El rally navideño continúa, con el índice global alcanzando nuevos máximos, aunque esta vez con una participación más amplia que trasciende el sector tecnológico.
Miguel Ángel Valero
Las Bolsas globales avanzan tras la reunión de la Fed, marcada por un tono menos restrictivo, aunque los repuntes no son homogéneos. Por un lado, crecen las dudas en torno a la inteligencia artificial tras los resultados de Oracle y Broadcom, que no han logrado convencer a los mercados, lo que ha provocado que el sector tecnológico quede rezagado esta semana. Las inquietudes sobre la capacidad de inversión de Oracle, debido a su elevado nivel de endeudamiento, se han sumado a unos datos de Broadcom que han resultado decepcionantes, especialmente por las previsiones de pedidos anunciadas por su CEO: en torno a 73.000 millones$, una cifra inferior a la estimada por los analistas.
Mientras tanto, OpenAI sigue atrayendo capital y explorando nuevas vías para monetizar la inteligencia artificial generativa. En esta ocasión, Disney ha comprometido una inversión de 1.000 millones$ en la compañía y ha licenciado sus franquicias para que Sora, la IA de generación de vídeos de OpenAI, pueda utilizarlas en la creación de contenido que se ofrecerá en Disney+.
La carrera por rentabilizar la IA continúa y, pese a las incertidumbres, los ambiciosos planes de inversión se mantienen firmes.
Por otro lado, los sectores más rezagados y las pequeñas empresas americanas celebran esta semana el giro menos restrictivo de la Fed con avances significativos del +3% para el Russell 2000. Tras una primera mitad de año complicada, la segunda parte, marcada por la reducción de tipos y la llegada de estímulos fiscales en 2026, ha permitido al Russell 2000 acumular ganancias del +20%, frente al +11% del S&P 500. Esta tendencia diferencial debería mantenerse, en un contexto donde la economía estadounidense parece haber superado el impacto más severo de los aranceles y encara 2026 con mayor optimismo.
Por su parte, el Ibex ha tocado, aunque sea momentáneamente, los 17.000 puntos por vez primera en su centenaria historia. Cerrará 2025 con una subida de más del 46%, la más alta de la historia del índice creado en 1992 y que en 1993 registró un incremento del 54%, todavía no superado.
El rally navideño continúa, con el índice global alcanzando nuevos máximos, aunque esta vez con una participación más amplia que trasciende el sector tecnológico.
DWS

Pero no es oro todo lo que reluce, ni todo el monte es orégano. Un gráfico de DWS ilustra los cambios anuales en dos indicadores de beneficios fundamentales en EEUU. El primero es el beneficio operativo de las empresas del S&P 500. El segundo es el beneficio total de las empresas, según los datos macroeconómicos nacionales después de impuestos, excluyendo los ajustes por valoración y depreciación. Durante décadas, ambas series evolucionaron prácticamente al unísono, lo que refleja la estrecha relación entre el mercado bursátil y la economía real. Sin embargo, desde la pandemia, esta estrecha correlación parece haberse roto. Los beneficios operativos del S&P 500 han fluctuado mucho más durante aproximadamente un año y han sido dinámicos, mientras que los beneficios económicos generales parecen estar quedando rezagados.
"Vemos razones claras para esta división. Unas pocas grandes empresas tecnológicas están impulsando las ganancias en el S&P 500, respaldadas por economías de escala y enormes inversiones en inteligencia artificial (IA). Por el contrario, los datos macroeconómicos sobre ganancias reflejan la amplia base corporativa de la economía estadounidense y, por lo tanto, muchas empresas más pequeñas y sensibles a los tipos de interés que están sufriendo el aumento de los costes financieros y los costes laborales unitarios", señalan los expertos de la gestora.
Otro factor se refiere a las recompras de acciones, que respaldan a los grandes actores del índice sin que los beneficios macroeconómicos aumenten en la misma medida. En resumen, los beneficios del S&P reflejan la fortaleza de unas pocas empresas extremadamente grandes y competitivas, mientras que los beneficios empresariales generales reflejan la “empresa estadounidense media” en un momento de crecimiento sólido, pero no elevado.
Según Johannes Müller, director de investigación de DWS, esta evolución refleja un “renacimiento de la K”. Durante la pandemia, la idea de la K se popularizó entre los economistas para ilustrar que una parte de la economía prácticamente no se vio afectada e incluso prosperó, mientras que la otra parte tuvo que hacer frente a considerables dificultades, al igual que con la letra K, una línea subió y la otra bajó.
Históricamente, el mercado bursátil estadounidense ha tendido a evolucionar en paralelo a la economía. Por ejemplo, existe una correlación entre los puestos de trabajo de nueva creación y el S&P 500. “Sin embargo, desde finales de 2022, el mercado laboral ha mostrado signos de debilitamiento, mientras que el S&P 500 ha seguido subiendo, más de un 75%”, afirma Müller. En su opinión, se trata de una “clásica formación en forma de K”. En esta ocasión, ha sido provocada por la euforia en torno a la IA tras el lanzamiento de ChatGPT, combinada con enormes inversiones en centros de datos. Pero aún está por ver si estos elevados gastos se verán justificados por el aumento de la productividad en un futuro próximo.
También se puede observar una evolución en forma de K dentro del ecosistema de la IA: mientras que las empresas del universo Google han experimentado recientemente fuertes ganancias, algunas partes del ecosistema OpenAI han registrado pérdidas en sus precios. Esto se debe a que están surgiendo nuevos modelos y el liderazgo del mercado es volátil. Para el mercado de valores, esto puede sugerir que las estrategias de compra y mantenimiento de acciones de empresas individuales centradas en la IA pueden implicar un riesgo significativo. De cara al futuro, un factor clave puede ser qué empresas pueden utilizar la IA para obtener beneficios cuantificables y cuáles se quedan en el camino.
El gráfico ilustra cómo están divergiendo las trayectorias de los beneficios. La lógica K no solo se aplica a la economía y al mercado bursátil, sino también a la evolución de los beneficios. "Sigue siendo esencial la selección, la diversificación y la reevaluación constante de las hipótesis. Sin pruebas de que los billones invertidos en IA estén aumentando la productividad macroeconómica, un mercado que ya depende en gran medida de las ganancias de un pequeño número de empresas se volverá aún más vulnerable", avisan en DWS
Robeco: el entusiasmo por la IA aporta un impulso real al crédito
El entusiasmo por la inteligencia artificial está aportando un impulso real al crédito, aunque los cambios en los factores técnicos y los diferenciales ajustados hacen que sea esencial un enfoque reflexivo, señala la última Perspectiva de Robeco, con tres mensajes:
- El contexto fundamental parece ser favorable para los activos de riesgo, incluido el crédito.
- Los factores técnicos han sido excepcionalmente sólidos, pero esto está cambiando.
- Las valoraciones de los diferenciales siguen estando lejos de ser atractivas y ofrecen un margen de protección limitado.
2025 será recordado como un período amable pero caótico para los inversores. Los principales mercados de renta variable han obtenido ganancias de dos dígitos, los mercados de crédito disfrutan de retornos positivos por exceso y los entusiastas del oro han sido generosamente recompensados. Sin embargo, los tenedores de bonos gubernamentales europeos a largo plazo, quienes apostaron al alza del dólar, el petróleo y, más recientemente, los alcistas de las criptomonedas pueden sentirse algo diferentes.
Los mercados financieros parecen haber estado nerviosos por “algo” durante todo 2025. Pero preocupaciones previas, como los aranceles, los déficits insostenibles y la geopolítica, en cierta medida han pasado a un segundo plano por ahora, solo para ser reemplazadas por nuevas inquietudes: el auge de la inteligencia artificial (IA) y las “cucarachas” del crédito privado.
"Sospechamos que estos temas dominarán la conversación en el futuro próximo. Creemos que el resto debe considerarse en estado de pausa, no extintos", advierten sus analistas.
Dadas las valoraciones estrechas de partida, la resiliencia del crédito este año ha sido particularmente impresionante frente a tanto ruido. Un factor de apoyo ha sido, sin duda, la relajación generalizada de la política monetaria global en los últimos doce meses. Esto continuará, pero el rumbo que tome la Fed en particular, será un punto clave para los mercados.
UBS: propósitos para construir carteras sólidas
Mark Haefele, Chief Investment Officer de UBS Global Wealth Management, comparte cinco propósitos de Año Nuevo que, en su opinión, pueden ayudar a los inversores a aislar el ruido y construir carteras sólidas de cara al futuro:
- Hacer balance: revisar el plan financiero
- Pasar a la acción: poner el efectivo a trabajar
- Reforzar la resiliencia: fortalecer el núcleo de la cartera
- Dormir mejor por la noche: cubrir los riesgos de mercado
- Aprovechar el momento: buscar oportunidades tácticas
“A las puertas de un nuevo año, creemos que los inversores deberían centrarse en estrategias que les permitan construir carteras sólidas para el futuro. Éste es un buen momento para revisar los planes financieros y poner el efectivo a trabajar”, apunta.
“Es posible construir un núcleo sólido logrando la combinación adecuada entre acciones, bonos y activos alternativos, además de reequilibrar la cartera de forma periódica. Las estrategias de cobertura pueden ayudar a gestionar los riesgos”, añade.
En materia de asignación de activos, afirma: “Otorgamos una calificación de Attractive a la renta variable global y vemos oportunidades de crecimiento en la IA, Energía y recursos y Longevidad. También favorecemos los bonos de calidad y las materias primas, incluido el oro”.