. Pero también a La historia interminable o El cristal oscuro, película en la que no actuaba ningún actor.
Tiene el acierto de poner el foco precisamente en la vinculación entre la chica y el ochi, similar a la de Elliot y el extraterrestre en 'ET'.
Y el fallo de no profundizar en los personajes, ni en los protagonistas ni en los secundarios. Willen Dafoe lo borda interpretando a Maxim como un tipo triste, de creencias religiosas fundamentalistas, dispuesto a usar una armadura para ir en busca de su hija y rescatarla de los malvados ochi. Pero es un personaje excéntrico del que se nos muestra poco. Y lo mismo sucede con Petro (Finn Wolfhard), el único de los chicos que sintoniza con Yuri.
La película acierta en los efectos especiales, sobre todo en los animatrónicos utilizados para hacer de ochis: son expresivos, totalmente convincentes, casi reales. Y en la fotografía, que contribuye a hacer que la historia sea realista y atractiva entre paisajes nublados, una atmósfera densa y oscura, e imágenes coloristas.
La película fue rodada en 2021 en Transilvania, famosa por ser la región donde actuaba Drácula, con localizaciones en las montañas Apuseni, el lago Bâlea y la carretera Transfăgărășan, entre otras.
En cualquier caso, Saxon hace un debut visualmente potente, impactante, emocionalmente sincero y coherente en su visión ecológica, y un encantador homenaje al cine de aventuras más clásico y familiar.