Se cumple un año de la DANA que asoló la provincia de Valencia, entre otras zonas. A lo largo de estos 12 meses, CaixaBank Research ha monitoreado la evolución del consumo en las áreas afectadas por las inundaciones, especialmente la denominada 'zona cero': Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Algemesí, Benetússer, Beniparrell, Catarroja, Chiva, Llocnou de la Corona, Massanassa, Picanya, Paiporta, Sedaví y Utiel.
Durante los primeros meses, la recuperación del consumo en la zona más afectada por la DANA tuvo dos velocidades. Por un lado, el consumo de los residentes cayó un 47% en los días inmediatamente posteriores (del 30 de octubre al 5 de noviembre), pero la recuperación fue rápida: un mes después, el crecimiento del gasto de los residentes ya superaba la media nacional, probablemente debido a la necesidad de reponer bienes. Esta tendencia se ha mantenido durante el último año, aunque la diferencia respecto al resto de España se ha ido reduciendo en los últimos meses.
Desde la perspectiva de los comercios, el impacto fue aún más severo. Entre el 30 de octubre y el 5 de noviembre, la facturación cayó un 83% y el gasto en los comercios de la zona cero permaneció en cotas negativas durante más de seis meses. No fue hasta junio que el crecimiento volvió a ser positivo, igualándose desde entonces al ritmo observado en el resto del país.
El impacto de la DANA no fue homogéneo entre los municipios afectados, ni lo está siendo la recuperación. Un aumento del consumo de los residentes no implica necesariamente una mayor facturación en los comercios locales. Un caso claro es el de Alfafar y Paiporta, donde el consumo de los habitantes creció más de un 20% interanual en septiembre, mientras que la facturación de sus comercios apenas superó en un 10% la del año anterior.
Esta diferencia puede explicarse, en parte, por el hecho de que algunos comercios no habían retomado su actividad. Actualmente, el conjunto de la zona más afectada por la DANA ya cuenta con más comercios activos que antes del episodio, aunque en localidades como Alfafar, Massanassa y Sedaví todavía no se ha recuperado plenamente el nivel previo.
Los datos internos de CaixaBank permiten analizar con mayor detalle la evolución del consumo y la facturación según las características de los afectados. Entre los residentes, las personas con menores ingresos sufrieron el mayor impacto: su consumo llegó a caer un 82%, frente al 40% de las rentas más altas. Además, también en este caso la recuperación ha sido desigual: entre diciembre y septiembre, el consumo de las rentas bajas aumentó en promedio un 12% interanual, por debajo del 16% registrado entre las rentas altas, ampliándose así la brecha de consumo.
En cuanto a las empresas, el tamaño ha sido determinante. Las grandes empresas resistieron mejor: su facturación cayó un 85% tras la DANA, pero en septiembre ya se había recuperado al nivel del año anterior. Por el contrario, las pequeñas empresas sufrieron una caída del 98% y, un año después, su facturación seguía más de un 10% por debajo del mismo periodo del año pasado.
En conclusión, un año después de la DANA, los datos muestran una recuperación generalizada, aunque de magnitud algo desigual entre municipios, comercios y perfiles socioeconómicos.
Fundación Mutua: atención psicológica
Por su parte, la Fundación Mutua Madrileña y el Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana (COPCV), en el marco de su Plan de recuperación para las poblaciones afectadas por la DANA, diseñado a finales del pasado año, han prestado atención psicológica profesional y gratuita durante los meses transcurridos de 2025 a más de 5.500 personas afectadas por las inundaciones que arrasaron varias localidades deValencia el 29 de octubre de 2024.
Ambas entidades pusieron en marcha esta iniciativa a comienzos de este año en colaboración con los ayuntamientos de las localidades más afectadas por la DANA, desarrollando acciones destinadas a mejorar la salud mental y el bienestar psicológico individual y colectivo de la población más afectada.
La actuación conjunta y desinteresada del COPCV y de Fundación Mutua Madrileña ha sido imprescindible para prevenir la cronificación de problemas desalud mental y la formación de cuadros de estrés postraumático complejos.
“El compromiso con la salud mental que mantiene la Fundación Mutua, tanto a nivel de estudios como de ayudas a la investigación médica y al cuidado de personas con estos problemas, sobre todo en el ámbito de la infancia y la juventud, nos hizo ver que ayudar a los afectados por las riadas a recuperar su salud mental y emocional podía ser una muy necesaria forma de ayudar a la población afectada”, señala Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, quien añade que “el COPCV era el mejor aliado que podíamos encontrar para poner en marcha este proyecto que se cimentóen apenas unas semanas”.
Al inmenso dolor por las personas fallecidas, se une la desolación de un contexto de destrucción. La DANA derrumbó viviendas, espacios culturales, de ocio y centros educativos; arrasó con los enseres y recuerdos de toda una vida “devastando los cimientos emocionales, sociales y comunitarios tan necesarios para el ser humano. En estos casi 12 meses desde la tragedia, la incertidumbre y la inseguridad se han apoderado de muchas personas y la actuación de profesionales de la Psicología ha sido esencial para poder gestionar el shock inicial y todas las emociones posteriores”, afirma el decano del COPCV, Francisco Santolaya.
En estos siete meses, se han llevado a cabo 1.864 intervenciones individuales por los profesionales de la Psicología que han participado en el desarrollo del plan. En total, han atendido a 2.261 personas, ya que, a menudo, les acompañaban familiares o personas afines con un papel destacado en su sintomatología o recuperación. En cuanto a las intervenciones grupales, se han realizado hasta ahora 296 terapias de grupo, en las cuales se han atendido a 3.244 personas. Además, se ha realizado 319 reuniones de coordinación con los responsables de los ayuntamientos más afectados y su personal técnico.
En el desarrollo del proyecto han trabajado una veintena de profesionales de la Psicología en las 13 localidades adheridas al plan. En el marco del programa, se han llevado a cabo intervenciones individuales y grupales, visitas domiciliarias, sesiones familiares y talleres a profesionales municipales. Todas las iniciativas han sido adaptadas a la idiosincrasia de cada población y a las necesidades de los vecinos que han solicitado este apoyo. Los colectivos en situación de especial vulnerabilidad como son personas con enfermedades mentales previas, edad avanzada, movilidad reducida, niños y jóvenes, se han tenido especialmente en cuenta en este proceso.
Respecto al perfil de las personas atendidas en las intervenciones individuales, el 69% se encontraba en la franja de edad entre los 30 y los 65 años, el 17% entre los 70 y los 80 años, el 12% entre los 20 y los 30 años y entre los 18 y 20 años representaba un 3%. En cuanto al perfil de los atendidos en las intervenciones grupales, el 36,21% se encuentran entre los 30 y 65 años, el 31,88% entre los 6 y 13 años, el 21,46% entre los 70 y 80 años, el 5,52% entre los 20 y los 30, y el 4,93 entre los 14 y 19 años.
La sintomatología identificada en los casos atendidos refleja el impacto profundo de la catástrofe:
“Todos estos datos no hacen más que corroborar la necesidad de lasintervenciones psicológicas”, afirma Santolaya. Desde el COPCV se destaca que la recuperación psicológica tras una catástrofe de esta magnitud no es lineal ni inmediata. Se estima que, en casos de sintomatología persistente, una mejora funcional significativa puede requerir entre 1 y 3 años de tratamiento continuado y especializado, pudiendo extenderse aún más para lograr una resolución completa del trauma.
Las actuaciones del Plan de recuperación desde la psicología para las poblaciones afectadas por la DANA han permitido también generar capital social, fomentando redes de apoyo local y promoviendo la creación de una base de buenas prácticas y protocolos de intervención transferibles a otros territorios ante posibles futuras emergencias.

A partir de ahora, el reto de este proyecto es consolidar los logros alcanzados, asegurar la transferencia de competencias a los recursos locales y seguir construyendo comunidades más resilientes, cohesionadas y psicológicamente preparadas para afrontar posibles adversidades futuras.
SAS: impacto en las aseguradoras
Desde SAS, firma de datos e inteligencia artificial, también han estado siguiendo de cerca el efecto que ha tenido la DANA en las empresas para comprender el rol de las aseguradoras. Amaya Cerezo, experta en IA y analítica avanzada en SAS, destaca que "la DANA de Valencia, de la que se cumple en unos días el aniversario, fue un punto de inflexión para muchas empresas valencianas. El sector asegurador también experimentó un gran reto ya que, sobre la operativa habitual y la planificación de recursos, se añadió una crisis que exigió una reorganización total en tiempo récord. Además de afrontar pérdidas inmediatas por la replanificación de recursos y el aumento de precios de proveedores colapsados, también tuvieron que gestionar las consecuencias que se podían derivar a largo plazo. Cubrir este tipo de incidentes no puede significar descuidar el resto de las actividades, ya que eso conllevaría la insatisfacción de clientes, reclamaciones e indemnizaciones por retrasos o - incluso - el abandono de la compañía".
"Desde SAS creemos que la analítica avanzada y la IA pueden contribuir significativamente a mejorar la respuesta en casos de desastres naturales. Existen herramientas capaces de interactuar directamente con los gestores de siniestros, de recibir parámetros críticos en el momento de la crisis y de generar planes óptimos de gestión de costes y recursos adaptados al modelo de cada aseguradora. Estos modelos predictivos, que detectan riesgos antes de que ocurran, permiten a las aseguradoras anticiparse y facilitan una planificación proactiva. Así, en caso de que termine ocurriendo la catástrofe, pueden actuar con rapidez y eficiencia. En ese caso, los datos a tiempo real también permiten adaptar la planificación a la situación que se produce en cada momento para reducir los costes y minimizar el tiempo de gestión de los siniestros. La tecnología ya está preparada para que el sector asegurador pase de reaccionar a prevenir", añade.