24 Oct
24Oct

Miguel Ángel Valero

La incertidumbre política en Francia tiene, de momento, un impacto limitado en la confianza empresarial. La oficina nacional de estadísticas francesa (INSEE) ha publicado sus indicadores de confianza empresarial de octubre. Los datos se basan en respuestas recopiladas entre el 26 de septiembre y el 20 de octubre, en su mayoría antes del 10 de octubre, durante el breve mandato del primer gobierno de Sébastien Lecornu, que rápidamente se derrumbó.

A pesar del clima político altamente inestable, el índice mejora ligeramente de 96 a 97, casi igualando su máximo desde octubre de 2024.

El impacto de la crisis política francesa en el clima empresarial se absorbió por completo en junio de 2024, cuando se disolvió la Asamblea Nacional. El índice de confianza empresarial, que se había situado cerca de 100, cayó a 94 en ese momento, para luego repuntar ligeramente durante los Juegos Olímpicos y estabilizarse en torno a 96 desde entonces.

En el sector manufacturero, el repunte de este mes se debe a la recuperación del segmento "equipos de transporte, excepto automóviles". El comercio minorista se está beneficiando de las mejores expectativas de pedidos en los concesionarios de automóviles. En otros sectores, la evolución es más dispar, con descensos en varios de ellos. 

"En general, las perspectivas de empleo en Francia están mejorando ligeramente, pero partiendo de una base muy baja. Estas cifras confirman nuestro análisis: la mayor parte del impacto de la crisis política en la actividad económica se materalizó el año pasado. Por el momento, los acontecimientos recientes no han provocado un mayor deterioro de la confianza empresarial ni de la actividad", señala un análisis de Lazard Frères Gestion. 

UBP: El rompecabezas de la deuda de Francia

Por su parte, el último UBP Headlines - El rompecabezas de la deuda de Francia, sí considera que el estancamiento político del país está afectando el clima empresarial y podría erosionar el crecimiento potencial. Porque un Parlamento fragmentado dificulta cualquier plan importante de consolidación fiscal.

Aunque el mercado de bonos ya ha descontado la mayor parte de los riesgos, persisten riesgos al alza en los diferenciales. Y las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública francesa podrían resurgir si los costes de ésta superan de manera persistente el crecimiento económico.

Se espera que el debate presupuestario frene los esfuerzos de consolidación, posponiendo la necesidad de austeridad fiscal hasta después de 2027.

“La incertidumbre en Francia probablemente afectará al crecimiento, que se espera se mantenga contenido hacia finales de 2025 y durante 2026, reflejando una débil demanda privada y un clima empresarial debilitado. El ahorro de los hogares ha aumentado de manera significativa ante las preocupaciones sobre impuestos, pensiones y empleo. Además, Francia enfrenta desafíos estructurales: la deuda pública podría superar el 125% del PIB para 2030 a menos que se lleve a cabo alguna forma de consolidación significativa, mientras que el déficit presupuestario de 2026 podría situarse en torno al 5%, muy por encima de los objetivos gubernamentales. Los costes de financiación están aumentando y las agencias de calificación crediticia ya han comenzado a rebajar la calificación del país, con nuevos recortes previstos si persiste el estancamiento político", explica Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP).

En este contexto, surge una pregunta clave: ¿ha descontado plenamente el mercado de bonos los riesgos políticos y fiscales del país, o existe todavía el peligro de que el diferencial  entre la deuda pública francesa (OAT) y el Bund se amplíe más? Aunque gran parte del impacto a corto plazo parece estar reflejado en los precios actuales, la sostenibilidad de la deuda a medio plazo depende de una gestión fiscal disciplinada y de reformas que impulsen el crecimiento. La ampliación del diferencial OAT–Bund no solo refleja la incertidumbre política inmediata, sino que una vez más plantea interrogantes más profundos sobre la trayectoria fiscal a largo plazo de Francia. 

"Con la fragmentación política limitando cualquier reforma significativa, una auténtica austeridad fiscal parece inevitable después de las elecciones presidenciales de 2027”, advierte.

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