20 Nov
20Nov

Miguel Ángel Valero

Christian Scherrmann, Economista jefe de DWS para EEUU, subraya que la tan esperada publicación del informe del mercado laboral de septiembre mostró una recuperación aceptable en la contratación. El empleo total no agrícola aumentó en 119.000 puestos en septiembre. Se registraron aumentos de empleo en salud (+43.000), servicios de comida y bares (+37.000) y asistencia social (+14.000). Mientras tanto, se registraron pérdidas de empleo en transporte y almacenamiento (-25.000) y en el gobierno federal (-3.000). La tasa de desempleo aumentó un 0,1%, hasta 4,4%, debido a un incremento en la participación laboral (subió 0,1% hasta 62,4%), distribuido de manera uniforme entre empleo y desempleo. Los ingresos medios por hora aumentaron un 0,2%, lo que indica que no hay presión sobre los precios por la reducción de la migración.

Los datos de octubre se publicarán junto con el informe de noviembre el 16 de diciembre, por lo que los miembros del FOMC no recibirán una actualización antes de su próxima reunión de política monetaria (prevista para el 10 de diciembre). 

Aunque el repunte en la tasa de desempleo en septiembre justificó el recorte de tipos en octubre, como medida de precaución, los niveles aceptables de contratación y la falta de datos oportunos dificultan que la Fed normalice rápidamente la política monetaria. En general, el informe respalda la opinión de DWS de que  la Fed mantendrá el status quo en diciembre. 

"No obstante, seguimos siendo optimistas sobre el hecho de que la Fed reducirá las tasas de interés hacia un nivel neutral para 2026, ya que los efectos de los aranceles sobre la inflación deberían desvanecerse, aunque es probable que la debilidad del mercado laboral persista", apunta el Economista Jefe de DWS para EEUU.

Las presiones de Trump agravan la división interna en la Fed

Lo que parece evidente es que el desacuerdo interno dentro de la Reserva Federal enfría las expectativas de un recorte de tipos en diciembre. Las actas de la última reunión de octubre muestran que, aunque algunos miembros se muestran abiertos a bajar tipos si la inflación continúa moderándose, otros defendían mantener una postura más prudente ante la persistencia de tensiones inflacionarias. La falta de consenso complica así la hoja de ruta de la Fed, especialmente en un contexto donde los datos clave como las cifras de empleo seguirán distorsionados tras el histórico cierre del gobierno. 

A este escenario de división se unen las ya conocidas presiones externas, procedentes de la Administración Trump, que sigue criticando abiertamente a Powell por no actuar con mayor contundencia. Y es que mientras algunos miembros, situados en la órbita de la actual administración, consideran que la inflación muestra avances suficientes para permitir un giro hacia una política más laxa, otros creen que los riesgos inflacionarios siguen siendo elevados y que la Fed debe evitar tomar decisiones precipitadas. 

La Fed sigue enfrentada a un dilema entre apoyar la estabilidad económica y no comprometer su credibilidad, lo que ha hecho que ahora sea menos probable un recorte de tipos a falta de datos de coyuntura más contundentes. 

Robeco: la Fed volverá a expandir su balance en línea con el alza del PIB

La reducción del balance de la Fed ha estado causando algunos problemas en EEUU. Las condiciones del mercado monetario se han endurecido, lo que ha llevado a la Fed a decidir poner fin a su programa de endurecimiento cuantitativo (QT) a partir del 1 de diciembre. "Esperamos que, a partir de principios de 2026, la Fed comience compras de gestión de reservas (RMP, por sus siglas en inglés) y vuelva a expandir su balance en línea con el crecimiento del PIB nominal. Esto debería aliviar parte de la presión sobre los tipos de interés a corto plazo, que prevemos sigan cayendo en los próximos meses y trimestres, incluso si hay una pausa en las subidas de tipos en diciembre", opinan en Robeco.

Mientras tanto, la reducción del balance del BCE ha ido funcionando sin problemas. En un discurso reciente, la integrante del Consejo de Gobierno, Isabel Schnabel, expuso sus planes para futuros ajustes del balance. Ella considera la reducción de tenencias de bonos como un proceso de normalización cuantitativa (QN, por sus siglas en inglés), no de endurecimiento cuantitativo (QT). Schnabel no tiene intención de detener este proceso, y es probable que su visión refleje la de una coalición más amplia dentro del Consejo.

En contraste, el Banco Popular de China prefiere impulsar su balance. En octubre, el PBoC anunció la reanudación de las compras de bonos del gobierno chino (CGB) para limitar los rendimientos y estimular la economía.

Quizás los problemas del balance en su forma más pura se esté sintiendo en Japón. El balance del Banco de Japón lleva más de un año reduciéndose y está programado para disminuir a un ritmo cada vez más rápido durante los próximos dos años. La combinación de subidas de tipos y una menor influencia del Banco de Japón (BoJ) en los bonos del gobierno japonés (JGB) ha impulsado los rendimientos al alza. "Vigilaremos esto de cerca, ya que el nuevo gobierno de Takaichi ha expresado su preferencia por políticas monetarias y fiscales más laxas", avisan en Robeco.

ColumbiaThreadneedle: los mercados necesitan más que la economía una bajada

Anthony Willis, Senior Economist de Columbia Threadneedle Investments, considera que los últimos datos económicos del Reino Unido han reforzado las expectativas de que el Banco de Inglaterra (BoE) baje los tipos de interés, mientras que en EEUU han ido en sentido contrario. Hace cuatro semanas se asignaba una probabilidad del 95% a un recorte de 25 puntos básicos (pb) por parte de la Fed en diciembre, cifra que ahora se sitúa en el 45%, y el lenguaje de sus miembros refleja una notable incertidumbre sobre lo que sucederá con los tipos el próximo mes.

En el Reino Unido, la inflación se ha estabilizado con rapidez y parece que se situará en el máximo del 3,8%, ya que se espera que los datos muestren una bajada al 3,4%. Aunque sigue lejos del objetivo del banco central, lo relevante es la tendencia, y el BoE confía en que la inflación continúe descendiendo. Otros indicadores del Reino Unido también han aumentado las expectativas de una bajada de tipos: las cifras de desempleo han alcanzado el máximo en cuatro años y el crecimiento de los salarios se ha ralentizado. Las cifras del PIB del tercer trimestre, situado en el 0,1 %, muestran una economía estancada. 

En la última reunión, el Comité de Política Monetaria se dividió 5 a 4 y el gobernador Andrew Bailey abogó por mantener los tipos, pero su lenguaje reciente - y el de otros miembros - apunta a que están dispuestos a bajarlos. S

Las previsiones del BoE siguen siendo moderadas, con un crecimiento del 1,2% el próximo año y del 1,6% y 1,8% en 2027 y 2028, cifras inferiores al objetivo gubernamental del 2,5%. Se espera que los próximos Presupuestos aborden parte de estas cuestiones y que, lejos de ser inflacionistas, den al BoE cierto margen de maniobra.

Al otro lado del Atlántico, la situación es diferente. El presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, dejó muy claro tras la última reunión que una bajada de tipos en diciembre no era una conclusión inevitable y, de hecho, la Reserva Federal parece estar dividida en estos momentos entre los partidarios de una política monetaria flexible ('palomas') y los partidarios de una política monetaria restrictiva ('halcones'). Por ahora, parece que los halcones están ganando, en el sentido de que la mayoría de los comentarios recientes han sugerido que “no hay datos suficientes para justificar una bajada”, que es necesario “actuar con cautela” y “mantener una postura algo restrictiva”, y los propios comentarios de Jay Powell han cambiado el estado de ánimo del mercado respecto a lo que puede ocurrir el mes que viene. 

También conviene tener en cuenta el punto ciego de los datos económicos. Debido al cierre del Gobierno estadounidense, es posible que nunca lleguemos a tener un informe de inflación de octubre y que el informe de empleo de octubre también sufra cierta falta de calidad en los datos, por lo que es muy posible que la Reserva Federal opte por esperar y dejar que los datos se estabilicen.

En estos momentos, los mercados parecen necesitar una bajada de tipos más que la economía estadounidense. La Fed necesitará pruebas adicionales de debilitamiento laboral para justificar nuevos recortes. Hasta ahora, ha reducido tipos con cierta agresividad pese a que la economía no está en recesión, pero conviene recordar que, a medida que nos acerquemos a 2026, la junta de la Fed tendrá una composición más moderada. Por ello, la ausencia de una bajada en diciembre - aunque pueda decepcionar al mercado - no implica que no pueda haber más en 2026.

Las trayectorias de política monetaria están desalineadas. El BCE se mantiene a la espera, el Banco de Japón está decidido a subir los tipos de interés en algún momento, por lo que las distintas direcciones de los tipos generarán oportunidades en algunos mercados. En el Reino Unido, un recorte en diciembre parece cada vez más probable, mientras que en EEUU el panorama es menos claro.

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