11Nov

El 56% de las empresas españolas sufre el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 5,6% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados.

Miguel Ángel Valero

España se enfrenta a un reto estructural: el reducido tamaño de sus empresas. Esta limitación frena la productividad, la innovación y el empleo. ¿Por qué nuestras compañías crecen menos que las europeas? "Entenderlo es clave para construir una economía más dinámica y productiva", subrayan Beatriz González y Eduardo Gutiérrez, de Análisis de la Economía Española, en el Blog del Banco de España, donde dejan muy claro que "el tamaño sí importa".

El tejido empresarial constituye la columna vertebral de la economía de cualquier país: de él depende en gran medida la productividad, el crecimiento económico y, en última instancia, nuestro bienestar colectivo. Las empresas españolas tienen, en promedio, menos empleados que las de nuestros vecinos europeos y crecen más lentamente. Estas características lastran nuestro crecimiento económico. Aunque en la última década las empresas españolas están ganando escala, el reto de incrementar su tamaño sigue vigente. Entender por qué nuestras empresas son más pequeñas y qué factores frenan su desarrollo ayuda a pensar cómo favorecer su crecimiento.   

Las empresas españolas tenían, de media, 8,8 empleados, frente a los 12,1 de la Unión Europea (UE). El bajo tamaño promedio en España se debe, principalmente, a dos factores:

  • Mayor proporción de microempresas (con menos de 10 empleados): como se observa en el gráfico, representan el 89% del total de empresas con asalariados y concentran el 27% del empleo en España. En el conjunto de la UE, estas cifras son menores: el 85% de empresas y el 22% del empleo. Y la diferencia es aún mayor en el caso de las empresas con menos de 5 empleados: suponen el 77 % de las empresas y el 18 % del empleo en España frente al 71 % y el 13 % en la UE.
  • Menor tamaño de las empresas de más de 10 empleados: en España, estas empresas alcanzan los 59 empleados de media frente a 65 en el caso de nuestros vecinos europeos.
  • La diferencia es relevante porque el tamaño empresarial tiene un impacto directo sobre la productividad, el empleo, la innovación y, de modo indirecto, sobre el crecimiento y el bienestar. 

La especialización de la economía española en sectores como los servicios, donde predominan las empresas pequeñas, no parece ser la causa principal. La diferencia en el tamaño empresarial se da en la mayoría de los sectores. En el caso del sector servicios, la empresa media en España tiene 8,3 empleados, frente a casi 11 en la UE. En el sector manufacturero, la brecha es aún más pronunciada: 10,6 frente a 15,9 de media; más de 5 empleados de diferencia. 

Tampoco explica la brecha de tamaño la falta de dinamismo empresarial, el ritmo de creación y destrucción de empresas. España está en línea con la media europea: se crean empresas a un ritmo parecido (9,4% anual frente al 8,7% en la UE en las empresas con asalariados), y  desaparecen anualmente el 9,3% en España y un 8% en la UE. Estas tasas son similares en las empresas sin asalariados.

Las empresas españolas con asalariados nacen con un tamaño parecido al de las europeas —en torno a 2 empleados de media—, pero con el paso del tiempo se quedan rezagadas. A partir del quinto año de vida, la diferencia se acentúa: mientras que las empresas europeas alcanzan los 17 empleados de media, las españolas se quedan en 12. El bajo crecimiento de las empresas españolas frente a las europeas no se debe solo al peso de las más pequeñas: las empresas que nacen con 10 o más empleados también se acaban distanciando de las europeas, y explican casi el 30 % de la brecha de tamaño a los cinco años.

Ventajas del tamaño

Las empresas de mayor tamaño suelen ser más productivas que las pequeñas. La razón es que las empresas grandes pueden aprovechar ventajas fuera del alcance de las pequeñas, como:

  • Mejor acceso a la financiación: las empresas grandes suelen contar con mayor cantidad de financiación y a un menor coste. Además, disponen de más fuentes de financiación: no solo el crédito bancario, sino que pueden emitir bonos o acudir a los mercados de capitales.
  • Economías de escala, especialización y gestión: las empresas grandes pueden repartir costes fijos entre una mayor producción y mejorar sus cadenas de valor. Además, suelen tener una mayor especialización del trabajo y procesos de gestión profesionalizados, que favorecen la eficiencia y la productividad.
  • Innovación: ambos factores anteriores les permiten invertir en innovación de nuevos productos y procesos, lo que favorece el crecimiento empresarial y los efectos positivos al resto de la economía.

La mayor productividad se traduce en beneficios para todos. Cuando hay competencia en el mercado, las empresas grandes suelen ofrecer mejores salarios, generar más empleos y facilitar el acceso a bienes y servicios de calidad a precios más accesibles.

A pesar de que el menor tamaño empresarial sigue siendo una característica estructural de la economía española, en la última década se observan algunas señales alentadoras. Desde 2012, las empresas con menos de 5 empleados han ido perdiendo peso en el empleo total, tanto en España como en el conjunto de la UE. Pero el declive ha sido más intenso en España: el peso del empleo en este tipo de empresas se redujo en unos 6 puntos, frente a una caída de aproximadamente 3 puntos en nuestros socios europeos. El menor peso relativo de las empresas pequeñas puede contribuir al crecimiento de la productividad de la economía en su conjunto.

"El reto es hacer que las empresas crezcan. Que este cambio se consolide dependerá de que las empresas españolas encuentren condiciones favorables para crecer. Hay diversos factores facilitadores: un entorno económico dinámico y favorable; la capacidad, sobre todo para las pymes, de acceder a financiación adecuada y atraer talento; la reducción o superación de los obstáculos regulatorios y administrativos que limitan su expansión", concluyen los expertos del Banco de España.

Círculo de Empresarios: barreras que impiden ganar tamaño 

En la misma línea, la Encuesta Empresarial Círculo 2025 subraya la existencia de barreras administrativas y regulatorias que dificultan que las empresas ganen tamaño (742%). Pero se reconoce la falta de visión y de ambición del empresario (27,4%).

Para ganar tamaño, se recomienda internacionalización (58,5%), profesionalización de la gestión (56,7%), más innovación (49,1%), fusiones y adquisiciones (47,6%) e incorporación de socios estratégicos (39%).

El 56% de las empresas sufre en sus cuentas la morosidad

Por otra parte, el impacto de la morosidad sobre el tejido empresarial se ha mantenido a lo largo de 2025 en niveles muy elevados. El 56% de las empresas españolas sufre el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 5,6% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados, según la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform.

El 49% de las firmas españolas afronta pérdidas de ingresos significativas a causa de la morosidad, lo que supone un deterioro de tres puntos con respecto a los niveles de 2024. En un contexto de tipos de interés aún elevados, el retraso en el pago de los clientes también provoca que el 23% del tejido empresarial registre un incremento de sus costes financieros. El 17% tiene que frenar su expansión comercial y el 11% se ve obligado a limitar sus nuevas inversiones. 

La falta de control sobre la morosidad es un riesgo para la actividad empresarial. El incumplimiento de los pagos acordados genera importantes tensiones de liquidez en una situación como la actual y es especialmente desestabilizadora en la operativa de las empresas de menor tamaño. Si se llega al impago de una venta a crédito comercial, la pérdida equivale a los costes de producción del producto.

El impacto de un impagado comercial se acentúa cuanto menor sea el margen de beneficios, pues multiplica el número de ventas con clientes solventes necesarias para compensar la pérdida. Si una sociedad con un margen comercial del 10% sufre un impago de 10.000€, deberá generar un nuevo negocio por 100.000€ para compensar el impacto de los 9.000 en costes de producción.

En un contexto de estrechamiento de los márgenes comerciales, como consecuencia de los incrementos de costes de producción y de tipos de interés todavía elevados, es especialmente importante para la supervivencia de la empresa gestionar adecuadamente sus riesgos de impago.

Crédito y Caución acaba de lanzar One Invoices, una nueva herramienta que permite la gestión de la póliza y del cobro de las facturas de manera mucho más ágil y adaptada a las necesidades del usuario. La plataforma CyCred One garantiza un acceso privado y totalmente confidencial a la información relativa a los datos de facturación y saldos de los clientes.

Este nuevo servicio ofrece importantes ventajas para los asegurados ya que les permite simplificar procesos y mejorar el seguimiento de sus facturas. La automatización de las tareas de gestión de la póliza, como la vigilancia de los cúmulos de riesgo o la declaración de ventas e incidencias de pago, se realiza de manera automática según la configuración personalizada que el usuario haya programado tanto para un cliente en concreto como para un grupo de clientes o de toda la cartera.

Con esta herramienta, sin coste añadido para el asegurado, Crédito y Caución da un paso más en la personalización de la gestión del credit managment por parte de las empresas, de una manera más ágil y centralizada, realizando recordatorios a los clientes y vigilando el estado y evolución del negocio a través de gráficos interactivos

“Nuestro objetivo no es otro que ofrecer mayores facilidades a los gestores de crédito en su día a día. A partir de ahora, podrán diseñar cómo hacer el seguimiento de sus facturas con total seguridad y mayor agilidad, unificando procesos dispersos y facilitando el control de gestión”, explica el responsable de Innovación y Servicios de valor Añadido en Atradius Crédito y Caución, Sergio Manzano.

Los deudores concursados crecen el 3% en el tercer trimestre

Durante el tercer trimestre de 2025 el número de deudores concursados ha sido de 12.509, lo que supone un crecimiento del 3% respecto al trimestre anterior, y un incremento anual del 27,2%, según la Estadística del Procedimiento Concursal del Colegio de Registradores. En cuanto a los concursos de personas jurídicas empresas, han experimentado un descenso del 2,9% respecto al mismo período del año anterior. Los concursos de personas físicas constituyen el 90,7% del total de deudores concursados, con un total de 11.352 procedimientos iniciados.

 Con relación al tipo de concurso, 12.484 procedimientos han sido voluntarios, lo que supone un crecimiento del 3,2% respecto al segundo trimestre. Por su parte, tampoco se han registrado concursos consecutivos durante el tercer trimestre de 2025, respondiendo a la aplicación de la reforma del TRLC establecida por la Ley 16/2022. Los concursos necesarios, a su vez, se han reducido en un 47,9%. Según la clase de procedimiento, los concursos sin masa han aumentado el 7,1% en el trimestre, y han supuesto un 87,0% del total. También se ha reducido el número de procedimientos ordinarios, con una caída del 16,7%, hasta representar únicamente el 10,2% del conjunto. Por su parte, se han registrado 347 aperturas de procedimientos especiales para microempresas, lo que supone una disminución del 22,2% respecto al trimestre anterior.

Durante el tercer trimestre se han iniciado 12.509 procedimientos concursales, de los cuales 1.157 han correspondido a personas jurídicas empresas (9,2% del total) y 11.352 a personas físicas (90,8%). Entre estas últimas, 1.138 desarrollaban alguna actividad empresarial o profesional, lo que representa el 9,1% del total y el 10% de las personas físicas concursadas. El número de personas jurídicas empresas que inician algún tipo de procedimiento concursal ha disminuido un 2,9% en el tercer trimestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. Por forma jurídica, el 92,4% de las empresas concursadas son Sociedades de Responsabilidad Limitada (1.069 casos). En cuanto al volumen de negocio, el 36,4% de las empresas se situó en el tramo más bajo (hasta 250.000 euros anuales), mientras que solo el 1,7% superó los 5 millones de euros.

El 26,9% de las empresas concursadas tienen como actividad económica principal el Comercio, el 16,9% la Construcción, y el 12,3% la Industria. En relación con el número de asalariados, el 44,1% del total de empresas concursadas cuenta con menos de dos trabajadores, y dentro de este grupo, el 52,3% no tiene ningún asalariado.

El 19,2% del total de empresas que ha entrado en concurso durante el tercer trimestre tiene una antigüedad de 20 o más años. Mientras que, el 57,2% tiene ocho o menos años de antigüedad. Por sectores, en Hostelería el 61,3% de las empresas concursadas tiene menos de cuatro años de antigüedad, seguida por las Actividades profesionales con el 48,1%. Por su parte, en Industria y energía, el 38,6% de las concursadas tiene veinte o más años de antigüedad.

Las comunidades autónomas con mayor número de deudores concursados en el tercer trimestre de 2025, al igual que en trimestres anteriores, han sido Cataluña (3.060), Comunidad de Madrid (2.276), Comunitat Valenciana (1.766) y Andalucía (1.270), concentrando en ellas un 66,9% del total de casos.

Ceuta y Melilla, La Rioja y Andalucía son las únicas Comunidades Autónomas que presentan decrementos anuales del número de concursados respecto al mismo período del año anterior (77,1% 51% y 12,5% respectivamente); y, en el otro extremo, Madrid, Navarra e Illes Balears registraron los mayores incrementos anuales (89,4% 76,2% y 68,3% respectivamente).

04Nov

El porcentaje neto de empresas españolas que señalaron un aumento de sus ventas entre julio y septiembre es el 11%, 12 puntos menos que tres meses antes. Solo un 1% registra un aumento de los beneficios, frente al 7% anterior.

Miguel Ángel Valero

El 22% de las empresas españolas ha sufrido impagos significativos durante 2025 de acuerdo con la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform. Esto supone una ligera mejoría de los niveles de impacto registrados hace un año. Sin embargo, señalan un cambio en el perfil de los clientes con morosidad, ya que ahora proceden principalmente de sectores muy afectados por la inflación (8%) o que dependen en gran medida de las exportaciones e importaciones, lo que muestra el impacto de los aranceles (6%). 

El 77% de las empresas detecta algún tipo de deterioro en los niveles de solvencia o liquidez de sus clientes. Una de las principales novedades de 2025 es que los costes laborales se sitúa en primera posición en cuanto a los factores que afectan a la solvencia de los clientes, con el 39%. La evolución de la demanda continúa siendo el segundo elemento perturbador (36%), en línea con el nivel de 2024. 

Por su parte, sigue moderándose significativamente el deterioro en los pagos provocado por la evolución de los precios. Así, la inflación es señalada como un factor desestabilizador del comportamiento en pagos y la solvencia de los clientes por el 30% de las empresas, 10 puntos por debajo de los niveles de hace un año. El impacto de los costes financieros continúa disminuyendo y cae 12 puntos, hasta el 19%, y los costes de la energía descienden 3 puntos hasta el 22%.

Son también relevantes las tensiones geopolíticas (citadas por el 20% de las empresas) y la incertidumbre arancelaria, con el 11%, que aparece como elemento de deterioro. 

A pesar del complejo contexto del riesgo de crédito que dibuja el estudio, las empresas prevén mayoritariamente cerrar 2025 con crecimientos tanto de la facturación (57%) como del beneficio (51%), muy por encima de las empresas que esperan caídas de ambas magnitudes (12% y 20%, respectivamente). El tejido productivo muestra su confianza en que podrá mantener esta dinámica el próximo año. Un 64% espera que sus niveles de facturación sigan remontando, frente a un exiguo 4% que espera que el próximo ejercicio sea peor que este en términos de ingresos.

BCE: buena evolución de las ventas

El Banco Central Europeo (BCE) hizo públicos los resultados de la 36ª edición de la Encuesta sobre el acceso a la financiación de las empresas del área del euro (SAFE, por sus siglas en inglés). En ella se preguntó a las empresas sobre la evolución de su situación económica y financiera y de sus condiciones de financiación entre julio y septiembre de 2025. 

El porcentaje neto de empresas españolas que señalaron un aumento de sus ventas entre julio y septiembre fue positivo (11%), aunque sensiblemente inferior, doce puntos, al declarado tres meses antes. Por su parte, la proporción neta de compañías que señaló un crecimiento de sus costes, tanto laborales como de otro tipo, se situó en un 35% y 36% respectivamente, niveles todavía elevados pero claramente por debajo de los registrados tres meses antes (52% y 45%). 

En este contexto, el porcentaje neto de empresas que informaron de un aumento de los beneficios fue el 1%, valor inferior al de la ronda previa (7%). Por tamaños, tanto las pymes como las compañías grandes registraron, en conjunto, una evolución favorable de las ventas en el tercer trimestre, más acusada en el caso de las segundas. En el caso de los beneficios, el porcentaje de empresas grandes en las que aumentó este excedente fue superior al de las que indicaron descensos, en tanto que las pymes continuaron declarando mayoritariamente una caída de sus resultados, con un porcentaje neto del -7%, cinco puntos más negativo que el del trimestre anterior. 

De acuerdo con los resultados de la SAFE, el proceso de desendeudamiento de las empresas españolas ha continuado, si bien a un ritmo menor al del trimestre previo. Así, la proporción neta de compañías españolas que señalaron un descenso entre julio y septiembre de su ratio de endeudamiento (medido como el cociente entre el total de deudas y los activos) fue del 4%, frente al 18% registrado en la edición anterior. Este desendeudamiento se habría concentrado en el segmento de pymes, ya que en las empresas grandes se habría registrado, por primera vez desde 2020, un porcentaje neto ligeramente positivo. 

En cuanto a las necesidades de financiación bancaria, se mantuvieron prácticamente estables entre julio y septiembre. En este contexto, la disponibilidad de préstamos bancarios continuó mejorando, pero lo hizo a un ritmo menor que en el trimestre previo. Así, un 10% de compañías, en términos netos, informó de una mejoría en este aspecto, 4 puntos menos que en la encuesta anterior. Las empresas observaron un efecto positivo de la mayoría de los factores que afectan a la oferta crediticia, si bien en casi todos los casos los porcentajes fueron más reducidos que el trimestre previo. 

En particular, destacan el impacto favorable asociado al historial crediticio de las empresas, señalado por un 18% en términos netos, y la mayor disposición de las entidades bancarias a otorgar préstamos, percibido por un 11% de compañías, en términos netos. En sentido contrario, un porcentaje neto del 9% de las empresas siguieron considerando que las perspectivas económicas generales dificultaban el acceso al crédito, si bien este valor es, en términos históricos, reducido. El desglose por tamaños evidencia que tanto las pymes como las grandes empresas continuaron percibiendo una mejoría de la disponibilidad de préstamos bancarios. 

La proporción de empresas que solicitaron préstamos bancarios se redujo en 12 puntos, hasta situarse en un 17%, descenso que se debe tanto al aumento del porcentaje de compañías que disponían de suficientes recursos propios para atender a sus necesidades como, en menor medida, al incremento de las que no solicitaron crédito bancario por pensar que no se lo iban a conceder (demanda desanimada), que pasó de un 2% a un 3%. Este último factor es también la principal razón que explica el crecimiento en el indicador de obstáculos para obtener préstamos bancarios, que aumentó un punto y medio en el tercer trimestre de 2025, hasta situarse en un 4,6%, nivel que no obstante puede seguirse considerando reducido (véase gráfico 3). El incremento también obedece, aunque en menor medida, al ligero aumento del porcentaje de rechazo, que creció medio punto porcentual, hasta el 1 %. 

El aumento de las dificultades para obtener préstamos bancarios se observó exclusivamente en las pymes ya que en las empresas grandes este indicador se mantuvo sin cambios significativos. Entre julio y septiembre, el porcentaje neto de empresas que informó de un descenso en los tipos de interés fue prácticamente nulo, lo que sucede tras cuatro trimestres seguidos de descensos en dicho porcentaje neto (en la edición anterior esta proporción alcanzó un 31%). Al distinguir por tamaño, se observa que las pymes señalaron un incremento del coste de financiación, mientras que las compañías más grandes siguieron declarando descensos de los tipos de interés, aunque más reducidos. 

Respecto al resto de las condiciones de los préstamos bancarios, tanto los importes concedidos como los plazos habrían seguido aumentando en el tercer trimestre, en tanto que las empresas informaron de que se habrían endurecido ligeramente las garantías requeridas y otros costes distintos de los tipos de interés. 

En cuanto a las expectativas, un 11% de las empresas, en términos netos, anticipaban que continuaría mejorando su acceso a la financiación bancaria en el cuarto trimestre de 2025.