30Oct

Pese a la división dentro de la Reserva Federal, finalmente pondrá fin a su proceso de reducción de balance a partir del 1 de diciembre.

Miguel Ángel Valero

La división existente en la Reserva Federal tras los asaltos de Trump, como publicó Dinero Seguro, provoca que su presidente, Jerome Powell, extreme la cautela y avise que la la bajada de tipos que prácticamente todo el mundo espera para diciembre no está garantizada. Además, la escasez de datos por el cierre de la Administración en EEUU (camino de su segundo mes) incrementa la incertidumbre sobre la evolución del empleo, que preocupa más que la inflación.

Pese a esa división dentro de la Fed, finalmente pondrá fin a su proceso de reducción de balance a partir del 1 de diciembre. Hasta ahora, se permitía el vencimiento de 40.000 millones$ mensuales —35.000 millones en MBS (bonos hipotecarios) y 5.000 millones en bonos del Tesoro—. En el nuevo esquema, todo lo que vence se renueva, aunque se mantiene el proceso de salida de los bonos hipotecarios. Para ello, se seguirán dejando vencer 35.000 millones de dólares en MBS, pero los fondos de las renovaciones se canalizarán hacia bonos del Tesoro. Por tanto, a partir de diciembre, el principal banco central del mundo adoptará una política neutral en cuanto a balance, algo que no ocurría desde finales de 2017.

Ebury: "la trayectoria ya no es tan previsible"

Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, explica que “los mercados acudieron a la reunión de la Fed esperando un discurso repetitivo y relativamente dovish, pero un par de sorpresas hawkish tomaron por sorpresa a los inversores. En primer lugar, llamó la atención el voto particular del presidente de la Fed de Kansas, Schmid, que se pronunció a favor de mantener los tipos intactos, lo que puso de relieve la considerable discrepancia que existe entre los miembros del comité, algo que posteriormente subrayó Powell". 

En un contexto en el que la economía envía señales contradictorias, los datos son escasos y el entorno es incierto, la unanimidad en las votaciones del comité parece ser cosa del pasado.

El recorte de 25 puntos básicos (pb) de la Fed en diciembre se daba por hecho. Sin embargo, el comentario que realizó el presidente Powell de que no nada garantiza que se produzca otra bajada en diciembre causó un gran revuelo y provocó que el EUR/USD cayera por debajo de la cota de 1,16. Aunque los mercados siguen inclinándose por otro recorte antes de que acabe el año, ahora ya no parece tan evidente que se vaya a producir. La trayectoria de los tipos de interés ya no parece tan predecible como antes de la reunión. 

"Seguimos apostando firmemente por un recorte en diciembre, a menos que los datos que se publiquen en el ínterin aconsejen lo contrario, suponiendo que para entonces dispongamos de algunos”, señala.

Fidelity: recorte adicional antes de fin de año

Max Stainton, Estratega Senior de Macroeconomía Global en Fidelity International:  la Fed  ha recortado tipos en 25 pb, como se esperaba, situando el rango objetivo de los fondos federales en el 3,75%-4%. El comunicado que acompaña la decisión reitera la preocupación por la evolución del mercado laboral, señalando que “los riesgos para el empleo han aumentado en los últimos meses”, mientras que mantiene un lenguaje más moderado respecto a la inflación, calificándola únicamente como “ligeramente elevada”. 

Esta orientación acomodaticia (o dovish) se ha visto reforzada por el anuncio de un fin anticipado del endurecimiento cuantitativo (Quantitative Tightening o QT, en inglés), que ahora está previsto para el 1 de diciembre. Aunque la mayoría de los analistas esperaban este anuncio en la reunión del FOMC de diciembre, las recientes tensiones en los mercados de financiación parecen haber inquietado al Comité ante la posibilidad de una mayor volatilidad en los tipos de interés, provocada por una ligera escasez de reservas. 

En conjunto, esto sigue evidenciando el giro de la Fed hacia una mayor atención a la evolución del empleo. Sin embargo, en la rueda de prensa, el presidente Jerome Powell ha matizado parte de este mensaje dovish, afirmando que un recorte de tipos en diciembre está “lejos de ser una conclusión inevitable”, lo que ha sacudido a los mercados, que ya descontaban plenamente una nueva bajada. Powell también ha destacado las dos disensiones en la decisión —en ambos sentidos— como prueba de que el Comité “no sigue un rumbo preestablecido”. 

Ha reforzado este tono más agresivo (o hawkish) al sugerir que la incertidumbre de los datos, derivada del cierre parcial del gobierno, podría justificar ser cautelosos respecto a un recorte en diciembre. 

De cara al futuro, a pesar de la insistencia de Powell en que la falta de datos podría traducirse en prudencia ante nuevos recortes, "esperamos que esta escasez de información se traduzca en una postura más dovish. La menor disponibilidad de datos no solo oculta los efectos de los despidos previos realizados por el DOGE, sino que también empezará a generar impactos negativos en el crecimiento a medida que se prolongue. Por ello, prevemos un recorte adicional antes de fin de año, en línea con esta dinámica y con la preferencia revelada por una postura más acomodaticia, evidenciada en el fin anticipado del QT".

Goldman Sachs: el fin del QT no dice mucho sobre la trayectoria de los tipos

Alexandra Wilson-Elizondo, Global Co-CIO de Multi-Asset Solutions en Goldman Sachs Asset Management:"Powell ha hecho énfasis en la dependencia de los datos en 12 discursos únicos en 2025. Poner la política en piloto automático, siguiendo la trayectoria marcada por el “dot plot” (gráfico de proyecciones), a menos que nuevos datos fiables cambien el panorama. Una única publicación de inflación moderada, unas expectativas bien ancladas y señales anecdóticas de enfriamiento respaldan una postura cautelosa hacia la bajada de tipos. Si las condiciones se mantienen, es probable otro recorte de 25 pb en la reunión de diciembre. El fin del ajuste cuantitativo afecta principalmente a la estructura de reservas y al funcionamiento del mercado monetario, y no dice mucho sobre la trayectoria futura de los tipos de interés oficiales. El rango objetivo de los fondos federales sigue siendo la herramienta principal para ajustar las condiciones financieras".

Creand: Powell reafirma la independencia de la Fed

David Macià Pérez, Director de Inversiones y Estrategia de Mercados de Creand Asset Management en Andorra: la Fed rebajó los tipos de interés en un cuarto de punto, a la vez que anunció el fin del Quantitative Tightening (QT). Nada de lo anterior tuvo mucho impacto en los mercados, ya que era exactamente lo que se anticipaba que iba a pasar. Dos votos disidentes, uno que pensaba que el recorte de tipos no era oportuno, y el de Stephen Miran, que hubiera querido una bajada de medio punto. Tampoco lo anterior tiene mayor importancia, sobre todo el de este último, porque compagina cargo con otro en la Casa Blanca.

Lo único que sí tuvo incidencia en los mercados fue cuando Powell señaló en la rueda de prensa que el recorte que los inversores dan sentado para la reunión de diciembre no era para nada algo seguro. Tal vez fuera por la falta de visibilidad, ante la ausencia de datos macro – el gobierno americano sigue cerrado y la mayoría no se calculan. O por tratar de reafirmar la independencia del organismo, ante las presiones de Trump. Es buena noticia que los candidatos a sustituir a Powell, al que le queden 6 meses en el cargo, no se alineasen con Miran.

DWS: las expectativas de recortes son demasiado optimistas

Christian Scherrmann, Economista jefe de DWS para EEUU: como se esperaba, la Fed redujo las tasas de interés en 25 pb en la reunión de octubre del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés). También se decidió detener la reducción de sus tenencias de valores en diciembre, para equilibrar mejor su cartera. La única sorpresa fue que hubo dos disidentes, en lugar de uno. Se esperaba que Stephen Miran votara a favor de un recorte de 50 pb. Sin embargo, Jeffrey Schmid adoptó una postura agresiva y votó en contra de cualquier cambio. Esto refuerza la idea de que los banqueros centrales están cada vez menos de acuerdo sobre cómo debería evolucionar la política monetaria. Esta idea ya estaba implícita en el gráfico de puntos casi dividido y en los diversos comentarios de la Fed, pero la disidencia agresiva le da más peso.

Esa erosión continua del consenso entre los miembros del FOMC probablemente se deba, en buena parte, al cierre del gobierno, que limita la disponibilidad de datos económicos, especialmente los relacionados con la inflación. La declaración refleja esto, ya que la mayoría de las referencias a datos son retrospectivas. 

"Si bien estamos de acuerdo en que los datos disponibles respaldan la opinión de que los mercados laborales y la inflación no han mejorado repentinamente, de acuerdo con el doble mandato de la Reserva Federal, el riesgo de sorpresas en ambos frentes ya ha aumentado. Además, basándose en un ligero cambio en el lenguaje, la Reserva Federal probablemente espera un crecimiento ligeramente mayor, lo que podría impactar positivamente en el empleo. Sin embargo, esto es difícil de conciliar con el impacto negativo que probablemente tendrá el cierre del gobierno sobre el crecimiento y la contratación en el corto plazo", apunta este experto.

Durante la conferencia de prensa, el presidente de la Fed, Powell, reconoció las diferentes opiniones entre los miembros del FOMC. Mencionó que ha habido intensas discusiones sobre cómo proceder en diciembre y agregó que no se ha tomado una decisión, "ni mucho menos". Una vez más, el recorte se enmarcó como una decisión de gestión de riesgos, dado que pueden ser más profundos los asociados a los mercados laborales frente a los de la inflación, lo que podría cambiar de cara al futuro. Esto es un claro recordatorio a los mercados de que la Reserva Federal no sigue un rumbo preestablecido.

"En general, el resultado está en línea con nuestras expectativas. Mantenemos nuestro pronóstico de una Reserva Federal que recortará las tasas a un nivel neutral, alrededor del 3%, dentro de los próximos doce meses. Sin embargo, el momento de los recortes sigue siendo incierto y las expectativas de recortes consecutivos de las tasas por parte de la Fed probablemente sean demasiado optimistas, dadas las incertidumbres prevalecientes", concluye.
  


 
29Oct

Stephen Miran, del Consejo de Asesores del presidente de EEUU, votó a favor de una reducción de 50 pb. En cambio, el presidente de la Reserva Federal de Kansas, Jeffrey R. Schmid, ha votado para mantener el precio oficial del dinero en su nivel actual. La Reserva Federal optó por un descenso de 25 pb, como en septiembre.

Miguel Ángel Valero

El miedo a la ralentización de la economía y del mercado laboral (más que al repunte de la inflación pesa más que el apagón estadístico provocado por casi dos meses de cierre de la Administración. Como se esperaba y publicó Dinero Seguro, la Reserva Federal ha bajado los tipos 25 puntos básicos (pb), hasta un rango de entre el 3,75% y el 4%. Es el segundo recorte consecutivo, tras el realizado en septiembre.

La Fed trata de evitar la temida estanflación, la peligrosa combinación de bajo crecimiento y alta inflación, porque deteriora la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, lo que perjudica al consumo, y la inversión de las empresas.

La noticia no está tanto en el descenso de los tipos, más que descontado, como en la división existente en la Fed por las maniobras de Donald Trump. Stephen Miran, del Consejo de Asesores del presidente de EEUU, votó a favor de una reducción de 50 pb. En cambio, el presidente de la Reserva Federal de Kansas, Jeffrey R. Schmid, ha votado para mantener el precio oficial del dinero en su nivel actual.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado la puerta abierta a que la Fed se tome un respiro en la próxima reunión de diciembre antes de decidir si vuelve a tocar los tipos de interés. Y reconoce la división dentro de la Fed: “En los debates del Comité durante esta reunión, hubo opiniones muy divergentes sobre cómo proceder en diciembre. Una nueva reducción de la tasa de política monetaria en la reunión de diciembre no es una conclusión inevitable. Ni mucho menos. Aún no hemos tomado una decisión sobre diciembre. Siempre digo que no tomamos decisiones por adelantado, pero en este caso quiero añadir que no se trata de una conclusión inevitable. De hecho, está lejos de serlo”.

Durante mucho tiempo, el riesgo para ambos objetivos (inflación y empleo) fue claramente para una mayor inflación. Pero eso ha cambiado. Como vimos, sobre todo después de la reunión de julio, observamos revisiones a la baja en la creación de empleo y un panorama muy diferente del mercado laboral, lo que sugería mayores riesgos para el empleo de lo que habíamos previsto. Esto indicaba que la política monetaria, que habíamos mantenido en un nivel ligeramente restrictiva, debía evolucionar hacia una posición neutral. Si ambos objetivos están igualmente en riesgo, lo ideal sería mantener una posición neutral, porque uno exige un aumento y el otro una reducción. Por lo tanto, si se restablece el equilibrio, lo lógico sería mantener una posición neutral”, argumenta Powell.

Esta división se refleja también en la fecha para poner fin al programa de reducción del balance de la Fed tras las compras de bonos del Tesoro y de títulos respaldados por hipotecas para responder a la pandemia, fundamentalmente. Desde 2022, el balance de la Fed ha adelgazado de 9 billones$ a 6,6 billones, el 22% del PIB. Powell había lanzado mensajes de que planeaba adelantar el fin de este programa al primer trimestre de 2026, pero la decisión se retrasa hasta la reunión de diciembre.

El mercado anticipa una nueva bajada de tipos en la reunión de diciembre y entre dos y tres recortes adicionales para el próximo año. Los expertos de Banca March creen que la Fed mantendrá un enfoque prudente, con únicamente dos bajadas más en 2026, lo que situaría los tipos oficiales cerca de su nivel neutral, en la banda del 3,25% - 3%.

Actualmente, la reducción de balance de la Fed se realiza a un ritmo de 40.000 millones$ mensuales: hasta 35.000 millones en MBS –bonos hipotecarios– y 5.000 millones en bonos del Tesoro que se dejan vencer sin renovación. 

Para Banca March, "la finalización de la reducción de balance representa una noticia positiva para los mercados, ya que el cese del drenaje de liquidez favorece a los activos de riesgo. Tras 17 años de políticas activas por parte de la Reserva Federal, si las condiciones se mantienen y se detiene la reducción del balance, podríamos anticipar un 2026 marcado por la plena normalidad en materia de política monetaria —neutralidad tanto en tipos como en balance—, lo que permitiría al principal banco central del mundo contar con margen de maniobra para intervenir en caso de que la estabilidad financiera se vea comprometida".

29Oct

Los analistas creen que el Banco Central Europeo retomará el proceso de bajadas de tipos a partir del segundo semestre de 2026.

Miguel Ángel Valero

A diferencia de la Reserva Federal, que deberá bajar los tipos prácticamente a ciegas por el apagón estadístico provocado por el cierre de la Administración, como publicó Dinero Seguro, el Banco Central Europeo (BCE) afronta la reunión de su Consejo de Gobierno el jueves 30 de octubre con los deberes hechos. Sin novedad en el frente.

Ibercaja: atentos a los datos de crecimiento

Cristina Gavín, jefa de Renta Fija en Ibercaja Gestión, no espera sorpresas, el BCE mantendrá el tipo de intervención inalterado por cuarta reunión consecutiva, situándose la facilidad de depósito en el 2%. Sin actualización de cuadro macro, y sin cambios esperados en el 'discurso' se anticipa que la reunión no tendrá efectos significativos sobre los mercados.La política monetaria actual llevada a cabo por parte del Banco Central Europeo y su transmisión a la economía real parece satisfacer a los diferentes miembros del consejo. Se mantiene en cualquier caso el mensaje de que es necesario seguir monitorizando la coyuntura económica y tomar decisiones reunión a reunión en función de los datos que se vayan conociendo.

De esta manera, "aunque a día de hoy parece poco probable que asistimos a una nueva bajada en el tipo de intervención, no solo en lo que queda de este año, sino incluso de cara a la primera mitad de 2026, será necesario estar atentos a los datos de crecimiento que vayamos conociendo en la zona euro, ya que una inflación que se mantiene cerca del objetivo del 2%, y unos datos de crecimiento con riesgo claramente a la baja, podrían justificar que la autoridad monetaria retomara su senda de bajadas de cara a la segunda mitad de 2026".

Banca March: el BCE seguirá en modo pausa

"No esperamos novedades y consideramos que va a seguir en modo “pausa”. Con un crecimiento débil y una inflación ya acercándose al objetivo del 2%, la autoridad monetaria europea mantendrá en su reunión del jueves los tipos oficiales inalterados en el 2%", señalan en Banca March.

Ebury: divergencia económica entre Alemania y Francia

Tiempo de pausa y tranquilidad para el BCE. El ciclo de recortes de tipos del BCE parece haber llegado a su fin, al menos de momento, dada la solidez de la actividad empresarial y el aumento de la inflación. "Por fin hemos recibido buenas noticias en el ámbito político europeo este mes. El Gobierno francés no se ha colapsado en los últimos cinco minutos y contando, lo que supone una racha impresionante teniendo en cuenta los precedentes existentes", subrayan en Ebury. 

La zona euro también está mostrando signos de mayor dinamismo económico. El PMI de octubre sorprendió al alza, habiendo subido el índice compuesto a su nivel más alto de los últimos diecisiete meses (52,2). Esto es una muestra de gran resiliencia ante los riesgos bajistas que plantean los aranceles estadounidenses. Sin embargo, el crecimiento de la actividad empresarial no está siendo uniforme en toda la Eurozona dado que estamos observando una creciente divergencia entre el rendimiento económico de las dos principales economías del bloque: Alemania y Francia. La primera ha experimentado un fuerte repunte de la actividad empresarial y, por fin, parece estar cosechando los frutos del enorme estímulo fiscal del Gobierno. Francia, sin embargo, sigue a la zaga y se encuentra sumida en la incertidumbre política. 

Por su parte, la actividad de los servicios es sólida en la Eurozona, mientras que el sector manufacturero, que representa una parte menor de la economía, apenas se mantiene a flote. El componente de precios del informe PMI no ha mostrado cambios drásticos en el panorama inflacionario europeo. Los últimos datos oficiales del IPC armonizado tampoco reflejan grandes cambios. El aumento inesperado de la inflación subyacente, que subió al 2,4 % en septiembre, respalda la postura de mantener los tipos intactos, aunque la relajación de las presiones salariales y la reciente apreciación del euro podrían ejercer una presión a la baja sobre la inflación en los próximos meses.  

Dado que el BCE no actualizará sus previsiones macroeconómicas este mes y que los mercados consideran que no hay ninguna posibilidad de que se produzca otra bajada, los inversores centrarán toda su atención en las comunicaciones del banco. El Consejo de Gobierno reiteró en su reunión de septiembre que los tipos se encuentran "en un buen lugar", un mensaje que han repetido la presidenta Lagarde y otros altos cargos en los últimos días, y que probablemente reiterarán este jueves. "Creemos que el tono de Lagarde en la rueda de prensa será neutral, aunque es posible que se muestre más hawkish dada la mayor resiliencia económica que hemos observado recientemente. Es probable que siga mostrando confianza en la consecución del objetivo inflacionario del 2%. También podría señalar que la relajación de las presiones salariales contribuirá a que la inflación se mantenga en torno al objetivo en el horizonte de previsión. Esto respaldaría la postura de no recortar los tipos en el futuro cercano", añaden en Ebury.

"A diferencia de la Fed, creemos que es muy improbable que el BCE vuelva a bajar los tipos este año, ya que los últimos datos económicos han elevado aún más el listón para recortarlos. Los mercados están sopesando la posibilidad de un recorte en 2026, y ahora mismo los swaps asignan una probabilidad de en torno el 50 % de que se produzca una nueva rebaja a mediados del año que viene. En cualquier caso, hay pocas posibilidades reales de que se produzca un ajuste de tipos en los próximos meses, y cualquier debate al respecto parece prematuro de momento", concluyen.

Mediolanum: esperar y observar

Niall Scanlon, gestor de Carteras de Renta Fija en MIFL (Mediolanum International Funds): "Esperamos que el BCE mantenga los tipos de interés sin cambios en su reunión de octubre, en línea con las perspectivas del mercado, y que reafirme su postura actual de 'esperar y observar'. El BCE quiere mantener los tipos en los niveles actuales durante un tiempo, y dado que en esta reunión no se publicarán las nuevas previsiones económicas, no hay un catalizador que justifique un cambio significativo en el mensaje del Consejo de Gobierno del BCE".

En su última reunión de septiembre, la presidenta Christine Lagarde dejó claro que el umbral para aplicar medidas de estímulo adicionales sigue siendo alto y que el BCE se siente cómodo pasando por alto las leves desviaciones a la baja de la inflación proyectada para 2026 y 2027. Desde entonces, las declaraciones de los miembros del Consejo de Gobierno del BCE han reforzado esta visión, ya que la mayoría parece considerar que el tipo de interés actual es, en líneas generales, neutral, y que no hay necesidad urgente de realizar más ajustes por el momento. Los datos recientes han sido mixtos, pero no lo suficientemente concluyentes como para justificar un cambio en el discurso del BCE.

Sin nuevas previsiones económicas, esta reunión debería funcionar más bien como un “chequeo” para mantener el mensaje del mes pasado. "Estaremos atentos a cualquier indicio de que el BCE pueda dejar la puerta abierta a posibles recortes de tipos, así como a su valoración de los riesgos al alza o a la baja, que el mes pasado describieron como 'equilibrados', señala.

"No esperamos que esta reunión tenga un impacto relevante en el mercado, ya que el consenso apunta claramente a una pausa en los tipos. Sin embargo, de cara a las próximas semanas, creemos que los datos podrían debilitarse, a medida que el efecto de los aranceles lastra el crecimiento en los próximos trimestres. Esto, junto con las previsiones de inflación por debajo del objetivo para 2026 y 2027, podría llevar al BCE a adoptar una postura más moderada a finales de este año o comienzos del próximo, especialmente si la relajación fiscal en Alemania no se traduce rápidamente en un impulso suficiente para compensar estas preocupaciones. La reunión de diciembre debería ser más 'dinámica', ya que se presentarán las nuevas previsiones económicas actualizadas", apunta el experto de Mediolanum.

Pictet: tipo de interés terminal en el 2%

Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet WM: "Esperamos que el BCE mantenga su tasa de depósito bancaria sin cambios en el 2%, con enfoque dependiente de los datos, reunión a reunión. Es probable que su presidenta Lagarde reitere que el BCE está en buena situación, aunque mantiene las opciones. El tono de comunicación puede seguir neutral, sin cambios de orientación. Prevemos que sea constructivo respecto a crecimiento, de limitada preocupación respecto a las menores previsiones inflación -2,1 % en 2025; 1,7 % en 2026 y 1,9 % en 2027-. Los datos recientes han estado en línea, lo que respalda el retraso de nuevos recortes de tipos de interés. La reunión de diciembre tendrá más importancia, pues habrá previsiones para 2028. En todo caso, no vemos nuevos recortes de tipos. Una flexibilización adicional requiere un catalizador claro, como pronunciada menor inflación o fuerte deterioro de la actividad económica. De manera que nuestro escenario sigue siendo que el tipo de interés terminal del BCE sea el 2% en este ciclo".

DWS: el ciclo de recortes aún no ha terminado

Para Ulrike Kastens, Economista Senior de DWS, "no sería ninguna sorpresa que el BCE mantuviera el tipo de depósito en el 2%. Varios comentarios siguen sugiriendo que el BCE está bien posicionado. Por lo tanto, no se esperan cambios en la comunicación. La dependencia de los datos sigue siendo clave, sin ningún compromiso previo con respecto a ninguna otra vía de política monetaria. Hasta ahora, todo bien".

"Sin embargo, nos preocupa que este posicionamiento no sea sostenible en los próximos meses. Si bien la economía mostró resiliencia en el primer semestre de 2025, es probable que se produzca un estancamiento en el segundo, sobre todo porque se ha retrasado la recuperación del sector manufacturero.Los acontecimientos políticos en Francia también siguen planteando un riesgo para la economía. Además, la caída de los precios del petróleo podría provocar un incumplimiento más significativo del objetivo de inflación. Seguramente sean temas que se discutirán el jueves. Sin embargo, el posicionamiento futuro del BCE también depende de las nuevas proyecciones de crecimiento e inflación, que se publicarán en diciembre de 2025. Por primera vez, también se proporcionarán proyecciones para 2028. Teniendo en cuenta los temas mencionados anteriormente, todavía vemos la posibilidad de que el ciclo de recortes de tipos de interés del BCE aún no haya terminado".

Columbia Threadneedle: el BCE tiene margen para volver a bajar tipos

Luke Copley, gestor de carteras de renta fija de Columbia Threadneedle Investments: “Esperamos que el tipo de depósito se mantenga en el 2%, en línea con los precios actuales del mercado. Es probable que el BCE se mantenga fiel a su mensaje de adoptar un enfoque basado en datos y adopte decisiones reunión a reunión, sin comprometerse con ninguna trayectoria futura de tipos. Es posible que Francia sea un tema de conversación para el Consejo de Gobierno, pero, en última instancia, los movimientos del diferencial soberano no han sido lo suficientemente extremos como para justificar la necesidad de su herramienta anti-fragmentación: el instrumento de protección de la transmisión (TPI). La reunión de esta semana será una especie de “reunión provisional”, mientras que la reunión sobre política monetaria del 18 de diciembre será más sustancial, ya que se actualizarán las proyecciones macroeconómicas sobre el mercado laboral, abarcando - por primera vez - hasta 2028”.

“De cara al próximo año, es probable que la puerta esté más abierta a otra bajada que a una subida. Las previsiones consensuadas de inflación apuntan a que el IPC de la zona euro se situará por debajo del objetivo en el primer semestre de 2026 debido a los efectos de base, impulsados principalmente por la energía. Si esto se produce junto con un entorno interno o externo más débil, o un euro más fuerte, en el segundo semestre de 2026 los precios podrían bajar aún más, momento en el que el BCE tendría margen para volver a recortar los tipos de interés oficiales”.

28Oct

El cierre de gobierno y la falta de visibilidad sobre datos importantes en diversas áreas económicas hace que las predicciones sean más susceptibles que nunca de variar de forma relevante, por lo que el escenario que se dibuja de cara a la reunión de diciembre es todavía muy incierto.

Miguel Ángel Valero

La Fed lleva mucho tiempo diciendo que sus decisiones se basan en los datos. Como el Cholo Simeone en el Atlético de Madrid, quiere ir partido a partido. El problema es que el cierre de la Administración, que ya va camino de su segundo mes, le deja sin datos, ya que los organismos estadísticos no pueden trabajar. Por eso quizás el titular de esta noticia debería ser Recorte a ciegas.

Ibercaja: lo importante son las pistas sobre la reunión de diciembre

Cristina Gavín Moreno, jefa de Renta Fija en Ibercaja Gestión, cree que la reunión de la Reserva Federal del miércoles 29 de octubre se anticipa como una mera formalidad, donde la bajada de 25 puntos básicos (pb) se da más que por descontada, especialmente tras las declaraciones de Powell en las últimas semanas. De esta manera, el tipo de intervención se situará en el rango 3,75%-4%

"La clave en esta reunión será el mensaje que transmita la Fed en materia tanto de crecimiento como de inflación, que nos de pistas sobre lo que podemos esperar de cara a la reunión de diciembre. El mercado, a día de hoy, da por hecho que el proceso de reducción de tipos continuará e incluso se acelerará, anticipando una bajada de 50 pb. A pesar de la debilidad en el empleo, los datos de precios desde luego no justifican una bajada de dicha cuantía y sería más lógico continuar con una senda menos agresiva en la reducción de tipos y finalizar el año en el rango 3.50%-3.75%", apunta.

El cierre de gobierno y la falta de visibilidad sobre datos importantes en diversas áreas económicas hace que las predicciones sean más susceptibles que nunca de variar de forma relevante, por lo que el escenario que se dibuja de cara a diciembre es todavía muy incierto.

"El fin del proceso de restricción cuantitativa (QT) y el tamaño optimo de balance de la Fed son elementos de discusión adicionales que están sobre la mesa y en los que esta reunión puede arrojar algo más de luz", subraya.

Banca March: final del proceso de reducción de balance

Los expertos de Banca March ponen el foco de atención en la previsible finalización del proceso de reducción de balance de la Fed (Quantitative Tightening, QT). Este proceso, iniciado en 2022, ya ha rebajado el tamaño del balance sobre el PIB en 26 puntos, y el debate sobre su posible finalización coincide con dos factores importantes: por una parte, en las últimas semanas han resurgido ciertas tensiones en los tipos de interés del mercado monetario y, por otro lado, las reservas bancarias depositadas en la Fed oscilan ya cerca de los 3 billones$, lo que representa un 10% del PIB, un nivel que ha sido apuntado por miembros de la Fed como adecuado para dar por finalizado este proceso de reducción de activos en el balance.

Por tanto, esta reunión de la Fed "marcará un paso más en la senda prevista y que llevará a que la política monetaria estadounidense abandone el terreno restrictivo: a doce meses vista consideramos que los tipos oficiales se rebajarán hasta un intervalo entre el 3%-3,25%, que se consideraría como una política monetaria 'neutral'. A ello se unirá que antes del final de este ejercicio veremos también confirmado el final del proceso de retirada de liquidez (QT)".

Ebury: no hay una visión clara del estado de la economía

Se espera de manera generalizada que la Reserva Federal vuelva a recortar los tipos a pesar del cierre del Gobierno. "Creemos que Powell insinuará la posibilidad de que lleve a cabo otra reducción de tipos en diciembre, en línea con el gráfico de puntos del FOMC. Sin embargo, existe una considerable incertidumbre sobre la trayectoria de tipos más allá de diciembre. La inflación estadounidense sigue muy por encima del objetivo y seguimos sin tener una visión clara del estado de la economía dado el cierre del Gobierno federal".

Pictet: otro recorte en diciembre y dos más en el primer semestre de 2026

Xiao Cui, economista para EEUU en Pictet WM, vaticina unos tipos entre el 3% y el 3,25% al finalizar el primer semestre de 2026. El presidente de la Reserva Federal ha señalado recientemente que las perspectivas de empleo e inflación no han cambiado mucho desde la reunión de septiembre, pero que han aumentado los riesgos para el empleo. Por el último dato de inflación IPC de septiembre, ésta aumentó una décima, hasta el 3% interanual. La subyacente, sin elementos más volátiles de alimentos no elaborados y energía, se recortó una décima, hasta 3% interanual, lo que debe aliviar preocupaciones sobre la inflación.

"A pesar de la falta de datos por cierre del Gobierno en EE. UU. esperamos que la Reserva Federal recorte tipos de interés en 0,25% esta semana. La medida ha sido telegrafiada y descontada. Es previsible otro recorte en diciembre y dos más a lo largo del primer semestre de 2026, para un tipo terminal de 3% a 3,25%", apunta.

Sin nuevos pronósticos económicos o proyecciones, el mercado se va a centrar en la orientación de política monetaria y reducción del balance. De hecho, un anuncio de fin de la reducción del su balance es más probable. Las tensiones en el mercado de financiación sugieren que las reservas bancarias están en niveles altos o cerca. Powell ya ha indicado que el ajuste cuantitativo puede terminar los próximos meses y que la Reserva Federal planea "detener la reducción de su balance cuando las reservas bancarias estén algo por encima de un nivel consistente con condiciones de amplias reservas". 

"Esperábamos un anuncio al respecto para diciembre, pero dadas las tensiones del mercado monetario, puede optar por poner fin al ajuste cuantitativo esta semana y evitar una tensión como en septiembre de 2019, cuando hubo volatilidad en los tipos de interés a un día. Su enfoque más probable es detener los reembolsos mensuales de deuda del Tesoro y dejar que venzan sus tenencias de deuda respaldada por hipotecas, con opción de reinvertir esos cupones en Letras del Tesoro y mantener el tamaño del balance más o menos estable. A medio plazo, la composición de su balance es cuestión abierta", añade. El gobernador Waller ha argumentado a favor de mantener aproximadamente la mitad de la cartera en Letras del Tesoro frente a 5 % actualmente.

DWS: "esta vez, sin datos"

Christian Scherrmann, Economista jefe de DWS para EEUU, coincide con sus colegas en que la comunicación que recibimos de la Reserva Federal, antes de la reunión del FOMC de octubre, sugiere que la falta de datos disponibles no impedirá que vuelva a bajar los tipos en 25 pb. "Algo que parece extraño, teniendo en cuenta que vamos a ciegas debido a la ausencia de nuevos datos oficiales, provocada por el cierre del gobierno. Sin embargo, es razonable suponer que las condiciones del mercado laboral no han cambiado significativamente desde el mes pasado", argumenta.

El despido de miles de empleados gubernamentales, junto con los posibles efectos en cadena del cierre en el sector privado, respalda la idea de que los riesgos para el empleo aún superan los riesgos para la inflación. Si bien, el panorama completo de la inflación sigue sin estar claro, es probable que las empresas sigan siendo reacias a trasladar los posibles mayores costos derivados de los aranceles directamente a los consumidores. 

Además, las renovadas preocupaciones sobre la salud del sistema financiero, derivadas de la debilidad de ciertos sectores crediticios, podrían brindar apoyo final para una reducción de 25 pb de las tasas de interés y el fin del ajuste cuantitativo. Hasta ahora, todo va bien y los mercados parecen bien posicionados en términos de expectativas para la próxima reunión.

"Sin embargo, más allá de la reunión de octubre, no sería prudente caer en la complacencia. Si bien otro recorte en diciembre está en línea con el gráfico de puntos actual, la media de los miembros predice este resultado sólo de manera limitada. No todos están a favor de reducciones rápidas y algunos han expresado preocupación por posibles presiones inflacionarias. Si la disputa política en Washington se resuelve para entonces, tal vez datos oficiales confiables nos recuerden que la inflación sigue significativamente por encima de la meta. Además, la causa fundamental del estancamiento político en Washington podría afectar a la política monetaria. Los hogares pronto podrían enfrentar costos de atención médica significativamente más altos, lo que podría generar mayores expectativas de inflación y un menor consumo. Estas incertidumbres, por no mencionar la actual incertidumbre respecto de los aranceles, probablemente impidan que los banqueros centrales asuman demasiados compromisos, como fue el caso en la reunión de septiembre. Es probable que los banqueros centrales sigan dependiendo de los datos, pero esta vez sin ellos", avisa.

UBP: el inversor busca orientación

Por su parte, la última Perspectiva Semanal de UBP La resiliencia regresa a los mercados apunta que datos macroeconómicos resilientes, la inflación más moderada y los sólidos resultados empresariales han ayudado a la recuperación de los mercados globales; la renta variable ha alcanzado nuevos máximos y los bonos han seguido ganando terreno. "Las expectativas de nuevos recortes de tipos por parte de la Fed han respaldado el sentimiento del mercado", mientras el dólar se ha fortalecido ante la debilidad del yen japonés y la consolidación del oro.

"Aunque los resultados y los datos son positivos, la valoración elevada y la incertidumbre política hacen que la atención de los inversores se centre en las próximas reuniones de los bancos centrales en busca de orientación", advierte.

27Oct

El cierre de la Administración entra en su quinta semana y se ha publicado, de manera excepcional, el IPC de septiembre, necesario para actualizar el poder adquisitivo de pensiones y ayudas de la Seguridad Social en 2026. Además, Trump ya tiene cinco candidatos a la presidencia de la Fed.

Miguel Ángel Valero

Donald Trump ha llegado a Asia con una actitud mucho más conciliadora que sus habitualmente agresivos exabruptos sobre los aranceles. Aterriza con nuevos avances en las negociaciones comerciales, lo que rebaja la incertidumbre y confirma una vez el patrón que sigue el presidente de EEUU: tras reavivarse las fricciones comerciales con nuevas amenazas de subidas agresivas de aranceles, se pasa a la fase de negociación que dejará paso a la llegada de acuerdos parciales que eviten los peores escenarios.

Las reuniones entre miembros de la Casa Blanca y de China, previas al primer viaje asiático de Trump (en Japón se ha reunido con el emperador, Naruhito, y lo hará con la primera mujer que accede a la presidencia del Gobierno, Sanae Takaichi, y en Corea del Sur, con su presidente, Lee Jae-myung, para celebrar el jueves 30 un encuentro con Xi Jinping) se han saldado con un “acuerdo marco”, según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que evitaría la temida imposición de esa agresiva amenaza de una nueva subida de 100 puntos de los aranceles estadounidenses a China. 

Este principio de acuerdo deberá ahora ser ratificado cuando se reúnan directamente Trump y Xi Jinping. La problemática de fondo no es nueva y girará en torno a la suavización de las restricciones a las exportaciones de tierras raras (desde China) y semiconductores (desde EEUU). También tendrán protagonismo las compras de soja y la exigencia de Trump a un mayor control del fentanilo desde China. Donde hay un principio de acuerdo es en TikTok.

La reunión se celebra apenas unos días antes de la prevista subida del 100% de los aranceles americanos (1 de noviembre) y de la finalización de la tregua comercial de 90 días firmada en agosto (la moratoria actualmente vigente finalizaría el 10 de noviembre y conllevaría una subida recíproca de los aranceles).

Trump está en Malasia para comenzar su ronda de visitas previas a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) y su agenda está dejando vientos de relajación de las tensiones comerciales. Los acuerdos no se han quedado solo con China, ya que las negociaciones comerciales avanzan con varias economías del sudeste asiático (Vietnam, Malasia, Tailandia y Camboya), y también se escenificó un 'deshielo en las relaciones con Brasil, donde tras elevarse los aranceles al 50% en agosto, se abrió la puerta a acuerdos que rebajen estas tasas. Estas cinco economías (las del sudeste asiático más Brasil) suman el 9,4% de las importaciones estadounidenses.

Trump solo endurece los aranceles a Canadá, un 10% adicional, tras una campaña publicitaria del Gobierno de Ontario que critica su plan de aranceles. El anunciobusca generar conciencia entre los votantes republicanos sobre los perjuicios económicos de las políticas arancelarias, utilizando para ello fragmentos de un discurso de 1987 del entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan –también republicano–. Actualmente, Canadá es el tercer mayor socio comercial de EE.UU en importaciones, y se enfrenta un arancel del 35% sobre productos no contemplados bajo el tratado de libre comercio USMCA, además de gravámenes específicos del 25% a los automóviles y del 50% al acero, aluminio y cobre. 

Más presión sobre Rusia por Ucrania

El presidente estadounidense también se vio envuelto en otro desencuentro diplomático, tras cancelar la reunión prevista con Vladimir Putin, por la negativa de éste a un alto el fuego. La reunión prevista en Budapest fue suspendida y, según informó la Casa Blanca, no existen planes inmediatos para que ambos mandatarios se encuentren próximamente. 

Además, EEUU y la Unión Europea han reforzado la coordinación para aumentar la presión sobre las exportaciones de petróleo y gas de Rusia. Por un lado, EEUU anunció nuevas sanciones contra las dos principales compañías petroleras rusas (Rosneft y Lukoil), a la vez que Trump presiona a India para que disminuya las importaciones de petróleo ruso. En lo que respecta a la UE, aprobó su 19º paquete de sanciones, que establece como objetivo eliminar por completo la importación de gas natural licuado ruso para enero de 2027. Paralelamente, los países miembros de la UE acordaron eliminar progresivamente todas las importaciones de gas ruso antes de 2028. 

Apagón estadístico por el cierre de la Administración

Tras semanas sin conocer publicaciones del instituto de estadística de EEUU por motivo del cierre de Gobierno, como excepción se publicó con 9 días de retraso el dato de inflación, necesario para actualizar el poder adquisitivo de pensiones y ayudas de la Seguridad Social en 2026. El informe de inflación resultó mejor de lo esperado –tanto la tasa general como la subyacente se situaron en un 3% frente al 3,1% previsto en ambos casos–. 

En cuanto a la inflación general, se produjeron dos fuerzas contrapuestas: la energía contribuyó positivamente, no por una aceleración de los precios en los últimos meses, sino por una base comparativa muy baja del año anterior. Por el contrario, los servicios mostraron el menor avance desde 2021, de la mano de la desaceleración de los alquileres imputados –la principal partida contribuyente de los últimos cuatro años–, que por primera vez en este periodo aportaron menos de 1 p.p. En los bienes, los efectos de los aranceles fueron dispares: algunos grupos, –como la ropa y accesorios–, revirtieron sus avances, mientras que otros, –como mobiliario y bienes recreativos–, mostraron ciertos repuntes. Así, los precios que excluyen los componentes más volátiles se redujeron gracias al retroceso en los servicios, el componente más persistente, mientras que los bienes aún no reflejan plenamente el impacto de los aranceles, que podría hacerse más evidente en la última parte del año de forma temporal. 

No obstante, el seguimiento de estos datos dependerá del desarrollo de las negociaciones sobre el cierre del gobierno. La próxima publicación está programada para el 13 de noviembre, pero según ha declarado la Casa Blanca, no se espera que se difunda el IPC de octubre, lo que generaría un vacío en la serie histórica.

También se publicaron los datos de confianza empresarial, que sorprendieron positivamente al batir las expectativas. En EEUU, el índice compuesto repuntó al 54,8 desde el 53,9 anterior, impulsado por una mejora tanto de los servicios como, en menor medida, de las manufacturas. 

Pero la quinta semana de cierre del gobierno en Estados Unidos seguirá afectando a  la publicación de las principales estadísticas económicas del país. Por ello, datos tan importantes como el PIB del tercer trimestre (que deben publicarse el jueves 30 de octubre), probablemente seguirán sin conocerse. 

Se consuma el asalto a la Fed

Además, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha desvelado, dos días antes de la reunión de tipos de la Reserva Federal, la identidad de los cinco candidatos a suceder a Jerome Powell, cuando finalice su mandato en mayo de 2026: los actuales miembros de la junta de la Fed, Christopher Waller y Michelle Bowman; el exgobernador del banco central, Kevin Warsh; el director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Kevin Hassett; y el ejecutivo de BlackRock, Rick Rieder.

Bessent, siguiendo las directrices de Trump, es el encargado de dirigir el proceso de selección para ser la mayor autoridad monetaria de EEUU, que se tendrá que enfrentar a las presiones del Gobierno federal para rebajar los tipos de interés y, al mismo tiempo, a una inflación todavía no controlada del todo y a una depreciación del dólar.

Trump espera tomar la decisión definitiva sobre el nuevo presidente de la Fed antes de que termine este año.

Ebury: la sorpresa bajista de la inflación faciita la bajada de tipos en EEUU

El dólar se mantuvo bastante firme la semana pasada, a pesar de que el único dato estadounidense publicado en las últimas semanas (el IPC de septiembre) prácticamente garantizó nuevas bajadas de tipos en las dos próximas reuniones por parte de la Fed. Se espera de manera generalizada que la Reserva Federal vuelva a recortar los tipos el miércoles 29 de octubre, a pesar del cierre del Gobierno. 

"Creemos que no hay ningún dato económico que pudiese haber impedido la bajada de octubre si hubiese sido publicado. Creemos que Powell insinuará la posibilidad de que lleve a cabo otra reducción de tipos en diciembre, en línea con el gráfico de puntos del FOMC. Sin embargo, existe una considerable incertidumbre sobre la trayectoria de tipos más allá de diciembre. La inflación estadounidense sigue muy por encima del objetivo y seguimos sin tener una visión clara del estado de la economía dado el cierre del Gobierno federal", señala el Análisis Semanal del Mercado de Divisas de Ebury

La reunión del BCE se celebra un día después que la de la Fed, el jueves, pero se espera que los tipos se mantengan inalterados en el futuro inmediato. En su lugar, todas las miradas estarán puestas en la reunión entre Trump y Xi Jinping ese mismo día. Los mercados esperan recibir buenas noticias en este sentido, después del anuncio de un principio de acuerdo realizado el fin de semana. Todavía no está claro si se firmará un acuerdo o se extenderá la tregua, pero los inversores se están contentando con que se esté evitando un escenario arancelario más grave. 

  • EUR: El repunte inesperado de los PMI de actividad empresarial de la zona euro respalda nuestra opinión de que el ciclo de recortes del BCE ha llegado a su fin. Creemos que la reunión de esta semana no tendrá mayor importancia, ya que la presidenta Lagarde no parece que tenga mucho apetito por relajar más la política monetaria. Además, la mejora de los PMI ha sido especialmente notable en el sector servicios alemán, lo que podría ser un primer indicio de que el estímulo fiscal germano está empezando a surtir efecto. Por otro lado, la actividad en Francia sigue contrayéndose, en parte por la gran incertidumbre política generada recientemente. Tanto los PMI como la postura hawkish del BCE deberían respaldar modestamente al euro hasta finales de año. Las noticias sobre un acuerdo comercial entre EE.UU. y China también deberían ser ligeramente positivas para la moneda única, dada la exposición relativamente alta del bloque a la economía china.
  • USD: A pesar del actual cierre del Gobierno federal, que muy probablemente superará el de 2018/19 como el más largo de la historia, la semana pasada recibimos, por fin, algunos datos económicos estadounidenses de primer orden. La inflación de septiembre, que fue publicada con retraso, quedó ligeramente por debajo de las expectativas. El indicador general repuntó al 3%, un nivel que sigue muy por encima del objetivo, como lo ha estado durante los últimos cuatro años. De hecho, la propia Fed espera que se mantenga por encima del 2% hasta al menos 2028. Nada de esto parece que vaya a impedir una nueva bajada de tipos por la Fed el miércoles, ni en la reunión de diciembre. Sin embargo, las perspectivas monetarias para el año que viene son menos claras, dada la ausencia casi total de datos económicos desde el cierre del Gobierno. Seguimos pensando que la trayectoria de menor resistencia para el dólar es a la baja a medio plazo, y una Fed más acomodaticia en 2026 reforzaría este posicionamiento.
  • GBP: La inflación británica de septiembre trajo buenas noticias para el Banco de Inglaterra. El indicador general quedó por debajo de las expectativas y se mantuvo constante con respecto al mes anterior, en el 3,8 %. Por otro lado, la inflación subyacente remitió ligeramente al 3,5 %. Esto ha reavivado la posibilidad de que el Comité de Política Monetaria recorte los tipos en diciembre, y los mercados de swaps lo están descontando con una probabilidad de en torno el 66%. Sin embargo, no estamos convencidos de que este recorte se vaya a producir. La inflación británica sigue más cerca del 4 % que del 3 %, es decir, casi el doble del nivel objetivo del 2 %. Tampoco tenemos evidencias de que el crecimiento de los precios haya tocado techo. Si no se produce un deterioro notable de la actividad económica de aquí a diciembre, creemos que el MPC probablemente pecará de cautela y mantendrá los tipos sin cambios, lo que debería ser ligeramente positivo para la libra. La verdadera incógnita es, por supuesto, el presupuesto de otoño, ya que una política fiscal que imponga una carga impositiva elevada y que perjudique el crecimiento, podría provocar una respuesta más dovish del Banco de Inglaterra.
20Oct

Trump no puede tener tantos frentes abiertos: el cierre de la Administración más largo de la historia de EEUU, la desconfianza sobre la situación real de la banca regional, el fin de la moratoria arancelaria con China el 10 de noviembre.

Miguel Ángel Valero

El jueves 16 de octubre los mercados reaccionaron con inquietud tras conocerse que los bancos regionales estadounidenses Zions Bancorp y Western Alliance registraron pérdidas derivadas de préstamos otorgados a fondos de inversión especializados en compra de hipotecas comerciales en riesgo de impago, los cuales presuntamente han incurrido en prácticas fraudulentas, como contó Dinero Seguro. Sin embargo, aún es temprano para hablar de una crisis generalizada en el sector y que, por ahora, se trata de eventos idiosincráticos y no de un riesgo sistémico. 

Mientras se espera la publicación de los resultados de los dos bancos en cuestión (20 de octubre, Zions; al día siguiente, Western Alliance, el viernes 17 de octubre, pocas horas después de que se desataran las preocupaciones en los mercados sobre la situación real de la banca regional en EEUU, la nueva tanda de presentaciones de otras entidades mostró solidez: Truist Financial Corp., Regions Financial Corp. y Fifth Third Bancorp registraron provisiones para pérdidas crediticias menores a las previstas. Y, a lo largo de la semana, los grandes bancos estadounidenses presentaron resultados que superaron las expectativas de beneficios en un 85% de las ocasiones, reforzando la percepción de solidez en el conjunto del sector financiero.

En medio de esta situación, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha insinuado por primera vez el posible fin del proceso de reducción de balance, iniciado hace más de tres años. Aunque Powell no ha ofrecido un plazo específico, sí ha señalado que podría concluir “en los próximos meses”. El fin de este mecanismo, conocido como Quantitative Tightening (QT), marcaría un giro hacia una postura menos restrictiva.

En el ámbito comercial, Trump suavizó su tono beligerante con China tras haber amenazado la semana previa con aranceles adicionales del 100%. El lunes declaró que “todo va a ir bien” con China y, el viernes, admitió que los aranceles amenazados al gigante asiático “no son sostenibles” sin afectar a la economía estadounidense. Sin embargo, ambos países continúan intensificando los ataques comerciales, activando tarifas portuarias a los buques del otro país que atraquen en sus respectivos puertos. 

Las tensiones comerciales continuarán ganando protagonismo a medida que se acerca la fecha final de la tregua entre EEUU y China. Si no acuerdan una nueva ampliación, el 10 de noviembre terminará la moratoria, produciéndose nuevas subidas cruzadas de los aranceles. Trump ha señalado sus tres principales exigencias: tierras raras, soja y fentanilo. El presidente americano ha señalado la necesidad de llegar a un acuerdo satisfactorio que permita frenar los controles de las exportaciones de tierras raras y la reducción de las compras de soja estadounidense que está usando China como medida de presión. Además, no se muestra conforme con los controles sobre el fentanilo.

Esta semana se van a acelerar los contactos y está prevista una reunión entre el secretario del Tesoro estadounidense Scott Bessent y el viceprimer ministro chino He Lifeng en Malasia. Un encuentro que será preparatorio para lo que debería ser la cita decisiva y que se realizaría a finales de mes cuando se celebre la cumbre de la APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) en Corea del Sur desde el 28 al 31 de octubre y donde se reunirían finalmente los dos líderes –Trump y Xi Jinping-.

El cierre total de la Administración más largo de la historia

Mientras tanto, EEUU llega a la cuarta semana de cierre del gobierno, sin visos de una solución tras más de nueve intentos fallidos en el Senado para aprobar un proyecto que restablezca la financiación federal. Con ello, éste sería el cierre total del gobierno más largo de la historia y el tercer más extenso de todos los ocurridos en el pasado (teniendo en cuenta los parciales y los totales). En episodios pasados de cierre total del gobierno se estima un impacto semanal sobre el PIB de cerca de dos décimas. 

Aunque con esta extensión del cierre del gobierno americano nos quedamos sin la mayoría de las referencias macroeconómicas más relevantes, esta semana sí conoceremos algunos datos importantes: el organismo oficial de estadísticas económicas (Bureau of Labor Statistics) anunció que ha convocado a sus empleados de manera excepcional para tratar de publicar el dato de inflación de septiembre (IPC). Esta importante referencia económica la conoceremos a final de la semana y será un dato que, por una parte, facilitará a que la Fed tenga información más actualizada antes de su próxima reunión (29 de octubre) y también permitiría que, como habitualmente, la Seguridad Social utilice esta referencia para ajustar sus pagos al incremento del coste de la vida.

Señales de debilidad en el PIB de China

En cuanto a China, se ha publicado ya la cifra de crecimiento del PIB del 3T que logró batir las expectativas, pero dejando entrever señales de debilidad. El PIB avanzó un 4,8% interanual, una décima por encima de lo previsto, pero mostrando una desaceleración de tres décimas frente al trimestre anterior y una mayor divergencia entre demanda y oferta: el consumo privado sigue débil, castigado por la crisis inmobiliaria (las ventas al por menor moderaron su avance hasta el +3% interanual en septiembre) y decepcionó especialmente la caída de la inversión fija (pública y privada) que retrocedió en el acumulado de los nueve primeros meses un -0,5%.

Con este dato sobre la mesa, las miradas se centran en la publicación preliminar de las líneas maestras del nuevo plan quinquenal del gobierno de China. Desde hoy está reunido el Comité Central del Partido Comunista y está prevista la publicación de un comunicado oficial para el jueves 23 de octubre. Se espera que el Gobierno sitúe a la tecnología y a la seguridad como cuestiones centrales del progreso económico para el próximo lustro. 

Ebury: la prolongación del cierre de la Administración dispara los activos refugio

El aumento de las tensiones comerciales entre China y EEUU y el cierre federal más largo de la historia estadounidense provocaron algunas correlaciones extrañas en los mercados financieros la semana pasada. Los inversores se volcaron en masa hacia activos refugio como el oro, el franco suizo y el yen japonés, mientras que las acciones se mantuvieron en máximos históricos y los bonos permanecieron relativamente estables. 

La hostilidad entre Washington y Pekín se suavizó la semana pasada tras algunas declaraciones conciliadoras por ambas partes. Los inversores esperan que se alcance un acuerdo, pero la gran incógnita es si los controles a las exportaciones de tierras raras suponen un cambio real en la política comercial china o si se trata simplemente de una táctica negociadora. "Nosotros nos inclinamos por el segundo escenario, pero los mercados siguen indecisos", señalan los expertos de Ebury en su Análisis Semanal del Mercado de Divisas. 

La falta de datos en EE.UU. provocada por el cierre de la Administración se verá paliada esta semana por la publicación del IPC de septiembre. Los economistas esperan otro repunte que lo sitúe en el rango del 3-4 %. Muy por encima del objetivo de la Reserva Federal, cuyo "posicionamiento cada vez más dovish nos resulta algo incongruente". La inflación británica de septiembre también se publicará este miércoles. El viernes promete ser un día volátil ya que, además de la inflación estadounidense, se publicarán los PMI de actividad empresarial de múltiples regiones económicas. 

  • EUR: El Gobierno francés consiguió tomar una buena bocanada de aire la semana pasada, al haber sobrevivido no a una, sino a dos mociones de censura. Ahora parece que el presupuesto de Lecornu tiene más posibilidades de ser aprobado tras las enmiendas introducidas, que de no hacerlo. El alivio que experimentó el mercado fue muy contenido ya que el primer ministro sobrevivió a costa de retrasar la entrada en vigor de la reforma de pensiones, que prevé un aumento indispensable de la edad de jubilación. Por otro lado, la deuda soberana francesa sufrió una inesperada rebaja en su calificación crediticia el fin de semana, pero el impacto que está teniendo en los mercados no está siendo muy pronunciado. Tras haber concluido recientemente su ciclo de recortes, la labor del BCE parece más que la del Banco de Inglaterra o la Reserva Federal. La revisión al alza de la inflación subyacente nos confirma que el listón para que se produzcan nuevos recortes sigue siendo muy alto. En nuestra opinión, esto debería seguir respaldando la moneda única, especialmente frente al dólar estadounidense. 
  • USD: La falta de datos económicos debido al cierre de la Administración estadounidense está provocando que los mercados sobreinterpreten otros acontecimientos, concretamente los rumores sobre la calidad crediticia en EEUU, tras una serie de quiebras que han tenido bastante repercusión en los medios. De momento, no vemos riesgos sistémicos derivados de dichas quiebras, y los diferenciales crediticios se mantienen en niveles muy bajos en términos absolutos. El contexto macroeconómico (flexibilización monetaria a pesar de la elevada inflación) debería favorecer el crédito, y por ello continuaremos monitorizando de cerca la situación. Creemos que los datos de inflación de este viernes no mostrarán avances hacia el nivel objetivo de la Fed, con una inflación general y subyacente que se situarán entre el 3 % y el 4 % anualizado. Es poco probable que esto disuada a la Fed de relajar su política monetaria en sus dos próximas reuniones, sobre todo teniendo en cuenta la ausencia de nuevos datos sobre el mercado laboral. Es posible que tengamos que esperar un tiempo para poder analizar adecuadamente el estado del mercado laboral, ya que los mercados de apuestas prevén que este sea el cierre más largo de la historia estadounidense. 
  • GBP: Los datos del mercado laboral del Reino Unido siguen mostrando claros signos de enfriamiento. La destrucción incesante de puestos de trabajo parece que se detuvo durante el verano, aunque en septiembre se volvieron a perder otros 10.000 puestos de trabajo. Con este dato, el total de puestos de trabajo perdidos desde la aprobación del presupuesto el año pasado asciende a la friolera de 127.000. Esta desaceleración en el mercado laboral casa con las últimas cifras del PIB, que siguen mostrando un crecimiento económico moderado, de tan sólo un 1 % anualizado. Esta cifra no es ni mucho menos alentadora si tenemos en cuenta que Gran Bretaña se encuentra en medio de uno de sus mayores auges demográficos de las últimas décadas, lo cual implica que la situación media de la población podría empeorar en términos per cápita. El Banco de Inglaterra se enfrenta a un dilema similar al de la Reserva Federal, ya que la debilidad del mercado laboral coincide con una inflación que sigue estando muy por encima del objetivo. Por ello, los datos del IPC de esta semana serán determinantes de cara a las próximas decisiones sobre los tipos de interés. Dicho esto, el Banco de Inglaterra no parece muy interesado en reanudar el ciclo de recortes con una inflación que se acerca más al 4 % que al 2 %.
16Oct

El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del desmantelamiento de la globalización y del libre comercio.

Miguel Ángel Valero

Las recientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China comienzan a suavizarse. Scott Bessent, secretario del Tesoro y figura clave en las negociaciones comerciales tras los aranceles del Día de la Liberación decretado por Donald Trump, ha insinuado la posibilidad de extender la tregua arancelaria con China por más de tres meses, a cambio de que éste revierta las restricciones sobre la exportación de tierras raras. 

El plan anunciado la semana pasada establece que cualquier empresa internacional necesitará autorización explícita de la Administración china para exportar productos que contengan tierras raras —EEUU importa el 80% de su consumo de estos materiales, siendo China su principal proveedor—.

Bessent también ha señalado que la respuesta a estas restricciones sería coordinada a nivel internacional, dado su impacto potencial en las cadenas de suministro globales. 

Por su parte, China presiona para que se flexibilicen las limitaciones sobre los semiconductores, con vistas a la próxima Cumbre de Cooperación Asia-Pacífico en Corea del Sur, donde podrían reunirse Trump y Xi Jinping por primera vez en más de seis años.

Las negociaciones generan volatilidad en los mercados. Trump insiste en que “estamos en una guerra comercial”. Sin embargo, a estas alturas, el patrón parece claro: confrontación, negociación y eventual acuerdo. Tras la cortina de humo de la semana pasada, las conversaciones podrían avanzar en la reunión prevista para finales de mes. Porque la actual tregua arancelaria con China expira el 11 de noviembre.

Mientras, continúa la presión vendedora sobre el dólar en medio del nuevo tira y afloja entre China y EEUU y del estancamiento en las negociaciones entre republicanos y demócratas que no deja atisbar un acuerdo en el corto plazo. Después de registrar un +0,3% el 15 de octubre el cruce euro-dólar ya está en 1,166. 

También continúa el ánimo comprador en el oro, aupado por las tensiones entre China y EEUU. Ya lleva seis jornadas de alzas (+1,6% el 15 de octubre, +0,5% al día siguiente) hasta colocarse en 4.226$/onza.

The Trader: desmantelamiento de la globalización

La amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 100% a las importaciones chinas no es una maniobra retórica, sino una respuesta directa a la decisión de Pekín de imponer controles severos a la exportación de tierras raras, exigiendo permisos especiales para su envío al extranjero. Estos materiales estratégicos son el corazón de la tecnología moderna, y China no solo controla más del 60% de la producción mundial, sino algo aún más relevante, casi el 95% del proceso de refinado. Posee el monopolio de 17 minerales esenciales para fabricar microchips, baterías, motores eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, misiles, satélites y teléfonos móviles, entre muchos otros productos tecnológicos.

La respuesta de Trump al movimiento de China no se ha hecho esperar, y tras calificar la decisión de Pekín como un acto de “guerra económica” y una amenaza directa a las cadenas globales de suministro tecnológico y militar, se baraja incrementar los aranceles en un 100% a todos los productos chinos, así como nuevas restricciones a la exportación de software estratégico estadounidense, especialmente aquel vinculado a la inteligencia artificial y la automatización industrial. 

Este encontronazo entre las dos potencias mundiales es recurrente desde hace años, pero esta vez China llega al pulso en una posición más sólida que en anteriores enfrentamientos comerciales. Sus exportaciones crecieron un 8,3% interanual en septiembre, su mayor aumento en seis meses, alcanzando 328.600 millones$, pese al desplome del 27% de los envíos a EEUU. El secreto de su resiliencia ha sido la diversificación geográfica: las ventas al resto del mundo se dispararon un 14,8%, impulsadas por la fuerte demanda de la Unión Europea, el Sudeste Asiático, América Latina y África. Este viraje le ha permitido a Pekín compensar con creces la pérdida de su mercado estadounidense y reducir la dependencia de un socio cada vez más hostil. 

A la vez, las importaciones crecieron un 7,4%, señal de que la economía china mantiene un flujo comercial saludable incluso en un contexto de tensiones. Y lo más relevante: su superávit comercial total subió hasta 90.500 millones$, mientras que el superávit con EEUU se mantuvo estable en torno a los 23.000 millones, a pesar de las restricciones y amenazas cruzadas. 

En definitiva, China no se ha debilitado con el pulso comercial: se ha adaptado. Su maquinaria exportadora sigue funcionando con normalidad y su diversificación de mercados le ha permitido sortear las sanciones sin perder impulso.

Pero el pulso no se libra solo en el terreno tecnológico. Pekín ha abierto un nuevo frente en la guerra comercial al sancionar a cinco filiales estadounidenses del gigante surcoreano Hanwha Ocean, en respuesta a la investigación impulsada por Washington sobre el dominio marítimo chino. Este movimiento, que afecta directamente al transporte global (responsable de más del 80% del comercio mundial), refleja hasta qué punto la disputa ha trascendido los microchips y las tierras raras para adentrarse en el control de las rutas marítimas y la infraestructura logística. 

China, que se ha convertido en el mayor constructor naval del planeta, percibe la reactivación de la industria estadounidense con apoyo surcoreano como un desafío estratégico. Y al responder con sanciones, envía un mensaje inequívoco: está dispuesta a defender su posición incluso en los sectores donde Occidente apenas comienza a reconstruir su competitividad.

Y es precisamente esa resistencia la que cambia el sentido de esta confrontación. Pekín llega a la mesa de negociación más fuerte de lo que muchos esperaban, y Trump, consciente de ello, ha optado por redoblar la presión. Pero este nuevo equilibrio de fuerzas podría alterar profundamente la trayectoria de la economía global, incluso si las medidas no llegan a aplicarse por completo. El mero anuncio ya ha modificado el comportamiento de empresas, inversores y gobiernos, que interpretan la situación como la confirmación de que EEUU y China han pasado de gestionar su rivalidad a prepararse para una lucha por la hegemonía mundial. Si las medidas se implementan, el impacto podría ser comparable al de la Ley Smoot-Hawley de 1930, que agravó la Gran Depresión al desencadenar represalias, hundir el comercio mundial y provocar una espiral deflacionaria.

"Hablo de deflación y no de inflación, y no es un error. Es cierto que, a corto plazo, los nuevos aranceles podrían generar presiones inflacionistas por el encarecimiento de las importaciones y la disrupción de las cadenas de suministro, pero a medio plazo el verdadero riesgo sería deflacionario, debido a un menor comercio, caída de la inversión, contracción de beneficios y endurecimiento del crédito. Y ese efecto podría amplificarse si China responde con la devaluación del yuan exportando deflación al resto del mundo", avisa el analista Pablo Gil en The Trader.

En el fondo, estamos asistiendo al desmantelamiento de la globalización que durante décadas mantuvo bajos los precios y conectó las economías. EEUU y China han pasado de la interdependencia a una hostilidad creciente, y el mundo no parece entender el riesgo de este potencial “cambio climático financiero”: un comercio que se enfría, una confianza que se erosiona y un crecimiento global que da muestras de agotamiento. El control de las tierras raras y la amenaza de los aranceles no son simples disputas comerciales: son síntomas del final de una era. Durante décadas, el libre comercio abarató los bienes, impulsó el crecimiento y fomentó la cooperación. Ahora, las dos mayores potencias del planeta se preparan para un nuevo orden basado en la desconfianza y el desacople, donde cada país busca blindar su economía, aunque sea a costa del equilibrio global.

"Pero conviene no confundir la tendencia de fondo con el teatro de corto plazo que interpretan sus protagonistas y al que reaccionan los mercados. Trump ha impuesto un nuevo estilo de negociación en la escena internacional: una política coercitiva, construida sobre amenazas constantes y breves pausas de aparente distensión. Ese juego de retórica agresiva y pragmatismo calculado nos lleva una y otra vez al borde del abismo, en una estrategia donde la tensión forma parte del guion. La fecha límite, el 1 de noviembre, es solo el clímax del primer acto. Y como en toda saga de éxito (y esta lo es), nadie debería descartar que la segunda temporada llegue cargada de aún más drama, incertidumbre y giros inesperados", concluye Pablo Gil.

EEUU se asoma a la recesión

En medio de las tensiones con China y del cierre de la Administración, el Libro Beige de la Reserva Federal revela que la actividad económica en EEUU se mantuvo prácticamente sin cambios en las últimas semanas, aunque comienzan a surgir signos de debilitamiento. La actividad económica cambió poco en términos generales desde el informe anterior, con tres distritos reportando un crecimiento leve o moderado, cinco sin cambios, y cuatro señalando una ligera desaceleración. En varios distritos, las empresas han reducido sus plantillas mediante despidos, citando una menor demanda, incertidumbre económica y mayor inversión en tecnologías de inteligencia artificial. Mientras tanto, sectores como la hostelería, la agricultura y la construcción enfrentan escasez de mano de obra, atribuida en parte a cambios en las políticas migratorias. 

Por otro lado, el consumo privado “descendió levemente”, especialmente en bienes minoristas, con los hogares de ingresos medios y bajos mostrando mayor sensibilidad a la inflación. Mejora la confianza de los empresarios de las manufacturas en Nueva York. Uno de los primeros indicadores adelantados regionales dio una sorpresa positiva, con el índice Empire repuntando más de lo esperado al elevarse hasta +10,7 desde el -8,7 anterior y muy por encima del -1,8 previsto. Un dato que apuntaría a una cierta reactivación del sector en los próximos meses.

Por su parte, el analista Pablo Gil llama la atención en The Trader sobre los nuevos indicadores que los economistas están vigilando para detectar si Estados Unidos se acerca a una recesión. Más allá de los datos tradicionales (como PIB, desempleo o inflación), hay pequeñas pistas en el consumo y la producción que comienzan a enviar señales de alerta. Entre los más llamativos están:

  • Menos cajas de cartón: la caída en la producción de embalajes sugiere una desaceleración en el comercio minorista y el movimiento de mercancías.
  • Más “Hamburger Helper”: el repunte en ventas de comidas baratas y procesadas indica que los consumidores están ajustando su gasto.
  • Menos camiones nuevos: las empresas de transporte reducen compras ante un menor volumen de carga.
  • Auge del mercado de segunda mano: las plataformas de reventa crecen con fuerza, reflejando un cambio en los hábitos de consumo.
  • Menos movilidad laboral: las renuncias voluntarias han caído; la gente prefiere aferrarse al empleo que tiene.
  • Menos permisos de construcción: la vivienda se enfría; los permisos han caído más de un 10 % interanual.

Aunque el país no está aún en recesión, el mensaje de fondo es claro: la economía está entrando en una fase de fatiga. El consumo se vuelve más defensivo y la inversión pierde ritmo."La recesión no se ve en los datos del pasado, sino en los comportamientos del presente, y algunas señales más allá de los grandes titulares macro anticipan cambios de ciclo". 

14Oct

¿Será capaz EEUU de mantener su liderazgo en un mundo donde China combina su poder económico, su influencia geopolítica y su empuje tecnológico para disputarle la hegemonía? La carrera está abierta, y todo indica que la IA será el terreno donde se juegue el futuro del orden global.

Miguel Ángel Valero

Tras su éxito en Gaza, Donald Trump vuelve a sus frentes abiertos: el doméstico, con el cierre de la Administración sumando días e impactos; y los aranceles, ya que China intensifica sus medidas contra el comercio marítimo con EEUU.

China ha dado un nuevo paso en la escalada de tensiones comerciales con EEUU al activar tarifas portuarias para buques estadounidenses que atraquen en sus puertos. Las embarcaciones de propiedad estadounidense, construidas en EEUU o que enarbolen su bandera, deberán pagar una tarifa inicial de 400 yuanes (56$) por tonelada corta (907 kg), que aumentará progresivamente hasta alcanzar 1.120 yuanes (157$) en 2028. 

Esta medida es similar a la anunciada por Washington, que, tras una investigación iniciada en 2024, comienza el 14 de octubre a aplicar un gravamen de 50$ por tonelada corta a los barcos chinos. Además, 

Además, China ha prohibido que empresas nacionales realicen transacciones con cinco filiales estadounidenses del grupo surcoreano Hanwha Ocean, uno de los mayores constructores navales de Asia. Pekín acusa a estas subsidiarias de haber colaborado con el gobierno estadounidense en la investigación que ha dado lugar a las nuevas tarifas portuarias a embarcaciones chinas.

Mientras, las Bolsas globales recuperaban posiciones, sobre todo en EEUU tras la importante corrección vista el viernes 10 de octubre. Y es que el tono belicoso de Trump quedaba suavizado tras la amenaza el viernes de aranceles adicionales del 100% a China, con mensajes ahora de que “todo va a ir bien” y mientras sigue en pie la reunión Trump-Xi Jinping prevista en Corea del Sur con motivo de la cumbre APEC –Cooperación Económica Asia-Pacífico–.

También influye el acuerdo de OpenAI con Broadcom (+9,9%) para la producción conjunta de centros de datos y chips, que se suma a los recientemente firmados por el creador de Chat GPT con Nvidia y AMD.

Y el anuncio de JP Morgan, el mayor banco global por activos gestionados, para movilizar 1,5 billones$ en la próxima década en sectores críticos para la seguridad nacional de EE.UU. como son defensa o energía. El banco presidido por Jaime Dimon destinará además 10.000 millones de su propio capital para tomar posiciones en empresas punteras estratégicas. En definitiva, nuevo apoyo privado a los objetivos del plan de infraestructuras de Trump. 

Pero el martes se inicia con ventas en Europa y futuros del S&P 500 retrocediendo un 0,7%. Son nuevas muestras de la cautela ante el prolongado cierre del gobierno y el consiguiente retraso en la publicación de datos económicos.

Caídas generalizadas en Asia por tercera sesión consecutiva, lideradas por China y Japón, por los temores a un recrudecimiento a la guerra comercial con EEUU, en el primer caso, y tras conocerse que los partidos de la oposición buscan formar una coalición con la que controlar el Parlamento e impedir a la conservadora Sanae Takaichi ser la primera mujer en acceder a la presidencia del Gobierno en ese país.

Ibercaja Gestión: qué pasa si la Fe baja tipos

En su comparecencia en Jackson Hole, Powell dejó claro que la Fed tendría que ser menos restrictiva por un tiempo y, consecuentemente, se dispuso a realizar la primera bajada de tipos en septiembre. Pese a que todavía existen dudas sobre si el ritmo seguirá en los próximos meses, resulta clave entender cómo se han comportado los mercados en contextos similares. En lo que llevamos de siglo, hemos tenido tres periodos donde la Fed ha iniciado una bajada de tipos y todos ellos han ido de la mano de una recesión.

Actualmente los tipos en EEUU se encuentran en el 4,25% (límite superior de la banda) y las previsiones para diciembre de 2025 descuentan dos bajadas de 25 pb más. El tipo de interés terminal se sitúa cerca del 3,0% para finales de 2026, lo que supondría cerca de 6 bajadas. El mercado, por tanto, ya descuenta una considerable reducción en los próximos 12 meses, debido al tensionamiento en el empleo de EEUU; a la moderación, aunque no caída, en la inflación, y al buen desempeño de la economía, pese a la incertidumbre arancelaria.

"Por lo tanto, la pregunta que cabe hacerse es si esta vez volvemos a estar ante las puertas de una recesión o si, por el contrario, las bajadas de la Fed darán el impulso extra a una economía que empieza a deteriorarse, sin causar una escalada inflacionaria", apunta un análisis de Ibercaja Gestión.

Para ello, espreciso analizar qué factores suelen llevar a las economías a entrar en recesión. Pese a que confluyen múltiples factores, podemos resumir la lista en tres: 

  • (1) shocks de oferta o demanda de materias primas (Petróleo, 1979), 
  • (2) niveles de endeudamiento privado excesivamente elevados (Crisis Financiera, 2007), 
  • o (3) caídas drásticas en la inversión, principalmente la privada (Crack de1929).

El primer punto es el más impredecible de todos, pero la situación actual de EEUU, que es exportadora neta de energía, la hace menos dependiente de posibles shocks de oferta. Si bien es cierto que la demanda de energía se espera que incremente a un ritmo elevado por la gran inversión en centros de datos, a corto plazo, en este ciclo de bajadas, teniendo en cuenta, además, la gran oferta con la que está decidiendo inundar el mercado la OPEP, parece poco probable que nos dirijamos a un escenario de recesión o inflación por este motivo.

Poniendo el foco en el segundo punto, el riesgo de estar actualmente en una situación tensa es mayor. Si observamos los niveles de endeudamiento sobre el PIB de empresas industriales y comerciales, vemos que están en niveles cercanos a máximos. Pese a que la tendencia actual es a la baja y alguien podría argumentar que en un escenario de crecimiento del PIB y donde el conjunto de capitalizaciones bursátiles sobre el PIB también está en máximos, la situación es menos preocupante, creemos que puede ser un factor de riesgo a medio plazo.


Por último, existe el riesgo de que el consumo, pero sobre todo la inversión, se frenen en el corto plazo. Por ahora ni los datos de PMI, ni la aportación de la inversión privada en el PIB, ni los niveles de inversión parecen mostrar señal de debilitamiento en EEUU El desarrollo de la IA hace que los planes de CAPEX de las empresas del S&P500, sobre todo las grandes tecnológicas, se eleven a niveles nunca vistos.

Las previsiones macroeconómicas de las distintas casas de análisis y de la propia Fed no indican que vaya a haber recesión, ni en 2026 ni en 2027, pero sugieren que existe un riesgo de cola considerable, que podría llevar a la economía estadounidense al estancamiento.

En un 56% de las veces en las que la Fed ha iniciado una senda de bajada de tipos, ésta ha ido seguida de una recesión. Esto, en parte, es así por el compromiso de la Reserva Federal de no sólo mantener la estabilidad de precios, sino también influir en la economía para alcanzar el pleno empleo y el crecimiento, lo que implica realizar recortes cuando hay estancamiento o descenso.

Cuando se inicia una bajada de tipos, el comportamiento de la renta variable, en concreto del S&P 500, pasados 12 meses es de media positivo. Pese a esto, existen periodos de grandes caídas, que suelen coincidir con escenarios donde el recorte de tipos va seguido de una recesión prolongada.

Por sectores, el análisis histórico arroja resultados mixtos. Por un lado, los rendimientos anuales medios que obtiene el sector tecnológico se desmarcan con fuerza del resto, siendo el único con rentabilidades positivas de doble dígito en escenarios con y sin recesión. Al sector tecnológico le siguen consumo discrecional e industriales, que muestran cierta resistencia bajo ambos escenarios.

En paralelo, los sectores más castigados son sanidad, consumo estable y energía, arrojando en promedio rentabilidades de hasta -10%. Gran parte del rendimiento anual medio que obtiene el S&P 500 tras el inicio de ciclos de recortes de tipos de la Fed se debe exclusivamente al sector tecnológico, que compensa el resultado negativo de la mayoría de los sectores debido a la creciente representación de las compañías tecnológicas dentro del índice.

Por regiones y países, Europa y Reino Unido son los más perjudicados bajo ambos escenarios, mientras que los mercados emergentes son en promedio los que cosechan los mejores resultados. Por otro lado, está el caso de Japón, siendo el país donde, de media, la dispersión de un escenario a otro es más elevada.

"Si bien es cierto que el futuro no tiene por qué ser una réplica de lo que ha acontecido en el pasado, lo cierto es que a veces rima. En el momento actual, el mercado cree que nos acercamos a un escenario de bajadas de tipos sin recesión y, si observamos los resultados del pasado, la situación no parece alarmante. En estos momentos, creemos que la clave es mantenerse invertido y con una visión de largo plazo", concluyen en Ibercaja Gestión.

Portocolom: no se frena el apetito inversor

Mario Catalá, director de inversiones en Portocolom AV, cree que la economía estadounidense continúa mostrando una dinámica mixta que, lejos de frenar el apetito inversor, está permitiendo que los mercados mantengan su tendencia alcista. Los PMI de septiembre reflejan esta dualidad: el manufacturero cede ligeramente hasta 52 desde el 53 de agosto, en línea con las previsiones, mientras que el de servicios corrige hasta 54,2, aunque por encima de lo esperado. La actividad económica, por tanto, no muestra signos de contracción. El PIB definitivo del segundo trimestre de 2025 ha sorprendido al alza con un crecimiento del 3,8%frente al 3% estimado inicialmente. La previsión de la Reserva Federal de Atlanta para el tercer trimestre se sitúa cerca del +4%, consolidando la senda de crecimiento tras el -0,5% registrado en el primer trimestre.

En cuanto a la confianza del consumidor, se observa un leve descenso en los dos principales indicadores: The Conference Board en septiembre se situó en 94,2 frente al 97,4 de agosto, y el indicador de la Universidad de Michigan cedió hasta 55,1 desde el 58,2 anterior.

El 1 de octubre se produjo el cierre del gobierno federal, tras la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para aprobar la financiación del gobierno en el nuevo curso fiscal. El primer cálculo de la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que cerca de 750.000 empleados se verán afectados temporalmente. Por otro lado miles de empleados considerados esenciales, como militares, agentes de seguridad y personal aeroportuario, siguen trabajando sin recibir salario, y aunque históricamente el Congreso ha aprobado el pago retroactivo de salarios una vez finalizado el cierre, en esta ocasión hay incertidumbre sobre si se mantendrá esa práctica, pues la administración Trump ha dado instrucciones a las agencias federales para preparar planes de despidos masivos. 

Según estimaciones de Standard & Poor’s, el cierre podría reducir el PIB de EEUU entre 0,1% y 0,2% por semana en caso de prolongarse. Adicionalmente, el cierre está paralizado la publicación de indicadores clave como el desempleo o la inflación, lo que complicará (aún más) la toma de decisiones por parte de la Reserva Federal. 

Los datos oficiales de empleo correspondientes a septiembre no se han publicado todavía, pero las referencias privadas han sido contradictorias: por un lado las vacantes de empleo o JOLTS, crecieron más de lo previsto hasta 7,2 millones de empleos ofertados, pero la encuesta ADP indicó el despido de 32.000 trabajadores en septiembre y revisó el dato de agosto de +54.000 a -3.000. Con todo, el número de personas desempleadas en EEUU supera en más de 150.000 al número de vacantes de empleo, siendo éste el diferencial más amplio desde 2017, si excluimos el periodo de pandemia.

La inflación en EEUU sigue suponiendo un reto para la Fed. El IPC de agosto subió dos décimas hasta el 2,9%, mientras que el subyacente se mantuvo en el 3,1% por tercer mes consecutivo. Aunque aún no conocemos el dato de septiembre, la estimación de la Fed de Cleveland sitúa el IPC en el 3%. El PCE también mostró presión inflacionaria con un dato del 2,7% en agosto frente al 2,6% de julio, mientras que el subyacente se mantuvo en 2,9%. En su reunión de septiembre, la Fed bajó en 25 puntos básicos (pb) el tipo de interés de referencia, situándolo en el rango 4%-4,25%. El mercado descuenta nuevas bajadas en las reuniones de octubre y diciembre, condicionadas a la evolución del empleo.

Sobre China: leve deterioro, pero crecimiento por encima del 5%. No se han producido cambios significativos en las principales magnitudes macroeconómicas chinas, aunque se aprecia un leve deterioro generalizado. El PIB del segundo trimestre se situó en 5,2% desde el 5,4% del primero, superando la corrección esperada. La tasa de desempleo de agosto subió al 5,3% desde el 5,2% de julio, y la producción industrial cedió hasta un 5,2% desde el 5,7% en julio.

Los PMI de septiembre se mantuvieron estables en la zona de 50: el manufacturero en 49,8 (ligeramente mejor de lo previsto) y el de servicios en 50 (ligeramente por debajo), con un IPC de agosto que volvía a territorio negativo con una lectura del -0,4%, frente al -0,2% esperado y el 0% de julio, reflejando que la recuperación de la demanda interna sigue pendiente.

De hecho, los datos de gasto interno durante la “semana dorada china”, periodo vacacional que precisamente trata de estimular el consumo interno fomentando el turismo a nivel nacional, no han sido buenos. A pesar de un incremento en el número de viajes y en el gasto turístico, el gasto per cápita se ha reducido ya un 2,6% en comparación a los niveles pre pandemia.

En comercio exterior, las exportaciones de agosto crecieron un 4,5% (5% estimado) y las importaciones un 1,3% (4,1% estimado), lo que ha permitido la expansión de la balanza comercial china, a pesar de los menores envíos a EEUU.

The Trader: la batalla decisiva se hace en IA

Desde su entrada en la OMC en 2001, China ha protagonizado una de las transformaciones económicas más rápidas y profundas de la historia moderna. En apenas dos décadas, pasó de ser el gran proveedor global de manufactura barata a convertirse en la segunda potencia mundial, el mayor exportador del planeta y un líder tecnológico en sectores clave. Su PIB per cápita se ha multiplicado por diez y el país acumula las mayores reservas de divisas del mundo, consolidándose como un actor imposible de ignorar en cualquier ecuación económica o geopolítica.

Sin embargo, bajo esa superficie de poder se esconden fuertes desequilibrios. Ciudades como Shanghái o Shenzhen muestran el rostro moderno y rico de China, mientras que vastas áreas rurales aún conviven con ingresos muy bajos y servicios básicos limitados. Esa dualidad explica por qué Pekín insiste en mantener su estatus de “país en desarrollo” dentro de la OMC, un argumento que se apoya en sus desigualdades internas, aunque contradiga su posición como superpotencia. Aun así, la novedad es que el primer ministro Li Qiang anunció en la ONU que, pese a conservar esa etiqueta, China ya no exigirá un “trato especial” en las futuras negociaciones comerciales, buscando proyectarse como un actor responsable y defensor del multilateralismo frente al proteccionismo creciente de Washington. 

Por otro lado, China sigue rellenando el vacío que deja EEUU en organismos internacionales mientras lidera el sur global y refuerza su papel en los BRICS. Esta estrategia le otorga influencia diplomática y económica, al tiempo que refuerza su identidad de potencia con un pie en el mundo desarrollado y otro en el emergente.

Pero la batalla decisiva no está en las etiquetas de la OMC ni en los foros diplomáticos, sino en el terreno tecnológico. La inteligencia artificial es el nuevo eje de la hegemonía global, y China avanza con fuerza para no depender de los chips estadounidenses. Jensen Huang, CEO de Nvidia, ha advertido que China está apenas “nanosegundos detrás” de EE. UU. en esta carrera. El gigante asiático obliga a que al menos la mitad de los chips en sus centros de datos sean de producción doméstica y apoya a empresas como Huawei en el desarrollo de alternativas a las plataformas dominadas por Estados Unidos. Esa apuesta por la independencia tecnológica, unida a su vasto mercado interno y a la rapidez de ejecución de sus planes industriales, convierte a China en un rival formidable.

"La pregunta es clara: ¿será capaz EEUU de mantener su liderazgo en un mundo donde China combina su poder económico, su influencia geopolítica y su empuje tecnológico para disputarle la hegemonía? La carrera está abierta, y todo indica que la IA será el terreno donde se juegue el futuro del orden global", subraya el analista Pablo Gil en The Trader.

Lazard: menor confianza en el dato de inflación de septiembre

Desde el 1 de octubre, las operaciones del Gobierno estadounidense que se consideran no esenciales han cesado. Mientras se espera una solución al estancamiento en Washington, la lista de publicaciones económicas retrasadas sigue creciendo. Una pregunta clave para muchos inversores es cuánto tardarán en publicarse los datos después de que el Gobierno reabra. Aunque este cierre podría desarrollarse de forma diferente, se pueden hacer una idea de cómo podría desarrollarse el proceso echando la vista a 2013, cuando se produjo el último “cierre total”, que duró 16 días, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard

“Los retrasos en las distintas estadísticas variaron, pero las agencias estatales se esforzaron por recuperar el calendario lo antes posible, manteniendo al mismo tiempo la integridad de los datos”, asegura. 

El informe sobre la situación del empleo en septiembre podría publicarse a los pocos días de la reapertura del Gobierno. El de la inflación del IPC de septiembre podría ser un caso diferente, ya que dependerá de la capacidad de volver a poner a los recopiladores de datos sobre el terreno en octubre. Para Temple esto podría llevar a una “menor confianza” en el informe sobre la inflación que se publicará a mediados de noviembre.

Las actas de la reunión de la Fed del 16 y 17 de septiembre fueron una de las escasas referencias estadounidenses de la semana pasada y pusieron de relieve la divergencia de opiniones sobre la economía, pero también un cambio de tono hacia una mayor preocupación por el debilitamiento del mercado laboral. El debate sobre la inflación incluyó opiniones más moderadas, según las cuales la inflación inducida por los aranceles ha sido menos grave de lo esperado y las ganancias de productividad podrían estar compensando las presiones sobre los precios derivadas de los aranceles. 

“Un par de participantes indicaron que, en ausencia de aranceles, la inflación se acercaría al objetivo. Sin embargo, otros participantes destacaron que el avance de la inflación hacia el objetivo del 2% del Comité se había estancado, incluso excluyendo los efectos de las subidas arancelarias de este año”, destaca Temple.

En cuanto al mandato de empleo, al estratega de Lazard le llamaron la atención tres citas. Una que hace referencia a que las condiciones del mercado laboral se habían debilitado durante más tiempo del que se había informado anteriormente. Otra en la que los participantes indicaron que sus perspectivas para el mercado laboral eran inciertas y consideraban que los riesgos a la baja para el empleo habían aumentado durante el período entre reuniones, mencionado indicadores como las bajas tasas de contratación y despido, la concentración del aumento del empleo en un pequeño número de sectores, y el aumento de las tasas de desempleo en los afroamericanos y los jóvenes. Y una tercera que se refiere a que casi todos los participantes apoyaron la reducción del rango objetivo para la tasa de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual en la reunión indicando que sus opiniones sobre la medida política adecuada para esta reunión reflejaban un cambio en el equilibrio de los riesgos.

Para Temple vale la pena también subrayar que la mayoría de los participantes consideró que probablemente sería adecuado flexibilizar aún más la política monetaria durante el resto del año, y que  algunos participantes señalaron que, según varios indicadores, las condiciones financieras sugerían que la política monetaria podría no ser especialmente restrictiva, lo que, en su opinión, justificaba un enfoque cauteloso a la hora de considerar futuros cambios en la política. En este escenario, los futuros de los fondos federales están descontando 100 pb de recortes de tipos por parte de la Fed hasta finales del próximo julio, pero Temple cree que el mercado es demasiado dovish y sugeriría que sólo es probable que se produzcan dos recortes de 25 pb.