20 Oct
20Oct

Miguel Ángel Valero

Este fin de semana los líderes del partido gobernante en Japón pusieron fin a los rumores de boicotear la elección de la principal candidata a ser elegida presidenta del país, Sanae Takaichi, tras las primarias.

La sociedad de valores Activotrade analiza las consecuencias en la apertura de la Bolsa nipona: "Japón se dispara un 3% por la futura 'Dama de Hierro'. Esta noche la deuda japonesa ha caído moderadamente pero las Bolsas han celebrado la decisión del partido gobernante haciendo subir más de un 3,5% a su principal selectivo Nikkei 225 alcanzando este los 49.000 puntos por primera vez en toda la historia, con subidas superiores al 7% en el caso de Softbank o Mizuho entre otros."

Por su parte, la gestora estadounidense Payden & Rygel señala el impacto en el mercado de bonos: "Japón eligió a su candidata, Sanae Takaichi, quien se autodenomina thatcherista, exbaterista de una banda de heavy metal y, quizás lo más importante, protegida de Shinzo Abe. La política económica de Abe, conocida como «Abenomics», aboga por un mayor gasto fiscal para lograr una inflación sostenible del 2 %. Los rendimientos japoneses ya estaban al alza este año, pero la creencia de que el ascenso de Takaichi continuaría con el Abenomics hizo que los rendimientos de los bonos del Estado japonés a 30 años se dispararan a nuevos máximos en décadas". 

"Sin embargo, no es solo Japón el que agita los mercados mundiales de bonos. Los rendimientos de los bonos del Estado a 30 años son más altos en lo que va de año, debido a las preocupaciones persistentes sobre las secuelas de los déficits de la era Covid. En algunos casos (por ejemplo, Alemania), los gobiernos han prometido gastar más, mientras que en otros, los gobiernos se han derrumbado tras solo unas horas (como en Francia). Curiosamente, el país sobre el que más se ha escrito en materia fiscal y cuyo gobierno está paralizado debido a un bloqueo presupuestario, tiene unos rendimientos a 30 años más bajos que a principios de año. En más de un sentido, Estados Unidos sigue siendo excepcional", añade.

El analista Pablo Gil señala, en The Trader, que Japón está a punto de hacer historia. Sanae Takaichi, de 64 años, se convertirá en la primera mujer en liderar el país tras imponerse en la carrera por el liderazgo del Partido Liberal Democrático (PLD), la formación que ha gobernado casi ininterrumpidamente durante siete décadas. Su victoria frente a Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura y representante del ala más moderada del partido, marca un giro político de gran calado.

Apodada por la prensa como la “dama de hierro de Japón”, Takaichi se inspira abiertamente en Margaret Thatcher. Su discurso combina nacionalismo, orgullo por la identidad japonesa y una visión clara en política exterior: reforzar la alianza con Estados Unidos y adoptar una postura más firme frente a China. En economía apuesta por recortes de impuestos y un mayor gasto público, y en política migratoria se ha alineado con las tesis más duras de la derecha japonesa, en un país donde los extranjeros apenas representan un 3% de la población.

La elección de Takaichi refleja también las tensiones internas dentro del PLD. Mientras las facciones más conservadoras veían en ella la mejor opción para recuperar votantes perdidos ante el populista Sanseito (un partido ultranacionalista que ha crecido bajo el lema de “Japón primero”, emulando el lema que devolvió a Donald Trump a la Casa Blanca), otras corrientes apostaban por Koizumi como símbolo de regeneración y modernidad. Al final, los 185 votos obtenidos por Takaichi frente a los 156 de su rival muestran que la balanza se inclinó hacia el ala más dura del partido.

El contexto político en Japón no es sencillo. El PLD llega desgastado tras una derrota histórica en las últimas elecciones, un aumento del coste de la vida que golpea a los hogares (con el arroz, duplicando su precio en un año), y múltiples escándalos de corrupción y financiación ilegal. Además, la sombra de la polémica Iglesia de la Unificación, con la que muchos cargos han estado vinculados, sigue dañando su reputación.

La gran incógnita ahora es si Takaichi podrá consolidarse como primera ministra. Aunque el PLD ya no tiene mayoría absoluta, sigue siendo el partido más fuerte en la Cámara Baja, lo que le otorga ventaja. 

Japón, cuarta economía del mundo, abre así un capítulo político inédito. La llegada de una mujer al poder, en una sociedad todavía marcada por roles tradicionales y fuertes resistencias culturales, será histórica por sí misma. Pero lo que realmente definirá su legado será si Takaichi logra estabilizar la política japonesa tras años de líderes de corta duración y si consigue que el nacionalismo que la impulsa se traduzca en un proyecto de futuro viable para una nación que enfrenta el reto del envejecimiento, la presión geopolítica, el estancamiento económico y el mayor nivel de endeudamiento del mundo.

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