29 Oct
29Oct

Miguel Ángel Valero

El miedo a la ralentización de la economía y del mercado laboral (más que al repunte de la inflación pesa más que el apagón estadístico provocado por casi dos meses de cierre de la Administración. Como se esperaba y publicó Dinero Seguro, la Reserva Federal ha bajado los tipos 25 puntos básicos (pb), hasta un rango de entre el 3,75% y el 4%. Es el segundo recorte consecutivo, tras el realizado en septiembre.

La Fed trata de evitar la temida estanflación, la peligrosa combinación de bajo crecimiento y alta inflación, porque deteriora la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, lo que perjudica al consumo, y la inversión de las empresas.

La noticia no está tanto en el descenso de los tipos, más que descontado, como en la división existente en la Fed por las maniobras de Donald Trump. Stephen Miran, del Consejo de Asesores del presidente de EEUU, votó a favor de una reducción de 50 pb. En cambio, el presidente de la Reserva Federal de Kansas, Jeffrey R. Schmid, ha votado para mantener el precio oficial del dinero en su nivel actual.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado la puerta abierta a que la Fed se tome un respiro en la próxima reunión de diciembre antes de decidir si vuelve a tocar los tipos de interés. Y reconoce la división dentro de la Fed: “En los debates del Comité durante esta reunión, hubo opiniones muy divergentes sobre cómo proceder en diciembre. Una nueva reducción de la tasa de política monetaria en la reunión de diciembre no es una conclusión inevitable. Ni mucho menos. Aún no hemos tomado una decisión sobre diciembre. Siempre digo que no tomamos decisiones por adelantado, pero en este caso quiero añadir que no se trata de una conclusión inevitable. De hecho, está lejos de serlo”.

Durante mucho tiempo, el riesgo para ambos objetivos (inflación y empleo) fue claramente para una mayor inflación. Pero eso ha cambiado. Como vimos, sobre todo después de la reunión de julio, observamos revisiones a la baja en la creación de empleo y un panorama muy diferente del mercado laboral, lo que sugería mayores riesgos para el empleo de lo que habíamos previsto. Esto indicaba que la política monetaria, que habíamos mantenido en un nivel ligeramente restrictiva, debía evolucionar hacia una posición neutral. Si ambos objetivos están igualmente en riesgo, lo ideal sería mantener una posición neutral, porque uno exige un aumento y el otro una reducción. Por lo tanto, si se restablece el equilibrio, lo lógico sería mantener una posición neutral”, argumenta Powell.

Esta división se refleja también en la fecha para poner fin al programa de reducción del balance de la Fed tras las compras de bonos del Tesoro y de títulos respaldados por hipotecas para responder a la pandemia, fundamentalmente. Desde 2022, el balance de la Fed ha adelgazado de 9 billones$ a 6,6 billones, el 22% del PIB. Powell había lanzado mensajes de que planeaba adelantar el fin de este programa al primer trimestre de 2026, pero la decisión se retrasa hasta la reunión de diciembre.

El mercado anticipa una nueva bajada de tipos en la reunión de diciembre y entre dos y tres recortes adicionales para el próximo año. Los expertos de Banca March creen que la Fed mantendrá un enfoque prudente, con únicamente dos bajadas más en 2026, lo que situaría los tipos oficiales cerca de su nivel neutral, en la banda del 3,25% - 3%.

Actualmente, la reducción de balance de la Fed se realiza a un ritmo de 40.000 millones$ mensuales: hasta 35.000 millones en MBS –bonos hipotecarios– y 5.000 millones en bonos del Tesoro que se dejan vencer sin renovación. 

Para Banca March, "la finalización de la reducción de balance representa una noticia positiva para los mercados, ya que el cese del drenaje de liquidez favorece a los activos de riesgo. Tras 17 años de políticas activas por parte de la Reserva Federal, si las condiciones se mantienen y se detiene la reducción del balance, podríamos anticipar un 2026 marcado por la plena normalidad en materia de política monetaria —neutralidad tanto en tipos como en balance—, lo que permitiría al principal banco central del mundo contar con margen de maniobra para intervenir en caso de que la estabilidad financiera se vea comprometida".

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