12 Dec
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La economía española cerrará 2025 creciendo un 2,9%, más del doble que la Eurozona, y comenzará 2026 manteniendo el dinamismo y confirmando la resistencia y su capacidad para sortear riesgos elevados y crecientes. El RealTimeTracker (RTT), el modelo de seguimiento y pronóstico en tiempo real de Esade y de EY, estima que un crecimiento trimestral del PIB del 0,7% en el 4º trimestre de 2025, en línea con el promedio de los últimos cuatro trimestres. También anticipa, con información aún muy incompleta, una leve aceleración en el primer trimestre de 26 (+0,8%), indicando que el mantenimiento del dinamismo de la economía española proseguiría a corto plazo.

Este crecimiento del PIB en el 4º trimestre de este año está en sintonía con el promedio de los cuatro trimestres previos (0,8% trimestral en el 4º de 2024 y en el 2º de 2025, 0,6% en el 1 y 3º de este año). Este avance superaría el pronóstico del Panel de Funcas (+0,5%) y se alinea con el 0,7% de AIReF. Y supondría la continuación de la tendencia positiva de crecimiento, que ha sido ininterrumpida desde el cierre forzado de la economía en el 2º trimestre de 2020 para contener la pandemia. La tendencia positiva se ha mantenido en un contexto de riesgos sesgados al alza y dificultades del entorno macro-financiero, y podría proseguir a corto plazo con avances en el entorno al 0,8% trimestral en el primer trimestre de 2026.

El INE publicó un avance del PIB del 0,6% trimestral en el tercer trimestre, algo inferior al esperado. La leve desaceleración frente al 0,8% del 2º vino causado por un peor desempeño del sector exterior, debido a la mayor caída de exportaciones de bienes desde el tercer trimestre de 2023. La demanda interna siguió mostrando un buen comportamiento por parte del consumo privado y la inversión (en sus distintos rubros: construcción, bienes de equipo y propiedad intelectual), así como por el repunte del consumo público. Por el lado de la oferta, el PIB se moderó frente al 2º trimestre en la mayoría de ramas de actividad, destacando construcción, comercio y hostelería o actividades financieras y de seguros. 

La estimación actual del 0,7% en el 4T ha mostrado una moderada desaceleración desde cotas cercanas al 0,9% a mediados de octubre, debido a: 

  • Las señales mixtas en los índices de gestores de compras (en positivo el PMI de servicios y en negativo el PMI de manufacturas) y en los indicadores de inversión (en positivo la de construcción y en negativo la de bienes de equipo)
  • La contribución levemente negativa de indicadores de demanda (ventas de grandes empresas o comercio minorista), de oferta (producción industrial) y del mercado laboral (afiliaciones). 

Estos componentes se han visto compensados por la buena marcha de los índices de cifra de negocio en la mayoría de las ramas de servicios, destacando comercio, transporte y almacenamiento y otros servicios, que influyen positivamente en la estimación del 4º trimestre.

Los datos de Contabilidad Nacional hasta septiembre y la estimación del RTT del 4º trimestre anticipan un crecimiento del 2,9% en 2025, en línea con la previsión actual de otros organismos (Gobierno, FMI, Comisión Europea, OCDE o Panel de Funcas). Este 2,9% anual estimado quedaría varias décimas por debajo del registro de 2024 (3,5%), según se esperaba, pero varias décimas por encima al 2,2% proyectado a principios de 2025, lo que reflejaría una vez más que las proyecciones de crecimiento de la economía española tienden a quedarse cortas durante los ciclos expansivos.

El 2,9% anual estimado sentaría también las bases para mantener el tono positivo en 2026. El 'efecto arrastre' sería del 1,1% (cifra de avance en 2026 si la economía se mantuviera estancada durante todos los trimestres) y, si llegara a registrarse el 0,8% de la estimación preliminar del RTT en el 1T26, el crecimiento anual en 2026 rondaría un 1,9% “garantizado” (sin avances trimestrales el resto del año). Por tanto, la perspectiva para 2026 es por ahora favorable, como muestran las predicciones vigentes (2,0% FMI, 2,1% Panel de Funcas, 2,2% OCDE y 2,3% Comisión Europea), aunque en trayectoria de moderación frente al dinamismo de los últimos años. Además, el 2,9% habría superado notablemente el avance en la eurozona (del 1,2-1,3% en 2025 según los principales organismos), reflejando diversos factores positivos de tipo coyuntural y estructural de la economía española enunciados en el MacroRealTime de septiembre, factores que seguirán teniendo un impacto el año que viene. 

En conjunto, España habría conseguido sortear el conjunto de riesgos y vulnerabilidades existentes, principalmente de originación externa, entre los que destacan: 

  • Focos de riesgo geopolítico; 
  • Mayores barreras comerciales;
  • Un potencial repricing abrupto en mercados financieros, que podría amplificarse por el apalancamiento de instituciones financieras no bancarias y la volatilidad de los criptoactivos; 
  • España,cPreocupaciones fiscales que han derivado en rentabilidades más altas en la deuda pública a largo plazo, y que estarían tensionando las condiciones financieras, complicando el servicio de la deuda y afectando potencialmente al crecimiento económico. 

Estos factores continuarán presentes en 2026, lo que apunta a una incertidumbre material respecto a las perspectivas macroeconómicas globales. En este sentido, se prevén persistentes a corto plazo las tensiones geopolíticas, la fragmentación del comercio y de los mercados financieros, las presiones sobre los mercados de deuda soberana o las elevadas valoraciones de los activos de riesgo. 

Todo ello indica que la economía española deberá navegar en 2026 un panorama de riesgos sustancialmente similar al de 2025, que podría amplificar las vulnerabilidades para enfrentar diversas perturbaciones externas, en un contexto de repunte inflacionario y de márgenes de maniobra reducidos por la parálisis doméstica en el ámbito presupuestario o legislativo. 

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