23 Dec
23Dec

Miguel Ángel Valero

¿Existe un Papá Noel?

Nos complace responder de inmediato y de manera destacada la siguiente comunicación, expresando al mismo tiempo nuestra gran satisfacción de que su fiel autor se cuente entre los amigos de The Sun:

"Estimado editor: tengo 8 años. Algunos de mis amiguitos dicen que Papá Noel no existe. Papá dice: 'Si lo ves en The Sun, es así'. Por favor, díganme la verdad: ¿existe Papá Noel?

Virginia O'Hanlon.
Calle Noventa y cinco Oeste 115."

Virginia, tus amiguitos se equivocan. Han sido afectados por el escepticismo de una era escéptica. No creen a menos que vean. Creen que nada puede existir que no sea comprensible para sus pequeñas mentes. Todas las mentes, Virginia, ya sean de hombres o de niños, son pequeñas. En este gran universo nuestro, el hombre es un mero insecto, una hormiga, en su intelecto, comparado con el mundo ilimitado que lo rodea, medido por la inteligencia capaz de captar toda la verdad y el conocimiento.

Sí, Virginia, existe un Papá Noel. Existe con tanta certeza como existen el amor, la generosidad y la devoción, y sabes que abundan y dan a tu vida su mayor belleza y alegría. ¡Ay! ¡Qué triste sería el mundo si no existiera Papá Noel! Sería tan triste como si no existieran las Virginias. No habría entonces fe infantil, ni poesía, ni romance que hiciera tolerable esta existencia. No tendríamos ningún goce, excepto en los sentidos y la vista. La luz eterna con la que la infancia llena el mundo se extinguiría.

¡No creer en Papá Noel! ¡Tal vez no creas en las hadas! Podrías conseguir que tu papá contratara hombres para vigilar todas las chimeneas en Nochebuena para atrapar a Papá Noel, pero incluso si no vieran a Papá Noel bajar, ¿qué probaría eso? Nadie ve a Papá Noel, pero eso no es señal de que no exista. Las cosas más reales del mundo son aquellas que ni los niños ni los hombres pueden ver. ¿Has visto alguna vez hadas bailando en el césped? Por supuesto que no, pero eso no prueba que no existan. Nadie puede concebir ni imaginar todas las maravillas invisibles e invisibles que hay en el mundo.

Puedes romper el sonajero del bebé y ver qué hace el ruido en su interior, pero hay un velo que cubre el mundo invisible que ni el hombre más fuerte, ni siquiera la fuerza unida de todos los más fuertes que alguna vez vivieron podrían destrozar. Solo la fe, la fantasía, la poesía, el amor, el romance, pueden apartar esa cortina y ver e imaginar la belleza y gloria supremas que hay más allá. ¿Es todo real? Ah, Virginia, en todo este mundo no hay nada más real y perdurable.

¡Hay Papá Noel! ¡Gracias a Dios! Vive, y vive para siempre. Dentro de mil años, Virginia, no, dentro de diez mil años, seguirá alegrando el corazón de la infancia.

El editorial más famoso del mundo

Es, seguramente, el editorial más reproducido en la historia de la humanidad. Desde luego, el más famoso. "Yes, Virginia, there is a Santa Claus" es obra de Francis Pharcellus Church. Apareció en el periódico neoyorquino The Sun el 21 de septiembre de 1897. 

Todo empezó cuando Virginia, de ocho años, preguntó a su padre, el cirujano Philip O'Hanlon, si existía Santa Claus. Su respuesta no la convenció y decidió plantearle la pregunta a The Sun.

La respuesta es un editorial, cuya autoría no se reveló hasta después de la muerte de Church (ironías de la vida, iglesia en inglés) en 1906. A medida que el editorial se hizo popular a lo largo de los años, The Sun comenzó a republicarlo durante la temporada navideña todos los años desde 1924 hasta 1950, cuando el periódico dejó de publicarse.

El editorial es válido también para los padres que sean interpelados por sus hijos sobre la existencia o no de los Reyes Magos.

En el caso de Papá Noel o Santa Claus, se basa en Nicolás de Mira, una persona del siglo III originario de Patara (actual Turquía) conocido por su generosidad con los niños y los necesitados, y canonizado. Nacido en una familia rica, tras perder a sus padres en una epidemia dedicó su fortuna a rescatar niños. Obispo de Mira, su festividad se celebra el 6 de diciembre. 

La versión actual, con barba blanca y traje rojo, trineo, renos y regalos es fruto, en el siglo XIX, de una mezcla de tradiciones del norte y centro de Europa, la influencia de los inmigrantes holandeses en EEUU, y el arte de la publicidad y del marketing de Coca-Cola, que obtuvo petróleo de poemas como "A Visit from St. Nicholas".

En el caso de los Reyes Magos, solo aparecen en el Evangelio de Mateo, que cuenta que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron, siguiendo una estrella (hay evidencias científicas del paso de un cometa durante más de 70 días por la Tierra en el siglo V antes de Cristo), desde Oriente para adorarle y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro (alusión al rey), incienso (empleado en el culto, alude a su condición divina) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, que anticipa su sufrimiento y muerte en la cruz).

Los Evangelios apócrifos (no reconocidos por la Iglesia como palabra de Dios), como el de Pseudo Tomás, o Evangelio de la infancia, del siglo II, son mucho más generosos en las descripciones sobre los Reyes Magos.

El término mago (que viene del persa) alude  a unos sacerdotes que estudiaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios. El Evangelio de Mateo no precisa sus nombres, no dice que fuesen reyes, ni que fueran tres, algo que se fijó en el siglo III. Hasta entonces se hablaba de dos, tres o cuatro magos, e incluso la Iglesia ortodoxa siria y la Iglesia apostólica armenia aseguraban que eran doce, como los apóstoles y las tribus de Israel.

Los nombres actuales de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera vez en el mosaico de San Apolinar el Nuevo (Rávena) que data del siglo VI. Hasta finales del siglo XV no aparece Baltasar con la tez negra, y los tres reyes, además de representar las edades, simbolizan las tres razas conocidas hasta la Edad Media (Melchor, europeo; Gaspar, asiático; Baltasar, africano). En el mundo colonial americano, la evangelización introdujo una adaptación que incorporaba al Rey Inca, con piel cobriza, en lugar de Gaspar.

En España a partir del siglo XIX se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (la anterior a la Epifanía) en una fiesta con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad, en homenaje a San Nicolás. Fue en 1866 cuando se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy, tradición que se extendió al resto del país y posteriormente a otros, especialmente a los de influencia hispana.

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