Miguel Ángel Valero
La sanción, por parte de China, a cinco filiales estadounidenses de Hanwha Ocean, una empresa surcoreana, intensificó las tensiones comerciales marítimas. Como consecuencia, el presidente Trump amenazaba con nuevas acciones comerciales, incluida la restricción de exportaciones de aceite de cocina. Por su parte, Scott Bessent, el secretario del Tesoro, declaraba a los controles chinos de tierras raras como un signo de debilidad económica.
Aunque los inversores asiáticos dejan ahora a un lado los temores asociados a un recrudecimiento a la guerra comercial entre China y EEUU, persisten las compras en el oro ante la escalada de las tensiones entre los dos gigantes.
Natixis CIB: China responde a operaciones de EEUU en Taiwan
La intensificación de las fricciones comerciales entre EEUU y China, marcada por los controles ampliados de exportación sobre los elementos de tierras raras anunciados el 9 de octubre, y la posterior amenaza arancelaria del 100% del presidente Donald Trump el 10 de octubre, subraya la creciente desconfianza entre las dos economías más grandes del mundo, señala un informe elaborado por Alicia García Herrero, de Natixis Corporate & Investment Banking.
China, que controla el 85-90% de la capacidad mundial de procesamiento de tierras raras, introdujo las medidas a través de una serie de avisos del Ministerio de Comercio que afectan a las tierras raras, las tecnologías de procesamiento, las baterías y los materiales superduros, y la mayoría entrarán en vigor el 8 de noviembre.
En respuesta, Trump amenazó con un arancel adicional del 100% además de un gravamen anterior del 30% impuesto a todas las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre, al tiempo que puso en duda la reunión planeada con Xi Jinping en la cumbre de la APEC el 31 de octubre.
Los mercados reaccionaron bruscamente, borrando más de 1,5 billones$ en valor en solo dos días. Este pulso, que se produce en medio de medidas estadounidenses anteriores, señala un cambio hacia una bifurcación más profunda de las cadenas de suministro, con implicaciones más amplias para el comercio global.
Una distinción clave con respecto a las acciones anteriores radica en el alcance de los controles de octubre de China en comparación con los de abril de 2025. Las medidas de abril se centraron en siete tierras raras, principalmente exportaciones de materias primas, y provocaron una escasez temporal que se mitigó mediante varias conversaciones bilaterales en persona desde mayo hasta mediados de septiembre, lo que resultó en un impacto relativamente limitado en las empresas globales que dependen de las tierras raras para vehículos eléctricos, semiconductores y equipo militar de precisión.
Por el contrario, el reciente endurecimiento de los controles de exportación agrega cinco tierras raras pesadas esenciales para los imanes de vehículos eléctricos y las municiones guiadas de precisión, al tiempo que extiende las restricciones a las tecnologías de refinación, los equipos y los productos que contienen tan solo un 0,1% de tierras raras procesadas en China. Ahora se requieren licencias de exportación, con denegaciones automáticas para aplicaciones militares o de doble uso. Además, los controles también incluyen elementos extraterritoriales, como las normas que prohíben a los ciudadanos chinos participar en actividades de tierras raras en el extranjero sin la aprobación del Gobierno, similares a las restricciones de los de EEUU sobre tecnologías sensibles.
Esto refleja la norma estadounidense sobre productos extranjeros directos y podría dar lugar a una "Lista de Entidades" china para supervisar a los usuarios finales globales, extendiendo su aplicación más allá de las fronteras de China. Estas disposiciones se dirigen a cadenas de suministro más amplias, afectando a industrias que dependen de materiales de tierras raras para imanes, láseres y procesos de grabado.
El impacto se extenderá a otras industrias, especialmente en EEUU. Hasta un 30% de las iniciativas del Pentágono estadounidense, incluida la aviónica del F-35, podrían sufrir retrasos debido a la escasez de materiales procedentes de tierras raras.
El gigante de la aviación y contratista de defensa Boeing también podría experimentar retrasos en la producción debido al acceso limitado a imanes especializados. En el sector de los semiconductores, empresas como Nvidia, Intel y Apple podrían experimentar un aumento de costes de alrededor del 25%. El sector de vehículos eléctricos, incluyendo a Tesla, Ford y GM, se enfrenta a posibles recortes de producción del 15% al 30% debido a la escasez.
Además de EEUU, empresas europeas como Airbus y fabricantes de automóviles como Volkswagen, Hyundai y Toyota, junto con el fabricante de chips taiwanés TSMC, también podrían verse significativamente afectados.
El provocador momento elegido por China, justo antes de la cumbre de la APEC, parece estar relacionado con las recientes acciones de EEUU y posibles acontecimientos relacionados con Taiwán. El 29 de septiembre, el Departamento de Comercio de EEUU implementó la "Regla de Afiliados", extendiendo las restricciones de la Lista de Entidades a las que son propiedad en un 50% o más de cotizadas en Bolsa, lo que limita las tácticas de evasión chinas. Ese mismo día, el Senado aprobó la Ley Biosecure, como enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional, prohibiendo el abastecimiento de biotecnología estadounidense a empresas chinas designadas. También impulsó la Ley Fight China, que bloquearía las inversiones en el extranjero en los sectores de semiconductores, inteligencia artificial y cuántica chinos. Estas medidas reflejan un impulso bipartidista por la seguridad económica en EEUU.
Taiwán podría representar otro factor de preocupación para China, lo que explica la drástica escalada. El 30 de septiembre, el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, propuso una división 50-50 en la producción de chips para impulsar la producción nacional estadounidense y reforzar la seguridad de Taiwán. Sin embargo, Taiwán rechazó el plan, alegando riesgos para el "escudo de silicio" de la isla y señalando que TSMC pretende ubicar solo el 20% de su producción avanzada en Arizona para 2030. Aun así, es probable que a China le preocupe la posibilidad de que Taiwán transfiera su tecnología y capacidades avanzadas de chips a EEUU.
Además, las disposiciones extraterritoriales de los nuevos controles de exportación de China podrían afectar las ventas de chips de TSMC a empresas estadounidenses al exigir la licencia de Pekín para materiales esenciales. Una posible inclusión de TSMC en una lista de entidades chinas complicaría aún más la cadena de suministro de inteligencia artificial (IA) de EEUU.
Si bien los funcionarios chinos han comenzado a señalar su deseo de reanudar las negociaciones y reducir las tensiones, la respuesta inicial de China a la amenaza arancelaria adicional del 100% de Trump incluyó una investigación antimonopolio sobre las prácticas de chips de IA de Nvidia, inspecciones portuarias intensificadas en semiconductores de Nvidia y Qualcomm en Shanghái y Shenzhen, y nuevas tarifas en los buques vinculados a EEUU.
De cara al futuro, incluso si se alcanza una tregua nuevamente para salvar la reunión en persona entre Trump y Xi este mes en Seúl, la creciente desconfianza y las consecuencias potencialmente significativas de la actual guerra de control de las exportaciones probablemente aceleren la bifurcación de las cadenas de suministro.
A medida que EE. UU. sufre escasez de tierras raras, o la amenaza de ella, probablemente aumentará la inversión en fuentes alternativas de estosmateriales y capacidades de refinación. China, por su parte, seguirá reduciendo su dependencia de la tecnología y del mercado estadounidense, acelerando su impulso hacia una mayor autosuficiencia.
Las empresas globales, particularmente en semiconductores, vehículos eléctricos y defensa, enfrentarán costos más altos a medida que se adaptan a los sistemas paralelos.
DWS: desde la vuelta de Trump el índice chino sube un 40%
Ningún otro país concentra una carga de aranceles y sanciones tan intensa por parte de Estados Unidos como China. Sin embargo, el gigante asiático también parece ser el país mejor preparado para un segundo mandato de Trump. Los mercados bursátiles chinos podrían estar beneficiándose de ello.
A veces, los mercados bursátiles pueden resultar irónicos. Las acciones chinas comenzaron a repuntar aproximadamente en el momento en que Donald Trump regresó a la presidencia en enero de 2025. No obstante, este repunte podría explicarse por varios factores:
Los factores que impulsan el mercado bursátil chino son, por tanto, principalmente interno más que externos. Y, antes del repunte registrado este año, no eran precisamente favorables. Desde 2021, el mercado chino ha quedado rezagado respecto a EEUU y Europa. Los problemas son bien conocidos y, en parte, siguen sin resolverse: un mercado inmobiliario sobresaturado, una población envejecida, un elevado endeudamiento de las autoridades locales, la concentración del poder en el partido, una débil confianza del consumidor y altas tasas de ahorro, una calidad irregular de los datos y un exceso de capacidad en numerosos sectores.
La estrategia gubernamental “anti-involución” tiene como objetivo abordar algunos de estos problemas. Se han adoptado medidas en sectores como la energía solar, los vehículos eléctricos y las baterías, entre otros, con el fin de evitar la creación de capacidad adicional y las perjudiciales guerras de precios.
Para los expertos de DWS, el giro en el debate sobre la relación entre las empresas estatales y el sector privado es igual de importante. Tras la tímida reactivación posterior al difícil periodo del Covid, el Gobierno se vio obligado a reconocer que las empresas privadas son las principales generadoras de innovación y de nuevos empleos. Al mismo tiempo, el sector privado también se beneficia de las decisiones de política económica adoptadas en Pekín. Algunas de las acciones con mejor desempeño pertenecen precisamente a los sectores “estratégicos” definidos oficialmente (IA, vehículos eléctricos, semiconductores, energías renovables y biotecnología).
Tras este reajuste de política económica, el índice MSCI China ha ganado casi un 40% en lo que va de año. Las valoraciones han vuelto a situarse en la media de los últimos quince años. Los expertos de DWS consideran que China vuelve a ser un mercado interesante, y por múltiples razones:
Sebastian Kahlfeld, responsable de renta variable de mercados Emergentes en DWS, afirma que “el deterioro de la confianza en otras regiones está elevando la posición de China, donde aumenta la probabilidad de una recuperación gradual. Incluso si no se produjera una recuperación generalizada, las oportunidades en los sectores tecnológicos podrían seguir ofreciendo un potencial alcista sólido, pese a la reciente revisión de valoraciones”.
"Por supuesto, los inversores en acciones de empresas de China necesitan nervios de acero. Tanto los líderes estadounidenses como los chinos tienen capacidad de generar titulares en cuestión de segundos que pueden provocar el desplome de sectores enteros de la noche a la mañana", concluye el análisis de DWS.