26Nov

Solo el 12% de las empresas españolas inicia acciones de recobro al vencimiento de la factura, uno de los porcentajes más bajos de la serie histórica, según Crédito y Caución e Iberinform. El sector de bienes de consumo ralentiza su crecimiento por la guerra comercial de Trump.

Miguel Ángel Valero

Las empresas españolas están mostrando una combinación de resiliencia y prudencia ante la incertidumbre del comercio global, según el GlobalTrade Pulse de HSBC. Mientras las empresas globales continúan adaptándose a una nueva realidad comercial marcada por cambios en los aranceles, modificaciones políticas y aumento de costes, las españolas reportan una menor exposición a los costes crecientes y se están centrando en fortalecer los lazos comerciales dentro de Europa y Asia.

Las empresas internacionales están implementando diversas estrategias para afrontar los cambios en el comercio y los retos derivados de los aranceles. En España, el 52% de las empresas afirma sentirse seguro sobre el impacto de la política comercial en sus operaciones, frente a la media global del 67%. A pesar de esta prudencia, el 84% sigue confiando en su capacidad para aumentar el comercio internacional en los próximos dos años, acercándose a la media global del 88%, una cifra que pone de relieve la fortaleza y adaptabilidad de la economía española orientada a la exportación. Además, el 60% de las empresas españolas, frente al 75% a nivel global, afirma que la incertidumbre comercial las ha llevado a adaptar sus estrategias y a buscar nuevas oportunidades.

A nivel mundial, el 66% de las empresas esperan que los costes aumenten en los próximos seis meses, impulsados por aranceles, derechos de aduana y gastos de transporte. Sin embargo, las empresas españolas señalan expectativas de costes más bajas (53%) y menos incrementos reales hasta ahora (48% frente al 62% a nivel global), lo que indica que están gestionando de manera más eficaz las presiones inflacionarias y operativas.

A pesar de las continuas presiones derivadas de la volatilidad de los aranceles, solo la mitad de las empresas españolas informa de un aumento en los requisitos de capital circulante desde 2024, frente al 63% a nivel global.

El Trade Pulse destaca que la diversificación sigue siendo la principal estrategia global para gestionar las interrupciones. El 84% de las empresas en todo el mundo están diversificando sus cadenas de suministro y el 76% está adoptando múltiples medidas para mitigar los riesgos comerciales y de costes, como repercutir costes, renegociar contratos o invertir en automatización e inteligencia artificial.

Las empresas españolas también están reorientando sus relaciones comerciales, fortaleciendo los vínculos con Europa y Asia mientras reducen su dependencia de Norteamérica (32% frente al 22% a nivel global). Los principales países en los que las empresas españolas están incrementando sus ventas incluyen EEUU, Alemania, Francia, India e Italia, lo que refleja una estrategia basada en la proximidad, la previsibilidad y las alianzas a largo plazo. 

El 16% de las empresas españolas con una facturación de 500 millones a 2.000 millones$ ha aumentado sus ventas en India, mientras que el 19% de las compañías del sector TMT (Tecnología, Medios, Telecomunicaciones) ha incrementado sus ventas en Alemania, por encima de la media española (15%).

A medida que se profundiza la comprensión del nuevo panorama comercial, las preocupaciones por los ingresos están disminuyendo, con solo el 22% de las empresas globales temiendo pérdidas de éstos severas superiores al 25% en los próximos dos años (frente al 37% de hace seis meses). Solo el 16% de las empresas españolas espera pérdidas severas. La mayoría espera que los ingresos aumenten en los próximos seis meses (42% en España frente al 54% a nivel global) y en los próximos dos años (48% en España frente al 59% a nivel global).

“El historial de España en el comercio internacional y su capacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado continúa siendo un ejemplo positivo en toda Europa. Las empresas locales están comprometidas no solo con superar los desafíos a corto plazo, sino también con aprovechar nuevas oportunidades de crecimiento. Contar con un socio con experiencia internacional es clave para apoyar esta ambición. Esto se refleja en que HSBC España haya sido recientemente clasificado como el primero en la Encuesta Anual de Comercio de Euromoney y en el reconocimiento de HSBC como Mejor Banco Global de Comercio a nivel mundial durante ocho años consecutivos”, afirma Emilio Sanchis Giménez, Head of Global Trade Solutions(GTS) Sales para Europa Continental.

Crédito y Caución: las empresas retrasan las acciones de recobro

Pero no todo es tan optimista. Según el Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España que impulsan Crédito y Caución e Iberinform, solo el 12% de las empresas españolas inicia acciones de recobro al vencimiento de la factura. Se trata de uno de los porcentajes más bajos de la serie histórica, un indicativo de que las empresas están reaccionando a las tensiones de liquidez de sus clientes retrasando el inicio de las acciones de recobro para no deteriorar la relación comercial.

El retraso en las acciones de recobro implica un deterioro en la efectividad de la recuperación. A pesar de ello, el estudio refleja una gran flexibilidad de los plazos de recobro, como medida para salvaguardar las relaciones comerciales. El 37% de las empresas permite a sus clientes retrasos en pagos de más de 90 días antes de considerar un crédito moroso.

Cuando se inician las acciones de recobro, la inmensa mayoría de las empresas renuncia al cobro de intereses de demora. El 63% de las empresas no los aplica nunca y solo el 4% es sistemático a la hora de ejercer su derecho. Son niveles peores a los registrados hace un año, lo que indica el esfuerzo que están realizando las compañías por mantener la relación con sus clientes, a pesar del retraso en el pago. 

Hasta 2022, los tipos de interés de demora para operaciones comerciales estuvieron fijados en el 8%. El endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo provocó que se incrementasen hasta el máximo del 12,5% en 2024. En la actualidad, este tipo está fijado en el 10,15%. La variación de este indicador oficial no tiene, sin embargo, traslación a la economía real: según el Estudio elaborado por Crédito y Caución e Iberinform, el 98% de las empresas que aplican intereses de demora reclaman por debajo de los que le corresponden legalmente.

Bienes de consumo ralentiza su crecimiento

El sector de bienes de consumo duraderos cuenta con una alta exposición a los riesgos geopolíticos y económicos, como la caída de los mercados bursátiles y la volatilidad de los precios de las materias primas. Estos factores están ralentizando su crecimiento. Un informe de Crédito y Caución espera que el crecimiento de las ventas mundiales sea de apenas el 1,8 % en 2025 y del 1,3 % en 2026. Hay que recordar que el sector experimentó un repunte del 5,8% en 2024, por lo que la desaceleración estimada para este año es significativa.

En el caso de Europa, la estimación de crecimiento se sitúa en el 3,8% en 2025 y en apenas el 0,1% en 2026. Los mercados que presentan mayores niveles de riesgo de crédito son Austria, Suecia y Francia. En el último caso, el aumento del desempleo que se está registrando en el país francés está incrementando la reticencia de los hogares a un consumo elevado debido a la falta de confianza en el futuro. Las existencias son bastante altas debido a los bajos niveles de demanda.

Los aranceles comerciales y el proteccionismo son las principales amenazas para este sector. Las posibles interrupciones de la cadena de suministro y la mayor volatilidad de los precios de las materias primas, la energía y el transporte podrían incrementar los precios minoristas de los equipos domésticos y, en general, afectar a la decisión de comprar de los consumidores.

Si los costes operativos aumentan sustancialmente, algunos minoristas podrían verse obligados a modificar sus políticas de abastecimiento y buscar nuevos socios para eludir las subidas arancelarias. Muchos tratarán de repercutir los costes a los clientes aumentando los precios para proteger unos márgenes ya de por sí reducidos.

Los operadores más pequeños de los mercados avanzados se enfrentan a mayores riesgos de insolvencia.  Al mismo tiempo, los minoristas online están aumentando su cuota de mercado, lo que ejerce presión sobre los operadores tradicionales.

En este contexto, si quieren ser competitivos, deberán ofrecer servicios adicionales, ampliar su negocio online y mejorar sus capacidades digitales. Sin embargo, esto requiere una elevada inversión en un escenario de márgenes de beneficio ajustados, especialmente para los minoristas más pequeños.

19Nov

Una tasa del 15% para las empresas europeas que exportan a EEUU puede suponer un coste adicional de 18.000 millones€.

Miguel Ángel Valero

La industria farmacéutica se ha convertido en uno de los principales objetivos arancelarios de EEUU. El 26 de septiembre, el Gobierno norteamericano anunció aranceles del 100% a todos los medicamentos de marca o patentados importados a EEUU. Aunque aún no se conoce la fecha exacta en la que entrará en vigor, las empresas están rediseñando sus estrategias operativas, comerciales e inversión. 

Según un informe difundido por Crédito y Caución, se trata de una gran amenaza para las empresas europeas, que se enfrentan a desventajas competitivas por su entorno regulatorio y de financiación menos ágil. A pesar de contar con instalaciones de fabricación bien establecidas, cadenas de suministro seguras y altos estándares de producción, la Unión Europea corre el peligro de quedarse atrás en la carrera por la innovación, principalmente, por la lentitud en el desarrollo de ensayos clínicos.

Además, el impacto de los aranceles en sus finanzas podría ser muy elevado. Así, una tasa del 15% supondría un coste adicional estimado de 18.000 millones€.

Tanto la magnitud de los aranceles como la incertidumbre en torno a su aplicación está desestabilizando el sector, a nivel global. Muchas compañías han decidido congelar las inversiones, así como las actividades de I+D. Además, planean la deslocalización de sus fábricas para mitigar riesgos y costes. En este contexto, EEUU y Asia emergen como destinos preferentes. 

El sector de dispositivos médicos de China, altamente dependiente del mercado estadounidense, es el más afectado por los aranceles estadounidenses, provocando un aumento del riesgo crediticio. Más de 300 empresas han comenzado a trasladar su producción a terceros países, como Vietnam, para mitigar el impacto de las tarifas arancelarias.

El mercado norteamericano supone más de la mitad de la industria farmacéutica global. La imposición de aranceles más severos afectaría no solo a los márgenes de beneficio, sino también a la disponibilidad de medicamentos y a la eficiencia operativa. Además, la exigencia de aplicar precios de “nación más favorecida” añade presión a las empresas que se ven obligadas a ajustar sus precios en EEUU, frente a al que aplican en otros países desarrollados.

No obstante, el mercado estadounidense también sufrirá el efecto negativo de los aranceles ya que los productores farmacéuticos tendrán que hacer frente a mayores costes operativos, afectando a todos los ámbitos del sector. Las organizaciones de investigación, proveedores de equipos y las organizaciones de desarrollo y fabricación por contrato, también se podrían ven afectadas.

Las consecuencias derivadas de la imposición de aranceles del 100% a la industria farmacéutica supone, en definitiva, un mayor riesgo crediticio para el sector.

12Nov

La industria química, con una alta dependencia de los precios de la energía, así como de los cambios en las políticas comerciales, apenas crecerá el 0,2% este año y el 0,4% en 2026.

Miguel Ángel Valero

La industria química es un sector con una alta dependencia de los precios de la energía, así como de los cambios en las políticas comerciales. Estos factores van a suponer un lastre para su crecimiento en 2025 y 2026, que apenas alcanzará un 2,1% a nivel global. En el caso de Europa, se prevé una estabilización de la producción con un crecimiento residual del 0,2% este año y del 0,4% en 2026.

Un estudio de Crédito y Caución analiza las causas de esta ralentización en el mercado europeo. Por una parte, el aumento estructural de los costes energéticos sigue siendo un reto clave para los productores, ya que se espera que los precios del gas se mantengan por encima de los niveles anteriores a la crisis de forma indefinida. El aumento de los precios debilitará la competitividad a largo plazo frente a EEUU y China, sus principales rivales.

Por otra parte, los nuevos aranceles estadounidenses podrían desviar más exportaciones chinas hacia Europa, reduciendo la demanda de productos europeos fabricados con productos químicos locales. A este hecho se añade la previsión de que China incremente sustancialmente la producción química dejando en el mercado mundial un exceso de oferta que repercutirá en los precios y en la competitividad de las empresas europeas.

Por último, la industria química es esencial para otros sectores como la automoción, fuertemente afectada por los nuevos aranceles, en especial, en mercados como Alemania en los que es uno de los principales pilares de su economía.  El efecto negativo de las tarifas arancelarias sobre la industria automovilística está perjudicando, en concreto, al subsector de pinturas y barnices.

El informe de Crédito y Caución también identifica como uno de los principales retos del sector los requerimientos normativos en materia de sostenibilidad. Las empresas se enfrentan a importantes inversiones en descarbonización y optimización de la sostenibilidad para cumplir las regulaciones destinadas a reducir el impacto medioambiental y mejorar las normas de seguridad.
En definitiva, se trata de un sector afectado por factores tanto directos como indirectos. Su fuerte dependencia de las materias primas derivadas del petróleo y del gas, así como de la producción industrial, que lo deja expuesto al efecto de los aranceles, son sus principales debilidades.En los próximos años, la región Asia-Pacífico seguirá siendo el principal motor del crecimiento del sector químico, seguido por Estados Unidos, que se beneficia del suministro de gas de esquisto.

Reino Unido rechaza aportar dinero al fondo de defensa conjunto de la UE

Por otra parte, Reino Unido rechaza la propuesta de la Unión Europea de aportar 6.750 millones€ para acceder al fondo de defensa conjunto. El programa Security Action for Europe (SAFE) es un plan de préstamos de 150.000 millones, respaldados por el presupuesto de la UE, destinado a financiar infraestructura y armamento militar. Para ello, al menos el 65% de los bienes adquiridos deben proceder de la UE, Noruega, Islandia, Liechtenstein, Suiza o Ucrania. 

Además de los Estados miembros, el plan permite la participación de países terceros interesados, como Canadá, Corea del Sur o Turquía. 

En el caso de Reino Unido, el Gobierno ha calificado las aportaciones solicitadas de “irrazonables y desproporcionadas”. Con la fecha límite del 30 de noviembre para que los Estados miembros presenten sus primeras propuestas de proyectos SAFE, el tiempo para alcanzar un compromiso se agota..

Anthony Willis, Senior Economist de Columbia Threadneedle Investments, señala que el Banco de Inglaterra adoptó la semana pasada un tono más acomodaticio, lo que sugiere posibles recortes de tipos en el futuro. "Es probable que la institución gane confianza una vez conozca el contenido del próximo presupuesto británico, especialmente en materia de política fiscal y proyecciones de crecimiento, para determinar el margen disponible para recortar tipos", argumenta.

Aunque la inflación británica se mantiene por encima del objetivo, comienzan a predominar fuerzas desinflacionarias. Esto debería favorecer una moderación de los precios, y si los próximos datos confirman esa tendencia, el Banco de Inglaterra podría sentirse respaldado para efectuar un recorte en diciembre.

11Nov

El 56% de las empresas españolas sufre el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 5,6% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados.

Miguel Ángel Valero

España se enfrenta a un reto estructural: el reducido tamaño de sus empresas. Esta limitación frena la productividad, la innovación y el empleo. ¿Por qué nuestras compañías crecen menos que las europeas? "Entenderlo es clave para construir una economía más dinámica y productiva", subrayan Beatriz González y Eduardo Gutiérrez, de Análisis de la Economía Española, en el Blog del Banco de España, donde dejan muy claro que "el tamaño sí importa".

El tejido empresarial constituye la columna vertebral de la economía de cualquier país: de él depende en gran medida la productividad, el crecimiento económico y, en última instancia, nuestro bienestar colectivo. Las empresas españolas tienen, en promedio, menos empleados que las de nuestros vecinos europeos y crecen más lentamente. Estas características lastran nuestro crecimiento económico. Aunque en la última década las empresas españolas están ganando escala, el reto de incrementar su tamaño sigue vigente. Entender por qué nuestras empresas son más pequeñas y qué factores frenan su desarrollo ayuda a pensar cómo favorecer su crecimiento.   

Las empresas españolas tenían, de media, 8,8 empleados, frente a los 12,1 de la Unión Europea (UE). El bajo tamaño promedio en España se debe, principalmente, a dos factores:

  • Mayor proporción de microempresas (con menos de 10 empleados): como se observa en el gráfico, representan el 89% del total de empresas con asalariados y concentran el 27% del empleo en España. En el conjunto de la UE, estas cifras son menores: el 85% de empresas y el 22% del empleo. Y la diferencia es aún mayor en el caso de las empresas con menos de 5 empleados: suponen el 77 % de las empresas y el 18 % del empleo en España frente al 71 % y el 13 % en la UE.
  • Menor tamaño de las empresas de más de 10 empleados: en España, estas empresas alcanzan los 59 empleados de media frente a 65 en el caso de nuestros vecinos europeos.
  • La diferencia es relevante porque el tamaño empresarial tiene un impacto directo sobre la productividad, el empleo, la innovación y, de modo indirecto, sobre el crecimiento y el bienestar. 

La especialización de la economía española en sectores como los servicios, donde predominan las empresas pequeñas, no parece ser la causa principal. La diferencia en el tamaño empresarial se da en la mayoría de los sectores. En el caso del sector servicios, la empresa media en España tiene 8,3 empleados, frente a casi 11 en la UE. En el sector manufacturero, la brecha es aún más pronunciada: 10,6 frente a 15,9 de media; más de 5 empleados de diferencia. 

Tampoco explica la brecha de tamaño la falta de dinamismo empresarial, el ritmo de creación y destrucción de empresas. España está en línea con la media europea: se crean empresas a un ritmo parecido (9,4% anual frente al 8,7% en la UE en las empresas con asalariados), y  desaparecen anualmente el 9,3% en España y un 8% en la UE. Estas tasas son similares en las empresas sin asalariados.

Las empresas españolas con asalariados nacen con un tamaño parecido al de las europeas —en torno a 2 empleados de media—, pero con el paso del tiempo se quedan rezagadas. A partir del quinto año de vida, la diferencia se acentúa: mientras que las empresas europeas alcanzan los 17 empleados de media, las españolas se quedan en 12. El bajo crecimiento de las empresas españolas frente a las europeas no se debe solo al peso de las más pequeñas: las empresas que nacen con 10 o más empleados también se acaban distanciando de las europeas, y explican casi el 30 % de la brecha de tamaño a los cinco años.

Ventajas del tamaño

Las empresas de mayor tamaño suelen ser más productivas que las pequeñas. La razón es que las empresas grandes pueden aprovechar ventajas fuera del alcance de las pequeñas, como:

  • Mejor acceso a la financiación: las empresas grandes suelen contar con mayor cantidad de financiación y a un menor coste. Además, disponen de más fuentes de financiación: no solo el crédito bancario, sino que pueden emitir bonos o acudir a los mercados de capitales.
  • Economías de escala, especialización y gestión: las empresas grandes pueden repartir costes fijos entre una mayor producción y mejorar sus cadenas de valor. Además, suelen tener una mayor especialización del trabajo y procesos de gestión profesionalizados, que favorecen la eficiencia y la productividad.
  • Innovación: ambos factores anteriores les permiten invertir en innovación de nuevos productos y procesos, lo que favorece el crecimiento empresarial y los efectos positivos al resto de la economía.

La mayor productividad se traduce en beneficios para todos. Cuando hay competencia en el mercado, las empresas grandes suelen ofrecer mejores salarios, generar más empleos y facilitar el acceso a bienes y servicios de calidad a precios más accesibles.

A pesar de que el menor tamaño empresarial sigue siendo una característica estructural de la economía española, en la última década se observan algunas señales alentadoras. Desde 2012, las empresas con menos de 5 empleados han ido perdiendo peso en el empleo total, tanto en España como en el conjunto de la UE. Pero el declive ha sido más intenso en España: el peso del empleo en este tipo de empresas se redujo en unos 6 puntos, frente a una caída de aproximadamente 3 puntos en nuestros socios europeos. El menor peso relativo de las empresas pequeñas puede contribuir al crecimiento de la productividad de la economía en su conjunto.

"El reto es hacer que las empresas crezcan. Que este cambio se consolide dependerá de que las empresas españolas encuentren condiciones favorables para crecer. Hay diversos factores facilitadores: un entorno económico dinámico y favorable; la capacidad, sobre todo para las pymes, de acceder a financiación adecuada y atraer talento; la reducción o superación de los obstáculos regulatorios y administrativos que limitan su expansión", concluyen los expertos del Banco de España.

Círculo de Empresarios: barreras que impiden ganar tamaño 

En la misma línea, la Encuesta Empresarial Círculo 2025 subraya la existencia de barreras administrativas y regulatorias que dificultan que las empresas ganen tamaño (742%). Pero se reconoce la falta de visión y de ambición del empresario (27,4%).

Para ganar tamaño, se recomienda internacionalización (58,5%), profesionalización de la gestión (56,7%), más innovación (49,1%), fusiones y adquisiciones (47,6%) e incorporación de socios estratégicos (39%).

El 56% de las empresas sufre en sus cuentas la morosidad

Por otra parte, el impacto de la morosidad sobre el tejido empresarial se ha mantenido a lo largo de 2025 en niveles muy elevados. El 56% de las empresas españolas sufre el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y el 5,6% afirma que corre el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados, según la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform.

El 49% de las firmas españolas afronta pérdidas de ingresos significativas a causa de la morosidad, lo que supone un deterioro de tres puntos con respecto a los niveles de 2024. En un contexto de tipos de interés aún elevados, el retraso en el pago de los clientes también provoca que el 23% del tejido empresarial registre un incremento de sus costes financieros. El 17% tiene que frenar su expansión comercial y el 11% se ve obligado a limitar sus nuevas inversiones. 

La falta de control sobre la morosidad es un riesgo para la actividad empresarial. El incumplimiento de los pagos acordados genera importantes tensiones de liquidez en una situación como la actual y es especialmente desestabilizadora en la operativa de las empresas de menor tamaño. Si se llega al impago de una venta a crédito comercial, la pérdida equivale a los costes de producción del producto.

El impacto de un impagado comercial se acentúa cuanto menor sea el margen de beneficios, pues multiplica el número de ventas con clientes solventes necesarias para compensar la pérdida. Si una sociedad con un margen comercial del 10% sufre un impago de 10.000€, deberá generar un nuevo negocio por 100.000€ para compensar el impacto de los 9.000 en costes de producción.

En un contexto de estrechamiento de los márgenes comerciales, como consecuencia de los incrementos de costes de producción y de tipos de interés todavía elevados, es especialmente importante para la supervivencia de la empresa gestionar adecuadamente sus riesgos de impago.

Crédito y Caución acaba de lanzar One Invoices, una nueva herramienta que permite la gestión de la póliza y del cobro de las facturas de manera mucho más ágil y adaptada a las necesidades del usuario. La plataforma CyCred One garantiza un acceso privado y totalmente confidencial a la información relativa a los datos de facturación y saldos de los clientes.

Este nuevo servicio ofrece importantes ventajas para los asegurados ya que les permite simplificar procesos y mejorar el seguimiento de sus facturas. La automatización de las tareas de gestión de la póliza, como la vigilancia de los cúmulos de riesgo o la declaración de ventas e incidencias de pago, se realiza de manera automática según la configuración personalizada que el usuario haya programado tanto para un cliente en concreto como para un grupo de clientes o de toda la cartera.

Con esta herramienta, sin coste añadido para el asegurado, Crédito y Caución da un paso más en la personalización de la gestión del credit managment por parte de las empresas, de una manera más ágil y centralizada, realizando recordatorios a los clientes y vigilando el estado y evolución del negocio a través de gráficos interactivos

“Nuestro objetivo no es otro que ofrecer mayores facilidades a los gestores de crédito en su día a día. A partir de ahora, podrán diseñar cómo hacer el seguimiento de sus facturas con total seguridad y mayor agilidad, unificando procesos dispersos y facilitando el control de gestión”, explica el responsable de Innovación y Servicios de valor Añadido en Atradius Crédito y Caución, Sergio Manzano.

Los deudores concursados crecen el 3% en el tercer trimestre

Durante el tercer trimestre de 2025 el número de deudores concursados ha sido de 12.509, lo que supone un crecimiento del 3% respecto al trimestre anterior, y un incremento anual del 27,2%, según la Estadística del Procedimiento Concursal del Colegio de Registradores. En cuanto a los concursos de personas jurídicas empresas, han experimentado un descenso del 2,9% respecto al mismo período del año anterior. Los concursos de personas físicas constituyen el 90,7% del total de deudores concursados, con un total de 11.352 procedimientos iniciados.

 Con relación al tipo de concurso, 12.484 procedimientos han sido voluntarios, lo que supone un crecimiento del 3,2% respecto al segundo trimestre. Por su parte, tampoco se han registrado concursos consecutivos durante el tercer trimestre de 2025, respondiendo a la aplicación de la reforma del TRLC establecida por la Ley 16/2022. Los concursos necesarios, a su vez, se han reducido en un 47,9%. Según la clase de procedimiento, los concursos sin masa han aumentado el 7,1% en el trimestre, y han supuesto un 87,0% del total. También se ha reducido el número de procedimientos ordinarios, con una caída del 16,7%, hasta representar únicamente el 10,2% del conjunto. Por su parte, se han registrado 347 aperturas de procedimientos especiales para microempresas, lo que supone una disminución del 22,2% respecto al trimestre anterior.

Durante el tercer trimestre se han iniciado 12.509 procedimientos concursales, de los cuales 1.157 han correspondido a personas jurídicas empresas (9,2% del total) y 11.352 a personas físicas (90,8%). Entre estas últimas, 1.138 desarrollaban alguna actividad empresarial o profesional, lo que representa el 9,1% del total y el 10% de las personas físicas concursadas. El número de personas jurídicas empresas que inician algún tipo de procedimiento concursal ha disminuido un 2,9% en el tercer trimestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. Por forma jurídica, el 92,4% de las empresas concursadas son Sociedades de Responsabilidad Limitada (1.069 casos). En cuanto al volumen de negocio, el 36,4% de las empresas se situó en el tramo más bajo (hasta 250.000 euros anuales), mientras que solo el 1,7% superó los 5 millones de euros.

El 26,9% de las empresas concursadas tienen como actividad económica principal el Comercio, el 16,9% la Construcción, y el 12,3% la Industria. En relación con el número de asalariados, el 44,1% del total de empresas concursadas cuenta con menos de dos trabajadores, y dentro de este grupo, el 52,3% no tiene ningún asalariado.

El 19,2% del total de empresas que ha entrado en concurso durante el tercer trimestre tiene una antigüedad de 20 o más años. Mientras que, el 57,2% tiene ocho o menos años de antigüedad. Por sectores, en Hostelería el 61,3% de las empresas concursadas tiene menos de cuatro años de antigüedad, seguida por las Actividades profesionales con el 48,1%. Por su parte, en Industria y energía, el 38,6% de las concursadas tiene veinte o más años de antigüedad.

Las comunidades autónomas con mayor número de deudores concursados en el tercer trimestre de 2025, al igual que en trimestres anteriores, han sido Cataluña (3.060), Comunidad de Madrid (2.276), Comunitat Valenciana (1.766) y Andalucía (1.270), concentrando en ellas un 66,9% del total de casos.

Ceuta y Melilla, La Rioja y Andalucía son las únicas Comunidades Autónomas que presentan decrementos anuales del número de concursados respecto al mismo período del año anterior (77,1% 51% y 12,5% respectivamente); y, en el otro extremo, Madrid, Navarra e Illes Balears registraron los mayores incrementos anuales (89,4% 76,2% y 68,3% respectivamente).

04Nov

El porcentaje neto de empresas españolas que señalaron un aumento de sus ventas entre julio y septiembre es el 11%, 12 puntos menos que tres meses antes. Solo un 1% registra un aumento de los beneficios, frente al 7% anterior.

Miguel Ángel Valero

El 22% de las empresas españolas ha sufrido impagos significativos durante 2025 de acuerdo con la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, que impulsan Crédito y Caución e Iberinform. Esto supone una ligera mejoría de los niveles de impacto registrados hace un año. Sin embargo, señalan un cambio en el perfil de los clientes con morosidad, ya que ahora proceden principalmente de sectores muy afectados por la inflación (8%) o que dependen en gran medida de las exportaciones e importaciones, lo que muestra el impacto de los aranceles (6%). 

El 77% de las empresas detecta algún tipo de deterioro en los niveles de solvencia o liquidez de sus clientes. Una de las principales novedades de 2025 es que los costes laborales se sitúa en primera posición en cuanto a los factores que afectan a la solvencia de los clientes, con el 39%. La evolución de la demanda continúa siendo el segundo elemento perturbador (36%), en línea con el nivel de 2024. 

Por su parte, sigue moderándose significativamente el deterioro en los pagos provocado por la evolución de los precios. Así, la inflación es señalada como un factor desestabilizador del comportamiento en pagos y la solvencia de los clientes por el 30% de las empresas, 10 puntos por debajo de los niveles de hace un año. El impacto de los costes financieros continúa disminuyendo y cae 12 puntos, hasta el 19%, y los costes de la energía descienden 3 puntos hasta el 22%.

Son también relevantes las tensiones geopolíticas (citadas por el 20% de las empresas) y la incertidumbre arancelaria, con el 11%, que aparece como elemento de deterioro. 

A pesar del complejo contexto del riesgo de crédito que dibuja el estudio, las empresas prevén mayoritariamente cerrar 2025 con crecimientos tanto de la facturación (57%) como del beneficio (51%), muy por encima de las empresas que esperan caídas de ambas magnitudes (12% y 20%, respectivamente). El tejido productivo muestra su confianza en que podrá mantener esta dinámica el próximo año. Un 64% espera que sus niveles de facturación sigan remontando, frente a un exiguo 4% que espera que el próximo ejercicio sea peor que este en términos de ingresos.

BCE: buena evolución de las ventas

El Banco Central Europeo (BCE) hizo públicos los resultados de la 36ª edición de la Encuesta sobre el acceso a la financiación de las empresas del área del euro (SAFE, por sus siglas en inglés). En ella se preguntó a las empresas sobre la evolución de su situación económica y financiera y de sus condiciones de financiación entre julio y septiembre de 2025. 

El porcentaje neto de empresas españolas que señalaron un aumento de sus ventas entre julio y septiembre fue positivo (11%), aunque sensiblemente inferior, doce puntos, al declarado tres meses antes. Por su parte, la proporción neta de compañías que señaló un crecimiento de sus costes, tanto laborales como de otro tipo, se situó en un 35% y 36% respectivamente, niveles todavía elevados pero claramente por debajo de los registrados tres meses antes (52% y 45%). 

En este contexto, el porcentaje neto de empresas que informaron de un aumento de los beneficios fue el 1%, valor inferior al de la ronda previa (7%). Por tamaños, tanto las pymes como las compañías grandes registraron, en conjunto, una evolución favorable de las ventas en el tercer trimestre, más acusada en el caso de las segundas. En el caso de los beneficios, el porcentaje de empresas grandes en las que aumentó este excedente fue superior al de las que indicaron descensos, en tanto que las pymes continuaron declarando mayoritariamente una caída de sus resultados, con un porcentaje neto del -7%, cinco puntos más negativo que el del trimestre anterior. 

De acuerdo con los resultados de la SAFE, el proceso de desendeudamiento de las empresas españolas ha continuado, si bien a un ritmo menor al del trimestre previo. Así, la proporción neta de compañías españolas que señalaron un descenso entre julio y septiembre de su ratio de endeudamiento (medido como el cociente entre el total de deudas y los activos) fue del 4%, frente al 18% registrado en la edición anterior. Este desendeudamiento se habría concentrado en el segmento de pymes, ya que en las empresas grandes se habría registrado, por primera vez desde 2020, un porcentaje neto ligeramente positivo. 

En cuanto a las necesidades de financiación bancaria, se mantuvieron prácticamente estables entre julio y septiembre. En este contexto, la disponibilidad de préstamos bancarios continuó mejorando, pero lo hizo a un ritmo menor que en el trimestre previo. Así, un 10% de compañías, en términos netos, informó de una mejoría en este aspecto, 4 puntos menos que en la encuesta anterior. Las empresas observaron un efecto positivo de la mayoría de los factores que afectan a la oferta crediticia, si bien en casi todos los casos los porcentajes fueron más reducidos que el trimestre previo. 

En particular, destacan el impacto favorable asociado al historial crediticio de las empresas, señalado por un 18% en términos netos, y la mayor disposición de las entidades bancarias a otorgar préstamos, percibido por un 11% de compañías, en términos netos. En sentido contrario, un porcentaje neto del 9% de las empresas siguieron considerando que las perspectivas económicas generales dificultaban el acceso al crédito, si bien este valor es, en términos históricos, reducido. El desglose por tamaños evidencia que tanto las pymes como las grandes empresas continuaron percibiendo una mejoría de la disponibilidad de préstamos bancarios. 

La proporción de empresas que solicitaron préstamos bancarios se redujo en 12 puntos, hasta situarse en un 17%, descenso que se debe tanto al aumento del porcentaje de compañías que disponían de suficientes recursos propios para atender a sus necesidades como, en menor medida, al incremento de las que no solicitaron crédito bancario por pensar que no se lo iban a conceder (demanda desanimada), que pasó de un 2% a un 3%. Este último factor es también la principal razón que explica el crecimiento en el indicador de obstáculos para obtener préstamos bancarios, que aumentó un punto y medio en el tercer trimestre de 2025, hasta situarse en un 4,6%, nivel que no obstante puede seguirse considerando reducido (véase gráfico 3). El incremento también obedece, aunque en menor medida, al ligero aumento del porcentaje de rechazo, que creció medio punto porcentual, hasta el 1 %. 

El aumento de las dificultades para obtener préstamos bancarios se observó exclusivamente en las pymes ya que en las empresas grandes este indicador se mantuvo sin cambios significativos. Entre julio y septiembre, el porcentaje neto de empresas que informó de un descenso en los tipos de interés fue prácticamente nulo, lo que sucede tras cuatro trimestres seguidos de descensos en dicho porcentaje neto (en la edición anterior esta proporción alcanzó un 31%). Al distinguir por tamaño, se observa que las pymes señalaron un incremento del coste de financiación, mientras que las compañías más grandes siguieron declarando descensos de los tipos de interés, aunque más reducidos. 

Respecto al resto de las condiciones de los préstamos bancarios, tanto los importes concedidos como los plazos habrían seguido aumentando en el tercer trimestre, en tanto que las empresas informaron de que se habrían endurecido ligeramente las garantías requeridas y otros costes distintos de los tipos de interés. 

En cuanto a las expectativas, un 11% de las empresas, en términos netos, anticipaban que continuaría mejorando su acceso a la financiación bancaria en el cuarto trimestre de 2025.

02Nov

En 2026, Crédito y Caución espera que el impacto negativo de los aranceles sea más evidente, especialmente en Estados Unidos.

Miguel Ángel Valero

Los datos de los tres primeros trimestres de 2025 indican que los niveles de insolvencia se están incrementando, superando las previsiones de estabilización realizadas por Crédito y Caución en el mes de abril. La incertidumbre política y las tensiones comerciales están provocando un crecimiento económico a nivel global más débil de lo previsto, impactando en la salud financiera de las empresas. En 2026, se espera que las compañías se adapten al nuevo entorno económico. 

A nivel mundial, las insolvencias aumentaron significativamente en 2024 hasta alcanzar un 19 % interanual.  La perspectiva inicial era que se mantuvieran estables en 2025 para iniciar un ligero descenso en 2026. Sin embargo, los últimos datos y Crédito Caución indican que han seguido al alza en la mayoría de los mercados en lo que va de año, siendo especialmente significativas en algunos como Singapur o Brasil.  En Europa, Alemania se sitúa entre los diez países con peor evolución. 

Las empresas se enfrentan a una demanda especialmente débil, al aumento de los costes y a la persistente incertidumbre política. El resultado es que el nivel de insolvencias en el primer semestre de 2025 alcanzó su nivel más alto en diez años. En base a la tendencia registrada entre enero y septiembre de este año, se prevé que las insolvencias aumenten un 5% a cierre de 2025, antes de descender un 3% en 2026. En regiones como Asia-Pacífico, la previsión es más pesimista, ya que los impagos podrían alcanzar un incremento del 7% este año.  

Dentro de Europa, hay mercados con peor comportamiento en los que las insolvencias siguen una tendencia al alza como Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda y Suecia. En España, han ido aumentando gradualmente desde 2015. Se espera que esta tendencia estructural persista, con un incremento previsto del 2% en 2025 y estabilidad en 2026. En el lado opuesto se sitúa Portugal donde se prevé una caída del 8% para este año. 

La continua fortaleza de la actividad económica en 2026 debería favorecer un modesto descenso del 1%. Aunque el nuevo régimen arancelario normal está tomando forma, persisten las incertidumbres sobre cómo podría evolucionar la guerra comercial. Hasta ahora, se está observando una resistencia de la economía mundial frente a la incertidumbre política que se debe, en gran medida, a la anticipación del comercio y la actividad por parte de las empresas y los hogares en previsión de un aumento de los aranceles. Además del incremento de las existencias, las empresas han aceptado hasta ahora menores beneficios en lugar de repercutir los mayores costes a los consumidores. En 2026, se prevé que el impacto negativo de los aranceles sea más evidente, especialmente en Estados Unidos.

03Oct

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, pero no sobre los márgenes comerciales.

Miguel Ángel Valero

Según el último Barómetro de Prácticas de Pago de Estados Unidos elaborado por Crédito y Caución, se observa un clima de incertidumbre empresarial sobre la evolución de las políticas de pago en las operaciones B2B (empresa a empresa) para los próximos meses. Así, un tercio de las compañías asegura no haber experimentado cambios significativos en el período de cobro, mientras otro tercio ha sufrido retrasos y periodos de pago más largo. El resto, asegura haber notado mejoras en la fiabilidad de los pagos de los clientes.

Estas experiencias variadas ponen de relieve el panorama fragmentado del riesgo de pago de los clientes y plantean retos operativos en todas las cadenas de suministro.

Actualmente, casi el 50% de las ventas B2B se realizan a crédito y el 70% de las compañías están aumentando las ofertas de crédito comercial. Además, la mayoría de los proveedores están ajustando sus políticas de crédito para proteger el flujo de caja y mantener la liquidez.

En cuanto a las fuentes de financiación, los préstamos bancarios siguen siendo la principal herramienta, con el 68%, seguida de la financiación de facturas (57%).

Alrededor del 60% de las empresas emplean un enfoque mixto para la gestión del riesgo de pago de los clientes. Este enfoque combina provisiones internas y herramientas externas, como el seguro de crédito comercial, lo que refleja un esfuerzo estratégico por proteger el capital circulante.

De cara a los próximos 12 meses, las compañías se muestran optimistas sobre la evolución de las ventas, aunque temen una reducción en los márgenes comerciales.

El aumento de las exigencias normativas, tanto en cuanto a su alcance como a su complejidad, está incrementando los costes y las presiones administrativas. La volatilidad económica y del mercado constituye otro reto importante, que obliga a las empresas a mantenerse ágiles en medio de la fluctuación de la demanda y el endurecimiento de las condiciones de financiación. Todo ello ejerce una fuerte presión sobre los márgenes y complica las decisiones de inversión.

The Trader: momento de máxima tensión

En ese sentido, EEUU vive un momento de máxima tensión en dos frentes distintos, pero íntimamente conectados: dentro de sus propias fronteras y en el terreno internacional. 

En el ámbito doméstico, el país se enfrenta a un nuevo cierre de la administración ('shutdown') por la incapacidad de republicanos y demócratas de alcanzar un acuerdo presupuestario antes del 30 de septiembre, y ya es el tercero que se produce bajo la presidencia de Donald Trump

Lo que antes parecía una excepción se ha convertido en costumbre: el enfrentamiento político en Washington refleja un clima de polarización cada vez más extremo, que ya no se limita al Congreso, sino que se extiende a la calle y a la sociedad. El presupuesto federal se ha transformado en un arma de presión y millones de ciudadanos quedan atrapados en ese pulso partidista: funcionarios que pueden quedarse sin sueldo de manera temporal, familias que ven cómo se retrasan sus trámites cotidianos y unos mercados que reciben constantes señales de incertidumbre. "La imagen que proyecta EEUU al exterior es la de una democracia capaz de paralizarse a sí misma por falta de consenso político", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.
Fuera de sus fronteras, el reto es igualmente inquietante. La guerra comercial iniciada por Trump se ha convertido en un frente sin límites claros: lo que comenzó con el acero, los semiconductores o los vehículos ahora se sigue extendiendo a la madera, los muebles e incluso a los medicamentos, enviando al mundo un mensaje de imprevisibilidad. El último baile de cifras va desde el 10% de aranceles a la madera hasta un 100% a fármacos, lo que obliga a gobiernos y empresas a replantear sus cadenas de suministro sin saber qué sector será el próximo en sufrir un golpe. 

Al mismo tiempo, la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania añade un nivel extra de complejidad. Trump ha pasado de mostrarse reticente al envío de armamento a estudiar que Europa compre misiles Tomahawk para entregárselos a Kiev, un giro que fortalece a Zelenski, pero también incrementa el riesgo de escalada con Moscú. En paralelo, su discurso hacia los líderes de ambos países ha sido cambiante: primero fueron las críticas constantes a Zelenski y los gestos de complicidad hacia Putin, para después invertir el tono y hacer justo lo contrario. Esta ambigüedad, lejos de aportar claridad, multiplica las dudas sobre el rumbo geopolítico de EEUU y añade más dudas sobre un tablero internacional ya de por sí frágil.

En ambos frentes, el problema no es solo el efecto inmediato de cada medida, sino la incertidumbre estructural que generan. Dentro, porque los ciudadanos ven cómo la parálisis política puede cerrar su gobierno. Fuera, porque el comercio global se enfrenta a reglas que cambian de un día para otro. La suma de ambos factores dibuja un escenario en el que EEUU, más que liderar con estabilidad, introduce volatilidad que condiciona tanto su política interna como la confianza internacional.

Y, sin embargo, pese a esta mezcla de tensiones, los inversores siguen apostando porque el futuro será brillante. El dinamismo de la economía norteamericana, su capacidad para reinventarse y la fuerza de la innovación (con la inteligencia artificial y la transición tecnológica a la cabeza) pesan más que los riesgos geopolíticos y comerciales. 

"La gran incógnita es qué ocurrirá si esa confianza resulta ser excesiva y el choque entre expectativas optimistas y realidades políticas y económicas termina generando una sacudida mucho más fuerte de lo que hoy nadie quiere imaginar", advierte Pablo Gil.

29Sep

Para 2026, se espera un ligero repunte, en torno al 2%, a medida que la economía mundial se adapte al impacto de los aranceles.

El crecimiento del comercio mundial se ralentizará significativamente este año, hasta situarse en torno al 1%, como consecuencia de la escalada arancelaria y la incertidumbre política. Esto supone un recorte de dos puntos porcentuales con respecto a las perspectivas elaboradas en marzo por Crédito y Caución. Para 2026, se espera un ligero repunte, en torno al 2%, a medida que la economía mundial se adapte al impacto de los aranceles.

El comercio global experimentó un crecimiento sólido en el primer trimestre de 2025 gracias a la anticipación de los pedidos de exportación, pero se prevé una contracción en el resto del año, especialmente significativa en EEUU, Canadá y México. Esta ralentización rompe con la tendencia de crecimiento inicialmente esperada. El comercio mundial había experimentado un ligero repunte del 1,8% en 2024, tras contraerse en 2023, por lo que se preveía que continuara recuperándose en 2025. 

Uno de los factores que explicaban estas estimaciones al alza era la evolución positiva de los nuevos pedidos de exportación. Sin embargo, éstos han vuelto a entrar en terreno negativo por la guerra arancelaria, que también está diseñando un nuevo mapa comercial en el que América del Norte va teniendo menos protagonismo. 

En Europa, el estudio de la aseguradora de Crédito contempla un crecimiento de la producción interna y un débil repunte de las exportaciones, del 0,6% este año y del 0,1% en 2026. Esto se debe en gran medida a la menor demanda mundial de bienes y a la pérdida de competitividad de los precios en el mercado estadounidense. La apreciación del euro frente a otras monedas amplificará estos efectos.

En términos globales, la evolución del comercio se verá condicionada por la política económica y arancelaria de EEUU. Dentro de las principales potencias, China sufrirá en menor medida los efectos de la guerra comercial y Europa podría recibir un impulso a través de las importaciones, lo que adelanta un cambio significativo en los patrones comerciales que se habían venido desarrollando hasta ahora. 

26Sep

Trump pretende imponer aranceles del 100% sobre fármacos patentados o comercializados con marca. Y hay en marcha investigaciones sobre el 12% de las importaciones, como semiconductores y productos electrónicos.

Miguel Ángel Valero

Tras varios meses de calma Trump vuelve a activar la maquinaria tarifaria. En este caso, se trata de un nuevo gravamen sobre la importación de fármacos patentados o comercializados con marca. El anuncio realizado por la red social de Trump, Truth, carece de un paraguas legal claro, porque aún está en curso la investigación de la sección 232 sobre productos farmacéuticos.

Pero si nadie lo remedia, los aranceles farmaceuticos entrán en vigor el 1 de octubre y alcanzarán nada menos que el 100%, la tasa más elevada hasta ahora aplicada por Trump.

Este movimiento afectaría de forma menos significativa a los productos procedentes de Europa, que mantendrían un arancel del 15%, ni a los medicamentos genéricos, que seguirían exentos. Los respectivos acuerdos con Japón y con Reino Unido deberían proteger sus exportaciones farmacéuticas, que no serán tratadas peor que la Unión Europea. 

Según informes sobre el consumo de medicamentos en EEUU, el 90% de los fármacos prescritos son genéricos, aunque el 87% del gasto se concentra en medicamentos patentados. Por ello, asumiendo el porcentaje de gasto como proporción para las importaciones de productos no genéricos, el arancel promedio teórico se incrementaría del 19% al 21,6%. No obstante, también se ha señalado que los productos de empresas que inviertan en fábricas dentro del país podrían quedar fuera de la lista arancelaria, por lo que el aumento de 2,5 puntos representaría el escenario más extremo. 

Como viene siendo habitual con Trump, tras el anuncio de una medida tan espectacular, vendrá la negociación, y es probable que la lista definitiva de medicamentos afectados sea inferior a ese 87%.

Además, Trump anunció nuevos aranceles a la importación de camiones de gran tonelaje, muebles de baño y muebles de cocina, aunque éstos no tendrían un efecto material en el arancel promedio. 

A la espera de la arquitectura legal de los nuevos aranceles sobre los medicamentos, continúan las investigaciones sobre aproximadamente el 12% de las importaciones de 2024, destacando especialmente las realizadas sobre semiconductores y productos electrónicos (ordenadores, dispositivos de consumo, teléfonos móviles, etc.). 

La Administración de Trump ha iniciado investigaciones para introducir aranceles sobre las importaciones de robótica, maquinaria industrial y equipamiento médico. Esta investigación llevada a cabo por el Departamento de Comercio se enmarca en la conocida Sección 232 y permite imponer aranceles sobre productos específicos para salvaguardar la seguridad nacional. Este mismo recurso fue el utilizado anteriormente para establecer gravámenes sobre automóviles, acero y aluminio. Actualmente, están también en curso investigaciones sobre las importaciones de aeronaves, minerales críticos y camionetas, entre otros bienes.

Aunque la intensidad del arancel sobre los medicamentos es excepcionalmente alta —la más elevada como producto individual—, parece que representa la fase final de la guerra arancelaria, entrando en una etapa menos incierta e incluso con posibilidad de reversión de algunos de los aranceles más agresivos.

Europa consigue menos aranceles en automoción

Porque, al tiempo que se anuncian esos aranceles del 100% sobre fárnacos, EEUU rebaja los aranceles sobre los automóviles y componentes procedentes de la Unión Europea (UE) a un 15%, con efecto retroactivo desde el 1 de agosto. El mes pasado, ambas regiones alcanzaron un acuerdo preliminar en el que EEUU redujo el arancel general recíproco a un 15%, inferior al 30% que había amenazado imponer al bloque comunitario. Sin embargo, el acuerdo incluía una cláusula que mantenía los automóviles europeos con un arancel del 27,5% (25% + 2,5% anterior a Trump), hasta que la UE eliminara sus aranceles sobre productos industriales estadounidenses y concediera acceso preferente a bienes agrícolas y mariscos. 

Tras cumplir con estas condiciones, la UE ha desbloqueado la reducción de los gravámenes a la industria automotriz al 15%.

El caso TikTok

Por otra parte, EEUU y China han convertido TikTok en un campo de batalla. Para Donald Trump, no se trata de una aplicación de vídeos cortos, sino de un arma estratégica. Su objetivo es claro: controlar primero la propiedad y, sobre todo, el algoritmo que decide qué contenidos ven millones de personas cada día.

El razonamiento es doble. Por un lado, EEUU apela a la seguridad nacional: no puede permitir que un rival geopolítico como China tenga acceso a los datos de sus ciudadanos. ByteDance, la matriz de TikTok, mantiene vínculos con el Partido Comunista, lo que convierte la aplicación en un riesgo evidente. Pero la verdadera razón va más allá: TikTok moldea comportamientos sociales y políticos, y en un país como EEUU, eso significa también capacidad de influencia electoral.

Durante las negociaciones celebradas recientemente en Madrid, Trump y Xi alcanzaron un preacuerdo que marca un punto de inflexión. La filial estadounidense de TikTok quedaría bajo control mayoritario de inversores norteamericanos, con ByteDance manteniendo solo una participación minoritaria. El algoritmo que determina el contenido que consumen millones de usuarios pasaría a estar bajo supervisión estadounidense, y el consejo de administración tendría mayoría de miembros de EE. UU. Además, se ha concedido más tiempo a ByteDance para cerrar la operación antes de que entre en vigor la amenaza de prohibición. 

Se trata de un pacto que no resuelve todo, pero que muestra hasta qué punto ambos líderes entienden que TikTok es mucho más que entretenimiento.Un ejemplo de su poder lo vimos en Rumanía, donde un candidato antisistema logró imponerse gracias al empuje de miles de vídeos con respaldo ruso. Y en EEUU, Harvard Kennedy School analizó más de 56.000 vídeos durante las presidenciales de 2024, mostrando cómo la red se convirtió en terreno fértil para mensajes tóxicos, racistas y conspirativos, especialmente entre votantes trumpistas. 

Otro estudio, éste de Sage Journals sobre 16 millones de vídeos, confirmó que el contenido más radical atrae menos usuarios, pero genera mayor interacción. Así nacen las “cámaras de eco”, donde los usuarios solo ven reforzadas sus propias creencias.

Estamos entrando en la era de la desinformación. La información circula a una velocidad vertiginosa: en cuestión de segundos se comparte, se manipula o incluso se fabrica desde cero. Cada vez se dedica menos tiempo a contrastar, a verificar si lo que leemos o vemos es real o inventado. Y son precisamente esas dinámicas las que alimentan las redes sociales que hoy marcan el pulso de la opinión pública. Algoritmos diseñados para premiar lo que más engancha priorizan la emoción frente al rigor.

Para Trump, esa dinámica es clave: necesita que el universo MAGA no sea percibido como una burbuja, sino como la realidad dominante. Su problema es que Xi, y también Rusia, quieren lo mismo. En un mundo donde el poder ya no se mide solo en ejércitos o dinero, sino en percepciones y narrativas, la batalla por TikTok revela el nuevo terreno de disputa global.

"Controlar TikTok significa controlar un pedazo de la opinión pública mundial. Trump lo sabe y Xi también. Y en esa pugna, lo que está en juego no es una aplicación, sino quien moldea la realidad que consumimos a diario", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.

Más inflación y alza del proteccionismo

Los aranceles son inflacionistas. Y la inflación, a nivel global, experimentó un notable repunte tras la pandemia y los posteriores shocks logísticos y energéticos, alcanzando picos cercanos al 9% a finales de 2022 por los efectos de la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania

Aunque desde entonces se ha moderado, con proyecciones del FMI que sitúan la inflación mundial en torno al 4,2% para finales de 2025, los ecos persistentes de esa fase inflacionaria aún impactan en el comercio internacional. Porque nuevos riesgos geopolíticos pueden volver a repuntar los precios. 

El efecto más claro de la inflación a nivel mundial es el encarecimiento de diferentes insumos, como la energía y las materias primas. ¿Cómo se traslada a la economía global? Por el propio precio de producción, pero también por el aumento de los costes logísticos. A su vez, al elevarse los costes y los precios finales, se reduce el volumen comercial, afectando especialmente a las economías menos competitivas.

También la inflación tiene una estrecha relación con los tipos de cambio. Normalmente, cuando un país sufre una inflación elevada, su moneda tiende a depreciarse. Esta depreciación puede tener efectos contrapuestos: 

  • Favorece las exportaciones al hacer los productos más baratos en el mercado internacional.
  • Encarece las importaciones y puede alimentar la espiral inflacionaria, como ocurre con países muy dependientes del petróleo o gas extranjero.

Esta volatilidad genera incertidumbre en los contratos internacionales.

Los constantes ajustes en los precios y el encarecimiento del transporte intensifican también la fragmentación económica.  Esto, a su vez, aumenta los efectos negativos, ya que, en un mundo fragmentado, la subida de precios se aferra más en los países con mayores rigideces que se adaptan menos a introducir productos de otros países, generando un creciente proteccionismo.

La guerra comercial y los aranceles también incrementan los costes, no solo en productos finales, sino también en componentes intermedios esenciales. 

La volatilidad en los tipos de cambio aumenta la incertidumbre para empresas, incentivando la fuga de capitales. La contracción de la inversión extranjera directa en economías emergentes es atribuible en gran parte al aumento de barreras comerciales y la incertidumbre derivada de la inflación.

Una de las respuestas es el mencionado incremento de las barreras comerciales. Los aranceles protegen la industria local de los precios externos, pero encarecen las importaciones. Este fenómeno se ha agravado con la reciente intensificación de aranceles por parte de EEUU. Históricamente, la imposición de nuevas barreras comerciales ha ocasionado caídas globales en el volumen comercial, como ocurrió durante la Gran Depresión tras la Ley Smoot-Hawley de 1930.

La posibilidad de nuevos aranceles genera incertidumbre comercial que afecta directamente el rendimiento de la industria manufacturera. Las empresas globales valoran por ello cada vez más la diversificación geográfica para mitigar riesgos. 

Nuevas perspectivas y estrategias de adaptación

Las respuestas ante un contexto de inflación y de contracción comercial y económica no son sencillas para los bancos centrales, que tienen que ir adaptando sus políticas de forma constante:

  • La primera respuesta suele ser subir los tipos de interés, ya que ayuda a controlar la inflación, pero en cambio reduce la inversión y afecta economías con problemas de crecimiento e incluso en situación de recesión.
  • En el lado contrario, bajar los tipos incentiva la economía, pero aumenta la inflación. 

Este difícil equilibrio conlleva que se adopten de forma simultánea otras políticas de forma complementaria como las fiscales, que deben orientarse a inversiones públicas y reformas estructurales que restauren el crecimiento, y estructurales, como reformas laborales que busquen reducir rigideces, liberalicen sectores claves o incentiven a la innovación.

La inflación global muestra que el futuro del comercio global pasa por una globalización más resiliente:

  • Cadenas de suministros más cortas, regionalizadas y diversificadas, lo que se denomina nearshoring. 
  • Otra respuesta es el friendshoring, que consiste en mantener la externalización pero dentro de países aliados, evitando tensiones geopolíticas.
  • Soberanía estratégica en sectores clave: la inflación derivada del aumento de costes externos ha llevado a reforzar el tejido productivo interno en sectores como la la energía o los semiconductores.
  • Reindustrialización verde y digital, ya que en este incremento de la producción local hay un importante énfasis en nuevas herramientas tecnológicas, como la automatización o la inteligencia artificial, pero también de criterios sostenibles. La inversión en industrias limpias, energías renovables y cadenas de valor circular es una cada vez una mayor prioridad.

La inflación global ha provocado transformaciones profundas en el comercio internacional, generando especialmente efectos negativos, pero también oportunidades emergentes. La pérdida de competitividad en países con alta inflación y la volatilidad de los tipos de cambio, afecta la estabilidad de los contratos y las cadenas de suministro.

Sin embargo, también ha impulsado una reconfiguración estratégica: muchas economías están apostando por cadenas de valor más resilientes, producción local y regional, y una mayor diversificación de mercados. Así, la inflación global, pese a sus tensiones, está acelerando cambios hacia un modelo comercial menos vulnerable a choques externos.

Impacto en la maquinaria

Las tensiones geopolíticas y la nueva política arancelaria de EEUU están dejando efectos negativos en el dinamismo del sector de maquinaria, siendo especialmente significativos en Europa. Se trata de un área de actividad que depende en gran medida de las cadenas de suministro transfronterizas y, por lo tanto, es muy sensible a los cambios en las políticas comerciales mundiales. Además, requiere financiación para importantes gastos de capital, a menudo durante muchos años, y la incertidumbre actual está retrayendo la inversión. 

Un estudio de Crédito y Caución ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento global en este sector, que caerá este ejercicio 0,6 puntos con respecto a las previsiones iniciales de marzo, y 1,9 puntos en 2026, situándose en el 1,4% en 2025 y en tan solo un 0,8% el próximo año.

Entre las regiones, Asia-Pacífico tendrá un rendimiento más sólido que Occidente, con una tasa de crecimiento cercana al alrededor del 3%, mientras que se estima que en Europa la producción de ingeniería mecánica se contraiga y no registre una recuperación sustancial antes de 2027. 

El principal motivo es que las exportaciones europeas dependen en gran medida del mercado estadounidense, lo que está generando un fuerte impacto en los principales países productores como Alemania, que representa más del 45 % de la producción de ingeniería mecánica de la zona euro. 

De hecho, el estudio de la aseguradora de Crédito prevé que la producción disminuya más del 2% en Francia y Alemania este año. En este contexto, también se espera un aumento de las insolvencias, que están experimentando una tendencia creciente desde 2024. 

A medio y largo plazo, el sector de la maquinaria tendrá que hacer frente a retos como la volatilidad de los precios y disponibilidad de las materias primas como el aluminio, el cobre y el acero. Por otra parte, la apuesta de las empresas por la automatización de procesos y los robots industriales podría estimular la demanda de equipos de maquinaria relacionados.

Automoción: preocupan los aranceles de EEUU, y los de China

La transformación de la automoción y la movilidad continúa en 2025, aunque con un crecimiento más racional y conservador ante los nuevos retos que han irrumpido en el camino. Las tensiones comerciales internacionales, tanto con EEUU como con China, han agitado todavía más el ecosistema y el camino hacia la transición energética. 

La edición de este año del Barómetro Auto Mobility Trends de Coche Global, muestra una desaceleración en el ritmo de la transformación con la aparición de señales de alerta. Las inversiones se racionalizan con un 44% de las empresas que prevé aumentar su inversión global durante 2025, la cifra más baja en toda la serie que recoge el Barómetro en un claro síntoma de la inflexión en el sector.

Las empresas apuestan por medidas de ajuste como la finalización de contratos temporales (47,6%) y la reducción o paralización de inversiones (24%).

Entre los nuevos desafíos destacan el desembarco de marcas chinas y las nuevas barreras arancelarias en un sector altamente globalizado. El 67% de las empresas percibe las marcas de China como una amenaza, aunque para otra parte suponen una oportunidad de negocio.

En paralelo, los aranceles impuestos por la UE a los coches eléctricos chinos preocupan al 33% del sector, mientras que los establecidos por EEUU tienen un impacto significativo, especialmente en fabricantes (50%) y proveedores (40%).

Las señales de fatiga también se aprecian en el ámbito laboral, donde el empleo se estabiliza con un crecimiento más moderado como refleja el descenso hasta el 31% del porcentaje de empresas que prevé aumentar su plantilla este año. En paralelo, persiste la necesidad de incorporación de nuevos perfiles profesionales ligados a la transformación tecnológica y la sostenibilidad para un 38% de las compañías.