17Oct

Pese a la guerra arancelaria de Trump, que incrementa los ingresos en 118.000 millones$, el déficit fiscal de EEUU apenas baja un 2,3%, hasta 1,775 billones.

Miguel Ángel Valero

Tras varios meses fuera del radar de los mercados, los bancos regionales de EEUU volvieron a ser el epicentro de las ventas en Wall Street y reavivaron los temores latentes sobre la calidad crediticia y la situación real en segmentos específicos del sistema financiero estadounidense. En esta ocasión, Zions y Western Alliance encabezan las caídas tras revelar pérdidas asociadas a préstamos presuntamente fraudulentos vinculados a hipotecas comerciales en dificultades.

Zions, uno de los principales bancos regionales del país con sede en Salt Lake City, comunicó la cancelación de un crédito de 50 millones a California Bank. La situación salpica a Western Alliance, otro banco regional con especial presencia en el suroeste del país, tras conocerse su condición de prestamista con la misma entidad. 

Zions publicará sus resultados el 20 de octubre, y Western Alliance, un día más tarde, por lo que entonces se podrá calibrar el impacto real de estos hechos. Pero el mercado tiene muy buena memoria y recuerda lo que pasó en 2023 con Silicon Valley Bank (SVB), entre otras entidades, y se muestra extremadamente sensible a cualquier señal de debilidad. 

Parece, sin embargo, muy prematuro hablar de una crisis generalizada en la banca mediana de EEUU y de una posible repercusión sobre los grandes bancos y, por extensión, sobre el sistema financiero internacional.

La crisis de 2023 se produjo después de que el aumento de los tipos de interés presionara las carteras de bonos de SVB, obligándolo a vender activos con grandes pérdidas cuando los depositantes empezaron a retirar el dinero. Ahora la Reserva Federal está en proceso de reducción de los tipos de interés y planea seguir suavizando su política monetaria por el lado del balance, algo que dotará de mayor liquidez al sistema.

Además, gran parte de los principales bancos estadounidenses han ido presentando resultados a lo largo de esta semana, sin señales de deterioro significativo en la calidad crediticia. 

Pero la corrección (-13% Zions. -11% Western Alliance) puede verse como una llamada de atención más que como un síntoma de contagio, amplificada por la prolongación del cierre del Gobierno y por la escalada de las tensiones comerciales con China.

El S&P 500 marcaba -0,6%, el Nasdaq 100, el -0,5%. Aquí se mezclan las dudas sobre la situación real de la banca regional de EEUU con el conflicto entre EEUU y China, con el contraste entre un moderado secretario del Tesoro, Scott Bessent, llamando a la negociación y a la prolongación de la tregua arancelaria, y un belicoso Donald Trump, que proclama que "EEUU está en una guerra comercial ahora”.

Vuelve la actividad a la renta fija norteamericana ante la incertidumbre generada por los bancos regionales, con la TIR del 10 años estadounidense cayendo por debajo del 4% por primera vez desde abril. Después de varios días de calma, las compras volvieron a hacerse presente y devolvieron la rentabilidad exigida a niveles del 3,94%. 

En las divisas, el dólar se llevaba la peor parte de la incertidumbre asociada a los bancos regionales y cedía posiciones ante el euro. Tras un buen comienzo de semana, el dólar ha sido golpeado por acontecimientos asociados al frente político –cierre de Gobierno y tensiones con China– y ahora por la banca regional, devolviendo la cotización a niveles por encima del 1,171 EUR/USD. 

El oro ya acumula una subida del +8,3% en lo que va de semana aupado por las tensiones entre China y EEUU y el temor que sobrevuela a los bancos regionales norteamericanos. Ya está en máximos históricos, con 4.352 $/onza, y acumular un +60% en lo que va de año.

Déficit de 1,775 billones$

No ayudan mucho los datos macro. Y eso que se produjo un inesperado repunte en el sentimiento de los constructores, que subió según el índice NAHB hasta 37 desde el 32 anterior y muy por encima del 33 previsto. Éste fue el primer repunte y vuelve a situar a la confianza en máximos desde abril. Sin embargo, pesa más la decepción del índice de la Fed de Filadelfia, que cayó con fuerza en octubre y retrocedió hasta -12,8 desde el 23,2 previo y muy por debajo del 10 previsto. Con este descenso el indicador se sitúa en terreno que apuntaría a contracción de la actividad en los próximos meses.

Pero lo peor vino con el déficit fiscal del año fiscal de 2025, que solamente se redujo en 41.000 millones$, totalizando así un déficit de 1,775 billones. Con este dato, que incluye ya nueve meses del segundo mandato de Trump, el desajuste de las cuentas públicas estadounidenses sigue muy elevado y se compara con los 1,817 billones del año pasado. En los últimos doce meses apenas se redujo un 2,3%. Los ingresos se situaron en 5,23 billones con un crecimiento del +6% (+317.000 millones), gracias al aumento de los aranceles (+118.000 millones$ frente al año pasado) y que explica más de un 37% del aumento de los ingresos.

Los gastos crecieron un 4% y suman 7,01 billones. El pago por intereses de la deuda pública alcanzó un récord de 1,216 billones, lo que supone un aumento de 83.000 millones$ (+7% con respecto al año fiscal 2024), convirtiéndose así en el segundo gasto más importante después de la Seguridad Social.

16Oct

El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del desmantelamiento de la globalización y del libre comercio.

Miguel Ángel Valero

Las recientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China comienzan a suavizarse. Scott Bessent, secretario del Tesoro y figura clave en las negociaciones comerciales tras los aranceles del Día de la Liberación decretado por Donald Trump, ha insinuado la posibilidad de extender la tregua arancelaria con China por más de tres meses, a cambio de que éste revierta las restricciones sobre la exportación de tierras raras. 

El plan anunciado la semana pasada establece que cualquier empresa internacional necesitará autorización explícita de la Administración china para exportar productos que contengan tierras raras —EEUU importa el 80% de su consumo de estos materiales, siendo China su principal proveedor—.

Bessent también ha señalado que la respuesta a estas restricciones sería coordinada a nivel internacional, dado su impacto potencial en las cadenas de suministro globales. 

Por su parte, China presiona para que se flexibilicen las limitaciones sobre los semiconductores, con vistas a la próxima Cumbre de Cooperación Asia-Pacífico en Corea del Sur, donde podrían reunirse Trump y Xi Jinping por primera vez en más de seis años.

Las negociaciones generan volatilidad en los mercados. Trump insiste en que “estamos en una guerra comercial”. Sin embargo, a estas alturas, el patrón parece claro: confrontación, negociación y eventual acuerdo. Tras la cortina de humo de la semana pasada, las conversaciones podrían avanzar en la reunión prevista para finales de mes. Porque la actual tregua arancelaria con China expira el 11 de noviembre.

Mientras, continúa la presión vendedora sobre el dólar en medio del nuevo tira y afloja entre China y EEUU y del estancamiento en las negociaciones entre republicanos y demócratas que no deja atisbar un acuerdo en el corto plazo. Después de registrar un +0,3% el 15 de octubre el cruce euro-dólar ya está en 1,166. 

También continúa el ánimo comprador en el oro, aupado por las tensiones entre China y EEUU. Ya lleva seis jornadas de alzas (+1,6% el 15 de octubre, +0,5% al día siguiente) hasta colocarse en 4.226$/onza.

The Trader: desmantelamiento de la globalización

La amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 100% a las importaciones chinas no es una maniobra retórica, sino una respuesta directa a la decisión de Pekín de imponer controles severos a la exportación de tierras raras, exigiendo permisos especiales para su envío al extranjero. Estos materiales estratégicos son el corazón de la tecnología moderna, y China no solo controla más del 60% de la producción mundial, sino algo aún más relevante, casi el 95% del proceso de refinado. Posee el monopolio de 17 minerales esenciales para fabricar microchips, baterías, motores eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, misiles, satélites y teléfonos móviles, entre muchos otros productos tecnológicos.

La respuesta de Trump al movimiento de China no se ha hecho esperar, y tras calificar la decisión de Pekín como un acto de “guerra económica” y una amenaza directa a las cadenas globales de suministro tecnológico y militar, se baraja incrementar los aranceles en un 100% a todos los productos chinos, así como nuevas restricciones a la exportación de software estratégico estadounidense, especialmente aquel vinculado a la inteligencia artificial y la automatización industrial. 

Este encontronazo entre las dos potencias mundiales es recurrente desde hace años, pero esta vez China llega al pulso en una posición más sólida que en anteriores enfrentamientos comerciales. Sus exportaciones crecieron un 8,3% interanual en septiembre, su mayor aumento en seis meses, alcanzando 328.600 millones$, pese al desplome del 27% de los envíos a EEUU. El secreto de su resiliencia ha sido la diversificación geográfica: las ventas al resto del mundo se dispararon un 14,8%, impulsadas por la fuerte demanda de la Unión Europea, el Sudeste Asiático, América Latina y África. Este viraje le ha permitido a Pekín compensar con creces la pérdida de su mercado estadounidense y reducir la dependencia de un socio cada vez más hostil. 

A la vez, las importaciones crecieron un 7,4%, señal de que la economía china mantiene un flujo comercial saludable incluso en un contexto de tensiones. Y lo más relevante: su superávit comercial total subió hasta 90.500 millones$, mientras que el superávit con EEUU se mantuvo estable en torno a los 23.000 millones, a pesar de las restricciones y amenazas cruzadas. 

En definitiva, China no se ha debilitado con el pulso comercial: se ha adaptado. Su maquinaria exportadora sigue funcionando con normalidad y su diversificación de mercados le ha permitido sortear las sanciones sin perder impulso.

Pero el pulso no se libra solo en el terreno tecnológico. Pekín ha abierto un nuevo frente en la guerra comercial al sancionar a cinco filiales estadounidenses del gigante surcoreano Hanwha Ocean, en respuesta a la investigación impulsada por Washington sobre el dominio marítimo chino. Este movimiento, que afecta directamente al transporte global (responsable de más del 80% del comercio mundial), refleja hasta qué punto la disputa ha trascendido los microchips y las tierras raras para adentrarse en el control de las rutas marítimas y la infraestructura logística. 

China, que se ha convertido en el mayor constructor naval del planeta, percibe la reactivación de la industria estadounidense con apoyo surcoreano como un desafío estratégico. Y al responder con sanciones, envía un mensaje inequívoco: está dispuesta a defender su posición incluso en los sectores donde Occidente apenas comienza a reconstruir su competitividad.

Y es precisamente esa resistencia la que cambia el sentido de esta confrontación. Pekín llega a la mesa de negociación más fuerte de lo que muchos esperaban, y Trump, consciente de ello, ha optado por redoblar la presión. Pero este nuevo equilibrio de fuerzas podría alterar profundamente la trayectoria de la economía global, incluso si las medidas no llegan a aplicarse por completo. El mero anuncio ya ha modificado el comportamiento de empresas, inversores y gobiernos, que interpretan la situación como la confirmación de que EEUU y China han pasado de gestionar su rivalidad a prepararse para una lucha por la hegemonía mundial. Si las medidas se implementan, el impacto podría ser comparable al de la Ley Smoot-Hawley de 1930, que agravó la Gran Depresión al desencadenar represalias, hundir el comercio mundial y provocar una espiral deflacionaria.

"Hablo de deflación y no de inflación, y no es un error. Es cierto que, a corto plazo, los nuevos aranceles podrían generar presiones inflacionistas por el encarecimiento de las importaciones y la disrupción de las cadenas de suministro, pero a medio plazo el verdadero riesgo sería deflacionario, debido a un menor comercio, caída de la inversión, contracción de beneficios y endurecimiento del crédito. Y ese efecto podría amplificarse si China responde con la devaluación del yuan exportando deflación al resto del mundo", avisa el analista Pablo Gil en The Trader.

En el fondo, estamos asistiendo al desmantelamiento de la globalización que durante décadas mantuvo bajos los precios y conectó las economías. EEUU y China han pasado de la interdependencia a una hostilidad creciente, y el mundo no parece entender el riesgo de este potencial “cambio climático financiero”: un comercio que se enfría, una confianza que se erosiona y un crecimiento global que da muestras de agotamiento. El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del final de una era. Durante décadas, el libre comercio abarató los bienes, impulsó el crecimiento y fomentó la cooperación. Ahora, las dos mayores potencias del planeta se preparan para un nuevo orden basado en la desconfianza y el desacople, donde cada país busca blindar su economía, aunque sea a costa del equilibrio global.

"Pero conviene no confundir la tendencia de fondo con el teatro de corto plazo que interpretan sus protagonistas y al que reaccionan los mercados. Trump ha impuesto un nuevo estilo de negociación en la escena internacional: una política coercitiva, construida sobre amenazas constantes y breves pausas de aparente distensión. Ese juego de retórica agresiva y pragmatismo calculado nos lleva una y otra vez al borde del abismo, en una estrategia donde la tensión forma parte del guion. La fecha límite, el 1 de noviembre, es solo el clímax del primer acto. Y como en toda saga de éxito (y esta lo es), nadie debería descartar que la segunda temporada llegue cargada de aún más drama, incertidumbre y giros inesperados", concluye Pablo Gil.

EEUU se asoma a la recesión

En medio de las tensiones con China y del cierre de la Administración, el Libro Beige de la Reserva Federal revela que la actividad económica en EEUU se mantuvo prácticamente sin cambios en las últimas semanas, aunque comienzan a surgir signos de debilitamiento. La actividad económica cambió poco en términos generales desde el informe anterior, con tres distritos reportando un crecimiento leve o moderado, cinco sin cambios, y cuatro señalando una ligera desaceleración. En varios distritos, las empresas han reducido sus plantillas mediante despidos, citando una menor demanda, incertidumbre económica y mayor inversión en tecnologías de inteligencia artificial. Mientras tanto, sectores como la hostelería, la agricultura y la construcción enfrentan escasez de mano de obra, atribuida en parte a cambios en las políticas migratorias. 

Por otro lado, el consumo privado “descendió levemente”, especialmente en bienes minoristas, con los hogares de ingresos medios y bajos mostrando mayor sensibilidad a la inflación. Mejora la confianza de los empresarios de las manufacturas en Nueva York. Uno de los primeros indicadores adelantados regionales dio una sorpresa positiva, con el índice Empire repuntando más de lo esperado al elevarse hasta +10,7 desde el -8,7 anterior y muy por encima del -1,8 previsto. Un dato que apuntaría a una cierta reactivación del sector en los próximos meses.

Por su parte, el analista Pablo Gil llama la atención en The Trader sobre los nuevos indicadores que los economistas están vigilando para detectar si Estados Unidos se acerca a una recesión. Más allá de los datos tradicionales (como PIB, desempleo o inflación), hay pequeñas pistas en el consumo y la producción que comienzan a enviar señales de alerta. Entre los más llamativos están:

  • Menos cajas de cartón: la caída en la producción de embalajes sugiere una desaceleración en el comercio minorista y el movimiento de mercancías.
  • Más “Hamburger Helper”: el repunte en ventas de comidas baratas y procesadas indica que los consumidores están ajustando su gasto.
  • Menos camiones nuevos: las empresas de transporte reducen compras ante un menor volumen de carga.
  • Auge del mercado de segunda mano: las plataformas de reventa crecen con fuerza, reflejando un cambio en los hábitos de consumo.
  • Menos movilidad laboral: las renuncias voluntarias han caído; la gente prefiere aferrarse al empleo que tiene.
  • Menos permisos de construcción: la vivienda se enfría; los permisos han caído más de un 10 % interanual.

Aunque el país no está aún en recesión, el mensaje de fondo es claro: la economía está entrando en una fase de fatiga. El consumo se vuelve más defensivo y la inversión pierde ritmo."La recesión no se ve en los datos del pasado, sino en los comportamientos del presente, y algunas señales más allá de los grandes titulares macro anticipan cambios de ciclo". 

15Oct

Ningún otro país concentra una carga de aranceles y sanciones tan intensa por parte de EEUU como China. Sin embargo, el gigante asiático también parece ser el país mejor preparado para hacer frente a Trump.

Miguel Ángel Valero

La sanción, por parte de China, a cinco filiales estadounidenses de Hanwha Ocean, una empresa surcoreana, intensificó las tensiones comerciales marítimas. Como consecuencia, el presidente Trump amenazaba con nuevas acciones comerciales, incluida la restricción de exportaciones de aceite de cocina. Por su parte, Scott Bessent, el secretario del Tesoro, declaraba a los controles chinos de tierras raras como un signo de debilidad económica.

Aunque los inversores asiáticos dejan ahora a un lado los temores asociados a un recrudecimiento a la guerra comercial entre China y EEUU, persisten las compras en el oro ante la escalada de las tensiones entre los dos gigantes.

Natixis CIB: China responde a operaciones de EEUU en Taiwan

La intensificación de las fricciones comerciales entre EEUU y China, marcada por los controles ampliados de exportación sobre los elementos de tierras raras anunciados el 9 de octubre, y la posterior amenaza arancelaria del 100% del presidente Donald Trump el 10 de octubre, subraya la creciente desconfianza entre las dos economías más grandes del mundo, señala un informe elaborado por Alicia García Herrero, de Natixis Corporate & Investment Banking.

China, que controla el 85-90% de la capacidad mundial de procesamiento de tierras raras, introdujo las medidas a través de una serie de avisos del Ministerio de Comercio que afectan a las tierras raras, las tecnologías de procesamiento, las baterías y los materiales superduros, y la mayoría entrarán en vigor el 8 de noviembre.

En respuesta, Trump amenazó con un arancel adicional del 100% además de un gravamen anterior del 30% impuesto a todas las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre, al tiempo que puso en duda la reunión planeada con Xi Jinping en la cumbre de la APEC el 31 de octubre. 

Los mercados reaccionaron bruscamente, borrando más de 1,5 billones$ en valor en solo dos días. Este pulso, que se produce en medio de medidas estadounidenses anteriores, señala un cambio hacia una bifurcación más profunda de las cadenas de suministro, con implicaciones más amplias para el comercio global.

Una distinción clave con respecto a las acciones anteriores radica en el alcance de los controles de octubre de China en comparación con los de abril de 2025. Las medidas de abril se centraron en siete tierras raras, principalmente exportaciones de materias primas, y provocaron una escasez temporal que se mitigó mediante varias conversaciones bilaterales en persona desde mayo hasta mediados de septiembre, lo que resultó en un impacto relativamente limitado en las empresas globales que dependen de las tierras raras para vehículos eléctricos, semiconductores y equipo militar de precisión. 

Por el contrario, el reciente endurecimiento de los controles de exportación agrega cinco tierras raras pesadas esenciales para los imanes de vehículos eléctricos y las municiones guiadas de precisión, al tiempo que extiende las restricciones a las tecnologías de refinación, los equipos y los productos que contienen tan solo un 0,1% de tierras raras procesadas en China. Ahora se requieren licencias de exportación, con denegaciones automáticas para aplicaciones militares o de doble uso. Además, los controles también incluyen elementos extraterritoriales, como las normas que prohíben a los ciudadanos chinos participar en actividades de tierras raras en el extranjero sin la aprobación del Gobierno, similares a las restricciones de los de EEUU sobre tecnologías sensibles.

Esto refleja la norma estadounidense sobre productos extranjeros directos y podría dar lugar a una "Lista de Entidades" china para supervisar a los usuarios finales globales, extendiendo su aplicación más allá de las fronteras de China. Estas disposiciones se dirigen a cadenas de suministro más amplias, afectando a industrias que dependen de materiales de tierras raras para imanes, láseres y procesos de grabado. 

El impacto se extenderá a otras industrias, especialmente en EEUU. Hasta un 30% de las iniciativas del Pentágono estadounidense, incluida la aviónica del F-35, podrían sufrir retrasos debido a la escasez de materiales procedentes de tierras raras. 

El gigante de la aviación y contratista de defensa Boeing también podría experimentar retrasos en la producción debido al acceso limitado a imanes especializados. En el sector de los semiconductores, empresas como Nvidia, Intel y Apple podrían experimentar un aumento de costes de alrededor del 25%. El sector de vehículos eléctricos, incluyendo a Tesla, Ford y GM, se enfrenta a posibles recortes de producción del 15% al 30% debido a la escasez. 

Además de EEUU, empresas europeas como Airbus y fabricantes de automóviles como Volkswagen, Hyundai y Toyota, junto con el fabricante de chips taiwanés TSMC, también podrían verse significativamente afectados.

El provocador momento elegido por China, justo antes de la cumbre de la APEC, parece estar relacionado con las recientes acciones de EEUU y posibles acontecimientos relacionados con Taiwán. El 29 de septiembre, el Departamento de Comercio de EEUU implementó la "Regla de Afiliados", extendiendo las restricciones de la Lista de Entidades a las que son propiedad en un 50% o más de cotizadas en Bolsa, lo que limita las tácticas de evasión chinas. Ese mismo día, el Senado aprobó la Ley Biosecure, como enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional, prohibiendo el abastecimiento de biotecnología estadounidense a empresas chinas designadas. También impulsó la Ley Fight China, que bloquearía las inversiones en el extranjero en los sectores de semiconductores, inteligencia artificial y cuántica chinos. Estas medidas reflejan un impulso bipartidista por la seguridad económica en EEUU.

Taiwán podría representar otro factor de preocupación para China, lo que explica la drástica escalada. El 30 de septiembre, el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, propuso una división 50-50 en la producción de chips para impulsar la producción nacional estadounidense y reforzar la seguridad de Taiwán. Sin embargo, Taiwán rechazó el plan, alegando riesgos para el "escudo de silicio" de la isla y señalando que TSMC pretende ubicar solo el 20% de su producción avanzada en Arizona para 2030. Aun así, es probable que a China le preocupe la posibilidad de que Taiwán transfiera su tecnología y capacidades avanzadas de chips a EEUU. 

Además, las disposiciones extraterritoriales de los nuevos controles de exportación de China podrían afectar las ventas de chips de TSMC a empresas estadounidenses al exigir la licencia de Pekín para materiales esenciales. Una posible inclusión de TSMC en una lista de entidades chinas complicaría aún más la cadena de suministro de inteligencia artificial (IA) de EEUU. 

Si bien los funcionarios chinos han comenzado a señalar su deseo de reanudar las negociaciones y reducir las tensiones, la respuesta inicial de China a la amenaza arancelaria adicional del 100% de Trump incluyó una investigación antimonopolio sobre las prácticas de chips de IA de Nvidia, inspecciones portuarias intensificadas en semiconductores de Nvidia y Qualcomm en Shanghái y Shenzhen, y nuevas tarifas en los buques vinculados a EEUU. 

De cara al futuro, incluso si se alcanza una tregua nuevamente para salvar la reunión en persona entre Trump y Xi este mes en Seúl, la creciente desconfianza y las consecuencias potencialmente significativas de la actual guerra de control de las exportaciones probablemente aceleren la bifurcación de las cadenas de suministro. 

A medida que EE. UU. sufre escasez de tierras raras, o la amenaza de ella, probablemente aumentará la inversión en fuentes alternativas de estosmateriales y capacidades de refinación. China, por su parte, seguirá reduciendo su dependencia de la tecnología y del mercado estadounidense, acelerando su impulso hacia una mayor autosuficiencia. 

Las empresas globales, particularmente en semiconductores, vehículos eléctricos y defensa, enfrentarán costos más altos a medida que se adaptan a los sistemas paralelos.

DWS: desde la vuelta de Trump el índice chino sube un 40%

Ningún otro país concentra una carga de aranceles y sanciones tan intensa por parte de Estados Unidos como China. Sin embargo, el gigante asiático también parece ser el país mejor preparado para un segundo mandato de Trump. Los mercados bursátiles chinos podrían estar beneficiándose de ello.

A veces, los mercados bursátiles pueden resultar irónicos. Las acciones chinas comenzaron a repuntar aproximadamente en el momento en que Donald Trump regresó a la presidencia en enero de 2025. No obstante, este repunte podría explicarse por varios factores:

  • La situación no es nueva, ya que China era ya un punto clave de la política exterior estadounidense bajo la presidencia de Biden. 
  • Aunque China sigue siendo uno de los principales objetivos de la política arancelaria de EEUU, su impacto se diluyó en abril, cuando Washington impuso aranceles punitivos a múltiples países en todo el mundo. Al mismo tiempo, el continuo aplazamiento en la aplicación de varios de esos aranceles hace que la tasa media efectiva sobre China se sitúe actualmente en “solo” alrededor del 40%. Esto puede reducir la presión para que las empresas occidentales trasladen sus cadenas de suministro fuera de China. 
  • China reaccionó con rapidez al regreso de Trump, adoptando medidas de política económica orientadas a la estabilidad. 
  • La proporción de exportaciones chinas destinadas a EE. UU. se ha reducido a la mitad en los últimos ocho años, situándose en torno al 10%. Finalmente, la economía china es hoy mucho menos dependiente del comercio internacional de lo que se suele suponer: en 2024, las exportaciones representaron menos del 20% del PIB, frente al 36% en el caso de la Unión Europea.

Los factores que impulsan el mercado bursátil chino son, por tanto, principalmente interno más que externos. Y, antes del repunte registrado este año, no eran precisamente favorables. Desde 2021, el mercado chino ha quedado rezagado respecto a EEUU y Europa. Los problemas son bien conocidos y, en parte, siguen sin resolverse: un mercado inmobiliario sobresaturado, una población envejecida, un elevado endeudamiento de las autoridades locales, la concentración del poder en el partido, una débil confianza del consumidor y altas tasas de ahorro, una calidad irregular de los datos y un exceso de capacidad en numerosos sectores.

La estrategia gubernamental “anti-involución” tiene como objetivo abordar algunos de estos problemas. Se han adoptado medidas en sectores como la energía solar, los vehículos eléctricos y las baterías, entre otros, con el fin de evitar la creación de capacidad adicional y las perjudiciales guerras de precios. 

Para los expertos de DWS, el giro en el debate sobre la relación entre las empresas estatales y el sector privado es igual de importante. Tras la tímida reactivación posterior al difícil periodo del Covid, el Gobierno se vio obligado a reconocer que las empresas privadas son las principales generadoras de innovación y de nuevos empleos. Al mismo tiempo, el sector privado también se beneficia de las decisiones de política económica adoptadas en Pekín. Algunas de las acciones con mejor desempeño pertenecen precisamente a los sectores “estratégicos” definidos oficialmente (IA, vehículos eléctricos, semiconductores, energías renovables y biotecnología).

Tras este reajuste de política económica, el índice MSCI China ha ganado casi un 40% en lo que va de año. Las valoraciones han vuelto a situarse en la media de los últimos quince años. Los expertos de DWS consideran que China vuelve a ser un mercado interesante, y por múltiples razones: 

  • La abundancia de compañías con posiciones de liderazgo en sectores orientados al futuro, 
  • valoraciones moderadas en comparación con los estándares internacionales, 
  • la baja correlación entre las acciones chinas y las estadounidenses. Para los inversores preocupados por la elevada concentración en el mercado estadounidense, pueden encontrar aquí un contrapeso,
  • también actúa como contrapeso frente a la debilidad del dólar,
  • se espera un crecimiento de beneficios cercano al 15% en 2026, 
  • las rentabilidades por dividendo superan por primera vez en este siglo los rendimientos de los bonos nacionales a 10 años. El sector inmobiliario y los bonos siguen pareciendo alternativas menos atractivas que las acciones para los inversores nacionales, 
  • la agresiva política exterior de Trump ha otorgado un nuevo impulso a los esfuerzos diplomáticos de Pekín en Asia.

Sebastian Kahlfeld, responsable de renta variable de mercados Emergentes en DWS, afirma que “el deterioro de la confianza en otras regiones está elevando la posición de China, donde aumenta la probabilidad de una recuperación gradual. Incluso si no se produjera una recuperación generalizada, las oportunidades en los sectores tecnológicos podrían seguir ofreciendo un potencial alcista sólido, pese a la reciente revisión de valoraciones”.

"Por supuesto, los inversores en acciones de empresas de China necesitan nervios de acero. Tanto los líderes estadounidenses como los chinos tienen capacidad de generar titulares en cuestión de segundos que pueden provocar el desplome de sectores enteros de la noche a la mañana", concluye el análisis de DWS.

14Oct

¿Será capaz EEUU de mantener su liderazgo en un mundo donde China combina su poder económico, su influencia geopolítica y su empuje tecnológico para disputarle la hegemonía? La carrera está abierta, y todo indica que la IA será el terreno donde se juegue el futuro del orden global.

Miguel Ángel Valero

Tras su éxito en Gaza, Donald Trump vuelve a sus frentes abiertos: el doméstico, con el cierre de la Administración sumando días e impactos; y los aranceles, ya que China intensifica sus medidas contra el comercio marítimo con EEUU.

China ha dado un nuevo paso en la escalada de tensiones comerciales con EEUU al activar tarifas portuarias para buques estadounidenses que atraquen en sus puertos. Las embarcaciones de propiedad estadounidense, construidas en EEUU o que enarbolen su bandera, deberán pagar una tarifa inicial de 400 yuanes (56$) por tonelada corta (907 kg), que aumentará progresivamente hasta alcanzar 1.120 yuanes (157$) en 2028. 

Esta medida es similar a la anunciada por Washington, que, tras una investigación iniciada en 2024, comienza el 14 de octubre a aplicar un gravamen de 50$ por tonelada corta a los barcos chinos. Además, 

Además, China ha prohibido que empresas nacionales realicen transacciones con cinco filiales estadounidenses del grupo surcoreano Hanwha Ocean, uno de los mayores constructores navales de Asia. Pekín acusa a estas subsidiarias de haber colaborado con el gobierno estadounidense en la investigación que ha dado lugar a las nuevas tarifas portuarias a embarcaciones chinas.

Mientras, las Bolsas globales recuperaban posiciones, sobre todo en EEUU tras la importante corrección vista el viernes 10 de octubre. Y es que el tono belicoso de Trump quedaba suavizado tras la amenaza el viernes de aranceles adicionales del 100% a China, con mensajes ahora de que “todo va a ir bien” y mientras sigue en pie la reunión Trump-Xi Jinping prevista en Corea del Sur con motivo de la cumbre APEC –Cooperación Económica Asia-Pacífico–.

También influye el acuerdo de OpenAI con Broadcom (+9,9%) para la producción conjunta de centros de datos y chips, que se suma a los recientemente firmados por el creador de Chat GPT con Nvidia y AMD.

Y el anuncio de JP Morgan, el mayor banco global por activos gestionados, para movilizar 1,5 billones$ en la próxima década en sectores críticos para la seguridad nacional de EE.UU. como son defensa o energía. El banco presidido por Jaime Dimon destinará además 10.000 millones de su propio capital para tomar posiciones en empresas punteras estratégicas. En definitiva, nuevo apoyo privado a los objetivos del plan de infraestructuras de Trump. 

Pero el martes se inicia con ventas en Europa y futuros del S&P 500 retrocediendo un 0,7%. Son nuevas muestras de la cautela ante el prolongado cierre del gobierno y el consiguiente retraso en la publicación de datos económicos.

Caídas generalizadas en Asia por tercera sesión consecutiva, lideradas por China y Japón, por los temores a un recrudecimiento a la guerra comercial con EEUU, en el primer caso, y tras conocerse que los partidos de la oposición buscan formar una coalición con la que controlar el Parlamento e impedir a la conservadora Sanae Takaichi ser la primera mujer en acceder a la presidencia del Gobierno en ese país.

Ibercaja Gestión: qué pasa si la Fe baja tipos

En su comparecencia en Jackson Hole, Powell dejó claro que la Fed tendría que ser menos restrictiva por un tiempo y, consecuentemente, se dispuso a realizar la primera bajada de tipos en septiembre. Pese a que todavía existen dudas sobre si el ritmo seguirá en los próximos meses, resulta clave entender cómo se han comportado los mercados en contextos similares. En lo que llevamos de siglo, hemos tenido tres periodos donde la Fed ha iniciado una bajada de tipos y todos ellos han ido de la mano de una recesión.

Actualmente los tipos en EEUU se encuentran en el 4,25% (límite superior de la banda) y las previsiones para diciembre de 2025 descuentan dos bajadas de 25 pb más. El tipo de interés terminal se sitúa cerca del 3,0% para finales de 2026, lo que supondría cerca de 6 bajadas. El mercado, por tanto, ya descuenta una considerable reducción en los próximos 12 meses, debido al tensionamiento en el empleo de EEUU; a la moderación, aunque no caída, en la inflación, y al buen desempeño de la economía, pese a la incertidumbre arancelaria.

"Por lo tanto, la pregunta que cabe hacerse es si esta vez volvemos a estar ante las puertas de una recesión o si, por el contrario, las bajadas de la Fed darán el impulso extra a una economía que empieza a deteriorarse, sin causar una escalada inflacionaria", apunta un análisis de Ibercaja Gestión.

Para ello, espreciso analizar qué factores suelen llevar a las economías a entrar en recesión. Pese a que confluyen múltiples factores, podemos resumir la lista en tres: 

  • (1) shocks de oferta o demanda de materias primas (Petróleo, 1979), 
  • (2) niveles de endeudamiento privado excesivamente elevados (Crisis Financiera, 2007), 
  • o (3) caídas drásticas en la inversión, principalmente la privada (Crack de1929).

El primer punto es el más impredecible de todos, pero la situación actual de EEUU, que es exportadora neta de energía, la hace menos dependiente de posibles shocks de oferta. Si bien es cierto que la demanda de energía se espera que incremente a un ritmo elevado por la gran inversión en centros de datos, a corto plazo, en este ciclo de bajadas, teniendo en cuenta, además, la gran oferta con la que está decidiendo inundar el mercado la OPEP, parece poco probable que nos dirijamos a un escenario de recesión o inflación por este motivo.

Poniendo el foco en el segundo punto, el riesgo de estar actualmente en una situación tensa es mayor. Si observamos los niveles de endeudamiento sobre el PIB de empresas industriales y comerciales, vemos que están en niveles cercanos a máximos. Pese a que la tendencia actual es a la baja y alguien podría argumentar que en un escenario de crecimiento del PIB y donde el conjunto de capitalizaciones bursátiles sobre el PIB también está en máximos, la situación es menos preocupante, creemos que puede ser un factor de riesgo a medio plazo.


Por último, existe el riesgo de que el consumo, pero sobre todo la inversión, se frenen en el corto plazo. Por ahora ni los datos de PMI, ni la aportación de la inversión privada en el PIB, ni los niveles de inversión parecen mostrar señal de debilitamiento en EEUU El desarrollo de la IA hace que los planes de CAPEX de las empresas del S&P500, sobre todo las grandes tecnológicas, se eleven a niveles nunca vistos.

Las previsiones macroeconómicas de las distintas casas de análisis y de la propia Fed no indican que vaya a haber recesión, ni en 2026 ni en 2027, pero sugieren que existe un riesgo de cola considerable, que podría llevar a la economía estadounidense al estancamiento.

En un 56% de las veces en las que la Fed ha iniciado una senda de bajada de tipos, ésta ha ido seguida de una recesión. Esto, en parte, es así por el compromiso de la Reserva Federal de no sólo mantener la estabilidad de precios, sino también influir en la economía para alcanzar el pleno empleo y el crecimiento, lo que implica realizar recortes cuando hay estancamiento o descenso.

Cuando se inicia una bajada de tipos, el comportamiento de la renta variable, en concreto del S&P 500, pasados 12 meses es de media positivo. Pese a esto, existen periodos de grandes caídas, que suelen coincidir con escenarios donde el recorte de tipos va seguido de una recesión prolongada.

Por sectores, el análisis histórico arroja resultados mixtos. Por un lado, los rendimientos anuales medios que obtiene el sector tecnológico se desmarcan con fuerza del resto, siendo el único con rentabilidades positivas de doble dígito en escenarios con y sin recesión. Al sector tecnológico le siguen consumo discrecional e industriales, que muestran cierta resistencia bajo ambos escenarios.

En paralelo, los sectores más castigados son sanidad, consumo estable y energía, arrojando en promedio rentabilidades de hasta -10%. Gran parte del rendimiento anual medio que obtiene el S&P 500 tras el inicio de ciclos de recortes de tipos de la Fed se debe exclusivamente al sector tecnológico, que compensa el resultado negativo de la mayoría de los sectores debido a la creciente representación de las compañías tecnológicas dentro del índice.

Por regiones y países, Europa y Reino Unido son los más perjudicados bajo ambos escenarios, mientras que los mercados emergentes son en promedio los que cosechan los mejores resultados. Por otro lado, está el caso de Japón, siendo el país donde, de media, la dispersión de un escenario a otro es más elevada.

"Si bien es cierto que el futuro no tiene por qué ser una réplica de lo que ha acontecido en el pasado, lo cierto es que a veces rima. En el momento actual, el mercado cree que nos acercamos a un escenario de bajadas de tipos sin recesión y, si observamos los resultados del pasado, la situación no parece alarmante. En estos momentos, creemos que la clave es mantenerse invertido y con una visión de largo plazo", concluyen en Ibercaja Gestión.

Portocolom: no se frena el apetito inversor

Mario Catalá, director de inversiones en Portocolom AV, cree que la economía estadounidense continúa mostrando una dinámica mixta que, lejos de frenar el apetito inversor, está permitiendo que los mercados mantengan su tendencia alcista. Los PMI de septiembre reflejan esta dualidad: el manufacturero cede ligeramente hasta 52 desde el 53 de agosto, en línea con las previsiones, mientras que el de servicios corrige hasta 54,2, aunque por encima de lo esperado. La actividad económica, por tanto, no muestra signos de contracción. El PIB definitivo del segundo trimestre de 2025 ha sorprendido al alza con un crecimiento del 3,8%frente al 3% estimado inicialmente. La previsión de la Reserva Federal de Atlanta para el tercer trimestre se sitúa cerca del +4%, consolidando la senda de crecimiento tras el -0,5% registrado en el primer trimestre.

En cuanto a la confianza del consumidor, se observa un leve descenso en los dos principales indicadores: The Conference Board en septiembre se situó en 94,2 frente al 97,4 de agosto, y el indicador de la Universidad de Michigan cedió hasta 55,1 desde el 58,2 anterior.

El 1 de octubre se produjo el cierre del gobierno federal, tras la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para aprobar la financiación del gobierno en el nuevo curso fiscal. El primer cálculo de la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que cerca de 750.000 empleados se verán afectados temporalmente. Por otro lado miles de empleados considerados esenciales, como militares, agentes de seguridad y personal aeroportuario, siguen trabajando sin recibir salario, y aunque históricamente el Congreso ha aprobado el pago retroactivo de salarios una vez finalizado el cierre, en esta ocasión hay incertidumbre sobre si se mantendrá esa práctica, pues la administración Trump ha dado instrucciones a las agencias federales para preparar planes de despidos masivos. 

Según estimaciones de Standard & Poor’s, el cierre podría reducir el PIB de EEUU entre 0,1% y 0,2% por semana en caso de prolongarse. Adicionalmente, el cierre está paralizado la publicación de indicadores clave como el desempleo o la inflación, lo que complicará (aún más) la toma de decisiones por parte de la Reserva Federal. 

Los datos oficiales de empleo correspondientes a septiembre no se han publicado todavía, pero las referencias privadas han sido contradictorias: por un lado las vacantes de empleo o JOLTS, crecieron más de lo previsto hasta 7,2 millones de empleos ofertados, pero la encuesta ADP indicó el despido de 32.000 trabajadores en septiembre y revisó el dato de agosto de +54.000 a -3.000. Con todo, el número de personas desempleadas en EEUU supera en más de 150.000 al número de vacantes de empleo, siendo éste el diferencial más amplio desde 2017, si excluimos el periodo de pandemia.

La inflación en EEUU sigue suponiendo un reto para la Fed. El IPC de agosto subió dos décimas hasta el 2,9%, mientras que el subyacente se mantuvo en el 3,1% por tercer mes consecutivo. Aunque aún no conocemos el dato de septiembre, la estimación de la Fed de Cleveland sitúa el IPC en el 3%. El PCE también mostró presión inflacionaria con un dato del 2,7% en agosto frente al 2,6% de julio, mientras que el subyacente se mantuvo en 2,9%. En su reunión de septiembre, la Fed bajó en 25 puntos básicos (pb) el tipo de interés de referencia, situándolo en el rango 4%-4,25%. El mercado descuenta nuevas bajadas en las reuniones de octubre y diciembre, condicionadas a la evolución del empleo.

Sobre China: leve deterioro, pero crecimiento por encima del 5%. No se han producido cambios significativos en las principales magnitudes macroeconómicas chinas, aunque se aprecia un leve deterioro generalizado. El PIB del segundo trimestre se situó en 5,2% desde el 5,4% del primero, superando la corrección esperada. La tasa de desempleo de agosto subió al 5,3% desde el 5,2% de julio, y la producción industrial cedió hasta un 5,2% desde el 5,7% en julio.

Los PMI de septiembre se mantuvieron estables en la zona de 50: el manufacturero en 49,8 (ligeramente mejor de lo previsto) y el de servicios en 50 (ligeramente por debajo), con un IPC de agosto que volvía a territorio negativo con una lectura del -0,4%, frente al -0,2% esperado y el 0% de julio, reflejando que la recuperación de la demanda interna sigue pendiente.

De hecho, los datos de gasto interno durante la “semana dorada china”, periodo vacacional que precisamente trata de estimular el consumo interno fomentando el turismo a nivel nacional, no han sido buenos. A pesar de un incremento en el número de viajes y en el gasto turístico, el gasto per cápita se ha reducido ya un 2,6% en comparación a los niveles pre pandemia.

En comercio exterior, las exportaciones de agosto crecieron un 4,5% (5% estimado) y las importaciones un 1,3% (4,1% estimado), lo que ha permitido la expansión de la balanza comercial china, a pesar de los menores envíos a EEUU.

The Trader: la batalla decisiva se hace en IA

Desde su entrada en la OMC en 2001, China ha protagonizado una de las transformaciones económicas más rápidas y profundas de la historia moderna. En apenas dos décadas, pasó de ser el gran proveedor global de manufactura barata a convertirse en la segunda potencia mundial, el mayor exportador del planeta y un líder tecnológico en sectores clave. Su PIB per cápita se ha multiplicado por diez y el país acumula las mayores reservas de divisas del mundo, consolidándose como un actor imposible de ignorar en cualquier ecuación económica o geopolítica.

Sin embargo, bajo esa superficie de poder se esconden fuertes desequilibrios. Ciudades como Shanghái o Shenzhen muestran el rostro moderno y rico de China, mientras que vastas áreas rurales aún conviven con ingresos muy bajos y servicios básicos limitados. Esa dualidad explica por qué Pekín insiste en mantener su estatus de “país en desarrollo” dentro de la OMC, un argumento que se apoya en sus desigualdades internas, aunque contradiga su posición como superpotencia. Aun así, la novedad es que el primer ministro Li Qiang anunció en la ONU que, pese a conservar esa etiqueta, China ya no exigirá un “trato especial” en las futuras negociaciones comerciales, buscando proyectarse como un actor responsable y defensor del multilateralismo frente al proteccionismo creciente de Washington. 

Por otro lado, China sigue rellenando el vacío que deja EEUU en organismos internacionales mientras lidera el sur global y refuerza su papel en los BRICS. Esta estrategia le otorga influencia diplomática y económica, al tiempo que refuerza su identidad de potencia con un pie en el mundo desarrollado y otro en el emergente.

Pero la batalla decisiva no está en las etiquetas de la OMC ni en los foros diplomáticos, sino en el terreno tecnológico. La inteligencia artificial es el nuevo eje de la hegemonía global, y China avanza con fuerza para no depender de los chips estadounidenses. Jensen Huang, CEO de Nvidia, ha advertido que China está apenas “nanosegundos detrás” de EE. UU. en esta carrera. El gigante asiático obliga a que al menos la mitad de los chips en sus centros de datos sean de producción doméstica y apoya a empresas como Huawei en el desarrollo de alternativas a las plataformas dominadas por Estados Unidos. Esa apuesta por la independencia tecnológica, unida a su vasto mercado interno y a la rapidez de ejecución de sus planes industriales, convierte a China en un rival formidable.

"La pregunta es clara: ¿será capaz EEUU de mantener su liderazgo en un mundo donde China combina su poder económico, su influencia geopolítica y su empuje tecnológico para disputarle la hegemonía? La carrera está abierta, y todo indica que la IA será el terreno donde se juegue el futuro del orden global", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.

Lazard: menor confianza en el dato de inflación de septiembre

Desde el 1 de octubre, las operaciones del Gobierno estadounidense que se consideran no esenciales han cesado. Mientras se espera una solución al estancamiento en Washington, la lista de publicaciones económicas retrasadas sigue creciendo. Una pregunta clave para muchos inversores es cuánto tardarán en publicarse los datos después de que el Gobierno reabra. Aunque este cierre podría desarrollarse de forma diferente, se pueden hacer una idea de cómo podría desarrollarse el proceso echando la vista a 2013, cuando se produjo el último “cierre total”, que duró 16 días, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard

“Los retrasos en las distintas estadísticas variaron, pero las agencias estatales se esforzaron por recuperar el calendario lo antes posible, manteniendo al mismo tiempo la integridad de los datos”, asegura. 

El informe sobre la situación del empleo en septiembre podría publicarse a los pocos días de la reapertura del Gobierno. El de la inflación del IPC de septiembre podría ser un caso diferente, ya que dependerá de la capacidad de volver a poner a los recopiladores de datos sobre el terreno en octubre. Para Temple esto podría llevar a una “menor confianza” en el informe sobre la inflación que se publicará a mediados de noviembre.

Las actas de la reunión de la Fed del 16 y 17 de septiembre fueron una de las escasas referencias estadounidenses de la semana pasada y pusieron de relieve la divergencia de opiniones sobre la economía, pero también un cambio de tono hacia una mayor preocupación por el debilitamiento del mercado laboral. El debate sobre la inflación incluyó opiniones más moderadas, según las cuales la inflación inducida por los aranceles ha sido menos grave de lo esperado y las ganancias de productividad podrían estar compensando las presiones sobre los precios derivadas de los aranceles. 

“Un par de participantes indicaron que, en ausencia de aranceles, la inflación se acercaría al objetivo. Sin embargo, otros participantes destacaron que el avance de la inflación hacia el objetivo del 2% del Comité se había estancado, incluso excluyendo los efectos de las subidas arancelarias de este año”, destaca Temple.

En cuanto al mandato de empleo, al estratega de Lazard le llamaron la atención tres citas. Una que hace referencia a que las condiciones del mercado laboral se habían debilitado durante más tiempo del que se había informado anteriormente. Otra en la que los participantes indicaron que sus perspectivas para el mercado laboral eran inciertas y consideraban que los riesgos a la baja para el empleo habían aumentado durante el período entre reuniones, mencionado indicadores como las bajas tasas de contratación y despido, la concentración del aumento del empleo en un pequeño número de sectores, y el aumento de las tasas de desempleo en los afroamericanos y los jóvenes. Y una tercera que se refiere a que casi todos los participantes apoyaron la reducción del rango objetivo para la tasa de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual en la reunión indicando que sus opiniones sobre la medida política adecuada para esta reunión reflejaban un cambio en el equilibrio de los riesgos.

Para Temple vale la pena también subrayar que la mayoría de los participantes consideró que probablemente sería adecuado flexibilizar aún más la política monetaria durante el resto del año, y que  algunos participantes señalaron que, según varios indicadores, las condiciones financieras sugerían que la política monetaria podría no ser especialmente restrictiva, lo que, en su opinión, justificaba un enfoque cauteloso a la hora de considerar futuros cambios en la política. En este escenario, los futuros de los fondos federales están descontando 100 pb de recortes de tipos por parte de la Fed hasta finales del próximo julio, pero Temple cree que el mercado es demasiado dovish y sugeriría que sólo es probable que se produzcan dos recortes de 25 pb. 

10Oct

"Cada concesión a Trump acerca un poco más a Estados Unidos a perder, sin darse cuenta, aquello que siempre lo definió como nación", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Miguel Ángel Valero

Las negociaciones para el fin del 'shutdown' y la reapertura de la Administración de EEUU no muestran avances significativos. A medida que se prolongue esta situación, el impacto económico podría intensificarse. Las conversaciones deberían empezar a dar frutos la próxima semana. De no ser así, Trump se ve abocado a gestionar el cierre gubernamental total más prolongado de la historia de EEUU.

Pero esto es mucho más complejo que el cierre de una Administración. Para el analista Pablo Gil, EEUU "vive un proceso tan sutil como inquietante: una transformación del sistema político desde dentro, impulsada por lo que muchos analistas denominan autoritarismo democrático. No es una dictadura clásica ni un golpe de Estado visible, sino algo más insidioso. Consiste en utilizar los propios mecanismos de la democracia (las leyes, los tribunales, las instituciones públicas) para concentrar el poder y neutralizar la disidencia". 

Las elecciones siguen existiendo, los medios continúan publicando y los partidos mantienen su apariencia de pluralismo, pero el equilibrio de poderes se desvanece. Poco a poco, las normas dejan de proteger al ciudadano y pasan a blindar al gobernante. "La erosión es tan gradual que gran parte de la población apenas la percibe. Y cuando finalmente lo hace, ya es demasiado tarde", avisa en The Trader.

En menos de un año, Donald Trump ha convertido esa estrategia en un manual de poder. Ha despedido a decenas de miles de funcionarios, desmantelado agencias públicas, presionado a empresas y medios de comunicación, y usado el aparato del Estado como herramienta personal. Ha mezclado sin pudor sus negocios privados con las funciones de gobierno, influyendo en políticas que benefician sus inversiones o las de sus socios. Ha utilizado su influencia sobre los criptoactivos, sobre sectores energéticos y sobre medios afines para reforzar su poder político. Es un presidente que actúa como empresario en la Casa Blanca, sin que nadie (ni los reguladores, ni el Congreso, ni los tribunales) le pida cuentas. 

Lo más inquietante no es solo su agenda autoritaria, sino la ausencia de oposición real. El Partido Demócrata, dividido y temeroso, sigue sin saber cómo plantar cara. Ahora tiene, sin embargo, una oportunidad inédita: los republicanos necesitan sus votos para poner fin al shutdown del Gobierno. Por primera vez en un año, los demócratas podrían bloquear el país, pero temen hacerlo. Saben que Trump aprovecharía la ocasión para presentarlos como los culpables del caos. Y, sin embargo, ceder de nuevo sería un error histórico: permitiría al presidente seguir gobernando como si nada ocurriera, consolidando su poder y debilitando aún más los contrapesos institucionales.

El sistema institucional estadounidense (basado durante dos siglos en los llamados “checks and balances”) se enfrenta a su prueba más dura. Los contrapesos solo funcionan cuando los actores respetan las reglas del juego. Cuando el poder decide ignorarlas o reinterpretarlas, las instituciones se vuelven impotentes. Lo que está ocurriendo en EEUU no es una anomalía: ya lo vimos antes en Hungría con Orban, en Turquía con Erdogan, o en Venezuela con Maduro, donde los líderes populistas desmantelaron los frenos democráticos paso a paso, mientras la población seguía creyendo que vivía en un régimen libre. La represión se disfraza de legalidad, la censura se justifica como “protección nacional” y la intimidación a los medios o la justicia se presenta como “reforma institucional”.

Los demócratas tienen ante sí una oportunidad única para demostrar que aún pueden frenar la deriva autoritaria. Pueden doblegar a Trump, al menos una vez, forzándole a aceptar concesiones a cambio de dar por concluido el “shutdown”. Pero deben entender que no se trata de mantener el cierre del Gobierno durante unos pocos días, como ha ocurrido tantas veces antes, sino durante el tiempo que haga falta. Solo así los mercados financieros comenzarán a reaccionar con nervios y desconfianza, y llegado el momento, incluso las agencias de rating se verán obligadas a reflejarlo con una rebaja de la nota soberana, encareciendo el coste de financiación de la inmensa deuda que tiene EEUU. Y si hay algo que Trump y su entorno empresarial no toleran, es una pérdida de confianza generalizada en los mercados. 

No sería la primera vez que el presidente da marcha atrás cuando la Bolsa le muestra los dientes: ya en abril de este año, durante su segundo mandato, suspendió a las pocas horas la entrada en vigor de sus propios aranceles tras la reacción de desplome superior al 20% en el S&P 500. 

Si los demócratas mantienen el pulso del “shutdown”, el país enfrentará días de tensión y los mercados reaccionarán con nerviosismo. Pero si vuelven a ceder, la verdadera sacudida no será económica, sino institucional: "cada concesión a Trump acerca un poco más a Estados Unidos a perder, sin darse cuenta, aquello que siempre lo definió como nación", advierte este experto.

Ebury: el dólar sufrirá por el bloqueo en EEUU

Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, subraya la sorprendente fortaleza que está mostrando el dólar desde el inicio del cierre del Gobierno federal, lo que considera un desafío a la lógica habitual y a los movimientos registrados durante el último cierre en 2018.

No obstante, los analistas de Ebury consideran que “será difícil que el billete verde mantenga su actual trayectoria, dado que no se vislumbra una solución al bloqueo en el Congreso”.

Los mercados de apuestas apuntan ahora a que el cierre podría prolongarse casi un mes, lo que lo situaría en niveles similares al récord alcanzado durante el primer mandato de Trump.

09Oct

Lazard Frères Gestion recomienda el sector farmacéutico tras el acuerdo entre EEUU y Pfizer. En Europa, el sector sigue cotizando con un fuerte descuento en relación con su media de los últimos diez años, lo que deja margen para un mayor potencial de recuperación.

Miguel Ángel Valero

En un año de máximos históricos en prácticamente todas las Bolsas, lideradas por la tecnología en EEUU, los bancos en Europa y el consumo en China, las perspectivas para el último trimestre mantienen el tono optimista, según Activotrade SV. Destacan oportunidades en valores rezagados del Ibex que podrían impulsar al índice español en lo que queda de año, el oro que mantendrá su posición como mejor activo para cobertura y generar rentabilidad, y en empresas de la cadena de suministro de fabricación de chips como Nvidia. Por el lado de valores castigados por los aranceles, señalan a empresas de consumo cotidiano.

El Ibex 35 vive un momento alcista apoyado por la banca, que ha liderado las ganancias del selectivo español con rentabilidades por encima del 60%. Destacan Indra, debido a la apuesta europea por mejorar el sector, Mapfre, Acciona, Solaria o ACS

Pero ¿será capaz el IBEX35 de dar un último golpe en la mesa y batir sus máximos históricos de 2007? Para poder superarlos, el índice español necesitará la ayuda de alguno de los grandes pesos pesados, que sin duda se han quedado rezagados este año y que pueden dar aliento a un pelotón de cabeza (sector bancario) que llega justo de fuerzas a este final de etapa.

Activotrade recomienda valores infravalorados y que podrían impulsar al Ibex:

  • Repsol. Pese a que no es un valor estrella en 2025, Repsol ha duplicado su valor en Bolsa desde 2021. Pero aún se enfrenta a un escenario marcado por precios del petróleo muy bajos. Durante el primer semestre, generó suficiente caja para cubrir inversiones y mantener el dividendo cercano a 1€
  • Inditex. Pesa más del 12% del índice español, y es uno de los valores por debajo de sus expectativas. Los últimos resultados publicados en septiembre, con mejoras en sus márgenes y ventas, la han hecho cotizar al alza en los últimos días. Es clave que defienda la zona de 45 euros para que, a nivel técnico, pueda rebotar co  fuerza y dar un impulso al selectivo español.
  • Puig. Otra de las compañías más infravaloradas del Ibex, cerró el primer semestre 2025 con un crecimiento LFL del 7,6%, superando al mercado premium de belleza. Fragancias y skincare lideran, con crecimiento en Asia disparado +16,5% y margen EBITDA ajustado del 19,4%. Su cotización está rondando los mínimos históricos en 14,1 €
  • Rovi, una de las rezagadas del Ibex, presentó en el primer semestre resultados mejores de lo previsto gracias al impulso de Okedi y a la mejora de márgenes. Sin embargo, la caída en fabricación a terceros y unas guías negativas condicionan su evolución. Pese al apoyo del CDTI, su valoración elevada limita el potencial hasta final de año.

El arancel medio ha pasado del 2,4% en enero al 12% en septiembre

En lo que va de 2025, los nuevos aranceles han generado ingresos fiscales extraordinarios, con 88.000 millones$ recaudados hasta agosto, de los cuales 23.000 millones corresponden solo a ese mes. La tasa arancelaria efectiva subió del 2,4% en enero al 11-12% en verano, situándose en su nivel más alto desde los años treinta. 

Los aranceles de 2025 ya impactan con fuerza en bienes de consumo cotidiano y de gran peso en los hogares. Los precios del cuero, la ropa y los textiles han subido entre un 22% y un 37% a corto plazo, y aún se mantienen un 8%-13% más altos a largo plazo. Los vehículos cuestan un 12% más, mientras que los alimentos frescos aumentan un 4%, estabilizándose en un 2,5%.

  • Nike se ha convertido en uno de los ejemplos más claros del impacto de los aranceles en el sector consumo. La compañía afronta un incremento de costes cercano a 1.000 millones$ por gravámenes aplicados a importaciones desde China y Vietnam, donde concentra gran parte de su producción. Para mitigar el golpe, está diversificando proveedores y desplazando parte de la cadena de suministro hacia países menos expuestos.
  • General Motors enfrenta un impacto notable por los aranceles en el sector automotriz. La empresa reporta menores beneficios debido al encarecimiento de vehículos y componentes importados, lo que eleva sus costes de producción. Para mitigar la presión, refuerza la integración local y ajusta acuerdos con proveedores. Sin embargo, los márgenes siguen presionados y la incertidumbre regulatoria complica su capacidad de planificación.
  • La-Z-Boy, fabricante estadounidense de muebles y sofás reclinables. Tuvo un fuerte aumento de costes por los aranceles aplicados a la madera, el acero y los componentes importados desde Asia, esenciales en su producción. Aunque intentó trasladar parte del sobreprecio al consumidor final, la demanda se resintió y sus márgenes se redujeron. Esta presión se reflejó en caídas bursátiles. Hasta finales de 2025, los aranceles seguirán elevando precios y frenando importaciones. El empleo podría enfriarse levemente y los mercados volverse más sensibles al crecimiento. La respuesta de la Reserva Federal será determinante para el rumbo económico.

Oro y una IA que cree valor

El oro acumula una revalorización cercana al 45% en dólares en el 2025, la mayor de la última década, y sigue demostrando que es una de las mejores alternativas de inversión al margen de las Bolsas y de los bonos. Durante los últimos meses, dos son las principales razones por las que no para de subir: subida de flujos entrantes de capital en grandes fondos o ETF junto a continuas compras netas por parte de bancos centrales (no han vendido “netamente” desde la primavera de 2023). Las dudas sobre la viabilidad fiscal de muchos países desarrollados en el futuro que se reflejan en una continua caída de la deuda de los mismo junto a las altas valoraciones de varios de los mercados mundiales, "nos hace pensar que puede seguir siendo buen momento para invertir" en oro

"Creemos que sigue habiendo valor y futuro en todo lo relacionado con IA o Centros de Datos, siempre por supuesto siendo conscientes de la sobrecompra que puede haber en determinados momentos"k insisten en Activotrade. "Encontramos valor en grandes empresas posicionadas en toda la cadena de suministro de la fabricación de chips. Por ejemplo, Broadcom y Nvidia son empresas similares que venden sus productos a clientes tecnológicos para el negocio del Cloud, Centros de Datos u otros. Mientras que ASML por otro lado tiene la maquinaria específica con la que los fabricantes de estos dispositivos lo realizan, entre otras compañías como la taiwanesa TSMC. De hecho, Intel, Samsung y la propia TSMC son los principales y mayores clientes de ASML. En conclusión, creemos que uno de los actores principales a considerar dentro del mundo y futuro de la IA es indiscutiblemente Nvidia gracias a la calidad de su producto o ventaja competitiva de mayores márgenes al no tener que fabricar él mismo", explican.

Lazard Frères Gestion recomienda el sector farmacéutico

La semana pasada, el sector farmacéutico se ha beneficiado de un notable repunte en los mercados bursátiles, con subidas de varios valores estadounidenses y europeos de alrededor de un 10%. El impulso de esta recuperación se debe al anuncio, el martes 30 de septiembre, de un acuerdo alcanzado entre la Administración estadounidense y el grupo Pfizer

En virtud de dicho acuerdo, Pfizer quedará exenta de aranceles y podrá reducir de forma mucho más limitada de lo previsto el precio de sus medicamentos vendidos en Estados Unidos, a cambio de un compromiso de inversión de 70 000 millones$ en territorio estadounidense.

La noticia fue muy bien recibida por el mercado, lo que permitió al sector farmacéutico recuperar parte de su bajo rendimiento de 2025. En Europa, el sector sigue cotizando con un fuerte descuento en relación con su media de los últimos diez años, lo que deja margen para un mayor potencial de recuperación.

Desde principios de 2025, el sector farmacéutico se ha visto sometido a una gran presión. Por un lado, los laboratorios, muy expuestos al mercado estadounidense, que a menudo representa entre el 40% y el 50% de su facturación, se veían especialmente afectados por los aranceles estadounidenses. Por otro lado, la administración estadounidense había manifestado su voluntad de reducir el precio de los medicamentos vendidos en Estados Unidos para alinearse con los precios más bajos practicados en otras partes del mundo (MFN Pricing).

El acuerdo alcanzado por Pfizer con la administración estadounidense contribuye considerablemente a reducir estos riesgos al limitar las bajadas de precios únicamente al programa Medicaid, dirigido a los más desfavorecidos, que ya está sujeto a fuertes reducciones, y al canal «direct to consumer», que solo representa una pequeña parte del mercado.

Así pues, la administración estadounidense parece dispuesta a hacer importantes concesiones siempre que sus interlocutores se comprometan a realizar un programa de inversión en territorio estadounidense. La mayoría de los actores del sector ya han anunciado importantes proyectos de inversión en EEUU, que ascienden a 400.000 millones$ hasta la fecha. Esta evolución alimenta la esperanza de que otros grupos farmacéuticos puedan, a su vez, obtener acuerdos similares en un futuro próximo.

03Oct

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, pero no sobre los márgenes comerciales.

Miguel Ángel Valero

Según el último Barómetro de Prácticas de Pago de Estados Unidos elaborado por Crédito y Caución, se observa un clima de incertidumbre empresarial sobre la evolución de las políticas de pago en las operaciones B2B (empresa a empresa) para los próximos meses. Así, un tercio de las compañías asegura no haber experimentado cambios significativos en el período de cobro, mientras otro tercio ha sufrido retrasos y periodos de pago más largo. El resto, asegura haber notado mejoras en la fiabilidad de los pagos de los clientes.

Estas experiencias variadas ponen de relieve el panorama fragmentado del riesgo de pago de los clientes y plantean retos operativos en todas las cadenas de suministro.

Actualmente, casi el 50% de las ventas B2B se realizan a crédito y el 70% de las compañías están aumentando las ofertas de crédito comercial. Además, la mayoría de los proveedores están ajustando sus políticas de crédito para proteger el flujo de caja y mantener la liquidez.

En cuanto a las fuentes de financiación, los préstamos bancarios siguen siendo la principal herramienta, con el 68%, seguida de la financiación de facturas (57%).

Alrededor del 60% de las empresas emplean un enfoque mixto para la gestión del riesgo de pago de los clientes. Este enfoque combina provisiones internas y herramientas externas, como el seguro de crédito comercial, lo que refleja un esfuerzo estratégico por proteger el capital circulante.

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, aunque temen una reducción en los márgenes comerciales.

El aumento de las exigencias normativas, tanto en cuanto a su alcance como a su complejidad, está incrementando los costes y las presiones administrativas. La volatilidad económica y del mercado constituye otro reto importante, que obliga a las empresas a mantenerse ágiles en medio de la fluctuación de la demanda y el endurecimiento de las condiciones de financiación. Todo ello ejerce una fuerte presión sobre los márgenes y complica las decisiones de inversión.

The Trader: momento de máxima tensión

En ese sentido, EEUU vive un momento de máxima tensión en dos frentes distintos, pero íntimamente conectados: dentro de sus propias fronteras y en el terreno internacional. 

En el ámbito doméstico, el país se enfrenta a un nuevo cierre de la administración ('shutdown') por la incapacidad de republicanos y demócratas de alcanzar un acuerdo presupuestario antes del 30 de septiembre, y ya es el tercero que se produce bajo la presidencia de Donald Trump

Lo que antes parecía una excepción se ha convertido en costumbre: el enfrentamiento político en Washington refleja un clima de polarización cada vez más extremo, que ya no se limita al Congreso, sino que se extiende a la calle y a la sociedad. El presupuesto federal se ha transformado en un arma de presión y millones de ciudadanos quedan atrapados en ese pulso partidista: funcionarios que pueden quedarse sin sueldo de manera temporal, familias que ven cómo se retrasan sus trámites cotidianos y unos mercados que reciben constantes señales de incertidumbre. "La imagen que proyecta EEUU al exterior es la de una democracia capaz de paralizarse a sí misma por falta de consenso político", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.
Fuera de sus fronteras, el reto es igualmente inquietante. La guerra comercial iniciada por Trump se ha convertido en un frente sin límites claros: lo que comenzó con el acero, los semiconductores o los vehículos ahora se sigue extendiendo a la madera, los muebles e incluso a los medicamentos, enviando al mundo un mensaje de imprevisibilidad. El último baile de cifras va desde el 10% de aranceles a la madera hasta un 100% a fármacos, lo que obliga a gobiernos y empresas a replantear sus cadenas de suministro sin saber qué sector será el próximo en sufrir un golpe. 

Al mismo tiempo, la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania añade un nivel extra de complejidad. Trump ha pasado de mostrarse reticente al envío de armamento a estudiar que Europa compre misiles Tomahawk para entregárselos a Kiev, un giro que fortalece a Zelenski, pero también incrementa el riesgo de escalada con Moscú. En paralelo, su discurso hacia los líderes de ambos países ha sido cambiante: primero fueron las críticas constantes a Zelenski y los gestos de complicidad hacia Putin, para después invertir el tono y hacer justo lo contrario. Esta ambigüedad, lejos de aportar claridad, multiplica las dudas sobre el rumbo geopolítico de EEUU y añade más dudas sobre un tablero internacional ya de por sí frágil.

En ambos frentes, el problema no es solo el efecto inmediato de cada medida, sino la incertidumbre estructural que generan. Dentro, porque los ciudadanos ven cómo la parálisis política puede cerrar su gobierno. Fuera, porque el comercio global se enfrenta a reglas que cambian de un día para otro. La suma de ambos factores dibuja un escenario en el que EEUU, más que liderar con estabilidad, introduce volatilidad que condiciona tanto su política interna como la confianza internacional.

Y, sin embargo, pese a esta mezcla de tensiones, los inversores siguen apostando porque el futuro será brillante. El dinamismo de la economía norteamericana, su capacidad para reinventarse y la fuerza de la innovación (con la inteligencia artificial y la transición tecnológica a la cabeza) pesan más que los riesgos geopolíticos y comerciales. 

"La gran incógnita es qué ocurrirá si esa confianza resulta ser excesiva y el choque entre expectativas optimistas y realidades políticas y económicas termina generando una sacudida mucho más fuerte de lo que hoy nadie quiere imaginar", advierte Pablo Gil.

02Oct

La farmacéutica pacta con Trump no pagar aranceles sobre productos farmacéuticos durante tres años a cambio de reducir hasta el 50% los precios de algunos medicamentos en EEUU. La startup se convierte en la empresa privada más valiosa del mundo, superando a SpaceX: 500.000 millones$.

Miguel Ángel Valero

Aunque inicialmente los mercados mostraban cierta inquietud ante el cierre del Gobierno en EEUU, dos noticias impulsan las Bolsas. Por un lado, los acuerdos entre el Gobierno de Trump   y Pfizer, que evitará a ésta pagar aranceles sobre productos farmacéuticos durante tres años a cambio de reducir los precios de ciertos medicamentos en el país. Como parte del acuerdo, Pfizer venderá algunos fármacos con un descuento promedio del 50% a través de un sitio web directo al consumidor llamado TrumpRx, que permite a los estadounidenses pagar en efectivo por medicamentos a tarifas con descuento negociadas por el Gobierno. 

El acuerdo protege además a Pfizer de posibles aranceles del 100% que Trump amenazó imponer la semana pasada, mientras también protege a la compañía de la investigación de la Sección 232 de la Administración sobre si los costes de los medicamentos representan una amenaza para la seguridad nacional. 

La segunda noticia que vence claramente al cierre de la Administración es que OpenAI ha concluido una venta de acciones de empleados por un valor de 6.600 millones$, lo que sitúa la valoración de la compañía en 500.000 millones. Esta cifra convierte a la startup en la empresa privada más valiosa del mundo, superando a SpaceX, cuya valoración se estima en 400.000 millones. La operación representa un incremento del 66 % respecto a la valoración alcanzada en la ampliación de capital realizada a principios de año. A esta reciente ronda acudieron principalmente inversores institucionales.

El optimismo en torno a la tecnología y la inteligencia artificial se mantiene firme. Los ambiciosos planes de inversión están llamados a respaldar el crecimiento económico de EEUU en un momento en que otros segmentos de la economía muestran signos de debilidad. De hecho, según datos agregados del primer semestre, la contribución conjunta al crecimiento del PIB estadounidense de la inversión vinculada a la tecnología iguala a la contribución del consumo privado.

Todo esto lleva a máximos históricos a los principales índices estadounidenses –S&P +0,3%; Nasdaq +0,4%–, impulsados por el optimismo de que el cierre del Gobierno estadounidense será breve, pese al negativo dato de creación de empleo privado.  Las acciones del sector salud encabezan los avances, con compañías como Eli Lilly (+8,2%), Moderna (+6,8%), Regeneron (+6,7%) o Abbvie (+5,5%), que se suman a la ola de Pfizer (+6,7%). Este efecto llega también al sector farmacéutico europeo, que logra un +5,3%, la mayor revalorización en una sola sesión desde 2008, con AstraZeneca (+11,2%), Merck (+10%) o Sanofi (+8,3%) destacados.

El acuerdo de OpenAI con los fabricantes coreanos de chips lleva al índice Kospi (+2,7%) a máximos históricos. 

En cambio, la renta fija norteamericana refleja el mal dato de empleo. La pérdida de dinamismo que dibujaron las cifras de creación de empleo privado de la consultora ADP, alentaron las compras en los bonos soberanos y permitieron que la referencia a 10 años cerrase con una caída de 5 puntos básicos (pb) hasta situarse en 4,1%.

El cruce euro-dólar también percibe la incertidumbre respecto al cierre de Gobierno, el mal dato de empleo privado en EEUU, y la caída en las TIR soberanas. Una situación que beneficia al oro, que encadena cinco sesiones de subidas y acumula un +3% en la semana,  hasta los 3.874 $/onza.

Los datos de creación de empleo privado de la consultora ADP siguen apuntando a un enfriamiento del mercado laboral. Esta publicación, aunque no suele coincidir con las cifras que publica el Bureau of Labor Statistics (BLS), cobra especial relevancia en esta ocasión ante el cierre de Gobierno –el viernes deberían publicarse los números oficiales, algo que se pospondrá hasta la reapertura de la Administración–. En septiembre se destruyeron 32.000 puestos de trabajo según ADP, muy por debajo de los +51.000 previstos por los analistas y de los -3.000 correspondientes a agosto (dato que se revisó a la baja considerablemente). 

Al menos, las cifras de confianza empresarial manufacturera (ISM) mostraban una leve mejoría respecto a agosto. El indicador agregado repuntó hasta el 49,1 en septiembre desde el 48,7 previo, superando en una décima las estimaciones de los analistas. Este mejor comportamiento vino explicado tanto por el componente de empleo (45,3 vs. 43,8 anterior) como de los precios pagados (61,9 vs. 63,7). Pero la lectura del componente de nuevos pedidos fue menos favorable al volver al terreno de contracción (48,9 vs. 51,4). 

Tregua en el asalto a la Fed

Se cierra hasta el año que viene el capítulo sobre el intento de Trump por destituir a Lisa Cook del Comité de la Reserva Federal. La Corte Suprema decidió no intervenir de forma inmediata y permitió que Cook continúe en su cargo mientras se prepara una audiencia oral para enero de 2026. En agosto, Trump trató de inhabilitar a Cook alegando fraude hipotecario, pero una jueza federal bloqueó la destitución al considerar que no se había demostrado una causa legal suficiente ni se había respetado el debido proceso. 

La Administración de Trump apeló sin éxito ante el Tribunal de Apelaciones, y, posteriormente, presentó una solicitud de emergencia ante el Tribunal Supremo para ejecutar la destitución de forma inmediata. Con esta última negativa del Tribunal Supremo, se cierra por ahora este capítulo judicial, dejando a Cook en su puesto y a la Reserva Federal con un respiro temporal frente a las presiones políticas.

01Oct

El oro vuelve a marcar máximos en una jornada en la que un tercio de los empleados públicos no irán al trabajo. Los menores ingresos supondrán una reducción de su capacidad de consumo.

Miguel Ángel Valero

Tras intensas negociaciones, los republicanos no han logrado persuadir a los demócratas, lo que ha desencadenado un nuevo cierre del Gobierno en EEUU. El impacto económico dependerá en gran medida de la duración del cierre. La afección más inmediata se reflejará en las horas no trabajadas y en la pérdida de ingresos de los empleados públicos, lo que reducirá su capacidad de consumo. No obstante, si el cierre se prolonga, podrían comenzar a manifestarse efectos de segunda ronda. 

Aunque los salarios no cobrados serán pagados una vez resuelta la situación, algunos servicios nunca serán prestados o consumidos haciendo que el impacto económico sea permanente a medida que se alargue la situación. Las primeras estimaciones indican que aproximadamente un tercio de los empleados federales no acudirá hoy a trabajar, lo que representa un impacto menor en comparación con a anteriores cierres en las que dejaron de trabajar un 40 % de los empleados federales.

Las negociaciones continuarán, aunque ahora se ha entrado en la fase de atribución de responsabilidades. La votación acabó 55 a favor frente a 45 en contra, por lo que quedan 5 senadores por convencer, uno de ellos el republicano Rand Paul, de Kentucky. Las exigencias demócratas incluyen la extensión de los subsidios a los seguros médicos —Affordable Care Act— y la eliminación de ciertos recortes a las ayudas sanitarias aprobadas en la reciente reforma fiscal.

Por el momento, la reacción de los mercados es moderada, descontando un escenario similar al de anteriores cierres, en los que la duración fue breve y el impacto económico limitado. Los futuros de las Bolsas estadounidenses retroceden ligeramente, los bonos se mantienen estables, el tipo de cambio euro-dólar se debilita, aunque permanece por debajo del 1,18 EUR/USD, y el gran beneficiado hasta ahora es el oro, que vuelve a marcar máximos. En episodios anteriores, el efecto sobre los activos de riesgo fue muy limitado y, tras una volatilidad inicial, la confianza se recuperó, cerrando en promedio con resultados positivos dos meses después.

Las Bolsas están más preocupadas por el debilitamiento de la confianza del consumidor y por lo datos de empleo que por el cierre de la Administración, el primero que sufre Trump en su segundo mandato como presidente de EEUU (en 2018, durante su primer mandato, tuvo que afrontar el que sería el mayor de la historia del país, 34 días, con un impacto de dos décimas de PIB, como ya contó Dinero Seguro).

Escasos movimientos en la renta fija ante un cierre de Gobierno prácticamente descontado por el mercado. Después de 7 años del último cierre parcial –12 desde el último total– los bonos se mantienen sin grandes cambios, con la TIR del 10 años estadounidense elevándose apenas un punto básico (pb) hasta situarse en 4,15%. El cierre de la Administración no hará más que añadir incertidumbre el panorama actual, respaldando la postura de cautela respecto a la duración de las inversiones en renta fija. 

Siguiendo el patrón habitual, se instaura el ánimo vendedor en el dólar tras el cierre. El cruce euro-dólar se eleva un 0,2%, hasta los 1,176 EUR/USD.

Se extienden las ventas en el petróleo a medida que los inversores siguen digiriendo el impacto del posible incremento en la producción de la OPEP y el fin del conflicto armado en Gaza. De esta manera, las preocupaciones ante un posible exceso de oferta –1,6 millones de barriles diarios para 2026 según la EIA– siguen penalizando a la cotización. Con todo esto, la referencia Brent ya acumula una caída del 5,7% en lo que va de semana al situarse en 66,2 $/barril. 

En el extremo contrario, el oro mantiene su avance tras el cierre de Gobierno en Estados Unidos. Aupado por la incertidumbre actual, acumula una subida del 2,7% en la semana, hasta los 3.860$/onza.

Mientras, la confianza de los consumidores bajó más de lo esperado al retroceder en septiembre hasta 94,2 desde el 97,8 anterior y por debajo del 96 previsto. Con esta caída, la confianza se sitúa en mínimos desde abril tras el Liberation Day. Además, este descenso vino tanto por el lado de las expectativas al bajar hasta 73,4 desde el 74,7 anterior, como de la situación actual que retrocedió hasta 125,4 desde el 132,4 previo. 

En cambio, el mercado laboral sigue enviando señales de fortaleza del mercado laboral, con las vacantes sin cubrir repuntando ligeramente y situándose en 7,23 millones de personas frente a 7,21 millones previos, un dato que además se revisó al alza. La ratio de vacantes/desempleados se sitúa en niveles de 0,98x, aún por encima del 0,93x promedio previo a la pandemia. 

Los despidos bajaron en el mes hasta 1,72 millones, de manera que la tasa sigue estable en niveles muy reducidos del 1,1%. Esto confirma que EEUU atraviesa un periodo de menor creación de empleo, pero con los despidos contenidos. 

Pictet: la prolongación perjudicará a la Bolsa

El Gobierno de EEUU ha cerrado este 1 de octubre tras un Congreso dividido que no ha aprobado un proyecto de ley de gasto para el año fiscal 2026. Así que las agencias federales han suspendido sus funciones no esenciales, afectando a cientos de miles de trabajadores. Con ello, la actividad del Gobierno de EEUU se detiene de manera indefinida, excepto funciones esenciales como pagos de la seguridad social y el servicio médico Medicaid, operaciones militares, control del tráfico aéreo y en general la aplicación de la ley. Los empleados federales suspendidos, generalmente 40% de la fuerza laboral federal, recibirá sus pagos atrasados cuando finalice el cierre.

Aunque Republicanos y Demócratas discuten un proyecto a corto plazo que mantiene los niveles de gasto hasta el 21 de noviembre, los Demócratas se oponen a un proyecto provisional. Quieren que los Republicanos extiendan los créditos fiscales de Obamacare y deroguen los recortes al programa de atención médica Medicaid de la “Ley Grande y Hermosa”, One Big Beautiful Bill. El caso es que la Casa Blanca puede usar el cierre para despedir a empleados en proyectos no están alineados con las prioridades de la actual administración, afectando a la actividad económico a corto plazo.

De momento en Pictet WM esperan una respuesta moderada del mercado. Históricamente, los cierres del Gobierno de EEUU han tenido poco impacto en la renta variable, pues tienden a ser de corto plazo. "Esperamos un resultado similar, a menos que se prolongue o pudiera tener un efecto significativo en el techo de la deuda. Pero este cierre no está relacionado con el techo de la deuda, cuyo pago continuará con normalidad", argumentan sus expertos.

En los últimos 30 años, el Gobierno de EEUU ha experimentado cinco cierres, de hasta 34 días. Han reducido el crecimiento del PIB en aproximadamente una o dos décimas por semana. El último cierre, en 2018, durante la primera administración de Trump, duró aproximadamente un mes y afectó a la producción económica en 11.000 millones$, incluyendo 3.000 millones que nunca se recuperaron, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.

No está claro cuánto tiempo persistirá este cierre. Puede afectar a los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, incluyendo el informe de septiembre que se publica este 3 de octubre y el índice de precios al consumo el 15 de octubre. Otros informes económicos pueden retrasarse, incluyendo el de la Oficina del Censo y la Oficina de Análisis Económico, clave para las deliberaciones de la Reserva Federal ante su próxima reunión del 28 y 29 de octubre, donde esperamos reduzca sus tipos de interés en 0,25 %.

De todas formas, un estancamiento prolongado puede afectar negativamente a la renta variable y añadir atractivo a los activos reales, como metales preciosos, bienes inmuebles e infraestructuras. Además, un cierre prolongado puede presionar más a la baja el tipo de cambio del dólar, contribuyendo a su tendencia de debilidad estructural. Por otra parte, puede reducir las rentabilidades a vencimiento de los bonos del Tesoro a diez años, por impacto negativo en el crecimiento económico y aumento de flujos de inversión hacia este activo refugio. El aumento de la volatilidad puede hacer que se amplíen los diferenciales de rentabilidad a vencimiento de la deuda empresarial respecto a los bonos del Tesoro.

30Sep

En caso de un cierre total, unos 859.000 empleados federales serían despedidos, el daño económico ascendería a unos 0,1 puntos del PIB por semana y, por lo general, las publicaciones económicas federales se interrumpen.

Miguel Ángel Valero

Las reuniones celebradas entre el presidente Trump y los representantes del Congreso no lograron avances significativos, y todo apunta a que el Gobierno estadounidense se encamina hacia un cierre total y forzado, similar al ocurrido en 2013. Esto implicaría la suspensión de la mayoría de los servicios públicos, incluidos las actividades estadísticas, lo que impediría la publicación de los datos de empleo este viernes 3 de octubre y retrasaría otras estadísticas clave, como el PIB del tercer trimestre.

Aunque un acuerdo de última hora podría darse, un episodio que ya se vivió en septiembre de 2023, –algo que costó el puesto al portavoz republicano McCarthy–, la división en aquel momento provenía de una lucha interna del Partido Republicano. En el escenario actual, los republicanos necesitan el respaldo de siete demócratas para evitar el cierre. La moneda de cambio del partido demócrata es evitar que se eliminen los subsidios del Obamacare de cara a 2026.

El impacto económico dependerá en gran medida de la duración del cierre. Cuanto más se prolongue, mayor será el riesgo de que se generen efectos de segunda ronda. Se estima que alrededor de 1,6 millones de empleados públicos dejarían de trabajar, mientras que aquellos que deban continuar prestando servicios esenciales —financiados por el Congreso— no recibirían su salario hasta que se resuelva la situación. 

Entre los servicios no afectados destacan la Reserva Federal, que cuenta con financiación propia, así como los servicios sanitarios y la Seguridad Social, que están financiados por adelantado.

En cuanto a los mercados, la reacción suele ser de cierta preocupación al principio, con flujos hacía activos seguros, pero con recuperaciones rápidas en las Bolsas –dado lo efímero de anteriores episodios–. De hecho, en el 2013, el más grave recientemente, el S&P 500 acabó en positivo dos meses después del cierre.

Por ello, aunque se trata de un acontecimiento relevante, si se repite el patrón observado en episodios anteriores, se podrá experimentar cierta volatilidad en el corto plazo, seguida de una resolución relativamente rápida. Trump no tiene incentivos para llevar la negociación a un punto en el que provoque un daño excesivo a la economía estadounidense.  

Más aranceles

Mientras, la Administración de Trump ha emitido una proclamación detallando los nuevos aranceles sobre diversos productos derivados de la madera. A partir del 14 de octubre, se aplicará un arancel del 10% a la madera blanda –utilizada en mobiliario y vigas–, mientras que los muebles de madera tapizada y los gabinetes de cocina estarán sujetos a un gravamen del 25%. 

Más adelante, el 1 de enero de 2026, estas tarifas aumentarán: los muebles tapizados pasarán a tener un arancel del 30% y los gabinetes de cocina, del 50%.

Según la directiva presidencial, las principales economías que han firmado acuerdos comerciales bilaterales con EEUUU se beneficiarán de tarifas reducidas. Los productos de madera procedentes del Reino Unido no estarán sujetos a más del 10%, mientras que los provenientes de la Unión Europea y Japón tendrán un límite del 15%. Canadá, por su parte, podría resultar especialmente perjudicada por esta medida, ya que es, con diferencia, el principal proveedor de madera para EEUU representando aproximadamente la mitad de las importaciones de madera y sus derivados (Código HS-2: 44).

En Estados Unidos, las ventas pendientes de vivienda repuntan en agosto y crecen un 4% mensual. Con esta mejora registrada en agosto, el crecimiento de las ventas pendientes de viviendas frente al mismo periodo del año pasado se mantiene en positivo al avanzar un 0,5%, siendo éste el segundo mes consecutivo en positivo tras registrar retrocesos durante toda la primera mitad del año, lo que podría estar señalando una reactivación del mercado ante la llegada de nuevas rebajas de los tipos de interés.

Lazard: las perspectivas de crecimiento son "inciertas"

Los PMI de los mercados desarrollados pusieron de relieve la semana pasada el deterioro de las condiciones en el sector manufacturero, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard. En EEUU, el crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2025 se revisó al alza de forma significativa, hasta un ritmo anualizado del 3,8% intertrimestral desde la estimación anterior del 3,3%, por el aumento del consumo. Temple reconoce un vigor económico en la primera potencia mundial en lo que va de año más fuerte de lo que él mismo y la mayoría de los economistas esperaban, pero le parece poco probable que esta fortaleza se mantenga, ya que los mercados laborales siguen debilitándose y la confianza de los consumidores flojea. 

Sostiene que las perspectivas de crecimiento “son inciertas”, que los cambios en la política de inmigración podrían reducir el crecimiento potencial del PIB de EEUU del 1,7%-2% anterior a entre el 1% y el 1,5%, y que los cientos de miles de millones de dólares ya gastados en IA deberían traducirse en teoría mayores ganancias de productividad, pero que es difícil saber si esto compensará los efectos demográficos de las políticas de inmigración.

Tras el anuncio por parte de la Administración estadounidense de nuevos aranceles sobre productos farmacéuticos, camiones pesados, armarios de cocina, muebles de baño y muebles tapizados, y la probabilidad de que los gravámenes sigan aumentando en EEUU (continúan las investigaciones de la Sección 232 sobre semiconductores, aeronaves, madera y otras áreas de productos), el estratega de Lazard refuerza sus expectativas sobre la continuidad del incremento de la inflación estadounidense. De momento, la inflación del PCE subió en línea con las expectativas: la general se situó en el 2,7% interanual y la subyacente, en el 2,9%. Pero el experto continúa esperando un aumento gradual a medida que los aranceles más elevados se repercutan en los consumidores.

“Este proceso puede tardar meses en producirse, y es probable que la inflación alcance su punto máximo a principios de 2026, suponiendo que los aranceles no se incrementen aún más”, dice.

Los focos se mantendrán puestos esta semana principalmente en EEUU. En primer lugar, porque se avecina un cierre del Gobierno federal ante la ausencia de una ley de financiación. Para evitarlo, el Congreso tendrá que aprobar antes de la medianoche del martes los proyectos de ley de asignaciones o, lo que es más probable, una resolución continua que le dé tiempo para completar el proceso de financiación. En caso de un cierre total, unos 859.000 empleados federales serían despedidos, el daño económico ascendería a unos 0,1 puntos del PIB por semana y, por lo general, las publicaciones económicas federales se interrumpen, lo que significa que el informe sobre las nóminas del próximo viernes podría no publicarse a tiempo.

Hay mucha expectación en torno a los informes sobre el mercado laboral. Las previsiones apuntan a un pequeño descenso en el número de puestos de trabajo disponibles, de 7,18 millones a 7,1 millones; que el crecimiento de las nóminas no agrícolas haya aumentado a 50.000 en septiembre, frente a los 22.000 del mes anterior; que la tasa de desempleo se mantenga estable en el 4,3%; y que los ingresos medios por hora se hayan incrementado un 0,3% intermensual y un 3,6% interanual, frente al 0,3% y el 3,7% registrados en agosto. 

“Espero que los datos del mercado laboral sigan siendo débiles, pero la gran pregunta con respecto al crecimiento del empleo es cuánto ha disminuido la ‘tasa de equilibrio’. Hace aproximadamente una década, EEUU necesitaba alrededor de 140.000 puestos de trabajo al mes para mantener una tasa de desempleo estable. Con la fuerte disminución de la llegada de inmigrantes y la salida de muchos otros, creo que la tasa de equilibrio podría haber caído por debajo de los 50.000 puestos de trabajo al mes. Hay signos claros de baja demanda de trabajadores, pero si la tasa de crecimiento de la oferta también se ha reducido, EEUU podría mantenerse en pleno empleo. Este es el dilema para la Reserva Federal, ya que podría querer instintivamente recortar los tipos de interés dada la fuerte desaceleración del crecimiento del empleo, pero al hacerlo podría reavivar la inflación si el mercado laboral sigue estando tensionado”, comenta Temple.

29Sep

En su primer mandato, la Administración de EEUU estivo patrcialmente paralixada durante 34 días, el mayor cierre de la historia, con un impacto de dos décimas en el PIB.

Miguel Ángel Valero

Donald Trump se enfrenta a un “nuevo” cierre del Gobierno en EEUU. Actualmente las posiciones de republicanos y demócratas están enrocadas y el Congreso tiene que, al menos, que conseguir aprobar una medida de financiación temporal antes del miércoles 1 de octubre. Ardua tarea viendo las últimas posturas: el 19 de septiembre los republicanos presentaron una propuesta que mantendría abierta la Administración durante otras siete semanas, pero ésta resultó rechazada en el Senado (a pesar de su mayoría en esta Cámara, para aprobar esta medida el partido de Trump necesita de 60 votos, lo que significa que al menos 7 demócratas deberán apoyarla). 

Por su parte, los demócratas han exigido que se prorroguen los subsidios sanitarios (Obamacare) y también la reversión de recortes presupuestarios a la sanidad aplicados al programa Medicaid y que fueron aprobados justamente en la reciente reforma fiscal de Trump. Éste ha tachado estas propuestas de “irracionales” y ha declarado que no está dispuesto a ceder. 

El lunes 29 de septiembre se reanudan in extremis las negociaciones con los cuatro principales lideres del Congreso visitando la Casa Blanca.

Trump sufrió el mayor cierre de la historia: 34 días

Si bien el cierre de la Administración americana parece inevitable, en el pasado, la mayoría de estos episodios fueron breves y con escasos efectos económicos. Desde 1980 ha ocurrido en catorce ocasiones, siendo episodios muy breves (menos de una semana de duración) y por ello apenas afectaron la actividad. 

Sin embargo, los últimos precedentes fueron algo más graves: en particular en 2018, bajo el primer mandato de Trump, el Gobierno estuvo parcialmente paralizado 34 días, el mayor cierre de la historia en términos de duración y que se estima retiró entre una décima y dos al PIB. 

En 2013, el cierre se extendió durante 16 días, pero con un mayor impacto en el PIB dado que este cierre de las actividades fue total. 

En los próximos días se intensificarán las negociaciones y se tratará de evitar los peores escenarios, que sería un cierre total y prolongado de la Administración.

Impacto en las estadísticas laborales

Uno de los primeros efectos del cierre de la Administración en EEUU se percibirá en las propias publicaciones macroeconómicas, dado que la agencia federal de estadísticas (Bureau of Labor Statistics) se vería afectada dificultando la normalidad en la difusión de sus estadísticas.

Precisamente cuando llega la 'semana grande' del mercado laboral en EEUU, y en un momento en el cual se está poniendo en entredicho la fiabilidad de las publicaciones oficiales de empleo. Como ejemplo, la tasa de respuesta de las encuestas de los hogares sobre la tasa de paro ha bajado hasta el 67% (hace 12 años era del 90%), mientras que por el lado de las empresas la respuesta a la encuesta de creación de empleo bajó hasta el 43% desde el 64% que se registraba en 2013.  

Si nada lo impide, se publicarán diversas referencias del mercado laboral. El viernes 3, la más importante: las cifras oficiales de septiembre, en las que se espera un ligero repunte de la creación de empleo hasta 50.000 nuevos puestos de trabajo frente a la media de 29.000 de los tres meses previos. Además, será relevante las posibles revisiones de las cifras que han sido más acusadas en los últimos meses. Por el lado de la tasa de paro, se espera que se mantenga estable, pero esto se debería más bien a un menor crecimiento de la fuerza laboral por las restricciones a la inmigración que una mejora del empleo. 

El martes 30 de septiembre se plublicará la encuesta JOLTS sobre la evolución de las vacantes. Y el miércoles 1 de octubre, las cifras de nóminas no-agrícola privadas realizada por ADP (un dato quecobrará especial relevancia si el cierre de la Administración paraliza la publicación de estadísticas oficiales).

Trump afronta el posible cierre de su Administración con una mejora moderada de la confianza empresarial en septiembre; una revisión de 5 décimas del PIB en el 2º trimestre, hasta el 3,8% anualizado, gracias al consumo (que crece el 2,5%, frente al 1,6% anterior), la inversión en equipos de tecnología y software, que aportó ocho décimas al crecimiento. Pero la inversión residencial restó dos décimas.

También los datos de gasto personal indican que el consumo sigue fuerte (+0,6% mensual) y apunta a un tercer trimestre con cifras sólidas. En cuanto a la inflación, pocas sorpresas, cifras en línea con lo esperado y que mantienen la inflación subyacente en el +2,9%.

Diferentes posturas en la Fed

En medio de los intentos de asalto a la Fed por parte de Trump, se visibilizan las dispares posturas de los diferentes miembros de la Reserva Federal. Austan Goolsbee expresó su incomodidad ante la idea de aplicar múltiples recortes anticipados en los tipos de interés, hasta tener la certeza de que el impacto de los aranceles sobre la inflación sea transitorio. 

Por el contrario, los nombrados por Trump defienden una postura más laxa: Stephen Miran, recientemente incorporado al Comité pese a mantenese como asesor económico de la Casa Blanca, reiteró su visión de que la política monetaria se encuentra altamente restrictiva y urgió a la institución a rebajar rápidamente las tasas de interés para adelantarse a una “gran catástrofe”. Michelle Bowman, quien fue nombrada por Trump en su primer mandato, justificó la necesidad de más recortes al considerar que la inflación está “dentro del rango” del objetivo del 2%, mientras que el mercado laboral se muestra más “frágil” de lo esperado.

Lorie Logan ha centrado su atención en mejorar las herramientas de actuación de la Reserva Federal, que influye en la economía a través de sus decisiones sobre el tipo de interés oficial, cuyo referente tradicional es la conocida tasa de fondos federales (Federal Funds Rate). Logan propone reemplazar esta tasa como referencia por otra más representativa del mercado actual: la TGCR (Tri-Party General Collateral Rate), utilizada en el mercado de repos. Esta propuesta responde al hecho de que el mercado de fondos federales ha perdido relevancia, con un volumen de transacciones que actualmente promedia menos de 100.000 millones$ diarios. En contraste, el mercado de repos, donde se utiliza la TGCR, mueve más de un billón al día, lo que lo convierte en un entorno más amplio, estable y consolidado. De este modo, las decisiones de política monetaria se transmitirían de forma más eficaz al conjunto de los mercados monetarios.

Franklin Templeton se centra en renta fija de corta duración

El nuevo informe de Franklin Templeton 'On My Mind': la arriesgada tarea de la gestión de riesgos, elaborado por Sonal Desai, directora de inversiones de renta fija, subraya cómo la reciente decisión de la Fed de recortar tipos se da en un contexto de alta incertidumbre y división dentro del FOMC, afectando a la economía y a las decisiones de inversión.

El informe destaca especialmente los riesgos de inflación, las posibles consecuencias para la economía estadounidense de las políticas de Trump y la recomendación de centrarse en renta fija de corta duración.

Ebury: la mejor alternativa al dólar es el oro

En este contexto, el repunte del dólar se prolonga por segunda semana consecutiva al disiparse los temores de recesión en EEUU. Algunos datos económicos estadounidenses sólidos impulsaron el dólar la semana pasada y provocaron que los mercados recortaran sus expectativas de recortes por parte de la Reserva Federal. El consumo se mantiene en niveles saludables y en consonancia con un crecimiento decente, a pesar de la desaceleración del mercado laboral. Ante los escasos indicios de aceleración económica en la zona euro, la subida de los rendimientos de los bonos soberanos estadounidenses fue suficiente para impulsar al alza el dólar frente a las principales divisas del G10. 

La sentencia sobre la legalidad del despido por parte de Trump de la gobernadora Cook, y sus implicaciones para la independencia de la Reserva Federal, siguen siendo un riesgo para el dólar. 

Sin embargo, por ahora la mejor alternativa al dólar "creemos que es el oro, y no otra divisa", señala el Análisis Semanal del Mercado de Divisas de Ebury

  • EUR: Las cifras del PMI de la zona euro de la semana pasada mostraron un crecimiento moderado, con una ligera contracción en el sector manufacturero compensada por unos datos algo mejores en el sector servicios. Con respecto al sector manufacturero, aún no se aprecia el impulso del paquete fiscal alemán anunciado hace casi seis meses, lo cual no es demasiado sorprendente dado el desfase inherente a estos tipos de estímulos, y en particular al gasto en infraestructura; no esperamos que se note el impacto hasta principios de 2026. Las expectativas de inflación en la zona euro han aumentado ligeramente y, aunque siguen siendo relativamente moderadas, esto probablemente implique que no producirán más recortes de tipos por parte del Banco Central Europeo. Los datos de inflación de septiembre, que se publicarán el miércoles, no deberían tener ninguna repercusión en los mercados. Se espera que la tasa de inflación subyacente, que podría decirse que es la más seguida por los miembros del BCE, se mantenga sin cambios y ligeramente por encima del objetivo del banco por quinto mes consecutivo. 
  • USD: El crecimiento del PIB del segundo trimestre se revisó al alza la semana pasada, y las ventas de viviendas, los pedidos de bienes duraderos y los ingresos y gastos personales superaron las expectativas. La economía estadounidense parece estar creciendo a un ritmo estable, a pesar de que el mercado laboral esté creando pocos puestos de trabajo. Esto nos indica que la ralentización en la creación de empleo es más atribuible a la oferta laboral (reducida por las medidas contra la inmigración y la situación demográfica) que a una economía en declive. Una serie de informes sobre el mercado laboral, que culminará con las cifras de empleo de septiembre el viernes, aportarán más claridad sobre la situación del mercado laboral. Sin embargo, la probable falta de un acuerdo bipartidista para aumentar el límite de la deuda podría interferir en las publicaciones económicas de Estados Unidos. Es probable que esto añada una mayor sensación de caos político y degradación institucional, lo que podría echar por tierra la reciente apreciación del dólar.
  • GBP: Los índices PMI de actividad empresarial apuntan a un menor dinamismo de la economía británica. Tanto el índice de servicios como el del sector manufacturero quedaron muy por debajo de las expectativas y, aunque estamos observando un crecimiento moderado en el primero, la contracción del segundo se está acelerando. Los rendimientos de los bonos del Estado siguen rondando máximos de varias décadas, ya que los mercados siguen teniendo dudas acerca de la voluntad y capacidad del Gobierno laborista de cerrar la brecha fiscal. Cada vez parece más probable que se produzcan nuevas subidas de impuestos en los presupuestos de noviembre. El principal respaldo de la libra esterlina son los tipos de interés del Banco de Inglaterra, que actualmente superan a todos los del G10. A pesar de ello, la economía británica se sigue encontrado en un estado de estanflación, que impide al Banco de Inglaterra bajar los tipos de interés sin que ello  cause pánico en el mercado de bonos. Seguimos sin prever más recortes por parte del Comité de Política Monetaria en 2025.

Apreciación limitada del yuan frente al dólar

Por otra parte, Ebury prevé una apreciación limitada del yuan frente al dólar a lo largo de los próximos trimestres. La fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas mantiene una visión más negativa sobre el dólar, lo que se traduce en un escenario de apoyo generalizado para las divisas asiáticas. 

Tras el repunte registrado en los últimos meses, el yuan chino seguirá beneficiándose de unos fundamentos sólidos y de la estabilidad buscada por las autoridades, aunque las tensiones comerciales con EE. UU. siguen siendo un factor de riesgo. 

En su informe de perspectiva de divisas asiáticas, Ebury realiza los siguientes pronósticos: 

  • Rupia india: pese a que el impacto directo de los aranceles será menor que en otros países de la región, la gestora anticipa una depreciación en los próximos trimestres, en un contexto de crecimiento frágil y posible mayor relajación monetaria del RBI. 
  • Rupia indonesia: tras el alivio de las tensiones sociales, la divisa se mantiene vulnerable a salidas de capital, pero las amplias reservas de divisas del Banco de Indonesia limitan los riesgos. Se espera un tipo de cambio estable en el horizonte de previsión. 
  • Ringgit malayo: el balance externo positivo, el crecimiento aún robusto y la baja inflación colocan a la divisa en una posición favorable. Ebury prevé ganancias moderadas del ringgit frente al dólar. 
  • Dólar de Singapur: las dudas sobre el comercio global y el menor dinamismo de la economía pesan sobre la divisa, pero el panorama general sigue siendo favorable. La previsión de la firma se ajusta a la baja para el USD/SGD en línea con su visión más bajista del dólar, lo que implica una apreciación gradual del SGD. 
  • Won surcoreano: la mejora moderada del panorama interno y la debilidad del dólar llevan a revisar al alza las previsiones. Se anticipa una apreciación muy ligera del won, aunque con riesgos elevados por la dependencia del comercio exterior.
  • Baht tailandés: el mejor tono de la economía china y del yuan respalda la divisa, pero persisten obstáculos ligados a los aranceles, la política monetaria expansiva y la incertidumbre política. La firma revisa al alza las previsiones, pero el recorrido se limita a una apreciación contenida. 
  • Lira turca: la previsión se mantiene claramente negativa, con una depreciación continuada en los próximos meses. La debilidad estructural, las tensiones institucionales y la inflación reducen el atractivo de la divisa, aunque el nivel de reservas permite moderar el ritmo de caída.


29Sep

Para 2026, se espera un ligero repunte, en torno al 2%, a medida que la economía mundial se adapte al impacto de los aranceles.

El crecimiento del comercio mundial se ralentizará significativamente este año, hasta situarse en torno al 1%, como consecuencia de la escalada arancelaria y la incertidumbre política. Esto supone un recorte de dos puntos porcentuales con respecto a las perspectivas elaboradas en marzo por Crédito y Caución. Para 2026, se espera un ligero repunte, en torno al 2%, a medida que la economía mundial se adapte al impacto de los aranceles.

El comercio global experimentó un crecimiento sólido en el primer trimestre de 2025 gracias a la anticipación de los pedidos de exportación, pero se prevé una contracción en el resto del año, especialmente significativa en EEUU, Canadá y México. Esta ralentización rompe con la tendencia de crecimiento inicialmente esperada. El comercio mundial había experimentado un ligero repunte del 1,8% en 2024, tras contraerse en 2023, por lo que se preveía que continuara recuperándose en 2025. 

Uno de los factores que explicaban estas estimaciones al alza era la evolución positiva de los nuevos pedidos de exportación. Sin embargo, éstos han vuelto a entrar en terreno negativo por la guerra arancelaria, que también está diseñando un nuevo mapa comercial en el que América del Norte va teniendo menos protagonismo. 

En Europa, el estudio de la aseguradora de Crédito contempla un crecimiento de la producción interna y un débil repunte de las exportaciones, del 0,6% este año y del 0,1% en 2026. Esto se debe en gran medida a la menor demanda mundial de bienes y a la pérdida de competitividad de los precios en el mercado estadounidense. La apreciación del euro frente a otras monedas amplificará estos efectos.

En términos globales, la evolución del comercio se verá condicionada por la política económica y arancelaria de EEUU. Dentro de las principales potencias, China sufrirá en menor medida los efectos de la guerra comercial y Europa podría recibir un impulso a través de las importaciones, lo que adelanta un cambio significativo en los patrones comerciales que se habían venido desarrollando hasta ahora.