Pese a la guerra arancelaria de Trump, que incrementa los ingresos en 118.000 millones$, el déficit fiscal de EEUU apenas baja un 2,3%, hasta 1,775 billones.
Miguel Ángel Valero
Tras varios meses fuera del radar de los mercados, los bancos regionales de EEUU volvieron a ser el epicentro de las ventas en Wall Street y reavivaron los temores latentes sobre la calidad crediticia y la situación real en segmentos específicos del sistema financiero estadounidense. En esta ocasión, Zions y Western Alliance encabezan las caídas tras revelar pérdidas asociadas a préstamos presuntamente fraudulentos vinculados a hipotecas comerciales en dificultades.
Zions, uno de los principales bancos regionales del país con sede en Salt Lake City, comunicó la cancelación de un crédito de 50 millones a California Bank. La situación salpica a Western Alliance, otro banco regional con especial presencia en el suroeste del país, tras conocerse su condición de prestamista con la misma entidad.
Zions publicará sus resultados el 20 de octubre, y Western Alliance, un día más tarde, por lo que entonces se podrá calibrar el impacto real de estos hechos. Pero el mercado tiene muy buena memoria y recuerda lo que pasó en 2023 con Silicon Valley Bank (SVB), entre otras entidades, y se muestra extremadamente sensible a cualquier señal de debilidad.
Parece, sin embargo, muy prematuro hablar de una crisis generalizada en la banca mediana de EEUU y de una posible repercusión sobre los grandes bancos y, por extensión, sobre el sistema financiero internacional.
La crisis de 2023 se produjo después de que el aumento de los tipos de interés presionara las carteras de bonos de SVB, obligándolo a vender activos con grandes pérdidas cuando los depositantes empezaron a retirar el dinero. Ahora la Reserva Federal está en proceso de reducción de los tipos de interés y planea seguir suavizando su política monetaria por el lado del balance, algo que dotará de mayor liquidez al sistema.
Además, gran parte de los principales bancos estadounidenses han ido presentando resultados a lo largo de esta semana, sin señales de deterioro significativo en la calidad crediticia.
Pero la corrección (-13% Zions. -11% Western Alliance) puede verse como una llamada de atención más que como un síntoma de contagio, amplificada por la prolongación del cierre del Gobierno y por la escalada de las tensiones comerciales con China.
El S&P 500 marcaba -0,6%, el Nasdaq 100, el -0,5%. Aquí se mezclan las dudas sobre la situación real de la banca regional de EEUU con el conflicto entre EEUU y China, con el contraste entre un moderado secretario del Tesoro, Scott Bessent, llamando a la negociación y a la prolongación de la tregua arancelaria, y un belicoso Donald Trump, que proclama que "EEUU está en una guerra comercial ahora”.
Vuelve la actividad a la renta fija norteamericana ante la incertidumbre generada por los bancos regionales, con la TIR del 10 años estadounidense cayendo por debajo del 4% por primera vez desde abril. Después de varios días de calma, las compras volvieron a hacerse presente y devolvieron la rentabilidad exigida a niveles del 3,94%.
En las divisas, el dólar se llevaba la peor parte de la incertidumbre asociada a los bancos regionales y cedía posiciones ante el euro. Tras un buen comienzo de semana, el dólar ha sido golpeado por acontecimientos asociados al frente político –cierre de Gobierno y tensiones con China– y ahora por la banca regional, devolviendo la cotización a niveles por encima del 1,171 EUR/USD.
El oro ya acumula una subida del +8,3% en lo que va de semana aupado por las tensiones entre China y EEUU y el temor que sobrevuela a los bancos regionales norteamericanos. Ya está en máximos históricos, con 4.352 $/onza, y acumular un +60% en lo que va de año.
Déficit de 1,775 billones$
No ayudan mucho los datos macro. Y eso que se produjo un inesperado repunte en el sentimiento de los constructores, que subió según el índice NAHB hasta 37 desde el 32 anterior y muy por encima del 33 previsto. Éste fue el primer repunte y vuelve a situar a la confianza en máximos desde abril. Sin embargo, pesa más la decepción del índice de la Fed de Filadelfia, que cayó con fuerza en octubre y retrocedió hasta -12,8 desde el 23,2 previo y muy por debajo del 10 previsto. Con este descenso el indicador se sitúa en terreno que apuntaría a contracción de la actividad en los próximos meses.
Pero lo peor vino con el déficit fiscal del año fiscal de 2025, que solamente se redujo en 41.000 millones$, totalizando así un déficit de 1,775 billones. Con este dato, que incluye ya nueve meses del segundo mandato de Trump, el desajuste de las cuentas públicas estadounidenses sigue muy elevado y se compara con los 1,817 billones del año pasado. En los últimos doce meses apenas se redujo un 2,3%. Los ingresos se situaron en 5,23 billones con un crecimiento del +6% (+317.000 millones), gracias al aumento de los aranceles (+118.000 millones$ frente al año pasado) y que explica más de un 37% del aumento de los ingresos.
Los gastos crecieron un 4% y suman 7,01 billones. El pago por intereses de la deuda pública alcanzó un récord de 1,216 billones, lo que supone un aumento de 83.000 millones$ (+7% con respecto al año fiscal 2024), convirtiéndose así en el segundo gasto más importante después de la Seguridad Social.