Aunque a nivel de macroeconomía los datos de PIB o de empleo hablan de crecimiento, lo cierto es que la precariedad laboral sigue instalada en el mercado de trabajo español. Con uno de cada ocho ocupados en riesgo de pobreza, según el último informe de Eurostat, y un salario medio que no crece en la misma proporción que el coste de la vida (el Banco Central Europeo señala un encarecimiento de los alimentos superior al 30% desde 2021), miles de trabajadores buscan fórmulas para llegar a fin de mes.
El estancamiento de los sueldos, la inflación acumulada y la dificultad para acceder a un empleo de calidad han consolidado nuevas estrategias de supervivencia entre la población activa. Cada vez más personas recurren a trabajos adicionales, aceptan encargos por cuenta propia o, directamente, se muestran dispuestas a percibir parte de sus ingresos fuera del circuito formal.
En este contexto, la plataforma de empleo InfoJobs presenta su último informe de Pluriempleo y Salarios en B, que refleja hasta qué punto esta realidad se ha normalizado: uno de cada cuatro españoles aceptaría cobrar parte o la totalidad de su salario en B, y uno de cada diez reconoce haberlo hecho en los dos últimos años. Además, el 10% de la población ocupada compagina varios empleos o actividades para complementar sus ingresos.
Aunque los porcentajes en ambos casos están ligeramente por debajo de los registrados en la anterior consulta de InfoJobs muestran que, lejos de ser una práctica residual, el cobro en B se ha consolidado como una estrategia más de supervivencia económica ante la pérdida de poder adquisitivo y el encarecimiento del coste de vida.
La vinculación entre precariedad y economía sumergida se refuerza con otro dato relevante. Tener más de un empleo o varias actividades multiplica por tres la probabilidad de cobrar en B. Si ponemos el foco entre quienes son activos en la economía en B, se observa que mientras el 10% de la población activa ha recibido dinero no declarado, entre los pluriempleados y pluriactivos la cifra se dispara al 32%. La intersección entre ambos fenómenos, pluriempleo y salario en B, dibuja un panorama en el que cada vez más personas combinan distintas estrategias para compensar la insuficiencia del salario principal.
La consulta detalla, además, cómo se materializa este fenómeno. Las horas extra siguen siendo el concepto más habitual de cobro en B, seguidas de los proyectos o trabajos paralelos y, en menor medida, de una parte del sueldo principal. Entre los jóvenes menores de 35 años, destaca especialmente la frecuencia de encargos o colaboraciones remuneradas fuera del circuito formal, lo que apunta a una generación que, más que ocultar ingresos, intenta adaptarse a un mercado laboral fragmentado e inestable.
La magnitud del fenómeno resulta aún más reveladora si se analizan los importes. Uno de cada tres españoles que ha cobrado en B declara que esta vía representa más del 25% de sus ingresos totales, y uno de cada cuatro jóvenes afirma que más de la mitad de lo que gana procede de dinero no declarado. La frontera entre la economía formal e informal se difumina así para una parte creciente de la población activa, que recurre a estos mecanismos para sostener un nivel de vida cada vez más difícil de mantener con un único salario.
La aceptación del cobro en B y la búsqueda de ingresos adicionales responden a una misma realidad: la dificultad de cubrir los gastos con un único empleo, lo que lleva a muchos profesionales a diversificar sus fuentes de ingresos. Según el informe de InfoJobs, uno de cada diez trabajadores en España compagina actualmente varios empleos o actividades, una práctica que se reparte a partes iguales entre quienes trabajan para dos o más empleadores (pluriempleo) y quienes combinan un empleo asalariado con proyectos por cuenta propia (pluriactividad).
Este fenómeno, que afecta al 10% de la población ocupada, tiene un marcado perfil generacional. Los menores de 35 años son los más proclives a tener más de un empleo, una tendencia que revela cómo los jóvenes han integrado la diversificación laboral como una estrategia habitual para sostener su economía. De hecho, el 12% de los trabajadores de 18 a 24 años y el 30% de los de 25 a 34 años declaran estar en situación de pluriempleo o pluriactividad, frente al 17% de los mayores de 54 años.
La diferencia por género también resulta significativa. Mientras que el pluriempleo, entendido como trabajar para varias empresas por cuenta ajena, presenta una distribución más equilibrada, la pluriactividad está claramente masculinizada: dos de cada tres pluriactivos son hombres, lo que apunta a una mayor presencia de perfiles masculinos en actividades autónomas o complementarias al empleo principal.
En cuanto a los motivos que explican esta realidad, las razones económicas son mayoritarias. Casi un tercio de los trabajadores “pluri” (pluriempleados + pluriactivos) lo hace porque su sueldo no es suficiente, y una proporción similar afirma que lo mantiene porque supone una ventaja al obtener ingresos extra. Solo en una minoría de casos la motivación responde a factores no económicos, como sentirse satisfecho en ambos trabajos o querer cotizar más para la jubilación.
“La pérdida de poder adquisitivo y la dificultad para acceder a empleos de calidad están empujando a muchos trabajadores a buscar alternativas para mantener su nivel de vida”, explica Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs. “La consolidación del cobro en B y del pluriempleo son dos caras de una misma realidad: la insuficiencia salarial. Promover el empleo estable y mejorar la remuneración son claves para reducir la vulnerabilidad económica”, subraya.
Cataluña y la Comunidad Valenciana, a la cabeza en disposición a cobrar en B
Las diferencias regionales también ayudan a entender la magnitud del fenómeno. La consulta realizada por InfoJobs muestra que el cobro en B y el pluriempleo se concentran con mayor intensidad en algunas comunidades autónomas, especialmente en aquellas donde el poder adquisitivo medio es más bajo o el empleo temporal tiene mayor peso.
Andalucía y Madrid encabezan el listado de territorios con menor presencia de empleo múltiple. En ambos casos, el 9%de los trabajadores declaran haber tenido más de un empleo o actividad en el último año, el porcentaje más bajo de todas las regiones consultadas y por debajo del dato nacional. En el lado contrario se sitúan Cataluña (11%) y la Comunidad Valenciana (10%), que presentan también porcentajes superiores a la media en cuanto a disposición a cobrar en B, con tasas que superan el 25%. En ambos casos, los menores de 35 años y los trabajadores con rentas inferiores a 1.500 euros son los perfiles más proclives a aceptar ingresos fuera del circuito formal. En el extremo opuesto se sitúa País Vasco donde el rechazo a esta práctica es más alto y solo lo aceptarían un 21,5%. Entre quienes admiten haber recibido ingresos en B en los últimos dos años, dos territorios están por encima de la media nacional: Comunidad Valenciana y Andalucía, con un 11,5% y un 11,4% respectivamente.
Aunque con matices según el territorio, los resultados reflejan un patrón común en todo el país: la necesidad económica y la insuficiencia salarial son los factores que impulsan tanto el pluriempleo como el cobro en B, con una incidencia especialmente visible entre los jóvenes y las rentas más bajas.