14Nov

Xi Jinping busca reforzar el potencial de crecimiento a largo plazo y compensar los obstáculos demográficos y la pérdida del sector inmobiliario como motor. Y lograr la autosuficiencia en tecnologías críticas.

Miguel Ángel Valero

El Partido Comunista de China celebró recientemente su 15º pleno, centrado en el próximo Plan Quinquenal (2026–2030), y con una conclusión clara: el futuro probablemente estará marcado por la alta tecnología. La cuota del sector de alta tecnología dentro de la demanda final total, medida como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB), ha crecido de forma sostenida y se prevé que alcance el 18,3% en 2026, prácticamente el doble de su peso de hace una década.

El enfoque en la autosuficiencia tecnológica parece ser más claro que nunca para el régimen presidido por Xi Jinping. China pretende aislarse de las presiones extranjeras, especialmente en el ámbito de los microchips, y está impulsando la innovación y la mejora tecnológica en sectores como informática, comunicaciones, electrónica, robótica y maquinaria eléctrica. Los responsables políticos parecen confiados en que impulsar la productividad total de los factores (PTF) mediante la manufactura de alta tecnología, que puede generar beneficios, ingresos fiscales y empleo, y que, en última instancia, conducen a un mayor nivel de consumo.

Las cifras hablan por sí solas: entre 2022 y 2024, la fabricación de alta tecnología aportó 1,1 puntos porcentuales al crecimiento anual del PIB, compensando parcialmente el lastre del sector inmobiliario, que restó de media 1,7 puntos por año. La demanda final de alta tecnología podría acercarse pronto al 20% del PIB, mientras que la cuota del sector inmobiliario ha caído desde su pico del 30–35% hasta situarse por debajo del 20%.

Los avances tecnológicos de China son visibles en todas partes: la densidad de robots industriales ha aumentado un 50% en los últimos cinco años, el país lidera el mundo en solicitudes de patentes y su cuota de patentes de inteligencia artificial está creciendo exponencialmente. En 2023, China concentró cerca del 70% de todas las patentes de IA concedidas a nivel global.

¿Por qué esta apuesta tan decidida? En primer lugar, para reforzar el potencial de crecimiento a largo plazo y compensar los obstáculos demográficos y la pérdida del sector inmobiliario como motor de crecimiento. En segundo lugar, para lograr la autosuficiencia en tecnologías críticas, un objetivo vital tanto para el ámbito civil como para el militar.

No obstante, el plan no se limita exclusivamente a la alta tecnología. Otro objetivo estratégico es aumentar la contribución del sector servicios a la economía, que ya representa más de la mitad del crecimiento del PIB. Existe margen para dinamizar el consumo de servicios, especialmente en ámbitos como el cuidado de mayores, la educación, la sanidad, el turismo y la hostelería, donde la demanda sigue superando a la oferta.

Impulsar la demanda interna también figura entre las prioridades. “El gobierno está trabajando para aumentar la renta disponible de los hogares y reformar el sistema de seguridad social”, señala Elke Speidel-Walz, Chief Economist Emerging Markets en DWS. “Son pasos clave orientados a reducir la elevada tasa de ahorro de China y fomentar el gasto”, apunta.

El nuevo Plan Quinquenal de China constituye una hoja de ruta ambiciosa hacia una economía impulsada por la tecnología, rica en servicios y basada en el consumo. El sector de alta tecnología no es solo un motor de crecimiento, es el eje central de la estrategia china para gestionar las incertidumbres y dependencias del entorno global.