08Nov

Las diez principales empresas representan ahora el 32% de los ingresos netos totales, frente al 24% en 2009, lo que refleja una concentración récord. Las diez principales empresas europeas comenzaron con un peso similar en 2009, pero ahora solo representan el 16% de los beneficios.

Miguel Ángel Valero

Durante más de una década, el crecimiento de los ingresos netos del S&P 500 ha superado al del Stoxx 600 europeo. Sin embargo, se vislumbran signos de cambio, según un análisis de DWS. 

Desde la crisis financiera de 2009, los mercados bursátiles mundiales, en lugar de converger, divergían. En términos de ingresos netos agregados, se ha abierto una amplia brecha entre el S&P 500 de EEUU y sus homólogos mundiales, como el Stoxx 600 de Europa. Tanto el S&P 500 como el Stoxx Europe 600 comenzaron su andadura tras la crisis con beneficios similares, algo más de 0,5 billones$. En 2024, los ingresos netos del S&P 500 se han disparado hasta los 2 billones, lo que supone un aumento de 4,2 veces, mientras que el Stoxx Europe 600 solo ha logrado duplicarse hasta alcanzar los 1,1 billones de USD.

Por supuesto, la composición del índice explica gran parte de la historia. El motor de beneficios del S&P 500 está impulsado por un grupo reducido de gigantes tecnológicos y de las comunicaciones estadounidenses. Las diez principales empresas representan ahora el 32% de los ingresos netos totales, frente al 24% en 2009, lo que refleja una concentración récord. Las diez principales empresas europeas comenzaron con un peso similar en 2009, pero ahora solo representan el 16% de los beneficios. A primera vista, esto parece una desventaja, pero también puede significar resiliencia. Sin embargo, es interesante observar que sigue existiendo una gran diferencia si se tienen en cuenta sectores más tradicionales, como el industrial y el financiero.

El gráfico proporcionado por DWS muestra que el sector financiero ha impulsado tanto el bajo rendimiento de Europa tras la crisis como su reciente recuperación. El sector financiero domina el índice Stoxx 600 europeo, aportando un tercio de los ingresos netos, mientras que los sectores industrial y sanitario desempeñan un papel más importante que en EEUU. Muchas empresas industriales europeas, que en su día fueron una fuente de fortaleza, parecen enfrentarse a retos estructurales. En general, la base sectorial más amplia de Europa ha registrado un crecimiento más estable, aunque menos espectacular.

Entonces, ¿pueden Europa y su índice Stoxx 600 ofrecer algo más que una mayor diversificación con valoraciones aún algo más razonables? Como sostiene Thomas Bucher, responsable de estrategia de renta variable global de DWS, "las acciones estadounidenses son claramente caras. Sin embargo, en relación con su impresionante crecimiento de dos dígitos del beneficio por acción, la valoración podría no ser tan alarmante". 

Mientras tanto, estamos empezando a ver algunos signos alentadores en Europa a nivel empresarial. Las medidas de estímulo específicas, sobre todo el impulso a las infraestructuras en Alemania, están empezando a cambiar el rumbo. Pero aún es pronto y, dada la reciente fortaleza de los mercados bursátiles europeos, será fundamental mantener el impulso de los beneficios.