Sigue el culebrón en Francia, que se ve obligada a pagar hasta el 3,6% de interés para que los inversores compren su deuda a 10 años. Algo que beneficia a Alemania, que ve cómo el bund se sitúa en el 2,6%, su menor nivel desde julio.
Apenas dos días después de formar su segundo Gobierno (una semana después de dimitir, tras 27 días en el cargo), el primer ministro Sebástien Lecornu se enfrenta en la Asamblea Nacional a una nueva prueba de fuego: presentará el anteproyecto de los Presupuestos para 2026 y se abre así un nuevo periodo de debate y búsqueda de apoyos para conseguir aprobar sus cuentas.
Lecornu acepta suspender la reforma de las pensiones hasta 2028 para evitar la caída de su Gobierno en Francia. El primer ministro se pliega en su discurso de política general a la petición de los socialistas para que no se sumen a la moción de censura que se votará el jueves 16 de octubre.
Déjà vu en Francia... ¿cuánto tiempo durará este Gobierno?, se pregunta Anthony Willis, Senior Economist de Columbia Threadneedle Investments. En estos momentos, en Francia no hay ningún interés por convocar nuevas elecciones, razón por la que Macron ha optado por esta vía de reponer a Lecornu. Todos los partidos, excepto Agrupación Nacional, rechazan esta opción, ya que este partido, liderado por la representante política de extrema derecha Marine Le Pen, conseguiría probablemente un avance significativo.
El problema es que, tras las elecciones de 2024, el Parlamento francés no cuenta con mayoría, sino que está compuesto por tres grandes bloques que no se ponen de acuerdo sobre la hoja de ruta a seguir. Esto dificulta enormemente la actividad legislativa y la estabilidad del Ejecutivo.
Tras su reelección, Lecornu ha presentado un nuevo gabinete con algunas caras nuevas que tendrán que enfrentarse a los mismos problemas de siempre: Francia tiene un elevado déficit presupuestario y una importante deuda nacional, y actualmente no hay voluntad de aplicar las importantes reformas necesarias para abordar esta situación.
Actualmente existe una elevada presión para revertir las reformas de pensiones anteriores, que ya fueron difíciles de aprobar en su momento, y Lecornu tiene la difícil tarea de mantener un Gobierno cohesionado.
La Administración debe presentar esta semana al Parlamento un presupuesto para que entre en vigor en 2026, pero subyace la duda real de si Francia avanzará a trompicones hacia las elecciones presidenciales de 2027 y soportará el estancamiento político mientras tanto. No hay elecciones parlamentarias previstas hasta 2029, pero, una vez más, el Gobierno da muestras de inestabilidad y parece muy difícil que se logre un cambio político significativo.
¿Qué significa esto para los mercados? Las acciones de las compañías francesas experimentaron dificultades a principios de la semana pasada, especialmente los bancos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, al igual que ocurre en Reino Unido,gran parte de los ingresos de las grandes empresas francesas proceden de otros países. En gran medida, los problemas internos son irrelevantes para éstas, pero "seguimos observando una prima de riesgo en los bonos del Estado francés con respecto a los bonos del Estado alemán que probablemente se mantendrá".
Obviamente, dado que Francia es una de las principales economías de Europa, entra dentro de la categoría de “demasiado grande para quebrar”, por lo que, aunque es probable que los rendimientos de los bonos del Estado francés sean más altos durante un largo periodo de tiempo, es una situación a la que los inversores tendrán que acostumbrarse. Si se produjeran acontecimientos más graves, en última instancia se podría recurrir a una intervención, pero en estos momentos estamos muy lejos de esa situación.
El Ejecutivo francés va a intentar aprobar un presupuesto en los próximos días, "y ya veremos cómo evoluciona la situación. No estamos diciendo que Lecornu siga en el poder a finales de año, pero esperamos que esto aporte un poco más de estabilidad a corto plazo", concluye Anthony Willis.