El oro sigue beneficiándose de su estatus como refugio seguro, en un contexto donde la incertidumbre económica y política global sigue en aumento.
La decisión de China de endurecer su postura frente a las medidas arancelarias de Estados Unidos marca un nuevo capítulo en la guerra comercial entre ambas potencias. La suspensión de importaciones y el aumento de aranceles reflejan una estrategia calculada para proteger sus intereses y diversificar sus fuentes de suministro.
La Comisión Europea no pone objeciones a los 470 millones€ de subvención directa del Ministerio de Agricultura para el pago de las primas de seguros agrarios.
Los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo se muestran divididos sobre si el proceso de reducción de los tipos de interés debe continuar o no.
Parece cada vez más probable que se produzca algún tipo de reforma del freno de la deuda, o un nuevo instrumento extrapresupuestario para eludirlo, aunque los probables retrasos en su aplicación signifiquen que cualquier impacto no se dejará sentir hasta 2026.
La confianza en Estados Unidos como socio fiable junto a Europa parece haberse visto gravemente dañada.
Sanción de casi 4 millones€ por incumplimiento del debe de comunicación por indicio de blanqueo de capitales.
Después de un culebrón que ha durado cinco meses, solamente Adeslas y Asisa se mantienen en un concierto en el que la prima ha dejado de ser lineal para hacerse progresiva, pero no está claro que sea suficiente.
Barbados (318€ al día), Antigua y Barbuda (299€) y San Cristóbal y Nieves (262€) son los países más caros. Laos (14,8€ al día), Kazajistán (18,2€) y Ruanda (20€), los más baratos.
El mercado empieza a poner en precio la mayor incertidumbre derivada de estas decisiones. Las Bolsas cerraban el 3 de marzo la peor sesión en lo que va de año, aunque las caídas se mantienen dentro del patrón visto en 2018 (primer mandato de Trump) en el que el mayor retroceso desde máximos fue de hasta el -10%.
Desaceleración gradual en el PIB, sorpresas negativas en la confianza del consumidor, flaqueza en el sector inmobiliario, caídas en el gasto personal y decepción ante el incremento de las peticiones de subsidio por desempleo, se unen a la incertidumbre geopolítica.