07 Nov
07Nov

Miguel Ángel Valero

Europa vive un boom solar sin precedentes. Cada segundo se instalan cuatro paneles en algún punto del continente, y solo en 2025 se añadirán casi 70 gigavatios de nueva capacidad. La energía solar se ha convertido en símbolo de progreso, sostenibilidad y autonomía energética tras la crisis del gas ruso. Pero su éxito está empujando al límite una red eléctrica que fue diseñada para otra época.

Hace una década, los mapas de los centros de control europeos mostraban estabilidad total. Hoy, los paneles de monitoreo se tiñen de amarillo y rojo: señales de saturación. En 2024 se registraron más de 8.600 alertas de voltaje por encima de los límites permitidos, un aumento del 2.000% respecto a 2015, según ENTSO-E

El problema no es la energía solar, sino su velocidad de expansión. Desde 2020, Europa ha duplicado su potencia instalada mientras la demanda apenas creció un 2%. En países como España, Alemania o Italia, la solar ya aporta entre el 20% y el 25% de la generación total. Pero la red no puede absorber toda esa energía: el exceso provoca picos de tensión y, en casos extremos, apagones como el que dejó sin luz a 50 millones de personas en la península ibérica a comienzos de 2025.

El desequilibrio también distorsiona los precios. En Alemania, el 5% de las operaciones de 2024 se hicieron con precios negativos; en España, más de la mitad de la generación solar de mayo de 2025 se produjo bajo esas condiciones. Algunos productores incluso pagan por verter energía a la red. Aun así, las inversiones continúan, impulsadas por el bajo coste de los paneles y los objetivos climáticos. “Tenemos mucha inversión en solar y la demanda está plana”, alertan desde 50Hertz.

Europa empieza a reaccionar: Alemania penaliza la sobreproducción, Italia instala equipos estabilizadores y ENTSO-E propone que las plantas renovables ayuden a controlar el voltaje. Los compensadores síncronos y los inversores inteligentes pueden estabilizar el sistema, pero las inversiones en red avanzan demasiado despacio. España, por ejemplo, no tenía ninguno operativo el día de su gran apagón.

El reto europeo ya no es generar energía limpia, sino integrarla con seguridad. Mientras China y EE. UU. equilibran su oferta con una demanda industrial creciente, Europa enfrenta el escenario contrario: exceso de capacidad y consumo estancado. "Europa quiere liderar la transición energética, pero su infraestructura va por detrás. Si la revolución solar no viene acompañada de una revolución en redes, almacenamiento y gestión, lo que hoy simboliza progreso puede convertirse en una fuente de inestabilidad", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Europa rebaja sus objetivos de emisiones

Por otra parte, Europa ha rebajado sus ambiciones climáticas y ha optado por fijar la reducción de emisiones al 80% en 2040 en lugar del 90% que estaba fijado. Johel Rodríguez, profesor de Organización Industrial en la Universidad Carlemany, señala que “una de las técnicas más conocidas para la definición de objetivos es la técnica SMART, que proviene de las siglas en inglés: Específico, Medible, Alcanzable, Relevante y Temporalmente definido. Sin embargo, durante la reciente reunión del Consejo de la Unión Europea sobre clima se ha agregado un nuevo matiz a esta definición: convertir un objetivo en 'alcanzable' a cualquier precio. Personalmente pienso que se ha pecado de definir un objetivo excesivamente ambicioso y que, al comprobar que no es posible alcanzarlo en el tiempo previsto, se ha optado por redefinir la estrategia". 

"Una posibilidad habría sido ajustar el objetivo a algo más realista; otra, ampliar el plazo para lograrlo. Pero, como ha demostrado la UE, también existe una tercera vía: mantener los objetivos intactos mientras se relajan las políticas y se buscan atajos que permitan seguir presumiendo de la ambición verde de los Estados miembros. Estas medidas no implican que la UE renuncie al objetivo global, sino que introducen nuevos mecanismos de flexibilidad para la redistribución o compensación geográfica y temporal de las emisiones. Traducido al lenguaje cotidiano sería como presumir de tener la casa impecable y un estricto protocolo para sacar al perro y tirar la basura todos los días, con la diferencia de que ahora puedo delegar esas tareas en alguien que me garantiza que mi casa estará limpia… aunque salga por el vecindario sin bolsa o deje la basura repartida entre mi casa y el contenedor. Aunque la intención es buena, y el objetivo plenamente válido y necesario para la sostenibilidad del planeta, no se puede mantener una agenda verde que entre en conflicto con el crecimiento económico. No se puede obligar a los Estados a elegir entre crecer, mantener los criterios ASG y competir en un mundo donde no todos están sujetos a las mismas reglas. Sin embargo, parece que la UE ha optado por relajar sus promesas y adoptar políticas poco coherentes, más orientadas a ganar votos y preservar una superioridad moral en temas ambientales que a cuestionar el relato construido de 'salvar el planeta'”. 

May López, profesora de OBS Business School y directora de Empresas por la Movilidad Sostenible, añade: “Inicialmente el objetivo no cambiaría, lo que cambiaría es el modo de alcanzarlo, permitiendo a aquellos que no consigan alcanzarlo vía reducción de emisiones de CO2, hacerlo a través de programas de compensación de emisiones. Compra de créditos de carbono que supondría una penalización económica para las empresas que no cumplan los objetivos al tener que invertir en proyectos de compensación en países en desarrollo.”

Robeco: EEUU entra en un superciclo energético

Por su parte, EEUU se está adentrando en una nueva era de aumento de la demanda de electricidad: un superciclo energético. Esto supondrá un cambio radical en la asignación de capital a la generación de energía, la infraestructura de la red y las tecnologías de almacenamiento, así como importantes oportunidades de inversión para la estrategia Robeco Smart Energy.

La IA, la electrificación y la descarbonización están incrementando la demanda de energía. Las redes antiguas y la falta de inversión en infraestructuras limitan la oferta. El desajuste entre la oferta y la demanda está provocando un nuevo superciclo de inversión

EEUU está en el epicentro de este incremento, ya que se espera que su demanda de energía en la próxima década se triplique respecto a su demanda en las dos décadas anteriores. Por lo tanto, su consumo total pasaría de 4.100 TWh en 2024 a5.300 TWh en 2035. Este aumento equivale al consumo anual combinado de Italia, Alemania y Francia.

Los principales factores que impulsan la demanda están claros:

  • Centros de datos y computación de IA: El consumo eléctrico de los centros de datos, los cuales ya son grandes consumidores de energía, aumentará a un ritmo anual del 15% (TCAC) de aquí a 2035. Los centros de datos ya representan alrededor del 3% de la demanda total y podrían llegar al 10% en 2035.
  • Calefacción y refrigeración comerciales y residenciales: Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el uso de electricidad superará al del gas natural para calentar espacios y agua, tanto en edificios de nueva construcción como en los renovados, a medida que las oficinas, los locales comerciales y las instalaciones institucionales pasen a utilizar sistemas eléctricos de calefacción, calentamiento, ventilación y aire acondicionado. Prevemos que estos segmentos crezcan a un ritmo del 1,1% anual (TCAC) hasta 2035, muy por encima del 0,7% de la última década.
  • Electrificación industrial: La industria manufacturera estadounidense se está expandiendo debido a los aranceles y las tendencias de reshoring, y está integrando la automatización y la robótica basadas en IA. Prevemos que la TCAC de la electrificación industrial crecerá hasta un 1,9% de aquí a 2035,un ritmo muy por encima de la media histórica del 0,6%.
  • Transporte: A pesar de las decepcionantes cifras de ventas de vehículos eléctricos (VE) en EEUU, en la actualidad hay unos 5 millones de ellos circulando, lo que representa en torno al 2% del parque total de turismos. Aunque el mix de ventas de vehículos nuevos se mantuviera estable (en torno al 9%), la TCAC del número de VE aumentaría en torno a un15% hasta 2035, con lo que se alcanzarían los 22 millones. En 2035, los VE podrían representar cerca del 10% de la demanda total.

Tras décadas de consumo estable, la red estadounidense no está preparada para este nivel de crecimiento. La retirada del carbón y la lentitud en la concesión de permisos a los sistemas de energías renovables han limitado el suministro eléctrico. Los organismos reguladores de la energía advierten de que la mitad de EEUU se enfrenta a un déficit de suministro eléctrico en la próxima década. 

La distribución complica aún más las cosas. El final de la vida útil de más del 30% de las líneas de transmisión y de casi el 50% de las infraestructuras de distribución está próximo. Los precios de la capacidad en los mercados en los que opera PJM se han multiplicado por diez en cuatro años, mientras que los de la electricidad han aumentado un 4% anual, lo cual subraya la tensión entre fiabilidad y asequibilidad.

En los últimos cinco años, el importe de la factura de la luz se ha incrementado un 24% a lo largo y ancho de EEUU. 

El entorno político de EE.UU. está evolucionando para hacer frente a este gran aumento. La orden ejecutiva de Emergencia Energética Nacional de 2025 contempla permisos por la vía rápida y desregulaciones, sobre todo para las centrales térmicas de gas y las mejoras en la transmisión. Al mismo tiempo, los incentivos heredados de la Inflation Reduction Act (IRA) y de la One Big Beautiful BillAct (OBBBA) siguen canalizando capital hacia las energías renovables y la resiliencia de la red eléctrica. El consenso bipartidista sobre la fiabilidad de la red garantiza un telón de fondo favorable a la inversión en infraestructuras energéticas estadounidenses.

Prevemos que EEUU añadirá entre 500 y 600 GW de capacidad de aquí a 2035, y que las energías renovables representarán aproximadamente entre el 60 y el 70% de estas adiciones. Por su parte, el gas natural seguirá siendo el pilar de la fiabilidad. A pesar del escrutinio político y de la OBBBA, se espera que las energías renovables superen la capacidad de gas adicional. Mientras tanto, con el respaldo de la administración estadounidense actual, la actividad de las centrales térmicas de carbón podría prorrogarse, y las compañías de servicios públicos ya están planificando activamente nuevos proyectos de producción de gas. La popularidad de la energía nuclear también está creciendo, pero su elevado coste y los largos plazos de construcción la convierten en una solución inviable a corto plazo.

Según la AIE, el mix energético de EE.UU. en 2040 podría estar compuesta por 900GW de energía solar, 600 GW de energía eólica, 450 GW de gas natural, 250 GW de almacenamiento en baterías, 100 GW de energía procedente del carbón y energía nuclear. Este mix pone de manifiesto la necesidad de disponer de un volumen de energía despachable que esté 'siempre disponible' para complementar las fuentesde energía renovables intermitentes.

Modernización de la red: Una cuestión público-privada

A medida que aumente el consumo, las redes eléctricas antiguas se verán sometidas a una presión cada vez mayor. El Departamento de Energía subrayó que en los próximos 10 años, EE.UU. tendrá que incorporar una capacidad de transmisión similar a la añadida en los últimos 60 años. En 2050, las redes eléctricas tendrán que ser al menos dos o tres veces mayores para seguir el ritmo de las tendencias de electrificación, expansión de los centros de datos y transición a energías limpias.

Se espera que el gasto en la ampliación de las redes supere los 100.000 millones$ anuales a finales de la década, y que se beneficien de ello los proveedores de infraestructura de redes, componentes de redes inteligentes y equipos para los consumidores finales.

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