21Nov

Las dudas sobre la rentabilidad de las inversiones en IA, el freno a la bajada de tipos de la Fed, el impacto del cierre más largo de la historia de EEUU se unen al futuro mejor comportamiento de otros mercados bursátiles.

Miguel Ángel Valero

La volatilidad irrumpe con fuerza en Wall Street tras siete meses de avances bursátiles ininterrumpidos. Los inversores tienen muchas dudas sobre la sostenibilidad de la inversión en tecnologías de la información y, sobre todo, en la inteligencia artificial (IA). 

Al goteo de comentarios de inversores institucionales se han sucedido ventas de paquetes de acciones, que han traído consigo caídas recientes desde máximos históricos en la gran tecnología (-25% en el caso más extremo de Meta). 

Los inversores se preguntan hasta qué punto la IA será tan rentable como descuenta el mercado advirtiendo que las apuestas actuales podrían tardar años en traducirse en ganancias tangibles.

Más allá de las correcciones en la cotización de Nvidia, y de otras tecnológicas, sus resultados son buenos. El ciclo de inversión actual es un proceso de construcción de un sector de infraestructuras, que escala rápidamente, con retornos crecientes y buena demanda duradera. "Nos encontraríamos así en la fase inicial de importantes inversiones, que con el tiempo tendrá su reflejo en resultados, y que el riesgo latente no recae tanto en el sector tecnológico en su conjunto, sino más bien en compañías específicas que han asumido compromisos de gasto agresivos sin una monetización clara en el corto plazo. El mensaje es que, en conjunto el cambio de paradigma asociado a la IA está para quedarse", señalan los analistas de Banca March.  

30% de probabilidad de bajada de tipos en diciembre

Por otro lado, el brusco giro en el sentimiento del mercado en torno a la próxima decisión en tipos de la Fed en diciembre, en donde se ha pasado de un casi seguro recorte al extremo contrario, otorgándose ahora una probabilidad del 30% a una bajada.

La cautela vuelve a hacerse presente entre los oficiales de la Reserva Federal de cara a la reunión del 10 de diciembre. Por un lado, el gobernador Michael Barr exigía prudencia para no comprometer la estabilidad de precios con una inflación que permanece muy alejada de los objetivos del banco central. Siguiendo esta misma línea, la presidenta de la Reserva Federal de Cleveland, Beth Hammack, subrayó que reducir los tipos de interés demasiado pronto podría prolongar la inflación y aumentar los riesgos financieros. Y que, aunque la demanda se está debilitando, una política más flexible podría fomentar los préstamos de mayor riesgo.

En el extremo contrario, el gobernador más afín a Trump, Stephen Miran, considera que la política monetaria continúa siendo demasiado restrictiva y aboga por mover los tipos hacia niveles más “neutros”. 

Con todo esto, la postura del comité sigue mostrando divisiones significativas. A esto se suma que los datos clave para evaluar la economía estarán incompletos. Por un lado, las cifras de empleo de octubre y noviembre se conocerán después de la reunión, por lo que la Fed solo dispondrá del informe de septiembre al momento de decidir. En paralelo, las lecturas de inflación de octubre y noviembre permanecen inciertas, con una alta probabilidad de que las de octubre nunca se difundan.

Pero lo importante para las Bolsas es el crecimiento de los beneficios y no que los tipos bajen. En este sentido, los beneficios siguen mostrándose resilientes y con márgenes en máximos, y para muestra los resultados de la cadena de hipermercados Walmart (+6,4%), premiada por el mercado tras presentar resultados por encima de lo esperado y anunciar su salto al Nasdaq. 

"Las políticas monetarias previsibles, ejecutadas de manera lenta y ordenada, suelen ser sinónimo de éxito", recuerdan en Banca March.

La resaca del cierre de Gobierno más prolongado de la historia

Además, una vez reabierto el Gobierno federal estadounidense tras el cierre más prolongado de la historia (el segundo se produjo en el primer mandato de Donald Trump), están las dificultades del mercado para poder leer el pulso de la economía, ante la falta de numerosos datos de octubre, que finalmente no se publicarán, y la sensación de 'contaminación' de las próximas series de actividad, que hacen que la situación de incertidumbre asociada a la macro se prolongue en el tiempo.

La incertidumbre asociada a los datos de coyuntura es un hecho, pero el cierre gubernamental ya ha concluido y, si no hay nuevos cierres a finales de enero, su impacto debería ser acotado, aunque pendiente de ser tasado. La expectativa queda por tanto asociada, en las próximas semanas, a datos de actividad 'contaminados' y más bien negativos, pero con visos de recuperación a comienzos de 2026. 

En el caso del empleo, tras conocer los datos de septiembre, las sensaciones fueron francamente positivas con una generación de casi 120.000 empleos en el mes, por encima de la media, disipando al menos hasta esa fecha la creación de empleo.

Es cierto que las cifras de empleo de septiembre no permiten despejar dudas sobre la situación actual: son datos atrasados y previos al cierre del Gobierno, que además han mostrado tendencias contrapuestas, dado que el empleo se aceleró, pero la tasa de paro también repunta en el mes. 

La creación de puestos de trabajo sorprendió positivamente al elevarse hasta 119.000, el mejor dato desde abril. Sin embargo, se revisaron a la baja las cifras de los meses previos y con ello agosto fue el segundo mes de destrucción de empleo del año con -4.000 personas (junio fue el otro mes del año con pérdidas de empleo, -13.000).

Educación y cuidados de la salud encabezan las contrataciones al elevarse en 59.000 personas, pero lo más destacado fue que dos sectores tan cíclicos como ocio y hostelería y la construcción aportaron al empleo, +47.000 y +19.000, respectivamente. 

En términos de salarios, se incrementaron en el mes un 0,2% mensual, lo que deja el ritmo de crecimiento interanual en el +3,8% con una la duración media de la semana laboral que se mantuvo en 34,2 horas. Unos niveles sostenidos de crecimiento de los ingresos.

En la encuesta de empleo de los hogares, sorprendió negativamente el aumento de la tasa de paro, que en septiembre se elevó hasta el 4,4%, su mayor nivel desde octubre de 2021. Sin embargo, este aumento se explicó principalmente por un aumento de la tasa de participación en la economía y no tanto por el incremento del desempleo. 

La población en edad de trabajar en la economía se elevó en 225.000 personas. Con esto, dada la positiva subida de la tasa de participación hasta 62,4% (una décima más que en el mes previo), la fuerza laboral se vio incrementada en 470.000 personas. Este mayor número de personas en el mercado laboral llevó a que el número total de desempleados subieran en 219.000 nuevas personas, pero subieron más las nuevas personas empleadas al elevarse en 251.000 en el mes.

Las estadísticas oficiales también actualizaron datos aplazados sobre las peticiones de subsidio de desempleo que, mirando las relativas a la última semana (15 de noviembre), mostró una reducción de las nuevas peticiones de subsidio por desempleo semanales hasta 220.000 (vs. 228.000 previas), situándose así en niveles históricamente bajos y mostrando que los despidos siguen contenidos.

Las ventas de viviendas de segunda mano subieron un +1,2% mensual hasta 4,1 millones de unidades anualizadas, dando señales de aceleración en octubre. 

La advertencia de Goldman Sachs

Goldman Sachs ha lanzado una advertencia que rompe con la complacencia del mercado. Según su estratega jefe, Peter Oppenheimer, el S&P 500 solo ofrecerá un retorno medio anual del 6,5% durante la próxima década. Una cifra modesta para quien se acostumbró a ver subidas de doble dígito en la era de los tipos bajos y la liquidez infinita.

El mensaje de fondo es claro: EEUU ha disfrutado de un ciclo de rentabilidades extraordinarias, impulsado por la revolución tecnológica, el abaratamiento del dinero y la expansión de los múltiplos bursátiles. Pero ese viento de cola se ha agotado. Las valoraciones están en niveles históricamente altos, los márgenes empresariales tocan techo y las condiciones financieras ya no son tan favorables.

En su análisis, sin embargo, resalta que otras regiones empiezan a ofrecer mejores perspectivas. Goldman estima que los mercados emergentes podrían rendir un 10,9% anual, Asia (sin Japón) un 10,3%, Japón un 8,2% y Europa un 7,1%. El liderazgo bursátil podría desplazarse hacia fuera de EEUU por primera vez en mucho tiempo, concretamente desde el año 2010. 

Es lo que denominan “una normalización” tras un ciclo excepcionalmente largo. Durante más de una década, bastaba con comprar el S&P 500 y esperar. Hoy, en cambio, el riesgo de concentración es evidente: siete grandes tecnológicas explican casi todo el rendimiento del índice, y su capacidad de seguir tirando del mercado dependerá de que mantengan beneficios y crecimientos difíciles de sostener a largo plazo.

Goldman no habla de desastre, sino de realismo. Un 6,5% anual es razonable en un entorno de mayor madurez económica, pero obliga a repensar estrategias. Ya no vale con depender de un solo país ni de un puñado de compañías. La diversificación será la principal fuente de rentabilidad y no solo de protección.

"Durante años, el mundo ha girado en torno al mercado americano. Quizá la próxima década nos recuerde que la rentabilidad también se encuentra fuera del radar de Wall Street. Y que mirar más lejos, una vez más, puede ser la clave para no quedarse atrás", apunta el analista Pablo Gil en The Trader.

Columbia Threadneedle: el impacto de la desregulación financiera

El análisis de Columbia Threadneedle Investments El resurgimiento de la desregulación financiera: implicaciones para los mercados y los inversores”, destaca que se están relajando los requisitos de capital y reconfigurando el comportamiento de las entidades, especialmente en EEUU, pero con efectos que alcanzan también a otros mercados.

El análisis aborda cómo la relajación del marco regulatorio afecta al sector financiero desde múltiples ángulos: examina su impacto en la consolidación bancaria y en el comportamiento de las entidades en un contexto de mayores márgenes de maniobra; analiza las implicaciones para la estabilidad y el funcionamiento del mercado de deuda pública estadounidense; evalúa cómo estos cambios interactúan con el rápido crecimiento del crédito privado y los posibles desplazamientos entre banca tradicional y financiadores no bancarios; y compara la postura más cauta que mantienen Reino Unido y Europa frente al giro más decidido de EEUU.

También expone las repercusiones para distintas clases de activos - renta variable y crédito bancario, deuda soberana y estrategias de crédito privado - en un escenario en el que la desregulación abre nuevas oportunidades, pero al mismo tiempo recupera riesgos que han marcado ciclos anteriores.

17Nov

Más allá de las elevadas valoraciones, la creciente interdependencia entre las compañías del sector de la IA podría convertirse en un problema. Cada vez resulta más complejo identificar si una empresa actúa como cliente, socio estratégico, inversor o competidor. El sector de la IA parece haberse vuelto casi autosuficiente.

Miguel Ángel Valero

Con la montaña rusa arancelaria de Trump en marcha, y saliendo del cierre del gobierno más prolongado de la historia de EEUU,, el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial (IA) continúa impulsando las cotizaciones bursátiles cada vez más alto. Desde el lanzamiento de ChatGPT, tan solo 41 valores vinculados a la IA explican el 75% de las ganancias en el índice S&P 500. “Las valoraciones de la renta variable estadounidense han alcanzado máximos históricos, la concentración es extraordinariamente elevada. Y, a corto plazo, parece que aún existe margen para nuevas subidas”, afirma Vincenzo Vedda, director de Inversiones de DWS.

Más allá de las elevadas valoraciones, la creciente interdependencia entre las compañías del sector de la IA podría convertirse en un problema. Cada vez resulta más complejo identificar si una empresa actúa como cliente, socio estratégico, inversor o competidor. El sector de la IA parece haberse vuelto casi autosuficiente. 

Vedda considera que la diversificación es imprescindible, incluso dentro del propio segmento de renta variable: “Ahora volvemos a mostrarnos más constructivos respecto a la renta variable alemana, que apenas se ha movido desde finales de mayo”. Los efectos positivos de los ambiciosos programas públicos de gasto en defensa e infraestructuras deberían notarse el próximo año, lo que pondría fin a la actual etapa de estancamiento de precios.

En cuanto a los bonos corporativos europeos Investment Grade, se han realizado ligeros ajustes a la baja en la valoración de DWS. Los diferenciales frente a los bonos soberanos se han reducido considerablemente, situándose actualmente en apenas 76 puntos básicos (pb). Esto implica que el margen de protección frente a posibles sorpresas negativas es limitado. No obstante, esta clase de activo continúa respaldado por un entorno favorable, y con una demanda que se mantiene en niveles sólidos.

Los expertos de DWS citan los asuntos que están marcando la evolución de los mercados de capitales:

  • Economía: 
    • el crecimiento de la zona euro supera las expectativas, aunque Alemania sigue estancada. Los datos sobre el crecimiento económico de la zona euro en el tercer trimestre de 2025 sorprendieron positivamente: un avance del 0,2%, frente a la expectativa del 0,1%. Más destacable aún fue el comportamiento de la economía francesa, que creció un 0,5%. Y, como era previsible, la economía alemana se mantuvo estancada. 
    • En EEUU, la confianza del consumidor ha disminuido ligeramente. Se observa una visión cada vez más crítica sobre las perspectivas laborales y de ingresos.
  • Inflación:
    • la zona euro se aproxima al objetivo del 2%. En Alemania, la tasa de inflación descendió ligeramente hasta el 2,3% en octubre (tras el 2,4% registrado en septiembre), debido principalmente al descenso de los precios de la energía. La inflación se mantuvo alta, en el 3,5%, en el sector servicios. En general, la zona euro va por buen camino para alcanzar su objetivo de inflación del 2%. 
    • En EEUU, los riesgos de inflación siguen siendo elevados. Es demasiado pronto para afirmar si los aranceles provocarán un aumento generalizado de los precios o si los fabricantes se conformarán con márgenes más bajos.
  • Bancos centrales: 
    • se esperan nuevos recortes de tipos en EEUU. No fue una gran sorpresa que la Reserva Federal de Estados Unidos recortara sus tipos de interés oficiales en 0,25 puntos porcentuales, situándolos en el rango del 3,75% al 4%. Sin embargo, si llamó la atención que su presidente, Jerome Powell, subrayara explícitamente que un nuevo recorte en diciembre no está garantizado. 
    • Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios sus tipos de interés de referencia en el 2,0%.
  • Riesgos: 
    • Si la Reserva Federal no recorta los tipos de interés como se espera, o si las fuertes inversiones en inteligencia artificial no generan los retornos superiores que se anticipan, los mercados bursátiles estadounidenses, que cotizan a precios muy elevados, podrían verse bajo presión. 
    • La inestabilidad política en Francia, unida a un elevado nivel de deuda pública, conforma una combinación explosiva tanto para el país como para el conjunto de la Unión Europea. 

“Todavía hay numerosos valores con dividendos atractivos”

“Y los ganadores siguen siendo los valores tecnológicos. Igual que el equipo de fútbol alemán Bayern de Múnich en los últimos años: aunque hay muchos competidores, al final siempre gana el mismo. Ser exitoso con una estrategia basada en dividendos en un entorno así resulta bastante complicado”, afirma Thomas Schüßler, gestor del mayor fondo value de Europa. Aun así, se muestra satisfecho con los resultados obtenidos en lo que va de año. Su estrategia se centra en seleccionar valores infravalorados, con rentabilidades por dividendo superiores a la media, balances sólidos y beneficios consistentes. Y todavía hay muchos que cumplen con estos criterios. Actualmente, muestra preferencia por el sector financiero, de bienes de consumo, farmacéutico y también el petrolero.

A diferencia del MSCI World, donde las acciones estadounidenses representan aproximadamente el 74%, solo cerca del 30% de la cartera de Schüßler está invertida en EEUU. Debido a las elevadas valoraciones de la renta variable estadounidense, las rentabilidades por dividendo han caído del 2% a una media del 1,1%. En este sentido, las acciones europeas siguen en mejor posición. Schüßler concluye: “Aunque las rentabilidades por dividendo también han disminuido en Europa, siguen situándose en un nivel interesante, en torno al 3%”.

Hay numerosas empresas consolidadas y no excesivamente caras que deberían beneficiarse, tanto del crecimiento de la economía mundial como del de EEUU. Schüßler apenas puede aprovechar el auge de la inteligencia artificial, ya que las compañías del sector suelen ofrecer dividendos poco relevantes. Sin embargo, observa con cautela sus elevadas valoraciones: “El componente especulativo de los valores tecnológicos estadounidenses es, hablando con franqueza, muy elevado. La especulación en sí no es necesariamente un problema, pero cuando se generaliza, el riesgo de correcciones aumenta de forma considerable”. Lo que Schüßler considera especialmente llamativo es el bajo nivel de confianza del consumidor estadounidense —actualmente tan reducido como en 2009—, un dato que, sin embargo, no parece frenar la euforia de los inversores.

Schüßler centra ahora su atención en valores europeos y también asiáticos. Y en el oro. “Este fuerte repunte del oro, que lo ha convertido en un activo con una rentabilidad tan notable, me ha sorprendido. Para mí, el oro es sobre todo un instrumento de diversificación”, explica. En el pasado, la correlación entre el precio del oro y el mercado bursátil ha sido con frecuencia negativa. Otro elemento de diversificación del riesgo que actualmente favorece son los bonos alemanes a corto plazo. 

Sin embargo, los bitcoins, que cada vez se negocian más en el debate público como “oro digital”, no constituyen, a su juicio, un instrumento de diversificación adecuado. Se negocian como las acciones tecnológicas: si las acciones tecnológicas caen, el bitcoin también lo hará. 

La conclusión de Schüßler es clara: “No hay motivo para rehuir los mercados de bursátiles, pero sí hay muy buenas razones para centrarse más en la diversificación”.

UBP: "No hay indicios inmediatos de una burbuja"

En el 'House View' Bien situados en un mercado en niveles elevados, de UBP correspondiente a noviembre, Michaël Lok, Group CIO and Co-CEO, afirma que “con un sólido aumento del 28% en los beneficios trimestrales, el sector tecnológico evidencia que no hay indicios inmediatos de una burbuja en el mercado”.

El informe destaca cuatro conclusiones:

  • La revisión al alza de nuestra previsión de crecimiento para EEUU en 2026 refleja una mayor inversión corporativa, un gasto resiliente en los hogares y un esperado relajamiento de la política monetaria.
  • En línea con un entorno económico favorable en EE.UU., hemos elevado la calificación del high yield corporativo a un rating de 4/5.
  • La temporada de resultados en EEUU ha transmitido un mensaje tranquilizador, con el crecimiento de los beneficios reafirmando nuestra preferencia por el mercado estadounidense.
  • Aunque las perspectivas para los mercados privados siguen siendo en general favorables, el aumento de las preocupaciones crediticias nos ha llevado a reducir nuestra calificación a 3/5.

“Invertir en un entorno en el que la mayoría de las clases de activos cotizan en niveles de valoración récord presenta desafíos. Normalmente, ello se traduce en menores rendimientos esperados a largo plazo y en una mayor volatilidad a corto plazo, especialmente ante posibles shocks externos. Para proteger los resultados acumulados en lo que va de año, hemos incrementado de forma proactiva las coberturas de las carteras", explica. 

UBP ha revisado al alza nuestra previsión de crecimiento económico de EE. UU. para 2026, desde un rango del 1–1,5% hasta un nivel más cercano al 2,%. Esta mejora responde a varios factores, entre ellos el aumento de las inversiones en IA, la resiliencia del gasto de los consumidores y el impacto anticipado del futuro relajamiento monetario por parte de la Reserva Federal. A escala global, se espera que el crecimiento se vea impulsado por importantes medidas de estímulo fiscal en EEUU, Alemania, Japón y, potencialmente, China.

En el plano corporativo, la temporada global de resultados se acerca a su fin, con las compañías presentando, una vez más, sólidos resultados que han superado las expectativas de los analistas. En renta variable, la temporada de resultados del tercer trimestre en EEUU ha sido tranquilizadora, con un crecimiento de beneficios que alcanza un impresionante 15% interanual, muy por encima de la estimación inicial del 7,6%. Esta fortaleza se debe en gran parte al dominio de la IA en los mercados bursátiles, con el sector tecnológico registrando un notable crecimiento de beneficios del 28% (excluyendo Nvidia, que aún no ha presentado resultados). 

La sólida inversión en semiconductores, infraestructura en la nube y hardware relacionado con la IA ha seguido impulsando el crecimiento de los beneficios del sector tecnológico, reforzando la confianza de los inversores en tendencias estructurales a largo plazo. Resulta alentador que  el crecimiento de los beneficios también se está ampliando más allá de la tecnología, con las compañías no tecnológicas registrando un sólido crecimiento del 10,0% en el trimestre. 

Si bien los fundamentales siguen siendo sólidos, las valoraciones están elevadas. "En consecuencia, hemos decidido mantener nuestra asignación actual a renta variable, pero incrementar la protección de las carteras para mitigar riesgos potenciales. En renta fija, hemos elevado la calificación del high yield corporativo a 4/5 (desde 3/5), reflejando el entorno económico positivo en EE. UU.; además, hemos redistribuido parte de la exposición desde préstamos sénior hacia este segmento. La duración de la cartera también se ha ampliado hasta 4,5 años para las carteras en USD y GBP, dado que anticipamos tipos de interés más bajos de cara a 2026. Esta previsión cuenta con el apoyo de la presión de la Administración estadounidense y de la esperada conclusión del endurecimiento cuantitativo. En cuanto a los mercados privados, aunque las perspectivas generales siguen siendo favorables, están aumentando las preocupaciones sobre la calidad crediticia tanto de entidades privadas como cotizadas. Para reflejar mejor estos riesgos, hemos rebajado la calificación de esta subclase de activos a 3/5 (desde 4/5)", subraya.

Putnam: "la IA generará enormes oportunidades e importantes riesgos"

Andy O'Brien, gestor de carteras en las estrategias de Investigación de EEUU de Putnam Investments, ofrece su visión: "Creemos que la IA es la innovación tecnológica definitoria de esta generación, una que transformará de manera fundamental la forma en que las personas viven y trabajan en los próximos años y décadas. Al igual que en ciclos transformadores anteriores, como el auge de Internet, esta ola generará enormes oportunidades de inversión. Sin embargo, también traerá importantes riesgos, ya que muchos de los primeros participantes probablemente no alcanzarán sus ambiciosos objetivos y muchas empresas consolidadas enfrentarán nuevas disrupciones".

Los casi 500.000 millones$ previstos en gasto de infraestructura a gran escala para 2025 se citan con frecuencia como evidencia de un comportamiento similar a una burbuja. Aunque cualquier expansión de gran envergadura conlleva el riesgo de un exceso de oferta temporal, "nuestra opinión es que los niveles elevados de inversión pueden variar de un año a otro, pero en última instancia se mantendrán hasta finales de la década. Esto estará respaldado por tres factores que perduran en el tiempo: la validación continua de las leyes de escalado de la IA y las mejoras de rendimiento con mayor capacidad de cálculo; la adopción creciente de la IA tanto en los mercados de consumo como en los empresariales; y la creciente intensidad de cálculo requerida por modelos cada vez más complejos y capaces de procesar múltiples tipos de datos (multimodales)".

"Seguimos siendo propietarios de beneficiarios líderes de infraestructura de gran capitalización como Nvidia y AVGO, que han capturado gran parte de la creación de valor temprana en la infraestructura de IA. Sin embargo, también nos enfocamos en la ampliación del conjunto de oportunidades, tanto dentro de las capas físicas de la IA (memoria, almacenamiento y energía) como en la capa de implementación (software, servicios y videojuegos), donde esperamos que surja la próxima etapa de creación de valor", añade.

Ebury: los mercados de divisas, escépticos

La inestabilidad de la semana pasada en los mercados bursátiles y las acciones tecnológicas no se trasladó a los mercados de divisas. Las divisas del G10 cotizaron en rangos estrechos, con la excepción del franco suizo, que se recuperó con fuerza tras la noticia del acuerdo comercial con EEUU que reduce los aranceles suizos al nivel europeo, y el yen japonés, que cayó debido a las preocupaciones sobre el despilfarro fiscal y monetario. 

Aunque el cierre del Gobierno estadounidense ha terminado, sigue habiendo incertidumbre sobre qué informes económicos se publicarán y cuándo. La decisión de la Fed en diciembre dependerá totalmente de estos datos, por lo que los mercados de divisas se están manteniendo escépticos hasta que se despejen las dudas sobre el estado de la economía estadounidense. Esta semana, la atención se centrará en la reanudación de las publicaciones económicas estadounidenses. El jueves 20 de noviembre se publicará el informe de empleo de septiembre, que probablemente será el dato que más mueva a los mercados esta semana. También se seguirán de cerca las actas de la reunión de octubre de la Reserva Federal y los datos de inflación del Reino Unido, que se publicarán el miércoles 19, así como la publicación de los índices de gestores de compras (PMI) el viernes 21. A finales de esta semana deberíamos tener una idea más clara con respecto a los próximos pasos de la Fed y del Banco de Inglaterra. La reacción del mercado de bonos soberanos a los últimos titulares sobre el presupuesto será clave para la libra esterlina. 

  • EUR El BCE se encuentra en una situación más fácil que el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal. Ya ha completado en gran medida su ciclo de recortes, la inflación está cerca del objetivo y no muestra una tendencia al alza. El mercado laboral está mostrando resiliencia y sigue creando empleo, en general, aunque con grandes variaciones entre países. En nuestra opinión, los temores sobre el déficit fiscal francés se ven compensados en gran medida por la relajación fiscal en Alemania, y seguimos pronosticando una suave tendencia ligeramente al alza del euro en los próximos meses. Esta semana no hay muchas noticias económicas de primer orden procedentes de la zona euro. Las cifras de inflación de octubre se publicarán el miércoles, aunque se trata simplemente de estimaciones revisadas, por lo que es poco probable que tengan un impacto significativo en el euro. En cambio, prestaremos mayor atención a las cifras preliminares del PMI de noviembre, que se publicarán el viernes y que se espera que muestren otro mes de sólido crecimiento de la actividad empresarial. La presidenta del BCE, Lagarde, también hablará a finales de la semana, pero dudamos que vaya a causar demasiado revuelo.
  • USD El cierre del Gobierno estadounidense finalizó la semana pasada, tras alcanzarse un acuerdo entre demócratas y republicanos para financiar el Gobierno federal al menos hasta enero. Los escasos datos privados publicados en las últimas dos semanas sugieren que la creación neta de empleo se ha agotado recientemente, aunque todavía no existen demasiados indicios de despidos masivos. Sin embargo, el dólar se ha mostrado resiliente, ignorando tanto la incertidumbre como los indicios de una posible desaceleración debido al giro hawkish de la Reserva Federal. Otro acontecimiento destacable es la disposición de Trump a reducir los aranceles para intentar bajar el coste de vida de los estadounidenses, lo que supone un reconocimiento implícito de que los aranceles son inflacionistas y de que es más probable que el nivel medio de los aranceles baje a medio plazo y no suba. Como hemos mencionado, esta semana todas las miradas estarán puestas en la publicación del informe de empleo de septiembre, que se dará a conocer el jueves, en vez del viernes como suele ser habitual. 
  • GBP El cambio radical del Gobierno laborista la semana pasada con respecto al aumento del impuesto sobre la renta intensificó el nerviosismo en el mercado de bonos del Reino Unido. Los bonos soberanos se vendieron durante todo el viernes tras el anuncio, y el Reino Unido vuelve a liderar este último episodio de subida de rendimientos entre los países del G10. Las acciones británicas también se resintieron. Los datos sobre el empleo de septiembre y octubre publicados la semana pasada confirmaron la tendencia a la baja del mercado laboral, con un aumento del desempleo y recortes de plantilla por parte de las empresas. Las débiles cifras del PIB coronaron una semana sombría para el Reino Unido y la libra esterlina. La venta masiva en el mercado de bonos del Estado y la inflación obstinadamente alta complican lo que debería ser la respuesta obvia del Banco de Inglaterra ante este debilitamiento de la economía: la reducción de los tipos de interés. 
10Nov

EuropeG plantea duplicar los fondos comunitarios de innovación, reformar la política de competencia y avanzar hacia una mayor integración política si Europa quiere preservar su soberanía económica y tecnológica.

Miguel Ángel Valero

EuropeG, el Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política dirigido por Antoni Castells, advierte que la Unión Europea (UE) se enfrenta a una brecha tecnológica persistente frente a EEUU y China, y corre el riesgo de quedar atrapada en la “trampa tecnológica media”. Con un gasto en I+D (Investigación y Desarrollo) equivalente al 2,3% del PIB frente al 3,5% estadounidense, la UE invierte un 35% menos en innovación, una diferencia que se mantiene estable en 2025, según afirma el Policy Brief nº 22, “La nueva política industrial en la Unión Europea”, firmado por Rafael Myro (Universidad Complutense de Madrid) y Vicente Salas (Universidad de Zaragoza).

El documento llama a duplicar los fondos comunitarios de innovación, reformar la política de competencia y avanzar hacia una mayor integración política si Europa quiere preservar su soberanía económica y tecnológica.

EuropeG subraya que la política industrial ha pasado de ser un asunto marginal para convertirse en un eje central de la agenda económica europea con el objetivo de lograr una Europa más competitiva.

El Policy Brief analiza la nueva estrategia comunitaria impulsada tras los informes Letta y Draghi y plasmada en la Brújula de la Competitividad de la Comisión Europea, que reconoce la necesidad de combinar mercado, regulación y acción pública estratégica. 

La UE afronta un cambio estructural en la gobernanza económica global: de un modelo basado en reglas a uno basado en bloques, donde la intervención selectiva de los Estados y la coordinación europea serán decisivas para asegurar resiliencia, autonomía y liderazgo tecnológico.

El informe plantea un “trilema” entre política industrial, regulación y defensa de la competencia, y describe tres escenarios: 

  • mercado regulado (predominio de regulación y competencia, modelo tradicional de la UE), 
  • mercado concertado (predominio de regulación y política industrial, cercano al modelo de EEUU desde 1980), 
  • y mercado dirigido (predominio de competencia y política industrial, similar al modelo chino). 

Los informes Letta y Draghi se inclinan por modelos entre el mercado dirigido y el concertado.

El déficit de innovación: una debilidad estructural

El informe identifica el déficit de innovación privada como la principal causa de la pérdida de competitividad europea. Mientras EEUU y China concentran su inversión en tecnologías emergentes —inteligencia artificial, biotecnología o semiconductores—, las empresas europeas siguen centradas en sectores maduros como la automoción o la maquinaria industrial.

La UE dedica un 2,3% de su PIB a I+D, frente al 3,5% de EEUU. Esta diferencia —más de un 35% menos de esfuerzo innovador— explica el retraso acumulado en productividad, rentabilidad empresarial y liderazgo tecnológico. El Policy Brief propone duplicar el presupuesto del Programa Marco de I+D hasta 200.000 millones€ y crear una agencia europea inspirada en el modelo estadounidense ARPA, famosa por haber impulsado avances como Internet o el GPS. Esta nueva agencia, integrada en el European Innovation Council, permitiría financiar proyectos tecnológicos de alto riesgo e impacto, con una gestión más ágil y flexible para competir con EEUU y China en innovación disruptiva.

Una de las conclusiones del documento es la necesidad de revisar el equilibrio entre la defensa de la competencia y la intervención pública. El marco comunitario se ha basado durante décadas en evitar distorsiones del mercado, pero hoy esa ortodoxia limita la capacidad de respuesta ante los grandes competidores globales. EuropeG plantea que la UE debe permitir estrategias industriales comunes, flexibilizar las ayudas de Estado y adaptar su política de competencia para promover campeones europeos en sectores estratégicos.

El informe insiste en que la escala de la transición tecnológica requiere instrumentos financieros europeos más potentes y coordinados. Propone ampliar el alcance del Banco Europeo de Inversiones, fortalecer los fondos de inversión pública, y movilizar el ahorro privado hacia proyectos industriales y tecnológicos. También sugiere mejorar la integración de los mercados de capitales y avanzar en una unión fiscal parcial que permita financiar proyectos comunes de innovación y sostenibilidad.

Transiciones verde y digital: avances insuficientes

EuropeG aplaude las iniciativas europeas —Chips Act, Critical Raw Materials Act e InvestIA—, pero advierte que su despliegue sigue siendo lento y burocrático. En el vehículo eléctrico, las importaciones chinas ya representan más del 50% del mercado europeo, y la empresa de EEUU Tesla continúa expandiendo su producción en la UE. De igual forma, en materia de inteligencia artificial, la inversión privada europea (11.000 millones€), es seis veces inferior a la estadounidense (67.000 millones€). En la digitalización, la UE se encuentra muy retrasada en áreas clave como la IA. 

La UE destaca en computación cuántica gracias a iniciativas como Quantum Flagship, pero necesita fortalecerse en sectores como salud, farmacia, defensa yaeroespacial, donde existen dependencias o se ha perdido cuota de mercado. 

Sin una coordinación real entre los Estados miembros, la UE corre el riesgo de quedar rezagada en la carrera tecnológica global. La política industrial solo puede prosperar en una Unión Europea con instituciones más fuertes y una visión común. La intervención selectiva del Estado beneficia a unos sectores y territorios más que a otros, y por tanto requiere una legitimidad política que hoy la UE aún no tiene plenamente desarrollada.

EuropeG considera que el avance hacia una Europa más integrada en materia económica y tecnológica será inevitable si la Unión quiere mantener su peso en la economía mundial. El documento concluye que Europa no puede seguir siendo un regulador global sin músculo industrial propio y que debe convertir la nueva política industrial en la base de un pacto de competitividad, soberanía y crecimiento sostenible.

El protagonismo de la política industrial en la UE enfrenta la dificultad de compatibilizar un intervencionismo selectivo con una estructura política débil que requiere unanimidad y el difícil encaje con la regulación y la defensa de la competencia, políticas tradicionalmente alejadas del dirigismo estatal.

La política industrial implica un intervencionismo selectivo del Estado en la economía para influir en la asignación de recursos productivos bajo criterios de interés general. La política industrial beneficia a unos colectivos más que a otros y, por tanto, necesita de un Estado fuerte y convencido de que el resultado final es positivo para el interés general. Los órganos políticos de la UE, en su diseño actual, tienen una hegemonía muy limitada sobre las políticas de los Estados nacionales. Si la UE quiere que la política industrial comunitaria adquiera más protagonismo en el conjunto de las políticas públicas, tal como demanda el escenario de política de bloques y no de reglas a la que parece dirigirse el mundo actual, el avance de Europa hacia una mayor integración política parece inevitable.

06Nov

Ya no basta con anunciar más gasto en inteligencia artificial; los inversores quieren saber cuánto se gana con cada dólar invertido. Es la primera vez desde que comenzó el auge de la IA que el incremento del gasto no garantiza una respuesta positiva en Bolsa.

Miguel Ángel Valero

La última temporada de resultados de las grandes tecnológicas ha vuelto a girar en torno a la inteligencia artificial (IA). Pero, a diferencia de trimestres anteriores, el mercado ha empezado a distinguir entre promesas y resultados. La narrativa del 'todo vale' para la IA comienza a perder fuerza, y los inversores ahora exigen algo más que planes ambiciosos: quieren ver beneficios tangibles. 

Las grandes compañías del sector (Amazon, Alphabet, Microsoft, Meta, Apple y Tesla) superaron las expectativas, con un crecimiento de beneficios cercano al 27%, muy por encima del 15% previsto antes del inicio de la temporada. Pero el comportamiento en Bolsa mostró un cambio importante: la recompensa ya no es automática. Las empresas que lograron demostrar que sus inversiones en IA generan ingresos reales fueron premiadas, mientras que aquellas cuyos proyectos aún no se traducen en resultados fueron castigadas con dureza. 

Amazon fue la gran ganadora de la semana. Su división de servicios en la nube, AWS, volvió a acelerar el crecimiento y sus acciones subieron casi un 10%, pese al fuerte aumento de la inversión en infraestructura. Alphabet también convenció al mercado al anunciar que los ingresos derivados de sus productos basados en IA generativa se triplicaron respecto al año anterior, y que las ventas de Google Cloud crecieron un 34%, superando las previsiones. En ambos casos, el mensaje fue claro: el gasto en inteligencia artificial empieza a dar frutos. 

En cambio, Meta se llevó el golpe más severo con sus acciones, registrando la mayor caída diaria de los últimos tres años después de que los inversores reaccionaran con escepticismo ante sus planes de gasto. Aunque la compañía destacó las mejoras en sus sistemas de anuncios y la eficiencia impulsada por la IA, la falta de ingresos visibles relacionados con esas inversiones encendió las alarmas. Microsoft tampoco escapó al escrutinio: su crecimiento en la nube no impresionó al mercado, y las acciones retrocedieron más de un 4% en dos días.

Los analistas coinciden en que se ha producido un punto de inflexión: el mercado empieza a aplicar una “disciplina de retorno” a la euforia inversora. Ya no basta con anunciar más gasto en inteligencia artificial; los inversores quieren saber cuánto se gana con cada dólar invertido. Es la primera vez desde que comenzó el auge de la IA que el incremento del gasto en capital no garantiza una respuesta positiva en Bolsa. 

Aun así, la revolución tecnológica no se detiene. Los compromisos de inversión por parte de los grandes actores siguen actuando como motor del mercado y arrastran a todo el ecosistema asociado. Nvidia volvió a ser la gran beneficiada, con una subida cercana al 9% y una valoración que superó por primera vez los cinco billones de dólares, un hito histórico. También se vieron impulsadas otras empresas vinculadas a la cadena de suministro de la IA, como fabricantes de chips, proveedores de almacenamiento o constructoras de centros de datos. Incluso compañías industriales como Caterpillar, favorecidas por el auge de la infraestructura tecnológica, registraron alzas notables.

En conjunto, la inteligencia artificial sigue siendo el epicentro del crecimiento corporativo estadounidense. Los índices Nasdaq 100 y S&P 500 se mantienen cerca de máximos históricos, apoyados por el empuje de este sector que sigue concentrando la mayor parte de las ganancias del mercado. Sin embargo, el gran examen aún no ha llegado. Nvidia, el termómetro indiscutible del ciclo de la inteligencia artificial, presentará resultados el 19 de noviembre. Las expectativas son altísimas, y cualquier decepción, aunque no es habitual que se produzca, podría generar un impacto en cadena en todo el sector.

"La lección que deja esta temporada de resultados es clara: la inteligencia artificial ha pasado de ser una promesa incuestionable a un proyecto que debe rendir cuentas. Los inversores ya no se conforman con visiones de futuro; ahora exigen evidencias de rentabilidad. El entusiasmo sigue vivo, pero la paciencia basada en promesas futuras podría estar empezando a agotarse", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Crecimiento sin empleo

Por otra parte, la economía estadounidense está mostrando un fenómeno inquietante: el PIB crece mientras la contratación se frena. Algunos lo llaman “crecimiento sin empleo”. ¿Es la inteligencia artificial la culpable? Todo apunta a que la IA está elevando la productividad en tareas concretas, pero su efecto neto sobre el empleo dependerá de cómo las empresas rediseñen el trabajo y de si los gobiernos acompañan con formación, reglas de competencia y políticas de adaptación real.

Según el Fondo Monetario Internacional, cerca del 40% de los empleos del planeta están altamente expuestos a la IA generativa. Pero exposición no equivale a despido, sino a transformación: cambio de tareas, reasignación de tiempo y nuevas combinaciones de habilidades. El riesgo surge cuando esa transición no se gestiona bien. Si los beneficios del capital tecnológico se concentran, la desigualdad aumenta y el dividendo de la IA no se traduce en empleo de calidad. En ese escenario, la tecnología amplifica brechas y deja atrás a quienes no reciben formación o tiempo para adaptarse.

Estamos, sin duda, ante una de las revoluciones tecnológicas más importantes de la historia de la humanidad. La inteligencia artificial no es una moda: es un cambio estructural que reconfigurará el sistema productivo y las reglas sociales con las que hemos convivido durante décadas. Nadie puede prever con certeza el futuro, pero todo indica que en una década el mercado laboral será irreconocible. Para quienes se adapten, aprendan y se reciclen, las oportunidades serán enormes. Pero para otros (por edad, falta de conocimientos o simplemente desinterés) esta ola puede convertirse en una sentencia de exclusión. Cada revolución ha tenido ganadores y perdedores; la diferencia es que esta avanza a una velocidad sin precedentes.

"Yo no tengo la respuesta, pero sí una convicción: debemos evitar los extremos. Ni el apocalipsis ni la promesa fácil. La evidencia sugiere un futuro de trabajo transformado, no eliminado, con claros avances de productividad y riesgos manejables… siempre que hagamos bien nuestra parte. El problema es que no confío en quienes deberían pilotar este cambio. Miro a la casta política que gobierna el mundo y veo con espanto que hace tiempo dejaron de hacerlo para los ciudadanos. Hoy solo buscan preservar un sistema del que se benefician. Pensar que serán capaces de anticiparse y preparar a la sociedad para esta disrupción es, siendo realistas, un acto de fe. Basta observar los debates a los que dedican su tiempo: irrelevantes frente al desafío histórico que enfrentamos. Pedirles que piensen en las próximas décadas es como pedirle a un niño que se preocupe por su vejez", apunta Pablo Gil.

"Algunos visionarios ya defienden como solución una renta mínima universal para quienes no trabajen. Es un debate legítimo, pero personalmente tengo mis dudas. El ser humano siempre se ha movido por metas, desafíos y logros. Trabajar (en el sentido amplio de crear, aportar o mejorar algo) forma parte de nuestra naturaleza. No creo que estemos preparados para vivir sin propósito, ni que una renta garantizada sustituya la satisfacción de sentirse útil. Porque sobrevivir no es lo mismo que vivir", reflexiona este experto.

La guerra del cómputo

En medio de este debate, algo enorme está ocurriendo en el mundo de la inteligencia artificial, pero fuera del foco mediático. No tiene que ver con los modelos ni con los algoritmos, sino con la infraestructura invisible que los alimenta. Durante años, las grandes tecnológicas compraban capacidad en la nube a gigantes como Amazon, Google o Microsoft. Pero ahora estamos entrando en una nueva fase: la economía de guerra del cómputo. 

Microsoft y otras compañías ya no se limitan a contratar servidores: están creando y financiando un ejército de empresas (las llamadas NeoClouds) dedicadas exclusivamente a generar potencia de cálculo para la IA.

Son una nueva especie dentro del ecosistema tecnológico: proveedores privados de cómputo a gran escala, que funcionan casi como extensiones de los gigantes tecnológicos. No ofrecen servicios al público, sino que construyen centros de datos enteros solo para un cliente y mueven por detrás los hilos. 

  • IREN, una antigua minera de bitcoin, acaba de firmar un acuerdo de 9.700 millones$ con Microsoft, transformándose en proveedor de IA de la noche a la mañana.
  • Nebius, con un acuerdo de 17.400 millones, ha pasado a ser una especie de anexo de infraestructura privada.
  • CoreWeave, pionera del modelo, consiguió un contrato multimillonario con Microsoft, lo usó como aval para pedir préstamos a Blackstone y empezó a acumular GPU como si fueran reservas estratégicas.

Montar un centro de datos de alta capacidad cuesta miles de millones, y las NeoClouds no tienen ese capital, así que utilizan un mecanismo clásico de apalancamiento:

  1. Firman un contrato a largo plazo por ejemplo con Microsoft (que garantiza ingresos futuros).
  2. Usan ese contrato como garantía ante fondos de inversión o bancos.
  3. Obtienen créditos masivos para comprar GPUs y construir más infraestructura.

El resultado es que crecen a toda velocidad, pero a base de deuda. Y mientras, los reguladores y las redes eléctricas intentan alcanzar el ritmo, estas empresas hipotecan el futuro para sostener el apetito de cómputo de la IA. Así que ojo, porque lo que se presenta como “innovación” empieza a parecerse a una política industrial privada, movida por deuda, chips y contratos exclusivos.

En cualquier caso, lo que queda claro es que la IA no es solo una revolución tecnológica; es una carrera por el territorio computacional respaldad por deuda, donde el poder se mide en GPU, capacidad eléctrica y acceso al crédito. 

Evli: las valoraciones no están al nivel de burbuja

Las acciones tecnológicas se han convertido en el núcleo del mercado bursátil y, por tanto, las narrativas sobre su futuro son críticas para el rendimiento de todo el mercado. Las tecnológicas representan cerca del 60% de la capitalización bursátil estadounidense y más del 20% de los mercados emergentes. Las acciones europeas tienen la menor exposición. Una corrección brusca en las tecnológicas y, por tanto, en las Bolsas globales erosionaría la riqueza de los hogares y debilitaría el consumo, perjudicando el crecimiento económico.

La narrativa principal respecto a las tecnológicas es el auge de la inteligencia artificial, señala Valtteri Ahti, Chief Investment Strategist and Head of Investment Research de la gestora nórdica Evli. Hay temores generalizados de que la IA se haya convertido en una burbuja y existen síntomas inconfundibles de burbuja. Hay un gran bombo sobre semanas laborales de tres días a medida que los robots sustituyen a los humanos.

El meteórico ascenso de acciones ligadas a la IA sin ingresos recuerda mucho a la burbuja puntocom. Hay financiación de proveedores: Nvidia invertirá hasta 100.000 millones$ en OpenAI, parte de los cuales vuelven a Nvidia en compras de GPU.

Existen diferencias significativas entre la burbuja puntocom y el auge actual de la IA. Durante la burbuja puntocom, las tecnológicas construyeron vastas redes de fibra esperando una demanda que no llegó. Un año después del estallido, el 85% de la capacidad de fibra estaba sin usar. El auge de la IA es diferente, ya que la oferta de centros de datos no puede cubrir la demanda existente por la escasez de chips, energía y mano de obra cualificada.

Sin embargo, la verdadera prueba de una burbuja es la valoración, o más concretamente, las valoraciones infladas. Al fin y al cabo, una burbuja consiste en que los inversores están dispuestos a pagar una prima significativa sobre los fundamentales porque las perspectivas de futuro son excepcionalmente brillantes.

Como grupo, las principales tecnológicas actuales —Nvidia, Microsoft, Amazon, Google y Meta— cotizan a valoraciones significativamente más bajas que los líderes de la burbuja puntocom: Cisco, Nortel, IBM, Intel y Microsoft.

La razón principal es que los líderes tecnológicos actuales son mucho más rentables y tienen balances mucho más sólidos que los de la era puntocom. La característica clave de una burbuja son las valoraciones extremadamente altas, que aún no se observan en el mercado actual.

Otra característica clave de una burbuja es que muchos inversores participan en el mercado no porque crean en el futuro, sino porque esperan que otros sigan haciéndolo. La dinámica de burbuja y auge está intrínsecamente ligada a las expectativas y, por tanto, a las noticias sobre si la historia sigue intacta.

Esto implica que el auge se pone a prueba de vez en cuando, lo que significa volatilidad. Por tanto, las valoraciones no están en niveles de burbuja, pero pueden producirse correcciones a medida que se ponga a prueba la narrativa de la inteligencia artificial.

Por otra parte, Japón considera incluir 6.500 millones$ anuales de los Presupuestos ordinarios a inversiones en IA y semiconductores. La clave está en que, hasta la fecha, estos fondos se canalizaban a través de Presupuestos extraordinarios, por lo que no ofrecían la estabilidad que proporciona el regular. En el último ejercicio final, se destinaron aproximadamente 9.700 millones a este propósito y, desde 2021, la cantidad acumulada asciende a unos 37.140 millones.

04Nov

"Prosperarán los sectores que consigan sacar provecho de la automatización para atender las necesidades asociadas" a los cambios de patrones de consumo por el envejecimiento, vaticina Maria Vassalou, directora del Pictet Research Institute.

Miguel Ángel Valero

Se está produciendo un cambio estructural de la población, por la longevidad y las bajas tasas de natalidad, que los próximos 25 años va a provocar descenso del número de adultos en edad de trabajar en las principales economías, mayores tasas de dependencia y pérdida de impulso de los tradicionales motores del crecimiento económico. Pero la menor fuerza de trabajo cambio puede compensarse con aumento de la productividad mediante automatización e inteligencia artificial (IA), determinantes estratégicas para que las economías sean más fuertes, resilientes y en mejor situación para crecer a largo plazo.

Estas tecnologías pueden servir de catalizador del aumento de la productividad y crecimiento del PIB, incluso contribuyendo a reducir los niveles de deuda. De hecho, una nueva frontera de oportunidades de inversión se está generando en la encrucijada entre cambios demográficos e innovación tecnológica, en todos los países e industrias, si bien con ganadores y perdedores.

Para la doctora en economía financiera Maria Vassalou, directora de Pictet Research Institute, “estamos ante un cambio demográfico y transformación económica a largo plazo que conforman la manera en que se asigna capital, se incrementa la productividad y se crece. Las economías con poblaciones envejecidas y mano de obra cada vez más escasa se enfrentan a la disyuntiva de no hacer nada hacia el declive o transformarse para seguir creciendo". 

"Por suerte, la evolución de la automatización y la inteligencia artificial llegan en el momento oportuno para contrarrestar la menor fuerza de trabajo. Además, con el envejecimiento cambian los patrones de consumo. Prosperarán los sectores que consigan sacar provecho de la automatización para atender las necesidades asociadas”. subraya.

El centro de investigación del grupo suizo Pictet ha elaborado el estudio Demographics & Technology, que constata que vivienda, salud y alimentación son los sectores más beneficiados por la longevidad, la automatización y la IA. Pero avisa que "los aumentos de productividad dependen de las políticas, infraestructura y capacitación laboral".

La tendencia demográfica global es clara, estamos en punto de inflexión global en el que el “dividendo demográfico”, periodo en el que la proporción de población en edad de trabajar (15 a 64 años) aumentaba en relación con la total, ha terminadoHasta 2050 la tasa de dependencia en las principales economías aumentará por envejecimiento de su población, sobre todo en Japón y China, así como bajas tasas de fertilidad, aunque con el alivio de inmigración en países como Canadá y EEUU. Para 2080, se espera que China tenga más personas mayores de 65 años que de 15 a 65. En conjunto, mientras Japón, China, España y Alemania experimentarán disminución, en Canadá, EEUU, Reino Unido, Suiza, Benelux y Francia, la población puede aumentar hasta 2050 por inmigración, aunque la resistencia social y política al respecto introduce incertidumbre.

En todo caso las personas que envejecen, especialmente mayores de 74 años, cambian las pautas de consumo hacia vivienda, atención médica y salud y alimentación. Esta población en Japón supondrá el 28% del consumo interno para 2050 mientras que en EEUU llegará al 14%.

Automatización: de sustituir personas a aumentar la productividad

Ahora bien, la nueva ola tecnológica puede compensar la falta de mano de obra. Se debe a que, a medida que esta se vuelve más escasa y cara, las empresas tienen incentivos para invertir en tecnologías que puedan sustituirla y/o mejorar la productividad. El efecto es mayor en economías donde el coste del capital es bajo, con grupos más jóvenes y educados, que muestran mayor capacidad de aprendizaje y adaptación e intervención del sector público en la infraestructura, mediante mecanismos de distribución de riesgos, lo que reduce las barreras de entrada.

Además, hay que tener en cuenta que la robótica parece haber evitado la típica caída de productividad en forma de “curva J” de las tecnologías de uso general, como ocurrió con la electricidad e internet. La adopción de robótica puede evolucionar en dos fases. En primer lugar, los robots de sustitución reemplazan mano de obra escasa, lo que se puede hacer rápidamente, pero sin mejora de eficiencia. Le siguen los robots que aumentan la producción. Es más costoso y requiere mayor periodo para generar resultados, pero aumenta la productividad de los empleados en lugar de reemplazarlos. 

Japón, uno de los primeros países en sufrir el envejecimiento de la población, con la adopción pionera de la automatización, ha pasado sustituir mano de obra a aumentar la productividad, con rediseño organizacional. Es líder mundial en densidad de robots en la industria de metales básicos y maquinaria, 30 por cada 1.000 trabajadores, según la Federación Internacional de Robótica. China ha llegado a 10 por 1.000 trabajadores en una década.

Pero hay otras economías rezagadas en automatización, sobre todo en Europa -a pesar del envejecimiento de su población- y este de Asia, con escasa inversión en tecnologías facilitadoras.  En Japón, EEUU y China, dos tercios de los robots ya se centran en mejora de productividad en lugar de eliminar puestos de trabajo, pero Alemania usa casi un 40% de sus robots para sustituir de mano de obra. En conjunto Europa muestra grandes ganancias potenciales de automatización a partir de una mano de obra cualificada y experiencia industrial.

La IA entra en una fase de escala

A esto se añade que la inteligencia artificial (IA) está a punto de entrar en fase de escala y aumento de productividad, mediante aplicaciones pioneras en diagnóstico médico, logística y servicios financieros. En radiología, los sistemas de IA están mejorando la precisión del diagnóstico; los centros de distribución emplean tecnologías guiadas por visión con aumentos de doble dígito en la velocidad de la selección de los productos y los agentes conversacionales están gestionando consultas bancarias rutinarias. 

La automatización mediante IA puede aumentar el crecimiento del PIB de EEUU 0,4% la próxima década y la proyección de Pictet sugiere aumentos de la productividad de 1 a 1,5 %, similares a las de la robótica.

Ahora bien, esta capacidad para escalar y generar aumentos de productividad depende de las políticas apropiadas y disponibilidad de infraestructuras digitales robustas, computación en la nube, datos etiquetados y chips GPU capaces de cálculos intensivos, con capacitación de una fuerza de trabajo altamente cualificada.

Sectores: ganadores y perdedores

El caso es que la investigación sobre demografía analiza principalmente los peligros de la reducción de la fuerza laboral para el crecimiento, pero ignora lo que la automatización y la IA pueden aumentar la productividad. Por su parte, la investigación sobre automatización e IA se centra en los trabajos que pueden perderse, pero pasa por alto que pueden resolver problemas demográficos. 

De hecho, hay oportunidades de inversión en la encrucijada. Ahora bien, en este cruce entre evolución demográfica y potencial automatización los inversores deben diferenciar entre regiones, pues no todos los países lo aprovecharán o se beneficiarán por igual. 

Además, para que un sector o industria se beneficie del envejecimiento de la población debe estar en un territorio en el que la robótica e IA puedan impulsar la productividad por capacidad digital y física para escalar.

Así, las carteras de los inversión pueden construirse en torno a temas que atiendan las necesidades de unos consumidores maduros. Las personas que envejecen gastan más en vivienda, propicia a mejora de materiales de construcción y aplicación de robótica e IA para hacerla adecuada a las personas mayores, incluyendo el "hogar inteligente" e infraestructuras adaptadas a la edad.

Por su parte la atención médica ha sido de los primeros sectores en adoptar la robótica y la IA para diagnósticos y productos relacionados con la longevidad. Las oportunidades se extenderán más allá de productos farmacéuticos y dispositivos médicos a soluciones de longevidad proactivas que prolongan los años de vida saludable y el bienestar. 

Además, el sector alimentario es un área de inversión prometedora, pues a medida que las poblaciones envejecen gastan más en alimentos, cuya demanda es inelástica, pero susceptible de automatización e IA en producción, procesamiento y envasado.

Sin embargo, otros sectores, como vestido, transporte de personas y ocio, probablemente experimenten disminución de demanda con el envejecimiento por el cambio de los patrones de consumo y menores beneficios de la automatización y la IA.

31Oct

Se sugiere una estrategia más ambiciosa a largo plazo, en la que se sacrifica parte del crecimiento inmediato para situarse como líderes en el efervescente mercado global de la inteligencia artificial.

Miguel Ángel Valero

A falta de Nvidia, que los presenta el 19 de noviembre, las grandes tecnológicas de EEUU han hecho públicos sus resultados en los nueve primeros meses de 2025 y sus previsiones para el próximo ejercicio. Tanto Microsoft como Meta superaron las expectativas, pero decepcionaron con sus expectativas para 2026. 

Ambas compañías comienzan a reflejar en sus cuentas el impacto de sus apuestas por la inteligencia artificial (IA) y los costes asociados que se esperan para los próximos ejercicios. Amy Hood, directora financiera de Microsoft, reconoce que, a pesar del fuerte incremento en la inversión, no están logrando satisfacer la demanda de capacidad para IA. Los ingresos de la división Azure mantienen un ritmo de crecimiento de doble dígito (+27%). 

Por su parte, Meta anticipó un aumento sustancial de los gastos en 2026 y, además de algunos costes extraordinarios, no ofreció cifras claras sobre cómo la inversión en IA está impulsando sus ingresos. Y su línea de gafas inteligentes continúa generando pérdidas, esta vez por valor de 4.400 millones$ en el trimestre, aunque según Mark Zuckerberg, CEO y fundador de la empresa, se trata de una gran oportunidad. Admite que podría producirse una sobreinversión en capacidad computacional, en cuyo caso se plantearían venderla a terceros, aunque aclara que aún no se ha dado esa situación.

Alphabet, que indicó que su asistente Gemini tiene ya 650 millones (+44% desde el último trimestre) de usuarios activos al mes –frente a los más de 3.000 millones que se estiman para Chat GPT– y ofreció cifras mejores a las esperadas en su negocio de computación en la nube.

Google (Alphabet) está reabriendo una central nuclear en Iowa para alimentar sus centros de datos.

Entre las tres compañías, han gastado 78.000 millones$ en inversión de capital este trimestre, un 89% más que el año pasado. Esta tendencia continuará en los próximos meses.

Por su parte, Amazon superó ampliamente las expectativas, con una sorpresa positiva del +25%. Sus cifras reflejan que la demanda de capacidad computacional sigue siendo sólida: el negocio en la nube continúa creciendo a un ritmo interanual superior al 20%. De hecho, Andy Jassy, CEO de la compañía, destacó que la demanda actual es la más fuerte desde 2022.

Precisamente, Amazon ha anunciado que reducirá alrededor de 14.000 puestos corporativos (el 4% de su plantilla) en una decisión que, "lejos de reflejar debilidad, simboliza la nueva fase de la revolución de la inteligencia artificial", opina el analista Pablo Gil en The Trader. El ajuste afectará a un máximo de 1.200 trabajadores de sus oficinas corporativas en España (Madrid y Barcelona), pero no a empleados de entregas o de los centros logísticos.

El movimiento encaja con el mensaje que su CEO, Andy Jassy, lleva meses repitiendo: la IA permitirá a Amazon operar con menos personas y más productividad. Menos gasto en salarios, más inversión en algoritmos. Y deja muy claro que no será el último ajuste: la compañía planea seguir “eliminando capas” en 2026.

Aunque el despido masivo previo a Navidad pueda parecer impopular, el mensaje subyacente es claro: las tecnológicas siguen priorizando la eficiencia y el capital intensivo en IA sobre el empleo humano. Esto sugiere que el ciclo de inversión en inteligencia artificial aún está en plena expansión, y que la 'burbuja' que muchos temen no muestra señales de pincharse. Lejos de entenderse como debilidad, Amazon está reconfigurando su estructura para alimentar el mayor cambio tecnológico de las próximas décadas y adelantarse siempre gusta a los mercados.

Apple —una de las tecnológicas más alejadas de la ola de inversión en inteligencia artificial— presentó unos resultados que convencieron a los mercados, registrando el mejor tercer trimestre de su historia en términos de ventas, al superar la barrera de los 100.000 millones$. Su segmento más rentable, el de servicios, creció a una tasa interanual del 15%. Tim Cook, CEO de la empresa, anunció que se incrementarán los gastos operativos relacionados con el desarrollo de IA, aunque serán apenas 1.500 millones$, una cifra significativamente inferior a la de otras compañías del sector.

Además, Apple recibió buenas noticias en el ámbito comercial: el único arancel que paga actualmente —relacionado con el fentanilo y China— se reducirá a la mitad. La obligación de pago del resto de aranceles fue eliminada tras el compromiso de aumentar la inversión doméstica. En este trimestre, la compañía abonó 1.100 millones en aranceles, y estima que esta cifra podría ascender a 1.400 millones en el último trimestre del año.

 No obstante, la nota negativa vino precisamente de China, donde la demanda sigue siendo débil debido al aumento de la competencia local. En los últimos tres años, la participación de China en las ventas de Apple ha descendido del 20% al 14%.Llama la atención la diferente evolución en Bolsa tras presentar resultados: Alphabet (+2,5%), frente a los retrocesos de Microsoft (-2,9%) y sobre todo Meta (-11,3%). 

En el caso de la propietaria de Facebook, los mercados censuran sobre todo la decisión de Mark Zuckerberg de emitir deuda por 30.000 millones$, en una petición al mercado para seguir impulsando la inversión en IA, que tuvo en cualquier caso una demanda récord cercana a los 110.000 millones.

OpenAI pide a EEUU duplicar su capacidad energética anual (100 GW/año) para sostener el boom computacional. Y Qualcomm entra en el negocio de chips para servidores de IA, llegando a subir un 11% en Bolsa.

Todo esto apunta a un patrón: las grandes tecnológicas están reorientando su gasto hacia infraestructura, chips y energía para sostener el crecimiento del sector. Según estimaciones de analistas, el capex de las grandes nubes (Amazon, Microsoft, Google) crecerá más del 50% este año. En 2026, ese crecimiento bajaría al 20%, y ahí llegará el examen real: demostrar retornos tangibles de la inversión.

Las grandes tecnológicas han superado con creces las expectativas de crecimiento trimestral. Sin embargo, los cuatro principales “hiperscalers” —Amazon, Meta, Microsoft y Alphabet— comienzan a mostrar señales de que los costes operativos y la fuerte inversión en inteligencia artificial podrían empezar a limitar la expansión de márgenes que han disfrutado en los últimos años. Esto sugiere una estrategia más ambiciosa a largo plazo, en la que se sacrifica parte del crecimiento inmediato para posicionarse como líderes en el efervescente mercado global de la IA.

Puede que las cifras trimestrales recientes de las grandes tecnológicas generen ciertas dudas, pero la carrera por el dominio de la IA sigue su curso, en un entorno geopolítico más estable y con una Reserva Federal menos restrictiva. Estos tres factores, junto con la buena estacionalidad de los últimos meses del año, permitirán a estas empresas y a las Bolsas seguir avanzando.

26Oct

La inversión en los IA Companion Bots, asistentes diseñados no solo para ayudar, sino para acompañar emocionalmente, registrará tasas de crecimiento acumulado anual entre 30% y 40% durante la próxima década hasta el billón$.

Miguel Ángel Valero

Mientras la inteligencia artificial (IA) avanza a un ritmo vertiginoso, una nueva categoría empieza a ganar protagonismo: los IA Companion Bots, asistentes diseñados no solo para ayudar, sino para acompañar emocionalmente. No resuelven tareas: conversan, escuchan, motivan y crean vínculos con los usuarios y algunos expertos creen que serán el próximo motor silencioso de consumo… 

Y también de inversión de la IA, donde proyectan tasas de crecimiento anual acumulado real (CAGR) entre 30% y 40% durante la próxima década hasta el billón$ potencial. Estas cifras colocan el segmento entre los de mayor crecimiento dentro de la IA aplicada al consumidor, donde algunas de las tendencias del mercado dicen que la IA puede ayudar a solucionar problemas como son la soledad y la salud mental en las cada vez más normales relaciones digitales (gamming, videos) persistentes entre los usuarios jóvenes. A ello se uniría, claro, un modelo de negocio recurrente: suscripciones, personalización premium, paquetes emocionales.

No hablamos solo de conversar: estos bots construyen una “relación digital continua”, lo que puede generar una nueva economía de interacción constante. 

El crecimiento rápido de la IA de acompañamiento también está provocando alarma. Precisamente  California acaba de aprobar la primera ley que regula oficialmente los 'companion chatbots', obligando a verificar edad, limitar interacciones sexuales con menores, activar protocolos de crisis en casos de autolesión y prohibir que se presenten como profesionales de la salud. 

Esto implica que el sector empieza a dejar de ser experimental para ser sector regulado, lo que puede frenar a algunos actores… pero también legitimar a otros.

Las startups más famosas de bots de compañía como Replika o Character.ai siguen siendo privadas, pero los grandes jugadores expuestos al fenómeno (Meta, Google, Microsoft, Tencent, ByteDance) ya están incorporando funciones de acompañamiento emocional y relaciones digitales continuas dentro de sus ecosistemas IA.

El mercado de los IA companion bots no es solo un fenómeno cultural, sino un potencial “nuevo vertical” dentro de la economía de la inteligencia artificial. Aún está en fase emergente, pero combina tres ingredientes muy poderosos para el futuro: emociones, suscripción y escalabilidad algorítmica, tal y como ocurrió con las redes sociales o las apps de dating en su momento, tales como SpotifyTinder: primero uso emocional, luego monetización constante.

"No se trata de saber si hoy es momento de entrar, sino de saber si conviene empezar a vigilar quién podría liderar mañana un sector que convierte la conversación en negocio y la compañía en producto", apunta el analista Pablo Gil en The Trader.

Porque más del 70% de los adolescentes ha interactuado con chatbots de inteligencia artificial diseñados como “compañeros”, y casi un tercio afirma que esas conversaciones les resultan tan satisfactorias (o incluso más) que hablar con personas reales.

La razón es evidente: estos modelos se han vuelto expertos en responder con empatía, atención y validación instantánea. No juzgan, no se cansan y siempre están disponibles. Para una generación que vive en constante presión social, la IA se convierte en un refugio emocional. Pero hay un matiz clave: esas interacciones no son recíprocas.

Un principio básico del bienestar humano es sentir que importamos, no solo porque nos escuchan, sino porque aportamos algo al otro. Y un chatbot no necesita nada. No cambia por nuestra presencia, no crece con nosotros, no se apoya en nosotros.

"La IA puede ser una herramienta poderosa para aprender, reflexionar o incluso desahogarse. Pero no puede construir un vínculo. Porque una relación es algo mutuo, no una simulación. El desafío para las próximas generaciones no será solo saber usar la IA, sino entender sus límites emocionales. Y tener claro que lo que más valor da a una relación no es lo que recibimos, sino lo que somos capaces de construir con el otro", reflexiona Pablo Gil. 

22Oct

Pese a las advertencias sobre una posible burbuja, la entrada de OpenAI en el mercado de búsquedas en internet y el anuncio de Google de haber logrado la "ventaja cuántica práctica", disparan todo lo relacionado con la inteligencia artificial. Una tendencia que hace que Second Nature capte 22 millones$.

Miguel Ángel Valero

El anuncio del nuevo buscador de OpenAI marca el inicio de una nueva línea de negocio para la compañía y abre una carrera renovada por el dominio del mercado de búsquedas en internet. Actualmente, Chrome, el navegador de Alphabet, lidera ampliamente este sector con una cuota cercana al 90%, seguido por Bing, de Microsoft, con un 3,4%. 

La propuesta de Sam Altman busca aprovechar los modelos de inteligencia artificial para enriquecer y ampliar las capacidades de navegación, haciendo del buscador una herramienta más proactiva: capaz de ofrecer alternativas, realizar reservas y brindar recomendaciones personalizadas, todo ello mediante la interacción en lenguaje natural.

Alphabet, a través de Google, ha mantenido el liderazgo en las búsquedas en línea en Occidente durante más de dos décadas. Su posición dominante ha sido objeto de controversia, llegando incluso a los tribunales por demandas de competidores. Recientemente, la compañía logró evitar la escisión de su negocio de búsqueda respecto a la matriz principal.

Aunque el lanzamiento del buscador de OpenAI representa una señal de alerta para el gigante tecnológico, no es la primera vez que Alphabet enfrenta amenazas a su ecosistema, y en el pasado ha sabido salir fortalecido. Además, cuenta con una sólida base de usuarios, un ecosistema de aplicaciones interconectadas —Maps, YouTube, Fotos, Calendario, Gmail, Documentos, almacenamiento en la nube, entre otros—, recursos financieros superiores y modelos de IA que rivalizan con los de OpenAI.

La incursión de OpenAI en el ámbito de los buscadores refleja la creciente omnipresencia de esta tecnología en nuestra vida cotidiana. Independientemente de quién lidere esta nueva carrera, los usuarios seremos testigos de una transformación profunda en productos tan habituales como los navegadores web.

La llamada “destrucción creativa” ya está en marcha, y ningún gigante tecnológico quiere quedarse atrás. De hecho, Sundar Pichai, CEO de Alphabet, ha advertido que uno de los mayores riesgos en esta revolución es perderse la ola de innovación. Por ello, las empresas seguirán invirtiendo en capacidad computacional para perfeccionar sus modelos, integrarlos en sus productos y ofrecer experiencias diferenciadoras que impulsen sus ingresos. Una dinámica que seguirá alimentando el círculo virtuoso de la tecnología en los próximos trimestres. 

Google logra la "ventaja cuántica práctica"

En 2019, Google aseguraba haber logrado la "supremacía cuántica". Seis años después, afirma haber alcanzado la “ventaja cuántica práctica”, la resolución en poco más de dos horas de problemas que a los superordenadores más potente del mundo les costaría más de tres años. El algoritmo Quantum Echoes permite “resolver con precisión en regímenes que son, en la actualidad, intratables con las supercomputadoras clásicas”, por lo que está "más allá del clásico de la computación cuántica”.

Pero lo más importante es que, según Google, “el esquema es fácilmente aplicable a sistemas físicos reales”, y que esta prueba de concepto abre la puerta a desarrollos útiles en los próximos cinco años. 

Harmut Neven, vicepresidente de Ingeniería de Google y fundador y gerente de su laboratorio de Inteligencia Artificial Cuántica de la multinacional, asegura que “podemos hacer predicciones sobre sistemas del mundo real”, y que “con este algoritmo tenemos la primera herramienta a mano que nos acerca a aplicaciones del mundo real”,

Lazard AM: EEUU se beneficia del entusiasmo por la IA

La economía mundial sigue atravesando una fase de gran turbulencia, entre tendencias de desglobalización y riesgos geopolíticos crecientes. Sin embargo, últimamente las perspectivas globales han mejorado ligeramente: la reducción de los aranceles estadounidenses ha contribuido a disminuir algo la incertidumbre y a estabilizar las perspectivas de crecimiento. Desiree Sauer, estratega de inversiones de Lazard AssetManagement, cree que "por el momento no se vislumbra una recesión, aunque los conflictos comerciales y la caída de los ingresos reales frenan el dinamismo económico y reducen la confianza de los consumidores.

Sin embargo, Sauer ve debilidades estructurales: "El crecimiento de nuevos puestos de trabajo se encuentra en un nivel históricamente bajo, lo que indica una disminución de la demanda de mano de obra. Al mismo tiempo, sin embargo, también está disminuyendo la oferta de mano de obra. El endurecimiento de la política de inmigración, incluidas las deportaciones masivas, podría dificultar el acceso a la mano de obra en sectores clave. Esto no solo aumentaría los costes para las empresas, sino que también afectaría a la productividad".

Pero reconoce que el hecho de que la disminución de la demanda de mano de obra vaya acompañada de una disminución de la oferta de trabajo podría contribuir a que el mercado laboral alcance por sí solo un nuevo equilibrio a medio plazo. El actual auge de la inversión en inteligencia artificial tendrá un efecto positivo a largo plazo en la economía estadounidense, ya que ocupa una posición de liderazgo en este campo de futuro. "Por lo tanto, esperamos que el crecimiento de la productividad en EEUU siga siendo significativamente mayor que en otros países", explica.

La inflación debería seguir acelerándose, impulsada por el aumento de los aranceles comerciales y la contracción de la oferta de mano de obra como consecuencia de una política migratoria más restrictiva. "Aunque la Reserva Federal dio los primeros pasos en septiembre para estabilizar la economía y el mercado laboral, el margen para una mayor flexibilización de la política monetaria sigue siendo limitado, dada la presión inflacionista, a menos que se produzca una recesión económica significativa", avisa.

A esto se suma un riesgo potencial para la independencia a largo plazo de laReserva Federal: "La presión política por parte del Gobierno estadounidense pone de manifiesto la tensión actual entre la independencia de la política monetaria y la influencia política".

Otra carga es la deuda pública en constante crecimiento, que ha aumentado continuamente desde la crisis financiera mundial y ha incrementado enormemente la carga de los intereses. "Aunque medidas como la One Big Beautiful Bill Act proporcionan un impulso económico, el déficit presupuestario seguirá aumentando", advierte Sauer. 

Las estrategias del Gobierno estadounidense para aumentar los ingresos del Estado, entre ellas el aumento de los ingresos por aranceles, los programas de reducción de costes como el programa DOGE y la exigencia de tipos de interés más bajos, podrían aliviar un poco la situación. Sin embargo, es cuestionable que constituyan una solución sostenible. "Gracias al estatus del dólar como moneda de reserva mundial y a la confianza de los inversores, que sigue existiendo, aunque algo debilitada debido a la situación política, no se espera una crisis aguda de la deuda pública a corto o medio plazo", afirma la experta de la gestora de Lazard.

¿Qué significa esto para los inversores? Según Sauer, la gran cantidad de incertidumbres en materia de política comercial y geopolítica probablemente seguirá provocando una mayor volatilidad en los mercados de capitales. No obstante,  se mantiene optimista en general con respecto a las acciones, aunque, tras el fuerte repunte de los últimos meses, resulte difícil esperar nuevas ganancias significativas.

Vaticina que la inteligencia artificial seguirá siendo el asunto dominante en materia de inversiones en los próximos trimestres: "Las acciones estadounidenses y chinas se benefician especialmente de esta tendencia, ya que la expansión masiva en el ámbito de la IA está cambiando las estructuras económicas en todos los sectores y, por lo tanto, generando ganancias de productividad», afirma Sauer. 

Sin embargo, el optimismo y la fuerte afluencia de capital no deben contribuir  cuenta los riesgos: «La monetización de estas inversiones será decisiva para el éxito futuro de la IA", afirma Sauer. Para los inversores en euros, también se plantea la cuestión de si una posible nueva devaluación del dólar podría reducir o incluso neutralizar por completo las ganancias potenciales de las acciones estadounidenses.

Aunque Europa está claramente por detrás de EEUU y China en el desarrollo de la IA, muestra una dinámica positiva: "La inflación está controlada, los informes empresariales son sólidos y las acciones europeas tienen una valoración mucho más favorable que las estadounidenses», afirma Sauer. No obstante, existen retos, como los aranceles, la fortaleza del euro (para las empresas exportadoras) y la creciente presión competitiva de Asia. Por lo tanto, la experta considera conveniente centrarse en la calidad.

DWS: la digitalización necesitará mucha más energía

La digitalización se alinea con la sostenibilidad. Nuestro futuro digital va a requerir mucha más energía de lo que la mayoría imagina. El progreso tecnológico avanza a un ritmo vertiginoso, especialmente en los ámbitos de la IA y de los criptoactivos. Los modelos generativos, el análisis de datos a tiempo real y las aplicaciones basadas en blockchain están transformando tanto la economía como la sociedad. "Sin embargo, esta transformación digital conlleva un efecto secundario que a menudo pasa desapercibido: el aumento significativo de la demanda global de electricidad", advierte un análisis de DWS. 

La infraestructura que sustenta la IA y los criptoactivos, como los centros de datos, las soluciones de almacenamiento y los chips especializados, se está consolidando como uno de los mayores consumidores de energía a nivel mundial. Los centros de datos y las granjas de minería de criptos operan de forma ininterrumpida, para ejecutar cálculos complejos y procesar transacciones. Las exigencias en materia de refrigeración, seguridad y estabilidad de la red eléctrica han aumentado de manera constante. Esto genera una tensión creciente sobre las redes eléctricas, que deben mantener la estabilidad ante cargas constantes y adaptarse con flexibilidad a los picos de demanda.

Mientras tanto, la importancia estratégica de los proveedores de hardware está ganando relevancia, especialmente aquellos que ofrecen soluciones de seguridad para infraestructuras críticas, como centrales nucleares y turbinas. La disponibilidad de materias primas críticas se está convirtiendo en un factor geopolítico determinante, que puede influir en las decisiones de inversión.

No es únicamente el mundo digital el que está impulsando el aumento de la demanda energética. La electrificación también está evolucionando hacia un modelo en el que la generación y el consumo se vuelven cada vez más descentralizados y dinámicos. Los vehículos eléctricos, las cadenas de suministro inteligentes y los procesos de producción automatizados son solo algunos ejemplos de esta transformación.

Alemania desempeña un papel pionero tanto en el ámbito tecnológico como en el regulatorio. No obstante, la huella ecológica de este desarrollo es compleja. Además de las emisiones de CO₂, factores como el consumo de agua para refrigeración y el uso del suelo adquieren una importancia central. Tras esta transformación subyacen imperativos económicos y directrices políticas, pero también un compromiso creciente con la responsabilidad social y medioambiental. La sostenibilidad se ha convertido en un componente estructural de la planificación corporativa a escala global y también está influyendo en cómo se ejecuta la transformación de la electrificación.

Se necesitan innovaciones para hacer frente al creciente aumento de la demanda energética. Entre las soluciones clave destacan las energías renovables, los sistemas de refrigeración líquida y los diseños de chips energéticamente eficientes. Los chips de gestión energética y las nuevas tecnologías de red eléctrica están contribuyendo a redefinir la distribución y el uso de la electricidad. 

Los marcos regulatorios y las estrategias de inversión basadas en criterios ASG adquieren una relevancia cada vez mayor, especialmente en lo relativo a la seguridad de las infraestructuras críticas y al uso sostenible de los recursos. La escalabilidad y la seguridad del suministro a largo plazo están pasando a ocupar un lugar central en la agenda energética y de inversión global.

“Europa, y Alemania en particular, parecen estar bien posicionadas en esta transformación”, afirma Olivier Souliac, Head Indexing en Xtrackers Products en DWS. “Los grandes programas de infraestructuras y los incentivos a la innovación tecnológica están contribuyendo a sentar las bases para una infraestructura de IA sostenible, sistemas inteligentes de suministros y la movilidad del futuro”, añade.

La carrera contra el tiempo comenzó hace ya un tiempo. Lograr que la IA, los criptoactivos, y la electrificación de la economía sean transformadoras y sostenibles será un factor determinante para la viabilidad futura de nuestra sociedad. Tanto en el ámbito empresarial como en el político, las estrategias inteligentes, inversiones audaces y una mayor conciencia sobre los costes ocultos del progreso, siguen siendo de vital importancia.

UBP: inquietud ante una posible burbuja de IA

Por su parte, la Perspectiva Semanal de UBP La fragilidad aumenta en los mercados, señala que la renta variable global se mantiene al alza, impulsada por un inicio positivo de la temporada de resultados, una retórica comercial más moderada y renovadas expectativas de flexibilización monetaria de la Fed.

Sin embargo, estos factores favorables contrastan con las preocupaciones sobre la calidad crediticia tras informes de fraude en bancos regionales y la inquietud ante una posible burbuja de IA, lo que deja a los mercados más vulnerables a los titulares negativos.

"Mantenemos una visión constructiva en renta variable, centrándonos en una gestión de riesgos más rigurosa, mediante la diversificación entre regiones y sectores, la priorización de balances de calidad y la resiliencia del flujo de caja, y la consideración de estrategias de cobertura (hedging) para proteger las ganancias acumuladas en lo que va de año", señala la firma.

Second Nature capta 22 millones$

En medio de este generalizado y creciente entusiasmo por la IA, Second Nature, la plataforma de roleplay basada en inteligencia artificial para ventas y atención al cliente, culmina una ronda de financiación de 22 millones$, encabezada por Sienna VC y con la participación de Bright Pixel, StageOne Ventures, Cardumen, Signals VC y Zoom, que además es cliente de la compañía.

Basándose en su reconocimiento dentro del sector —como su selección por parte de OpenAI durante su fase beta—, la empresa, cofundada por un exingeniero principal de Facebook y un alto ejecutivo de Kaltura, utilizará los fondos para ampliar sus operaciones y seguir perfeccionando su tecnología líder en formación comercial mediante IA.

Second Nature crea un modelo de datos del playbook de ventas y servicio de cada empresa analizando llamadas grabadas, materiales de marketing y guiones de atención al cliente. A partir de ello, genera una biblioteca de simulaciones realizadas por IA que reflejan los escenarios más comunes a los que se enfrentan los equipos. Estas simulaciones permiten practicar de forma realista con avatares basados en IA capaces de simular objeciones, desafíos y respuestas diversas de los clientes. Tras cada conversación, el sistema ofrece retroalimentación personalizada basada en métricas de rendimiento configurables. 

Altamente escalable y de rápida implementación, los clientes pueden crear sus primeras simulaciones con IA en menos de una hora tras el proceso de incorporación, con soporte para más de 20 idiomas, múltiples escenarios y distintos tonos conversacionales. 

Con las empresas incorporando la inteligencia artificial en más funciones que nunca, el área de ventas es una de las que más está apostando por la IA para ganar ventaja competitiva. Según McKinsey, las compañías que invierten en IA pueden lograr un aumento de ingresos de hasta un 15% y una mejora de rendimiento de ventas de hasta un 20%, lo que subraya el enorme potencial de las herramientas de alto impacto impulsadas por IA en este ámbito.

A través de su simulación interactiva y avanzada de roleplaying basada en IA, Second Nature ha demostrado de forma constante cómo está transformando el rendimiento en ventas y servicio, cumpliendo e incluso superando las expectativas del sector. Ariel Hitron, cofundador y CEO de Second Nature declaró: “La introducción de la inteligenciaartificial está transformando rápidamente el playbook de los equipos de ventas, atención alcliente y go-to-market. Desde empresas del Fortune 100 hasta startups de rápido crecimiento, las compañías utilizan Second Nature para ayudar a sus equipos a adaptarse a esta nueva realidad, incorporarse más rápido, mejorar su rendimiento y comunicar nuevos mensajes de producto de manera más efectiva. Como líderes en este ámbito, esta nueva ronda de financiación nos permitirá acelerar y ampliar nuestra innovación en producto y tecnología, integrando de forma fluida la formación, el entrenamiento y la certificación personalizados mediante IA dentro del flujo de trabajo de cualquier equipo".

Second Nature se ha implementado en una amplia variedad de sectores —desde recursos humanos hasta educación, sanidad o gestión de residuos— y puede aplicarse a cualquier entorno de relación con clientes. Su éxito ya ha quedado demostrado con clientes como el mercado de seguros GoHealth, donde el tiempo de incorporación se redujo en un 33% y las ventas aumentaron más de un 20%. Por su parte, el líder en videoconferencias Zoom experimentó un incremento en las oportunidades mensuales de 2,78 a más de 6, con una tasa de participación del 100% entre su personal de ventas.

Gonzalo Martínez de Azagra, fundador y socio director de Cardumen Capital, comentó:“Second Nature es el referente en formación y certificación en ventas. Gracias a ello, cuentan con un conjunto de datos de llamadas comerciales incomparable, lo que también les permitirá liderar las ventas impulsadas por IA en el futuro.”


14Oct

Advierte sobre valoraciones excesivamente elevadas – como aquellas de empresas que cotizan a más de cien veces sus ventas -, niveles que ni siquiera se alcanzaron durante la burbuja de las puntocom a finales de los años 90.

Los mercados están actualmente dominados por percepciones selectivas: las oportunidades derivadas de posibles nuevos recortes de tipos y el impulso de la inteligencia artificial (IA) continúan alimentando las Bolsas, con un protagonismo particular del mercado estadounidense. La larga lista de riesgos —conflictos comerciales, tensiones geopolíticas, inflación persistente, incertidumbres políticas y sociales, un mercado laboral estadounidense debilitado y datos poco alentadores del sector inmobiliario— aún no ha afectado ni al repunte del S&P 500 ni a los valores tecnológicos del Nasdaq.

“La constante subida del precio del oro refleja claramente una necesidad de cobertura por parte de los inversores en el contexto actual”, afirma Vincenzo Vedda, director de Inversiones de DWS. 

Es evidente que las acciones estadounidenses están caras. Sin embargo, las expectativas de un crecimiento de beneficios de dos dígitos, impulsado por la tecnología, podrían seguir justificando estas elevadas valoraciones.

Los bonos corporativos —los activos de riesgo dentro del universo de renta fija— han demostrado una notable resistencia. Se benefician de una fuerte demanda, principalmente por parte de inversores minoristas, fondos de pensiones británicos y aseguradoras francesas, que mantienen posiciones significativas en este segmento. En consecuencia, los diferenciales de rentabilidad entre el crédito europeo IG (investment grade o grado de inversión) y la deuda soberana se han reducido hasta los 77 puntos básicos (pb). “Este nivel no se veía desde 2018”, añade Vedda. 

Teniendo en cuenta estas valoraciones, parece prudente actuar con cierta cautela: “Una posible corrección bursátil podría tener efectos negativos sobre la tolerancia al riesgo de los inversores”. Los diferenciales de rendimiento podrían ampliarse y los precios caer en consecuencia. Imaginación y realidad: la brecha entre ambas en los mercados de capitales desempeñará un papel decisivo en los resultados futuros. No pueden descartarse retrocesos.

Factores que impulsan el mercado de capitales

  • Economía: se prevé un crecimiento económico moderado en Estados Unidos y la zona del euro
    • Indicadores adelantados débiles –sector inmobiliario y la confianza del consumidor -, pero datos económicos duros sólidos. Estas son las claves que describen la situación actual en Estados Unidos. En conjunto, las perspectivas de crecimiento para el país se mantienen contenidas (2026: 1,3%).
    • La inestable situación política de Francia es un lastre, no sólo para el propio país, sino para el conjunto de la Unión Europea. Nuestra previsión de crecimiento de la eurozona para 2026 es de un moderado 1,1%.
  • Inflación: presión significativamente mayor en Estados Unidos
    • El aumento – o incluso un posible repunte adicional – de la inflación sigue siendo un tema importante en Estados Unidos, aunque los aranceles aún no se han trasladado completamente a los precios. En 2026, la inflación podría situarse en torno al 3,0%.
    • En la zona euro, prevemos una tasa de inflación del 2%, sensiblemente inferior a la de Estados Unidos. Los principales impulsores son los incrementos de precios en el sector servicios. No obstante, el menor crecimiento salarial frena la inflación.
  • Bancos centrales: se esperan nuevas bajadas de tipos en EEUU.
    • Tras recortar tipos de interés hasta el rango del 4% - 4,25% a mediados de septiembre, la Reserva Federal ha dejado entrever nuevos recortes antes de que finalice el año. El principal motivo es el claro debilitamiento del mercado laboral.
    • En la zona euro, prevemos un único recorte adicional de tipos. Con una inflación del 2,2%, próxima al objetivo del BCE, y unas previsiones económicas revisadas ligeramente al alza, el margen de actuación monetaria será limitado.
  • Riesgos: intensificación de los conflictos comerciales, incremento de los riesgos geopolíticos
    • La intensificación de los conflictos comerciales o unas tasas de inflación superiores a las expectativas podrían limitar el margen de la Reserva Federal para seguir recortando los tipos de interés y lastrar la evolución de los mercados.
    • En Europa, un aumento adicional de la inestabilidad geopolítica y de los riesgos fiscales – con Francia como clave – podría deteriorar el sentimiento a largo plazo y el clima de inversión.

Renta Variable: “Los inversores no deberían dejarse llevar por la codicia”
“Durante varios años, hemos observado que prácticamente todas las compañías que han tenido mala suerte de ser catalogadas como perdedoras de la inteligencia artificial (IA) están siendo sistemáticamente penalizadas por el mercado bursátil. Precisamente, esas supuestas perdedoras de la IA podrían ofrecer actualmente las mayores oportunidades en Bolsa”, sostiene el gestor de carteras Andre Köttner. Incluso cuando estas compañías presentaron excelentes resultados en los últimos ejercicios, las Bolsas simplemente las ignoraron, pese a que continuaron mostrando crecimientos de ventas de dos dígitos y márgenes de beneficio muy elevados. Existen ejemplos destacados entre empresas de software o servicios informáticos.

Köttner centra también su atención en compañías vinculadas a la IA o que, en teoría, podrían beneficiarse de ella. No obstante, advierte sobre valoraciones excesivamente elevadas – como aquellas de empresas que cotizan a más de cien veces sus ventas -, niveles que ni siquiera se alcanzaron durante la burbuja de las puntocom a finales de los años 90. Y en muchos casos no está claro si las fuertes inversiones realizadas acabarán dando frutos. El mercado de capitales es muy receptivo a las narrativas atractivas que, por desgracias, no siempre se corresponden con la realidad.

Otro aspecto relacionado: en el caso de las compañías con valoraciones extremadamente altas y posiciones cuasi-monopolísticas, cabe preguntarse si serán capaces de mantener dichas posiciones y generar beneficios extraordinarios a largo plazo.
¿Cómo gestionar entonces el riesgo de correcciones?

 Las estrategias de Köttner están prácticamente al 100% invertidas en renta variable. No puede mantener una elevada liquidez ni incorporar otras clases de activos. Para mitigar riesgos, aplica una estrategia de barra equilibrada (barbell strategy): en un extremo, compañías del sector tecnológico y de la IA; en el otro, valores de sectores como el sanitario o el de bienes de consumo básico – modelos de negocio “aburridos” pero "previsibles”. En estos sectores, existen compañías con perspectivas de crecimiento moderadas pero estables, y con buenos márgenes, que se espera sigan generando beneficios incluso en épocas de crisis.

“Incluso en estos tiempos no dejamos de comprar pasta de dientes, de beber café o de recibir tratamientos médicos cuando estamos enfermos” explica Köttner.

Con respecto a las expectativas de rentabilidad para los próximos años, Köttner se muestra prudente: los retornos podrían ser algo inferiores a los de ejercicios anteriores. En definitiva, la evolución de los beneficios empresariales será el factor determinante. Köttner concluye con una advertencia: “Los inversores no deberían dejarse llevar por la codicia”.

“Nivel de entrada atractivo en sectores seleccionados”

Los mercados inmobiliarios europeos han experimentado una importante corrección de precios, que han caído alrededor de una cuarta parte. Tanto los índices inmobiliarios basados en valoraciones como los índices basados en transacciones han vuelto a registrar una evolución positiva. ¿Es éste un buen punto de entrada o la corrección aún no ha terminado? 

“Se trata de un nivel bastante atractivo en determinados sectores. Los sólidos datos fundamentales deberían seguir respaldando la recuperación de los mercados inmobiliarios. En general, observamos un aumento de la demanda”, afirma Anke Weinreich, gestora de carteras y experta en inversión inmobiliaria.

Debido a la limitada liquidez del mercado, Weinreich detecta actualmente descuentos significativos en las grandes transacciones, especialmente en el segmento de oficinas. “Esto abre interesantes oportunidades de compra a precios que deberían situarse por debajo del valor razonable de mercado a largo plazo, dependiendo del sector y del país”, explica.

Weinreich identifica las mayores oportunidades en el segmento residencial, donde la demanda supera claramente a una oferta todavía muy limitada. El sector logístico, previamente muy favorecido, sigue siendo atractivo, ya que se beneficia de la creciente inversión en infraestructuras y defensa en toda Europa, lo que debería traducirse en un crecimiento a largo plazo. Sin embargo, debido a las crecientes incertidumbres en el comercio global y el aumento reciente de la financiación de nuevos proyectos, este sector debe analizarse de forma diferenciada.

En cuanto al segmento de edificios de oficinas, los activos de alta calidad siguen ofreciendo perspectivas prometedoras, ya que en muchos mercados aún existe escasez de espacios prime en buenas ubicaciones.

¿Cuáles son las perspectivas de los fondos inmobiliarios abiertos frente a los bonos soberanos? “Intentamos lograr una rentabilidad positiva con baja volatilidad”, añade Weinreich. Esta estrategia ha funcionado bien en los últimos diez años, como demuestran los datos publicados por la Bundesverband Investment und Asset Management (BVI), la Asociación Alemana de Fondos de Inversión y Gestión de Activos. Durante este periodo, los fondos inmobiliarios abiertos registraron un rendimiento medio anual del 2,1%, con una volatilidad del 1,1%, mientras que los fondos de bonos a largo plazo en euros obtuvieron una rentabilidad media anual del -0,2%, con una volatilidad del 6,6%.

13Oct

Aunque se observan riesgos de sobreinversión en IA, no detecta burbuja en el sector tecnológico, ya que las revisiones de crecimiento de beneficios siguen siendo sólidas. A largo plazo, la monetización exitosa de estas inversiones será clave para mantener rendimientos positivos en el mercado estadounidense.

El 'House View' de octubre de Union Bancaire Privée (UBP), elaborado por Michaël Lok, Group CIO and Co-CEO, avisa que "la renta variable está altamente valorada, aunque seguimos siendo constructivos también cautelosos, mientras mantenemos una visión positiva sobre el oro, al que hemos elevado nuestra calificación de convicción a 5/5”.

"Nuestra estrategia de renta variable se centra en el sector tecnológico, manteniendo posiciones tanto en EEUU como en China. El oro continúa ofreciendo una cobertura confiable frente a riesgos políticos y a la depreciación del dólar. Las empresas de servicios públicos estadounidenses ofrecen una vía defensiva para aprovechar el tema de la inteligencia artificial. Los retornos de la renta fija muestran que el investment grade, el high yield y los AT1 superan el rendimiento (carry) ofrecido a comienzos del año.", explica.

En septiembre, los activos considerados refugio frente a la depreciación del dólar destacaron por sus ganancias, con el oro subiendo un 11,5 % y la renta variable global un 3,6 %, superando a otras clases de activos. El rally del oro fue impulsado por la postura flexible de la Reserva Federal en Jackson Hole y los debates sobre su independencia. 

"Mantenemos una posición significativa en oro, con un precio objetivo de 4.600$ por onza para finales de 2026. Las acciones globales tuvieron su mejor desempeño en quince años en septiembre, respaldadas por el impulso del sector de inteligencia artificial (IA) y el cambio de tono de la Fed. Aunque se observan riesgos de sobreinversión en IA, no detectamos burbuja en el sector tecnológico, ya que las revisiones de crecimiento de beneficios siguen siendo sólidas. A largo plazo, la monetización exitosa de estas inversiones será clave para mantener rendimientos positivos en el mercado estadounidense", añade.

Para inversores que buscan exposición a la IA con un enfoque más defensivo, las empresas de servicios públicos estadounidenses (calificadas 4/5) representan una oportunidad atractiva. "No estamos siguiendo sectores cíclicos tras su reciente repunte, y hemos añadido protecciones marginales a las carteras para resguardar parte del rendimiento acumulado desde abril de 2025. Tras una reducción de exposición a hedge funds en agosto, no se realizaron ajustes adicionales en septiembre, ya que la posición actual se alinea con nuestro escenario macroeconómico y de riesgos”, concluye.

03Oct

la inteligencia artificial se perfila como uno de los motores más potentes de transformación económica y tecnológica de la próxima década. Sus implicaciones van mucho más allá de los sectores directamente vinculados.

Miguel Ángel Valero

La historia económica nos enseña que resistirse a los avances tecnológicos siempre ha sido inútil. Ocurrió en la Inglaterra del siglo XIX con los tejedores que vieron cómo los telares mecánicos destruían su forma de vida, como pasó después con los conductores de diligencias sustituidos por el ferrocarril y el automóvil, o con los telefonistas que desaparecieron cuando las centralitas se automatizaron. Más cerca en el tiempo, lo vivieron los delineantes con la llegada de programas como AutoCAD, las discográficas ante la música en “streaming” o los videoclubs frente al auge de plataformas como Netflix. 

"Hoy ocurre lo mismo con la inteligencia artificial. Lo que está en juego no es la tecnología en sí, sino nuestra capacidad de adaptación", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Los cambios del pasado fueron graduales. Entre la primera y la segunda Revolución Industrial transcurrieron décadas, permitiendo a varias generaciones aprender nuevos oficios y recolocarse en sectores emergentes. Hoy la situación es distinta: la velocidad de la innovación no da tregua. Lo que antes llevaba medio siglo, ahora ocurre en cuestión de años.

Esto genera un contraste curioso. Los trabajadores de más edad, muchos de ellos con estabilidad financiera, están relativamente protegidos. En cambio, los jóvenes recién graduados son los más vulnerables: se han preparado para empleos de entrada que la IA ya puede hacer en segundos, desde análisis de datos hasta redacción de informes. Por eso el desempleo juvenil crece más rápido que en otros grupos de edad. Y un exceso de jóvenes sin oportunidades nunca ha sido buena receta para la estabilidad social.

El otro gran reto es la desigualdad que provoca la disrupción. Hoy las ganancias se concentran en unos pocos sectores y compañías: fabricantes de chips, plataformas de nube, líderes en software y en IA. Mientras tanto, industrias intensivas en servicios como el comercio, la hostelería o la sanidad apenas perciben mejoras de productividad. Estamos ante un progreso asimétrico: unos pocos avanzan a toda velocidad mientras otros se quedan rezagados.

El futuro será inevitablemente disruptivo. La robótica eliminará millones de empleos, los vehículos autónomos transformarán el transporte y la logística, y la salud vivirá una revolución que ampliará nuestra vida útil de forma radical. Todo esto sucederá en menos de una generación. No hay duda de que mejorará la calidad de vida global, pero la transición será dolorosa para muchos.

La tentación política será prometer la protección de los empleos amenazados y garantizar una renta básica. Sin embargo, el verdadero papel de los gobiernos no debería ser preservar el pasado, sino ayudar a que las personas se adapten al futuro. Formar, reciclar, facilitar la movilidad laboral y, sobre todo, preparar a los jóvenes para los trabajos que realmente existirán.

Estamos entrando en una década en la que se cruzarán varios frentes: disrupción tecnológica, tensiones geopolíticas, problemas de deuda y un relevo generacional en el liderazgo político y social. Un cóctel que exige reflexión y preparación. Pero por encima de todo, la pregunta clave será: ¿cómo quiere situarse cada uno de nosotros? ¿Entre quiénes intentan resistirse a lo inevitable o entre quienes buscan aprovechar la ola para crear nuevas oportunidades?

El futuro no será sencillo, pero nunca lo ha sido en momentos de gran transformación. Cada revolución tecnológica trajo consigo miedos, incertidumbres y pérdidas, pero también abrió la puerta a un mundo con más bienestar, más opciones y más posibilidades. Esta vez no será diferente. Quienes se preparen, aprendan y abracen el cambio tendrán delante un horizonte lleno de oportunidades. 

"El reto no está en detener la disrupción, sino en decidir de qué lado de la historia queremos estar", subraya Pablo Gil.

Columbia Threadneedle: el motor de la próxima década

Michael Guttag, senior portfolio manager de Renta Variable de Columbia Threadneedle Investments, cree que la inteligencia artificial se perfila como uno de los motores más potentes de transformación económica y tecnológica de la próxima década. Sus implicaciones van mucho más allá de los sectores directamente vinculados. 

La IA está transformando la dinámica de la demanda energética con los centros de datos como grandes impulsores del consumo eléctrico. "Nuestras previsiones apuntan a que, para 2030, estos centros podrían representar más del 20% del consumo total de energía en EEUU, y que las instalaciones específicas para IA superarán a las convencionales en 2027", explica.

Este auge presenta tanto desafíos como oportunidades para el sector de los servicios públicos: se beneficiarán de la mayor demanda, pero deberán afrontar limitaciones de infraestructura, largos plazos de entrega en nueva generación y transmisión, así como una creciente oposición local a la ubicación de los centros de datos.

La gestión de las cargas térmicas es otro reto clave. La potencia de procesamiento necesaria para desarrollar y ejecutar modelos de IA genera un calor considerable. Se prevé que la demanda de refrigeración aumente de 10.000 millones$ en 2024 a 60.000 millones de dólares en 2030. El mercado de refrigeración líquida, valorado actualmente entre 2.000 millones y 3.000 millones, podría multiplicarse por diez y alcanzar el 40% del gasto total en refrigeración de centros de datos para 2028.

Tecnologías como la refrigeración directa al chip y la refrigeración por inmersión están ganando protagonismo, y las unidades de distribución de refrigerante (CDU) se perfilan como componentes críticos.

"Observamos inversiones con soluciones avanzadas y un papel creciente de las fusiones y adquisiciones, a medida que las empresas buscan ampliar sus carteras en este sector", apunta este experto.

Los principales obstáculos al crecimiento de la IA no son barreras estructurales, sino desafíos, y pasan por un conocimiento aún limitado de los casos de uso, unos altos costes de adopción, modelos de precios aún poco definidos y un enorme consumoenergético. Más que frenos, están generando nuevas oportunidades de negocio e inversión. La IA se ha convertido en un catalizador que impulsará la innovación y elcrecimiento en diversos sectores.

"Mantenemos una perspectiva optimista sobre las inversiones en IA y vemos margen para obtener sólidos rendimientos en toda su cadena de suministro. La fuerteinversión en infraestructura, junto con el rápido crecimiento de los datos, refuerza nuestra convicción. Desde la óptica de inversión, identificamos oportunidades específicas en líderes como NVIDIA y Microsoft, pero también en el ecosistema más amplio de facilitadores y proveedores de soluciones para IA", señala.

02Oct

La farmacéutica pacta con Trump no pagar aranceles sobre productos farmacéuticos durante tres años a cambio de reducir hasta el 50% los precios de algunos medicamentos en EEUU. La startup se convierte en la empresa privada más valiosa del mundo, superando a SpaceX: 500.000 millones$.

Miguel Ángel Valero

Aunque inicialmente los mercados mostraban cierta inquietud ante el cierre del Gobierno en EEUU, dos noticias impulsan las Bolsas. Por un lado, los acuerdos entre el Gobierno de Trump   y Pfizer, que evitará a ésta pagar aranceles sobre productos farmacéuticos durante tres años a cambio de reducir los precios de ciertos medicamentos en el país. Como parte del acuerdo, Pfizer venderá algunos fármacos con un descuento promedio del 50% a través de un sitio web directo al consumidor llamado TrumpRx, que permite a los estadounidenses pagar en efectivo por medicamentos a tarifas con descuento negociadas por el Gobierno. 

El acuerdo protege además a Pfizer de posibles aranceles del 100% que Trump amenazó imponer la semana pasada, mientras también protege a la compañía de la investigación de la Sección 232 de la Administración sobre si los costes de los medicamentos representan una amenaza para la seguridad nacional. 

La segunda noticia que vence claramente al cierre de la Administración es que OpenAI ha concluido una venta de acciones de empleados por un valor de 6.600 millones$, lo que sitúa la valoración de la compañía en 500.000 millones. Esta cifra convierte a la startup en la empresa privada más valiosa del mundo, superando a SpaceX, cuya valoración se estima en 400.000 millones. La operación representa un incremento del 66 % respecto a la valoración alcanzada en la ampliación de capital realizada a principios de año. A esta reciente ronda acudieron principalmente inversores institucionales.

El optimismo en torno a la tecnología y la inteligencia artificial se mantiene firme. Los ambiciosos planes de inversión están llamados a respaldar el crecimiento económico de EEUU en un momento en que otros segmentos de la economía muestran signos de debilidad. De hecho, según datos agregados del primer semestre, la contribución conjunta al crecimiento del PIB estadounidense de la inversión vinculada a la tecnología iguala a la contribución del consumo privado.

Todo esto lleva a máximos históricos a los principales índices estadounidenses –S&P +0,3%; Nasdaq +0,4%–, impulsados por el optimismo de que el cierre del Gobierno estadounidense será breve, pese al negativo dato de creación de empleo privado.  Las acciones del sector salud encabezan los avances, con compañías como Eli Lilly (+8,2%), Moderna (+6,8%), Regeneron (+6,7%) o Abbvie (+5,5%), que se suman a la ola de Pfizer (+6,7%). Este efecto llega también al sector farmacéutico europeo, que logra un +5,3%, la mayor revalorización en una sola sesión desde 2008, con AstraZeneca (+11,2%), Merck (+10%) o Sanofi (+8,3%) destacados.

El acuerdo de OpenAI con los fabricantes coreanos de chips lleva al índice Kospi (+2,7%) a máximos históricos. 

En cambio, la renta fija norteamericana refleja el mal dato de empleo. La pérdida de dinamismo que dibujaron las cifras de creación de empleo privado de la consultora ADP, alentaron las compras en los bonos soberanos y permitieron que la referencia a 10 años cerrase con una caída de 5 puntos básicos (pb) hasta situarse en 4,1%.

El cruce euro-dólar también percibe la incertidumbre respecto al cierre de Gobierno, el mal dato de empleo privado en EEUU, y la caída en las TIR soberanas. Una situación que beneficia al oro, que encadena cinco sesiones de subidas y acumula un +3% en la semana,  hasta los 3.874 $/onza.

Los datos de creación de empleo privado de la consultora ADP siguen apuntando a un enfriamiento del mercado laboral. Esta publicación, aunque no suele coincidir con las cifras que publica el Bureau of Labor Statistics (BLS), cobra especial relevancia en esta ocasión ante el cierre de Gobierno –el viernes deberían publicarse los números oficiales, algo que se pospondrá hasta la reapertura de la Administración–. En septiembre se destruyeron 32.000 puestos de trabajo según ADP, muy por debajo de los +51.000 previstos por los analistas y de los -3.000 correspondientes a agosto (dato que se revisó a la baja considerablemente). 

Al menos, las cifras de confianza empresarial manufacturera (ISM) mostraban una leve mejoría respecto a agosto. El indicador agregado repuntó hasta el 49,1 en septiembre desde el 48,7 previo, superando en una décima las estimaciones de los analistas. Este mejor comportamiento vino explicado tanto por el componente de empleo (45,3 vs. 43,8 anterior) como de los precios pagados (61,9 vs. 63,7). Pero la lectura del componente de nuevos pedidos fue menos favorable al volver al terreno de contracción (48,9 vs. 51,4). 

Tregua en el asalto a la Fed

Se cierra hasta el año que viene el capítulo sobre el intento de Trump por destituir a Lisa Cook del Comité de la Reserva Federal. La Corte Suprema decidió no intervenir de forma inmediata y permitió que Cook continúe en su cargo mientras se prepara una audiencia oral para enero de 2026. En agosto, Trump trató de inhabilitar a Cook alegando fraude hipotecario, pero una jueza federal bloqueó la destitución al considerar que no se había demostrado una causa legal suficiente ni se había respetado el debido proceso. 

La Administración de Trump apeló sin éxito ante el Tribunal de Apelaciones, y, posteriormente, presentó una solicitud de emergencia ante el Tribunal Supremo para ejecutar la destitución de forma inmediata. Con esta última negativa del Tribunal Supremo, se cierra por ahora este capítulo judicial, dejando a Cook en su puesto y a la Reserva Federal con un respiro temporal frente a las presiones políticas.