"Si se va demasiado despacio, se corre el riesgo de dañar indebidamente la economía, que es más precaria en la zona euro que en Estados Unidos".
"Si los bancos no pueden prestar de forma rentable, simplemente no lo harán. Esto tendría consecuencias negativas tangibles para el crecimiento, sobre todo en aquellos sectores intensivos en capital como las infraestructuras, las telecomunicaciones y los servicios públicos, con el correspondiente impacto en el desempleo y el crecimiento potencial de la economía".