17Nov

Los analistas de Coface anticipan un excedente creciente de oferta en 2026 y esperan que los precios sigan bajando al menos hasta finales de 2025, con una posible estabilización en 2026 en niveles no vistos en los últimos diez años.

Miguel Ángel Valero

El levantamiento de las restricciones a la exportación impuestas por India ha provocado un desplome del precio del arroz, que ha caído un 35% en el último año, situándose en su nivel más bajo desde 2017 (360$ por tonelada).Según el último análisis de Coface, después de tres años de extrema volatilidad, el mercado mundial del arroz afronta ahora un exceso de oferta, con una producción que en 2024alcanzó los 541 millones de toneladas. Este desequilibrio está presionando los precios a la baja y generando tensiones tanto para los productores como para los importadores.

Desde 2022, India, el principal exportador mundial, había restringido sus exportaciones para contener el aumento de los precios internacionales (incremento del 19% en 2022 y 2023), provocado, en particular, por la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania y las condiciones climáticas adversas en Asia. 

La reapertura de las exportaciones en 2024, junto con cosechas récord en Asia, han provocado esta importante caída. Dadas las previsiones de aumento de la producción para 2026 y el posible regreso del fenómeno de La Niña en el cuarto trimestre de 2025, los analistas de la compañía de gestión integral del riesgo comercial anticipan un excedente creciente de oferta en 2026.Así, se espera que los precios sigan bajando al menos hasta finales de 2025, con una posible estabilización en 2026 en niveles no vistos en los últimos diez años.

Asia domina el mercado; África es altamente dependiente

El arroz es el alimento básico más consumido en el mundo, por delante del trigo y el maíz. A pesar de su importancia para la seguridad alimentaria, su comercio internacional sigue siendo limitado, con Asia como principal protagonista, al concentrar cerca del 90 % de la producción y el consumo mundial. Por su parte, África subsahariana depende en gran medida de las importaciones asiáticas.

En 2024, cinco países asiáticos representaron el 75% de las exportaciones, incluyendo un 40% correspondiente a India, una concentración que aumenta la vulnerabilidad de estos países frente a las decisiones políticas de las economías asiáticas.

El arroz sigue siendo una mercancía politizada en muchas economías asiáticas. La continua caída de los precios amenaza la rentabilidad de los productores en países cuya producción es inferior a la de India. Filipinas, uno de los mayores importadores mundiales de arroz, ha suspendido las importaciones durante 60 días desde el 1 de septiembre para apoyar a sus productores. Indonesia, por su parte, ha adoptado una estrategia de soberanía alimentaria, priorizando la producción nacional para reducir su dependencia de las importaciones.

Las economías emergentes mantienen políticas proteccionistas. Este es el caso de Japón, que, bajo la presión de los lobbies agrícolas, mantiene estrictos cupos de importación para proteger su sector arrocero. Sin embargo, este enfoque corre el riesgo de desestabilizar la dinámica del mercado interno. De hecho, el sector arrocero japonés enfrenta una crisis de suministro debido a la mala cosecha de 2023, provocada por el calor extremo que redujo los rendimientos. El almacenamiento y un gran terremoto en el sur de Japón en agosto de 2024 han agravado la escasez de oferta. Las políticas proteccionistas mantienen los precios internos muy elevados, especialmente cuando la producción nacional disminuye. Actualmente, una bolsa de 5 kg de arroz cuesta alrededor de 4.000 yenes (26$) en Tokio, frente a los 8$ que cuesta una bolsa equivalente de arroz tailandés en Bangkok.

TACO de Trump con los aranceles

En el ámbito comercial, se dieron varias muestras más de que en la estrategia de Trump “no todo vale” y que, ante la presión, se ve obligado a revertir su postura. Lo que los demócratas califican de TACO: Trump Always Chickens Out (Trump Siempre se Acobarda)

Por un lado, EEUU ha eximido de aranceles a más de 200 alimentos y productos agrícolas. La extensa lista incluye productos como la carne de res, el café, diversas frutas (plátanos, aguacates, cítricos, tomates), especias y frutos secos. La medida responde a la preocupación por el repunte de la inflación en los alimentos y su impacto en el coste de vida de los consumidores. Según el último dato de septiembre, los precios de los alimentos aumentaron un 3,1%, ligeramente por encima del IPC general (+3%). Sin embargo, alimentos como los filetes de ternera (+17%) o plátanos (+7) presentaron incrementos significativos. 

Además, se confirmó el acuerdo preliminar entre Suiza —y Liechtenstein— que reduce el arancel recíproco del 39% al 15%. Además, el pacto establece un límite máximo del 15% para los fármacos —principal exportación suiza hacia EEUU— y los semiconductores, en caso de que la Administración Trump imponga gravámenes globales específicos sobre estos productos. A cambio, Suiza se compromete a rebajar los aranceles sobre determinados productos agrícolas procedentes de EEUU y a invertir 200.000 millones$ en el país norteamericano antes de finales de 2028. 

También se ha anunciado la firma de acuerdos marco en las próximas con Argentina, Guatemala, El Salvador y Ecuador como medida adicional para reducir las barreras sobre alimentos importados desde estos países. 

29Sep

La combinación de costes crecientes y demanda debilitada ha creado una tormenta perfecta: los márgenes se han estrechado, limitando la capacidad de maniobra de las empresas.

En los últimos cinco años, las insolvencias empresariales han mostrado una evolución marcada por la volatilidad, con periodos de descenso seguidos de fuertes repuntes que reflejan la incertidumbre económica global.

En este escenario, en España, el número de concursos de acreedores en empresas todavía se mantiene por encima de los niveles prepandemia en 2024, situándose un 29,4% por encima del observado en 2019.

Esta es una de las principales conclusiones del análisis ‘Impacto de las insolvencias en la actividad empresarial española’, realizado por los expertos de Coface, firma de gestión integral de riesgo de crédito comercial.

Las condiciones macroeconómicas y las respuestas de política económica de cada país están influyendo directamente en los resultados empresariales del mercado español. Así, mientras algunos comienzan a superar los desafíos del ajuste pospandémico, otros, como España continúan enfrentando mayores insolvencias.

Poniendo en foco en la trayectoria de los concursos de acreedores durante el periodo analizado, se puede percibir que, tras el comienzo de la pandemia, hubo una reducción drástica debido a una combinación de medidas de apoyo (subsidios, subvenciones y programas de financiación), condiciones económicas (tipos de interés bajos que permitieron a las empresas refinanciar su deuda) y cambios legislativos (modificación de la Ley Concursal), que protegieron a las empresas de las crisis financieras. 

Unos factores que, si bien impactaron en todos los mercados, en España lo hicieron con una evolución más irregular, marcada por altibajos y repuntes puntuales que reflejan la particular sensibilidad de su tejido empresarial y sectores.

La mayor parte de medidas temporales de apoyo postpandemia han llegado a su fin, dejando un 2024 marcado por grandes aumentos en el cómputo anual de insolvencias respecto a 2023. No solo por la retirada de estos mecanismos de ayuda, sino también por otras cuestiones clave como el aumento de los costes operativos (energéticos y laborales), el endurecimiento de las condiciones financieras y la transformación en los patrones de consumo debido a las incertidumbres (mayor control del gasto). 

Esta combinación de costes crecientes y demanda debilitada ha creado una tormenta perfecta: los márgenes se han estrechado, limitando la capacidad de maniobra, y un número creciente de compañías ha tenido dificultades para sostener sus operaciones bajo estas condiciones.

De esta forma, el análisis anual muestra un incremento en concursos de acreedores en empresas del 12,6% respecto a 2023, con 5.589 insolvencias empresariales. Un resultado que obliga a la cautela: el incremento global de insolvencias y un entorno geopolítico cada vez más complejo e incierto obligarán a las empresas españolas a extremar la prudencia y fortalecer su capacidad de resiliencia en los próximos meses.

Esta incertidumbre se refleja con nitidez en el análisis por sectores incluido en el estudio:

  • El sector agroalimentario cerró 2024 con 78 insolvencias, un incremento del 5,4%, proporción similar a la de los años anteriores. El reto de la industria para los próximos meses sigue siendo el encarecimiento de la energía, un lastre que arrastra desde el año 2022.
  • El retail registró 1.394 insolvencias en 2024, un aumento del 11,7% de cara al 2023. La estabilidad de la industria dependerá, entre otros, de la confianza de los hogares y su disposición a gastar en un contexto de incertidumbres.
  • El sector de servicios informáticos y comunicaciones registró 288 insolvencias, un 78,9% más que en 2023. El principal desafío que encara es la sobrexposición a mercados volátiles.
  • Por su parte, el sector logístico sufrió un incremento del 10,1% respecto al año anterior, contabilizando 228 insolvencias. La inestabilidad geopolítica repercute directamente en este sector, y será lo que condicione el devenir de las empresas exportadoras.