18Nov

Un 26% de los mayores de 55 años reconoce que estaría dispuesto a vender o hipotecar su casa siempre que pudiera seguir utilizándola de forma vitalicia.

Miguel Ángel Valero

Durante años, el legado de la vivienda era una prioridad indiscutible para muchas familias. Sin embargo, ahora, una parte creciente de la población mayor empieza a valorar su bienestar y calidad de vida y no solo la conservación del inmueble como herencia. Así lo refleja el ‘V Barómetro del Consumidor Sénior’, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre, que muestra que apenas el 34% de los mayores de 55 años con vivienda en propiedad prioriza dejarla a sus hijos o familiares. Y que un 35% no descarta destinarla a mantener o mejorar su propia calidad de vida en caso de necesitarlo.

Esto supone que baja del 40% al 34% el porcentaje de mayores de 55 años que piensan en dejar la vivienda a sus hijos, lo que confirma un cambio de mentalidad: el valor simbólico del legado familiar pierde peso frente a una visión más práctica y vitalista de la etapa sénior.

La prioridad creciente por el bienestar y la autonomía también se refleja en el interés por fórmulas como la licuación patrimonial, que permiten complementar las pensiones mediante ingresos adicionales procedentes de la vivienda, manteniendo al mismo tiempo el derecho a residir en ella. Así, un 26% de los mayores señala que estaría dispuesto a vender o hipotecar su casa siempre que pudiera seguir utilizándola de forma vitalicia, evidenciando una transformación en el papel de la vivienda.

Sin embargo, a la hora de preguntar a los propietarios qué opción les generaría más seguridad para obtener ingresos sin dejar de residir en su hogar, la confianza en las fórmulas de licuación patrimonial disponibles sigue siendo muy baja. El 76% señala que no confía en ninguna de ellas, reflejando la desconfianza generalizada hacia este tipo de alternativas, que puede deberse en parte al desconocimiento sobre cómo funcionan o qué garantías ofrecen las entidades que hasta ahora han provisto este tipo de operaciones.

Entre quienes sí consideran alguna alternativa, el 24%, las más citadas son: 

  • la hipoteca inversa (12%), que permite obtener ingresos utilizando la vivienda como garantía sin perder su propiedad; 
  • la nuda propiedad (9%), que consiste en vender la propiedad manteniendo el derecho a residir en ella; 
  • y la vivienda inversa (7%), que permite vender el inmueble y seguir usándolo mediante el pago de un alquiler.

Con el objetivo de dar a conocer las posibilidades que ofrece la vivienda como recurso para reforzar la seguridad económica en la jubilación, el Centro de Investigación Ageingnomics elaboró la guía “Vivienda y Pensión. Guía para monetizar la vivienda y mejorar tu pensión”, que explica cómo las diferentes alternativas de monetización pueden complementar la pensión media. 

Para ello, clasifica las opciones en dos grupos: las que implican la transferencia en vida de la propiedad, como la venta de la nuda propiedad, la vivienda inversa o las rentas vitalicias inmobiliarias; y las que retienen la propiedad, como la hipoteca inversa o el anticipo de alquileres.

Para el director del Centro de Investigación Ageingnomics, Juan Fernández Palacios, “para los sénior, la vivienda ya no es solo un legado para las próximas generaciones, sino una herramienta que les permite ganar flexibilidad y seguridad económica en la jubilación. Cada vez más buscan aprovechar su patrimonio de manera activa, explorando alternativas financieras sin perder la tranquilidad de seguir disfrutando de su hogar. Al mismo tiempo, lad esconfianza sobre estas fórmulas sigue siendo un obstáculo, lo que evidencia la necesidad de informar y acompañar a los mayores para que puedan tomar decisiones seguras y adecuadas a sus necesidades que realmente les aporten autonomía y bienestar.”

18Nov

La gestora ve potencial para un repunte continuado de la renta variable, especialmente en sectores sensibles a los tipos y en mercados distintos de EEUU.

Miguel Ángel Valero

En las perspectivas económicas para 2026, The synchronized shift, Robeco vaticina un repunte mundial pero de corta duración que recuerda al de 2017 debido a la convergencia de varios factores: la moderación de las tensiones comerciales, la recuperación del ciclo manufacturero y los efectos retardados de la flexibilización monetaria. 

El PIB real de EEUU crecerá un 2,1% en 2026 gracias a las mejoras de productividad basadas en la IA y al estímulo fiscal que contempla la One Big Beautiful Bill Act de Trump. Pero los expertos de Robeco avisan que la economía de EEUU sigue dividida: el consumo de las rentas altas será boyante, pero los hogares con rentas más bajas sufrirán la presión del aumento de los aranceles y la ralentización del crecimiento del empleo. 

El motor del crecimiento europeo está subiendo revoluciones, y Alemania muestra una aceleración de la actividad gracias al estímulo fiscal. Se espera que la zona euro crezca un 1,6% respaldada por la expansión fiscal y la demanda contenida de los consumidores. China, aunque sigue luchando contra las presiones deflacionistas, podría experimentar una reactivación interna en el segundo semestre de 2026 con el final del desapalancamiento del mercado inmobiliario.

En un escenario alcista, el enfriamiento de las crisis geopolíticas y la mejora del consumo interno de China reactivarían el crecimiento mundial, con lo que el PIB de EEUU aumentaría hasta el 2,9% y el dólar se fortalecería. Por el contrario, en el escenario bajista de Robeco, se espera el desvanecimiento del excepcionalismo de EEUU, el estallido de la burbuja de la IA y el aumento del desempleo, e incluso se puede desencadenarse una leve recesión.

Peter van der Welle, Multi-Asset Strategist de Robeco, considera que "los inversores deben ser ágiles y equilibrar el optimismo con la cautela en un entorno basado en los datos y sensible a las políticas».

Robeco ve potencial para un repunte continuado de la renta variable, especialmente en sectores sensibles a los tipos y en mercados distintos de EEUU. Aunque las valoraciones de EEUU siguen siendo elevadas, la obtención de beneficios, especialmente en el sector tecnológico, será clave. La renta variable de la zona euro parece atractiva por su valoración y los factores macroeconómicos favorables. Los mercados emergentes podrían beneficiarse de un dólar más débil y de la mejora de los flujos comerciales.

En cuanto a la renta fija, Robeco favorece la exposición a plazos más cortos ante las expectativas de mayores TIR (tasa interna de rentabilidad) a largo plazo. Los diferenciales de alto rendimiento siguen siendo estrechos, lo que limita las subidas, mientras que la deuda de los mercados emergentes ofrece una rentabilidad razonable. Los metales industriales podrían repuntar, aunque la Fed y la inflación emiten señales contradictorias relativas al oro.

Inversión sostenible más resiliente

Las perspectivas de inversión sostenible de Robeco para 2026, Holding the note, reflejan una trayectoria estable pero moderada. Aunque los flujos de los fondos ASG se han estabilizado, las temáticas como la adaptación al cambio climático y la IA responsable están cobrando protagonismo. Los inversores se centrarán más en temáticas relacionadas con la energía, la gestión de los riesgos climáticos físicos y la reevaluación de los sectores que consumen mucha energía, como las infraestructuras de IA.

A pesar de las turbulencias geopolíticas y la incertidumbre en torno a las regulaciones, la tendencia de sostenibilidad a largo plazo se mantiene intacta. Europa sigue a la cabeza en cuanto a la claridad de las regulaciones y la emisión de bonos verdes, mientras que en EEUU se observan señales contradictorias en un contexto de polarización política. Se están reevaluando las inversiones relacionadas con la defensa, y la ampliación de su cadena de valor ofrece oportunidades que admiten más matices.

Para Rachel Whittaker, Head of Sustainable Alpha Research de Robeco, "la inversión sostenible no está desapareciendo, sino reajustándose. Dado que el tempo está cambiando, estamos sosteniendo la nota en interés de nuestros clientes al tiempo que nos adaptamos a las nuevas realidades. Al mantenernos centrados en nuestras convicciones de inversión a largo plazo, se refuerza la pertinencia y resiliencia de la inversión sostenible, puesto que no se basa en tendencias, sino en la ciencia y en principios imperecederos". A pesar de que los fondos han experimentado salidas a nivel mundial en 2025, la renta fija sostenible demostró ser más resiliente que la renta variable.

17Nov

Asia sufre la mayor brecha de protección aseguradora de las pérdidas por catástrofes naturales: 82,8%. América Latina está en el 81%. Europa, en el 75%; Y América del Norte, en el 43,2%.

Miguel Ángel Valero

El estudio Cambio climático, riesgos extraordinarios, y políticas públicas, elaborado por Mapfre Economics y publicado por Fundación Mapfre con motivo de la celebración de la COP30 en Brasil, subraya que, desde el año 1850, vienen registrándose anomalías en la temperatura media terrestre y de los océanos, con un calentamiento global significativamente superior a su media de largo plazo, que se tienden a vincular con las revoluciones industriales, en virtud del impacto en la atmósfera de la emisión de gases de efecto invernadero que está acelerando el aumento de la temperatura media del planeta. 

El calentamiento global está jugando un papel determinante en la intensificación y frecuencia de los eventos catastróficos, particularmente de los llamados "riesgos secundarios", ya que generan la mitad de los daños. Los riesgos primarios son huracanes, tifones y ciclones tropicales de gran intensidad (junto con fenómenos geológicos como terremotos, maremotos o erupciones volcánicas), y los secundarios, aquellos sucesos climáticos de menor intensidad y mayor frecuencia que vienen causando impactos cada vez mayores en términos de vidas humanas y pérdidas económicas, con daños extraordinarios en infraestructuras y ecosistemas. 

La variedad de los riesgos secundarios relacionados con el clima es muy amplia. Incluyen eventos climáticos como los vendavales, tornados, granizo, incendios forestales, sequías, olas de calor, tormentas eléctricas severas, olas de frío, tormentas de nieve, tormentas de hielo, heladas, ciclón bomba, ciclones extratropicales (sistemas de baja presión con fuertes vientos, lluvias intensas, inundaciones y nevadas), ríos atmosféricos (que pueden descargar grandes cantidades de lluvia sobre áreas específicas causando inundaciones severas), ráfagas convectivas, frío extremo, tormentas de nieve, marejadas ciclónicas, avalanchas de nieve, y las depresiones aisladas en niveles altos con inundaciones repentinas debido a lluvias intensas en un corto período (DANA), entre otros. 

Brechas de protección de aseguramiento de los desastres naturales

En ocasiones, los desastres naturales catastróficos son demasiado grandes y potencialmente sistémicos para que el mercado privado o el sector público los aborden por sí solos, dando lugar a brechas de cobertura aseguradora o déficits de aseguramiento por catástrofes naturales (“CatNat Gap”). 

Las elevadas brechas de aseguramiento por catástrofes naturales (gap CatNat) en muchas regiones se deben principalmente a una baja penetración de los seguros en muchas economías emergentes, así como a una mayor concentración de la población en ciudades y áreas de alto riesgo, y a una mayor frecuencia y severidad de eventos extremos por efecto del cambio climático.

Asia es la región del mundo que mayor brecha de protección aseguradora presenta, quedando cubiertos por contratos de seguros tan solo el 17,2% de las pérdidas totales por riesgos relacionados con las catástrofes naturales, tomando la media de la última década (2015-2024), lo que supone una brecha o déficit de cobertura aseguradora del 82,8%. Le sigue América Latina, la cual presenta una brecha media del 81,0%. Esto contrasta con la región de América del Norte, que es la que menor brecha de protección presenta, con una media del 43,2% de pérdidas no cubiertas por los contratos de seguros. 

En el caso particular de la Unión Europea, el Banco Central Europeo(BCE), juntamente con la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones (Eiopa), han realizado un estudio conjunto en el que destacan que solo una cuarta parte de las pérdidas económicas en la Unión Europea estaban aseguradas, y que esta proporción era inferior al 5% en algunos Estados miembros, tomando la media de una serie histórica de largo plazo. En España, según el estudio del BCE e Eiopa, la mitad de las pérdidas están cubiertas gracias al Consorcio.

Cerrar la brecha de protección aseguradora para los riesgos catastróficos es, sin duda, un desafío de política pública. Se trata de un reto que debe abordarse desde una perspectiva múltiple, requiriendo de una acción coordinada de las entidades aseguradoras y otras partes interesadas con todos los niveles de gobierno, tanto locales, como a nivel nacional e internacional. 

Cerrar la brecha de protección aseguradora para los riesgos catastróficos es un reto que requiere la acción coordinada de las entidades aseguradoras con todos los niveles de gobierno, ya que, sin las medidas y mecanismos de protección y compensación necesarios, los riesgos climáticos se convierten en no asegurables o inasequibles.

En este sentido, el informe destaca la importancia del desarrollo de marcos de colaboración entre las administraciones públicas y el sector asegurador para gestionar y compartir riesgos de desastres, como por ejemplo a través de entidades que existen en países como España, como el Consorcio de Compensación de Seguros, que indemniza siniestros extraordinarios. 

También hace referencia a la importancia de promover incentivos para la prevención y reducción de riesgos por fenómenos climáticos adversos, como los sistemas de alertas tempranas, que proporcionan datos en tiempo real para estimar la intensidad y trayectoria de tormentas, inundaciones, olas de calor o incendios forestales; y a incrementar las medidas orientadas a ampliar la cobertura aseguradora, como por ejemplo, a través de soluciones paramétricas, que ofrecen una respuesta rápida y eficiente ante desastres climáticos al realizar pagos automáticos basados en parámetros medibles y predefinidos, como la velocidad del viento, la cantidad de lluvia o la intensidad de una sequía.

La experiencia internacional confirma que las entidades aseguradoras y reaseguradoras pueden contribuir sustancialmente a la gestión de los impactos de los desastres naturales, al proporcionar fondos oportunos para la recuperación e incentivar la reducción de riesgos. No obstante, en ausencia de las medidas y mecanismos de protección y compensación necesarios, los riesgos climáticos se convierten en no asegurables o inasequibles, por lo que la brecha de aseguramiento no solo no se reduce, sino que, en ocasiones, tiende a ampliarse. 

En este sentido, las administraciones públicas deben colaborar, e incluso tomar la iniciativa, para adoptar políticas públicas proactivas para mantener la viabilidad de los mercados de seguros y, al mismo tiempo, aprovechar los mecanismos de seguros para promover la adaptación climática y la prevención de pérdidas en aras de la protección de la población y de la continuidad de la actividad económica. 

Mapfre Economics coloca el foco en cuatro aspectos clave de las medidas de política pública para abordar la brecha de protección del seguro en materia de desastres climáticos:

  • Asociaciones público-privadas de seguros para desastres climáticos. Desarrollo de marcos de colaboración entre las administraciones públicas y el sector asegurador para gestionar y compartir riesgos de desastres. 
  • Incentivos para la prevención y reducción de riesgos por fenómenos climáticos adversos. Uso de los seguros como herramienta para incentivar la reducción de riesgos, e integración de los seguros en esfuerzos más amplios de adaptación climática y gestión del riesgo de desastres, sistemas de alertas tempranas y su transferencia al mercado de capitales.
  • Medidas relativas a la obtención y gestión de datos de siniestralidad catastrófica. Mejora de los datos de riesgo, los modelos y las estrategias de precios. •
  • Medidas orientadas a ampliar la cobertura a través de soluciones paramétricas. Ampliar la cobertura a través de combinaciones de soluciones aseguradoras paramétricas (basadas en índices), junto con los seguros convencionales.

Todos los esfuerzos destinados a la prevención y reducción de riesgos por fenómenos climáticos adversos, incluida la lucha contra el deterioro del medio ambiente y el cambio climático, pueden ser de gran ayuda para el sector asegurador, el cual se encuentra doblemente expuesto. De una parte, por los riesgos asegurados suscritos en las pólizas de seguros (riesgos físicos) y, de otra, a través de las carteras de inversiones por los riesgos de transición y los riesgos legales. 

Dentro de estos esfuerzos se encuentra la creación y desarrollo de los mercados de derechos de emisión de CO2, subraya el informe de Mapfre Economics.

Lanzamiento del Bioseguro de Mapfre en COP30

En la presentación del informe ha participado Mónica Zuleta, directora corporativa de Sostenibilidad de Mapfre: “El cambio climático representa uno de los principales retos para la estabilidad social y económica y es un desafío de primera magnitud para la actividad aseguradora, que debe ser un actor clave a la hora de elevar los niveles de protección y bienestar de la sociedad”. 

Además de objetivos internos como alcanzar convertirse en una compañía neutra en 2030 en todos los países y NetZero en 2050 en sus carteras de seguros e inversión, Mapfre se compromete a promover la transición energética justa, con el fin de acompañar a las empresas a que se transformen y sigan creando riqueza de una manera cada vez más respetuosa con el medio ambiente; y a desarrollar soluciones innovadoras que apoyen la descarbonización y se adapten a las nuevas exigencias climáticas, con coberturas para apoyar las energías renovables, la movilidad eléctrica y la agricultura regenerativa, entre otras.

Mónica Zulueta destaca los seguros paramétricos, que Mapfre impulsa gracias a la inversión en Blue Marble; el desarrollo de bonos catastróficos, que funcionan como un seguro y que permiten transferir el riesgo de catástrofes naturales a los inversores del mercado de capitales; el fondo Mapfre Energías Renovables II, un proyecto innovador en Europa que invierte en biometano, un biocombustible 100% verde; y con el Bioseguro, que la compañía presenta en la COP30 con el objetivo de impulsar proyectos de reforestación y regeneración natural tras eventos extremos y mantener su capacidad de generar créditos de carbono.

Ricardo González, director de Análisis, Estudios Sectoriales y Regulación de Mapfre Economics, avisa que “las pérdidas aseguradas derivadas de fenómenos catastróficos han mostrado una tendencia ascendente sostenida a largo plazo, situándose, según del Swiss RE Institute, en un rango de crecimiento anual del 5% al 7% desde 1992”. “Aunque este incremento suele atribuirse al impacto del cambio climático, también influyen otros factores como el crecimiento económico y demográfico, la expansión de zonas vulnerables con sistemas de alertas tempranas o planes de evacuación y prevención poco desarrollados, y el alza en los valores inmobiliarios”.

“Las pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están aumentando y se prevé que sigan haciéndolo debido a la mayor frecuencia y gravedad de las catástrofes causadas, entre otros factores, por el calentamiento global”, insiste. Según apunta la investigación de Mapfre, en 2024 este tipo de catástrofes provocaron pérdidas económicas que superaros los 300.000$ por novena vez consecutiva, un 14% más, de los cuales cerca de 145.000 millones estaban asegurados.

Ricardo González cree que el seguro debe trabajar más en prevención, no sólo en reconstrucción , y subraya la importancia de las alertas tempranas para reducir los daños, sobre todo el número de víctimas. También debe incrementarse la transferencia de riesgos a los mercados de capitales mediante el reaseguro y los bonos catastróficos, que "tienen una rentabilidad elevada, del 17% si no sucede nada".

17Nov

Más allá de las elevadas valoraciones, la creciente interdependencia entre las compañías del sector de la IA podría convertirse en un problema. Cada vez resulta más complejo identificar si una empresa actúa como cliente, socio estratégico, inversor o competidor. El sector de la IA parece haberse vuelto casi autosuficiente.

Miguel Ángel Valero

Con la montaña rusa arancelaria de Trump en marcha, y saliendo del cierre del gobierno más prolongado de la historia de EEUU,, el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial (IA) continúa impulsando las cotizaciones bursátiles cada vez más alto. Desde el lanzamiento de ChatGPT, tan solo 41 valores vinculados a la IA explican el 75% de las ganancias en el índice S&P 500. “Las valoraciones de la renta variable estadounidense han alcanzado máximos históricos, la concentración es extraordinariamente elevada. Y, a corto plazo, parece que aún existe margen para nuevas subidas”, afirma Vincenzo Vedda, director de Inversiones de DWS.

Más allá de las elevadas valoraciones, la creciente interdependencia entre las compañías del sector de la IA podría convertirse en un problema. Cada vez resulta más complejo identificar si una empresa actúa como cliente, socio estratégico, inversor o competidor. El sector de la IA parece haberse vuelto casi autosuficiente. 

Vedda considera que la diversificación es imprescindible, incluso dentro del propio segmento de renta variable: “Ahora volvemos a mostrarnos más constructivos respecto a la renta variable alemana, que apenas se ha movido desde finales de mayo”. Los efectos positivos de los ambiciosos programas públicos de gasto en defensa e infraestructuras deberían notarse el próximo año, lo que pondría fin a la actual etapa de estancamiento de precios.

En cuanto a los bonos corporativos europeos Investment Grade, se han realizado ligeros ajustes a la baja en la valoración de DWS. Los diferenciales frente a los bonos soberanos se han reducido considerablemente, situándose actualmente en apenas 76 puntos básicos (pb). Esto implica que el margen de protección frente a posibles sorpresas negativas es limitado. No obstante, esta clase de activo continúa respaldado por un entorno favorable, y con una demanda que se mantiene en niveles sólidos.

Los expertos de DWS citan los asuntos que están marcando la evolución de los mercados de capitales:

  • Economía: 
    • el crecimiento de la zona euro supera las expectativas, aunque Alemania sigue estancada. Los datos sobre el crecimiento económico de la zona euro en el tercer trimestre de 2025 sorprendieron positivamente: un avance del 0,2%, frente a la expectativa del 0,1%. Más destacable aún fue el comportamiento de la economía francesa, que creció un 0,5%. Y, como era previsible, la economía alemana se mantuvo estancada. 
    • En EEUU, la confianza del consumidor ha disminuido ligeramente. Se observa una visión cada vez más crítica sobre las perspectivas laborales y de ingresos.
  • Inflación:
    • la zona euro se aproxima al objetivo del 2%. En Alemania, la tasa de inflación descendió ligeramente hasta el 2,3% en octubre (tras el 2,4% registrado en septiembre), debido principalmente al descenso de los precios de la energía. La inflación se mantuvo alta, en el 3,5%, en el sector servicios. En general, la zona euro va por buen camino para alcanzar su objetivo de inflación del 2%. 
    • En EEUU, los riesgos de inflación siguen siendo elevados. Es demasiado pronto para afirmar si los aranceles provocarán un aumento generalizado de los precios o si los fabricantes se conformarán con márgenes más bajos.
  • Bancos centrales: 
    • se esperan nuevos recortes de tipos en EEUU. No fue una gran sorpresa que la Reserva Federal de Estados Unidos recortara sus tipos de interés oficiales en 0,25 puntos porcentuales, situándolos en el rango del 3,75% al 4%. Sin embargo, si llamó la atención que su presidente, Jerome Powell, subrayara explícitamente que un nuevo recorte en diciembre no está garantizado. 
    • Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios sus tipos de interés de referencia en el 2,0%.
  • Riesgos: 
    • Si la Reserva Federal no recorta los tipos de interés como se espera, o si las fuertes inversiones en inteligencia artificial no generan los retornos superiores que se anticipan, los mercados bursátiles estadounidenses, que cotizan a precios muy elevados, podrían verse bajo presión. 
    • La inestabilidad política en Francia, unida a un elevado nivel de deuda pública, conforma una combinación explosiva tanto para el país como para el conjunto de la Unión Europea. 

“Todavía hay numerosos valores con dividendos atractivos”

“Y los ganadores siguen siendo los valores tecnológicos. Igual que el equipo de fútbol alemán Bayern de Múnich en los últimos años: aunque hay muchos competidores, al final siempre gana el mismo. Ser exitoso con una estrategia basada en dividendos en un entorno así resulta bastante complicado”, afirma Thomas Schüßler, gestor del mayor fondo value de Europa. Aun así, se muestra satisfecho con los resultados obtenidos en lo que va de año. Su estrategia se centra en seleccionar valores infravalorados, con rentabilidades por dividendo superiores a la media, balances sólidos y beneficios consistentes. Y todavía hay muchos que cumplen con estos criterios. Actualmente, muestra preferencia por el sector financiero, de bienes de consumo, farmacéutico y también el petrolero.

A diferencia del MSCI World, donde las acciones estadounidenses representan aproximadamente el 74%, solo cerca del 30% de la cartera de Schüßler está invertida en EEUU. Debido a las elevadas valoraciones de la renta variable estadounidense, las rentabilidades por dividendo han caído del 2% a una media del 1,1%. En este sentido, las acciones europeas siguen en mejor posición. Schüßler concluye: “Aunque las rentabilidades por dividendo también han disminuido en Europa, siguen situándose en un nivel interesante, en torno al 3%”.

Hay numerosas empresas consolidadas y no excesivamente caras que deberían beneficiarse, tanto del crecimiento de la economía mundial como del de EEUU. Schüßler apenas puede aprovechar el auge de la inteligencia artificial, ya que las compañías del sector suelen ofrecer dividendos poco relevantes. Sin embargo, observa con cautela sus elevadas valoraciones: “El componente especulativo de los valores tecnológicos estadounidenses es, hablando con franqueza, muy elevado. La especulación en sí no es necesariamente un problema, pero cuando se generaliza, el riesgo de correcciones aumenta de forma considerable”. Lo que Schüßler considera especialmente llamativo es el bajo nivel de confianza del consumidor estadounidense —actualmente tan reducido como en 2009—, un dato que, sin embargo, no parece frenar la euforia de los inversores.

Schüßler centra ahora su atención en valores europeos y también asiáticos. Y en el oro. “Este fuerte repunte del oro, que lo ha convertido en un activo con una rentabilidad tan notable, me ha sorprendido. Para mí, el oro es sobre todo un instrumento de diversificación”, explica. En el pasado, la correlación entre el precio del oro y el mercado bursátil ha sido con frecuencia negativa. Otro elemento de diversificación del riesgo que actualmente favorece son los bonos alemanes a corto plazo. 

Sin embargo, los bitcoins, que cada vez se negocian más en el debate público como “oro digital”, no constituyen, a su juicio, un instrumento de diversificación adecuado. Se negocian como las acciones tecnológicas: si las acciones tecnológicas caen, el bitcoin también lo hará. 

La conclusión de Schüßler es clara: “No hay motivo para rehuir los mercados de bursátiles, pero sí hay muy buenas razones para centrarse más en la diversificación”.

UBP: "No hay indicios inmediatos de una burbuja"

En el 'House View' Bien situados en un mercado en niveles elevados, de UBP correspondiente a noviembre, Michaël Lok, Group CIO and Co-CEO, afirma que “con un sólido aumento del 28% en los beneficios trimestrales, el sector tecnológico evidencia que no hay indicios inmediatos de una burbuja en el mercado”.

El informe destaca cuatro conclusiones:

  • La revisión al alza de nuestra previsión de crecimiento para EEUU en 2026 refleja una mayor inversión corporativa, un gasto resiliente en los hogares y un esperado relajamiento de la política monetaria.
  • En línea con un entorno económico favorable en EE.UU., hemos elevado la calificación del high yield corporativo a un rating de 4/5.
  • La temporada de resultados en EEUU ha transmitido un mensaje tranquilizador, con el crecimiento de los beneficios reafirmando nuestra preferencia por el mercado estadounidense.
  • Aunque las perspectivas para los mercados privados siguen siendo en general favorables, el aumento de las preocupaciones crediticias nos ha llevado a reducir nuestra calificación a 3/5.

“Invertir en un entorno en el que la mayoría de las clases de activos cotizan en niveles de valoración récord presenta desafíos. Normalmente, ello se traduce en menores rendimientos esperados a largo plazo y en una mayor volatilidad a corto plazo, especialmente ante posibles shocks externos. Para proteger los resultados acumulados en lo que va de año, hemos incrementado de forma proactiva las coberturas de las carteras", explica. 

UBP ha revisado al alza nuestra previsión de crecimiento económico de EE. UU. para 2026, desde un rango del 1–1,5% hasta un nivel más cercano al 2,%. Esta mejora responde a varios factores, entre ellos el aumento de las inversiones en IA, la resiliencia del gasto de los consumidores y el impacto anticipado del futuro relajamiento monetario por parte de la Reserva Federal. A escala global, se espera que el crecimiento se vea impulsado por importantes medidas de estímulo fiscal en EEUU, Alemania, Japón y, potencialmente, China.

En el plano corporativo, la temporada global de resultados se acerca a su fin, con las compañías presentando, una vez más, sólidos resultados que han superado las expectativas de los analistas. En renta variable, la temporada de resultados del tercer trimestre en EEUU ha sido tranquilizadora, con un crecimiento de beneficios que alcanza un impresionante 15% interanual, muy por encima de la estimación inicial del 7,6%. Esta fortaleza se debe en gran parte al dominio de la IA en los mercados bursátiles, con el sector tecnológico registrando un notable crecimiento de beneficios del 28% (excluyendo Nvidia, que aún no ha presentado resultados). 

La sólida inversión en semiconductores, infraestructura en la nube y hardware relacionado con la IA ha seguido impulsando el crecimiento de los beneficios del sector tecnológico, reforzando la confianza de los inversores en tendencias estructurales a largo plazo. Resulta alentador que  el crecimiento de los beneficios también se está ampliando más allá de la tecnología, con las compañías no tecnológicas registrando un sólido crecimiento del 10,0% en el trimestre. 

Si bien los fundamentales siguen siendo sólidos, las valoraciones están elevadas. "En consecuencia, hemos decidido mantener nuestra asignación actual a renta variable, pero incrementar la protección de las carteras para mitigar riesgos potenciales. En renta fija, hemos elevado la calificación del high yield corporativo a 4/5 (desde 3/5), reflejando el entorno económico positivo en EE. UU.; además, hemos redistribuido parte de la exposición desde préstamos sénior hacia este segmento. La duración de la cartera también se ha ampliado hasta 4,5 años para las carteras en USD y GBP, dado que anticipamos tipos de interés más bajos de cara a 2026. Esta previsión cuenta con el apoyo de la presión de la Administración estadounidense y de la esperada conclusión del endurecimiento cuantitativo. En cuanto a los mercados privados, aunque las perspectivas generales siguen siendo favorables, están aumentando las preocupaciones sobre la calidad crediticia tanto de entidades privadas como cotizadas. Para reflejar mejor estos riesgos, hemos rebajado la calificación de esta subclase de activos a 3/5 (desde 4/5)", subraya.

Putnam: "la IA generará enormes oportunidades e importantes riesgos"

Andy O'Brien, gestor de carteras en las estrategias de Investigación de EEUU de Putnam Investments, ofrece su visión: "Creemos que la IA es la innovación tecnológica definitoria de esta generación, una que transformará de manera fundamental la forma en que las personas viven y trabajan en los próximos años y décadas. Al igual que en ciclos transformadores anteriores, como el auge de Internet, esta ola generará enormes oportunidades de inversión. Sin embargo, también traerá importantes riesgos, ya que muchos de los primeros participantes probablemente no alcanzarán sus ambiciosos objetivos y muchas empresas consolidadas enfrentarán nuevas disrupciones".

Los casi 500.000 millones$ previstos en gasto de infraestructura a gran escala para 2025 se citan con frecuencia como evidencia de un comportamiento similar a una burbuja. Aunque cualquier expansión de gran envergadura conlleva el riesgo de un exceso de oferta temporal, "nuestra opinión es que los niveles elevados de inversión pueden variar de un año a otro, pero en última instancia se mantendrán hasta finales de la década. Esto estará respaldado por tres factores que perduran en el tiempo: la validación continua de las leyes de escalado de la IA y las mejoras de rendimiento con mayor capacidad de cálculo; la adopción creciente de la IA tanto en los mercados de consumo como en los empresariales; y la creciente intensidad de cálculo requerida por modelos cada vez más complejos y capaces de procesar múltiples tipos de datos (multimodales)".

"Seguimos siendo propietarios de beneficiarios líderes de infraestructura de gran capitalización como Nvidia y AVGO, que han capturado gran parte de la creación de valor temprana en la infraestructura de IA. Sin embargo, también nos enfocamos en la ampliación del conjunto de oportunidades, tanto dentro de las capas físicas de la IA (memoria, almacenamiento y energía) como en la capa de implementación (software, servicios y videojuegos), donde esperamos que surja la próxima etapa de creación de valor", añade.

Ebury: los mercados de divisas, escépticos

La inestabilidad de la semana pasada en los mercados bursátiles y las acciones tecnológicas no se trasladó a los mercados de divisas. Las divisas del G10 cotizaron en rangos estrechos, con la excepción del franco suizo, que se recuperó con fuerza tras la noticia del acuerdo comercial con EEUU que reduce los aranceles suizos al nivel europeo, y el yen japonés, que cayó debido a las preocupaciones sobre el despilfarro fiscal y monetario. 

Aunque el cierre del Gobierno estadounidense ha terminado, sigue habiendo incertidumbre sobre qué informes económicos se publicarán y cuándo. La decisión de la Fed en diciembre dependerá totalmente de estos datos, por lo que los mercados de divisas se están manteniendo escépticos hasta que se despejen las dudas sobre el estado de la economía estadounidense. Esta semana, la atención se centrará en la reanudación de las publicaciones económicas estadounidenses. El jueves 20 de noviembre se publicará el informe de empleo de septiembre, que probablemente será el dato que más mueva a los mercados esta semana. También se seguirán de cerca las actas de la reunión de octubre de la Reserva Federal y los datos de inflación del Reino Unido, que se publicarán el miércoles 19, así como la publicación de los índices de gestores de compras (PMI) el viernes 21. A finales de esta semana deberíamos tener una idea más clara con respecto a los próximos pasos de la Fed y del Banco de Inglaterra. La reacción del mercado de bonos soberanos a los últimos titulares sobre el presupuesto será clave para la libra esterlina. 

  • EUR El BCE se encuentra en una situación más fácil que el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal. Ya ha completado en gran medida su ciclo de recortes, la inflación está cerca del objetivo y no muestra una tendencia al alza. El mercado laboral está mostrando resiliencia y sigue creando empleo, en general, aunque con grandes variaciones entre países. En nuestra opinión, los temores sobre el déficit fiscal francés se ven compensados en gran medida por la relajación fiscal en Alemania, y seguimos pronosticando una suave tendencia ligeramente al alza del euro en los próximos meses. Esta semana no hay muchas noticias económicas de primer orden procedentes de la zona euro. Las cifras de inflación de octubre se publicarán el miércoles, aunque se trata simplemente de estimaciones revisadas, por lo que es poco probable que tengan un impacto significativo en el euro. En cambio, prestaremos mayor atención a las cifras preliminares del PMI de noviembre, que se publicarán el viernes y que se espera que muestren otro mes de sólido crecimiento de la actividad empresarial. La presidenta del BCE, Lagarde, también hablará a finales de la semana, pero dudamos que vaya a causar demasiado revuelo.
  • USD El cierre del Gobierno estadounidense finalizó la semana pasada, tras alcanzarse un acuerdo entre demócratas y republicanos para financiar el Gobierno federal al menos hasta enero. Los escasos datos privados publicados en las últimas dos semanas sugieren que la creación neta de empleo se ha agotado recientemente, aunque todavía no existen demasiados indicios de despidos masivos. Sin embargo, el dólar se ha mostrado resiliente, ignorando tanto la incertidumbre como los indicios de una posible desaceleración debido al giro hawkish de la Reserva Federal. Otro acontecimiento destacable es la disposición de Trump a reducir los aranceles para intentar bajar el coste de vida de los estadounidenses, lo que supone un reconocimiento implícito de que los aranceles son inflacionistas y de que es más probable que el nivel medio de los aranceles baje a medio plazo y no suba. Como hemos mencionado, esta semana todas las miradas estarán puestas en la publicación del informe de empleo de septiembre, que se dará a conocer el jueves, en vez del viernes como suele ser habitual. 
  • GBP El cambio radical del Gobierno laborista la semana pasada con respecto al aumento del impuesto sobre la renta intensificó el nerviosismo en el mercado de bonos del Reino Unido. Los bonos soberanos se vendieron durante todo el viernes tras el anuncio, y el Reino Unido vuelve a liderar este último episodio de subida de rendimientos entre los países del G10. Las acciones británicas también se resintieron. Los datos sobre el empleo de septiembre y octubre publicados la semana pasada confirmaron la tendencia a la baja del mercado laboral, con un aumento del desempleo y recortes de plantilla por parte de las empresas. Las débiles cifras del PIB coronaron una semana sombría para el Reino Unido y la libra esterlina. La venta masiva en el mercado de bonos del Estado y la inflación obstinadamente alta complican lo que debería ser la respuesta obvia del Banco de Inglaterra ante este debilitamiento de la economía: la reducción de los tipos de interés. 
17Nov

Los analistas de Coface anticipan un excedente creciente de oferta en 2026 y esperan que los precios sigan bajando al menos hasta finales de 2025, con una posible estabilización en 2026 en niveles no vistos en los últimos diez años.

Miguel Ángel Valero

El levantamiento de las restricciones a la exportación impuestas por India ha provocado un desplome del precio del arroz, que ha caído un 35% en el último año, situándose en su nivel más bajo desde 2017 (360$ por tonelada).Según el último análisis de Coface, después de tres años de extrema volatilidad, el mercado mundial del arroz afronta ahora un exceso de oferta, con una producción que en 2024alcanzó los 541 millones de toneladas. Este desequilibrio está presionando los precios a la baja y generando tensiones tanto para los productores como para los importadores.

Desde 2022, India, el principal exportador mundial, había restringido sus exportaciones para contener el aumento de los precios internacionales (incremento del 19% en 2022 y 2023), provocado, en particular, por la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania y las condiciones climáticas adversas en Asia. 

La reapertura de las exportaciones en 2024, junto con cosechas récord en Asia, han provocado esta importante caída. Dadas las previsiones de aumento de la producción para 2026 y el posible regreso del fenómeno de La Niña en el cuarto trimestre de 2025, los analistas de la compañía de gestión integral del riesgo comercial anticipan un excedente creciente de oferta en 2026.Así, se espera que los precios sigan bajando al menos hasta finales de 2025, con una posible estabilización en 2026 en niveles no vistos en los últimos diez años.

Asia domina el mercado; África es altamente dependiente

El arroz es el alimento básico más consumido en el mundo, por delante del trigo y el maíz. A pesar de su importancia para la seguridad alimentaria, su comercio internacional sigue siendo limitado, con Asia como principal protagonista, al concentrar cerca del 90 % de la producción y el consumo mundial. Por su parte, África subsahariana depende en gran medida de las importaciones asiáticas.

En 2024, cinco países asiáticos representaron el 75% de las exportaciones, incluyendo un 40% correspondiente a India, una concentración que aumenta la vulnerabilidad de estos países frente a las decisiones políticas de las economías asiáticas.

El arroz sigue siendo una mercancía politizada en muchas economías asiáticas. La continua caída de los precios amenaza la rentabilidad de los productores en países cuya producción es inferior a la de India. Filipinas, uno de los mayores importadores mundiales de arroz, ha suspendido las importaciones durante 60 días desde el 1 de septiembre para apoyar a sus productores. Indonesia, por su parte, ha adoptado una estrategia de soberanía alimentaria, priorizando la producción nacional para reducir su dependencia de las importaciones.

Las economías emergentes mantienen políticas proteccionistas. Este es el caso de Japón, que, bajo la presión de los lobbies agrícolas, mantiene estrictos cupos de importación para proteger su sector arrocero. Sin embargo, este enfoque corre el riesgo de desestabilizar la dinámica del mercado interno. De hecho, el sector arrocero japonés enfrenta una crisis de suministro debido a la mala cosecha de 2023, provocada por el calor extremo que redujo los rendimientos. El almacenamiento y un gran terremoto en el sur de Japón en agosto de 2024 han agravado la escasez de oferta. Las políticas proteccionistas mantienen los precios internos muy elevados, especialmente cuando la producción nacional disminuye. Actualmente, una bolsa de 5 kg de arroz cuesta alrededor de 4.000 yenes (26$) en Tokio, frente a los 8$ que cuesta una bolsa equivalente de arroz tailandés en Bangkok.

TACO de Trump con los aranceles

En el ámbito comercial, se dieron varias muestras más de que en la estrategia de Trump “no todo vale” y que, ante la presión, se ve obligado a revertir su postura. Lo que los demócratas califican de TACO: Trump Always Chickens Out (Trump Siempre se Acobarda)

Por un lado, EEUU ha eximido de aranceles a más de 200 alimentos y productos agrícolas. La extensa lista incluye productos como la carne de res, el café, diversas frutas (plátanos, aguacates, cítricos, tomates), especias y frutos secos. La medida responde a la preocupación por el repunte de la inflación en los alimentos y su impacto en el coste de vida de los consumidores. Según el último dato de septiembre, los precios de los alimentos aumentaron un 3,1%, ligeramente por encima del IPC general (+3%). Sin embargo, alimentos como los filetes de ternera (+17%) o plátanos (+7) presentaron incrementos significativos. 

Además, se confirmó el acuerdo preliminar entre Suiza —y Liechtenstein— que reduce el arancel recíproco del 39% al 15%. Además, el pacto establece un límite máximo del 15% para los fármacos —principal exportación suiza hacia EEUU— y los semiconductores, en caso de que la Administración Trump imponga gravámenes globales específicos sobre estos productos. A cambio, Suiza se compromete a rebajar los aranceles sobre determinados productos agrícolas procedentes de EEUU y a invertir 200.000 millones$ en el país norteamericano antes de finales de 2028. 

También se ha anunciado la firma de acuerdos marco en las próximas con Argentina, Guatemala, El Salvador y Ecuador como medida adicional para reducir las barreras sobre alimentos importados desde estos países. 

16Nov

En plena transición al mandato de Greg Abel, Berkshire Hathaway acumula cinco trimestres consecutivos sin recompra de acciones y envía el mensaje de que prefiere esperar a que aparezcan verdaderas oportunidades.

Miguel Ángel Valero

Berkshire Hathaway, la legendaria firma de Warren Buffett, alcanzó un nuevo hito en el tercer trimestre de 2025: su reserva de efectivo ascendió a 381.700 millones de dólares, la cifra más alta de su historia. Al mismo tiempo, el conglomerado registró un aumento del 34% en sus beneficios operativos, impulsado principalmente por el excelente desempeño de su negocio asegurador.

El área de seguros fue la gran protagonista del trimestre. Esta actividad, más la del reaseguro, logró beneficios de suscripción antes de impuestos, algo poco habitual. La mejora se debió en gran parte a un periodo con escasa actividad catastrófica, que permitió que las ganancias por suscripción se triplicaran respecto al año anterior. Sin embargo, no todo fueron buenas noticias: la aseguradora de automóviles Geico vio reducirse su beneficio un 13% por un aumento de reclamaciones y un notable incremento de los costes de adquisición de pólizas, especialmente en publicidad.

Pese a las sólidas cifras, Buffett se mantuvo cauto. Durante el trimestre, Berkshire vendió más de 6.000 millones$ en acciones y no realizó ninguna adquisición grande, a pesar de haber mostrado interés meses atrás con compras relevantes como una participación de 1.600 millones en UnitedHealth Group y el acuerdo de 9.700 millones para adquirir OxyChem

Esta prudencia parece reflejar la percepción de Buffett de que “hay pocas oportunidades atractivas” en el mercado actual. La rentabilidad de las inversiones financieras se redujo un 13%, hasta 3.200 millones, debido a la caída de los tipos de interés a corto plazo. 

Otro aspecto destacado fue la ausencia de recompras de acciones. Por quinto trimestre consecutivo, Berkshire Hathaway decidió no adquirir sus propios títulos, pese a que las acciones han caído cerca de un 12% desde que Buffett anunció su retirada para finales de año. La decisión envió una señal interpretada por algunos inversores como falta de confianza en la valoración actual del grupo. 

Con Buffett preparando el traspaso del liderazgo a Greg Abel, la compañía entra en una nueva era. Sus resultados, que abarcan desde seguros hasta ferrocarriles, energía e industria, siguen siendo un termómetro del estado de la economía estadounidense: fuerte capacidad de generación de beneficios, prudencia en la inversión y acumulación masiva de liquidez.

Esa montaña de efectivo, sin embargo, también lanza un mensaje claro: Buffett prefiere esperar. En un entorno de incertidumbre económica y mercados en máximos, el “Oráculo de Omaha” parece mantener su receta clásica: paciencia, liquidez y disciplina, a la espera de que aparezcan verdaderas oportunidades de valor.

15Nov

En los mercados privados, donde la información llega más tarde y está menos supervisada, las primeras grietas ya son visibles. La era del dinero fácil terminó, y con ella la capacidad de ocultar los problemas bajo nuevas rondas de financiación.

Miguel Ángel Valero

En las últimas semanas han aparecido grietas en un rincón del sistema financiero que suele pasar desapercibido: el crédito a empresas de mayor riesgo. La caída de un prestamista de automóviles especializado en clientes con baja solvencia (que llegó a usar los mismos coches como garantía para varios préstamos) ha levantado sospechas. No tanto por la empresa en sí, sino por quién estaba detrás financiándola: grandes entidades financieras y fondos relevantes. 

El problema no es un impago coyuntural, sino la posibilidad de que no sea un caso aislado. Poco después, otras compañías también entraron en problemas: un proveedor de repuestos, algunas firmas de inversión regionales y varios bancos medianos han reconocido pérdidas ligadas a préstamos opacos o valoraciones dudosas. 

El mercado ha empezado a preguntarse si estamos ante las primeras señales de algo mayor. La comparación que circula en Wall Street es sencilla: “cuando ves una cucaracha, probablemente hay más escondidas”. Esa frase ha resonado no tanto por el dramatismo, sino porque refleja el nerviosismo de fondo.

Durante años, las condiciones financieras fueron extraordinariamente favorables: Tipos bajos, dinero abundante y un entorno en el que casi cualquier empresa podía refinanciarse sin dificultad. Eso alimentó el crecimiento del crédito privado, financiado fuera del sistema bancario tradicional y con menos supervisión que éste. 

El resultado es que esta parte del mercado se ha expandido rápido y con poca transparencia. Ahora, algunos de esos préstamos están empezando a mostrar tensión. Empresas que no pueden pagar los intereses y piden añadirlos a la deuda, valoraciones que no terminan de cuadrar y garantías difíciles de rastrear. 

El gráfico aportado por The Trader compara el volumen total de préstamos concedidos por los seis mayores bancos estadounidenses (JPMorgan, Goldman Sachs, Citigroup, Wells Fargo, Morgan Stanley y Bank of America) con el tamaño del mercado global de crédito privado en 2010 y en 2024. En 2010, los grandes bancos sumaban 3,3 billones$ en préstamos, mientras que el crédito privado apenas alcanzaba 0,4 billones. En 2024, los préstamos bancarios aumentaron moderadamente hasta 4,8 billones, pero el crédito privado se disparó hasta 2,1 billones, multiplicándose por más de cinco. Esto refleja un cambio estructural en el sistema financiero: los inversores institucionales y fondos privados están asumiendo un papel creciente en la financiación global, mientras los bancos tradicionales pierden peso relativo en la concesión de crédito.

A esta señal se suma otra divergencia llamativa en los mercados. Mientras el S&P 500 continúa marcando máximos históricos, impulsado sobre todo por las grandes tecnológicas y por la narrativa de la inteligencia artificial, las grandes gestoras de private equity (Blackstone, KKR, Carlyle) han caído con fuerza desde sus máximos del año, entre un –20% y un –24%. Es un contraste poco habitual, porque ambas piezas del sistema financiero suelen moverse en la misma dirección. 

El private equity depende de financiación abundante, deuda barata y valoraciones estables para seguir generando retornos. En un entorno de tipos elevados y condiciones de crédito más estrictas, ese modelo empieza a mostrar tensión.

La superficie pública de la economía (la Bolsa) todavía transmite fortaleza, pero en los mercados privados, donde la información llega más tarde y está menos supervisada, las primeras grietas ya son visibles.

No estamos ante un colapso, ni mucho menos. Los niveles de impago siguen contenidos y no hay señales de una crisis sistémica como la de 2008. Pero sí hay un cambio importante: la era del dinero fácil terminó, y con ella la capacidad de ocultar los problemas bajo nuevas rondas de financiación. 

"Lo que estamos viendo ahora es una especie de ensayo general. Una advertencia. Un recordatorio de que, incluso en un entorno económico aparentemente estable, los excesos del crédito siempre terminan saliendo a la luz. Conviene seguir observando. No para caer en alarmismos, sino para mantener una visión clara y realista: los mercados financieros no se rompen de golpe; se agrietan primero. Y esas grietas, cuando aparecen, casi nunca son casualidad", advierte el analista Pablo Gil.

14Nov

Los mensajes de miembros de la Reserva Federal hacen que los mercados reduzcan a menos del 50% la probabilidad de una reducción de tipos en diciembre.

Miguel Ángel Valero

Las declaraciones de Powell tras la reunión de octubre modificaron la percepción del mercado respecto a una posible bajada de tipos en diciembre. Las palabras de Neel Kashkari –presidente de la Reserva Federal de Minneapolis– reforzaron esta visión al afirmar que no apoyará una reducción de tipos en la próxima reunión. Estas declaraciones se suman a las de Susan Collins –presidenta de la Fed de Boston–, quien considera que en diciembre debería pausarse el ciclo de recortes para asegurar que la inflación avanza hacia el objetivo del 2%. Además, las posibles sanciones sobre Rusia y los recientes repuntes en los precios del petróleo han intensificado la incertidumbre en los mercados, reduciendo la probabilidad implícita en los mercados de una bajada de tipos en diciembre por debajo del 50%.

Para los expertos de Banca March, "estas noticias son positivas, ya que reflejan que varios miembros del comité observan una economía que sigue mostrando fortaleza". De hecho, el propio Kashkari reconoció que los datos económicos actuales le han sorprendido positivamente. A la espera de mayor claridad en los indicadores macroeconómicos y los resultados de Nvidia, los mercados reaccionaron negativamente al cambio de tono de la Fed. "Nuestro escenario de tipos ya contemplaba un enfoque menos optimista que el del consenso –aunque más enfocado en 2026–, por lo que este ajuste podría generar volatilidad en el corto plazo. Sin embargo, no creemos que sea motivo para una corrección profunda, ya que consideramos que responde a un ciclo económico que se mantiene sólido. Esto nos lleva a seguir manteniendo una visión constructiva respecto a los activos de riesgo", precisan.

El tonto en la ducha

Joan Bonet, director de Estrategia de Mercados y Asesoramiento de Banca March, apela en el último House View a la metáfora del tonto en la ducha para explicar la situación de un banco central: "Si en alguna ocasión se ha quemado en el transcurso de una plácida ducha sabrá lo complicado que es regular el flujo del agua para disfrutar de la temperatura ideal. Ajustar el calor con precipitación y de forma exagerada no solo aumenta de forma desproporcionada la posibilidad de quemarse, sino la necesidad de corregir la decisión con inmediatez a base de agua fría, entrando en un constante desajuste de temperaturas que pueden llegar a transformar el baño en una de las peores experiencias del día". 

Esta metáfora del tonto en la ducha fue utilizada por Milton Friedman para alertar de los peligros de una política monetaria demasiado agresiva o reactiva y de cómo un banco central, que intenta ajustar la economía demasiado rápido, puede terminar causando más daño que beneficio. La idea planteada por este premio Nobel es que las decisiones en las políticas diseñadas para cambiar el curso de la economía deben implementarse lenta y ordenadamente en lugar de actuar con precipitación. 

El presidente de la Reserva Federal, que de tonto tiene bien poco, es muy consciente de esta problemática. A lo largo de los últimos meses, en la recta final de su mandato, ha demostrado su amplitud de miras desatendiendo las constantes amenazas de Donald Trump y su Administración para que rebajara los tipos de interés de forma drástica. Powell prefiere ser comedido y lleva tiempo planificando un paulatino proceso de retirada de estímulos, adaptándolo a la desaceleración del mercado laboral y a una inflación del 3%. Comenzó con los recortes de tipos en septiembre de 2024 y, tras una pausa en los primeros 9 meses del año, ha reiniciado unas rebajas que ya suponen un total de 150 puntos básicos (pb) y sitúan la banda baja de la FED en el 3,75%. Acumula un ritmo medio de recortes de 10 pb al mes frente al típico ciclo recesivo en el que las rebajas se producen a un promedio de 96 pb mensuales. Además, a partir de diciembre finalizará el QT –quantitative tightening– y la Reserva Federal dejará de reducir su balance: una medida de restricción monetaria, que se ha venido implementando desde mediados de 2022, y que en términos de PIB, ha devuelto el balance a niveles prepandémicos –lo ha disminuido 14 puntos–, dotando a la autoridad monetaria de munición de cara a potenciales adversidades.

Esta decisión, que hasta el momento ha pasado bastante desapercibida por los mercados, se adopta ahora debido a la fuerte caída de las reservas bancarias depositadas en la Fed, que se encuentran en mínimos de 5 años –situándose en 3 billones$– y a las tensiones de las últimas semanas en el mercado de liquidez. El SOFR –referencia entre entidades financieras para los préstamos a un día garantizados por letras del Tesoro–, ha llegado a cotizar por encima del IORB –tipo de interés sobre las reservas bancarias en la Fed– cuando lo lógico y normal es que sea al contrario. En la práctica, mensualmente, dejarán de retirarse 40.000 millones$ del sistema financiero. Todo ello mediante un nuevo esquema por el que irá compensando con bonos del Tesoro los 35.000 millones de vencimientos en MBS –bonos hipotecarios–, adoptando por primera vez, desde finales de 2017, una política de balance neutral. La combinación de esta medida, junto a la reactivación de las rebajas de tipos que la Fed implementó en septiembre, son buenas noticias para los activos de riesgo. 

Además, es fundamental tener en cuenta que, si bien es cierto que los recortes en las tasas de interés son infrecuentes en los ciclos económicos que se estiran –desde 1980 solo ha ocurrido en 1985 y en 1998–, el retorno promedio histórico en los 12 meses siguientes suele ser del +25%. 


Aterrizaje suave de la economía

El hecho de que hayan pasado ya 15 meses desde que, en septiembre de 2024, se comenzaran a rebajar los tipos de interés y no se haya producido una recesión, confirma la tesis de un aterrizaje suave de la economía y de  un ciclo que se parece al del año 1995. La referencia de los 15 meses es muy importante porque, desde un punto de vista histórico, es el periodo más largo de tiempo transcurrido entre el inicio del ciclo de recorte de tipos y la recesión de 1990. En este sentido, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha sabido regular la temperatura de la economía sin precipitaciones, ignorando las exigencias del propio Trump en materia de recortes. No obstante, el reciente cierre de Gobierno supone un reto adicional para la autoridad monetaria, que actualmente navega en la neblina ante la falta de estadísticas oficiales asociadas al empleo y los precios.

La Reserva Federal ha anunciado el fin de su programa de reducción de balance (QT) a partir de diciembre —dejando de drenar liquidez del sistema financiero—, y continuará de manera paralela con su senda gradual de recortes en los tipos de interés. 

El balance de la Fed como porcentaje del PIB finalizará el año ligeramente por encima de los niveles previos a la pandemia. A partir de entonces, el principal banco central del mundo adoptará una política neutral en cuanto al balance, algo que no ocurría desde finales de 2017. Después de tres años y medio, el proceso de reducción de balance llega a su fin tras las recientes tensiones vividas en el mercado monetario. Esta mayor liquidez en la economía se verá compensada por unos tipos oficiales –actualmente en el rango 3,75%-4%– que continuarán siendo restrictivos. En concreto, la Fed finalizará el año con un balance en torno al 21% del PIB, apenas por encima del 19% registrado a comienzos de 2020. De cara al futuro, bajo el nuevo esquema todos los vencimientos serán renovados, aunque los vencimientos correspondientes a bonos hipotecarios (MBS) serán reinvertidos en bonos del Tesoro a corto plazo. 

Esta decisión responde a dos preocupaciones reiteradas por los miembros del comité. Por un lado, y a diferencia de los MBS que tienen un vencimiento superior a los 10 años, los bonos del Tesoro a corto plazo están más alineados con las tasas de interés que la Fed controla, lo que facilita la transmisión de la política monetaria y otorga un mayor margen de maniobra. Varios integrantes de la Fed han manifestado su intención de reducir la exposición al sector inmobiliario, considerado por muchos como ajeno al mandato de política monetaria y una potencial fuente de distorsiones.

El relevo de Powell genera dudas sobre la independencia de la Fed

Dentro de 6 meses, Jerome Powell dejará su cargo como presidente de la Reserva Federal —aunque permanecerá como miembro del comité hasta 2028—, por lo que la Administración Trump ya está valorando posibles sucesores. Históricamente, entre la nominación del nuevo candidato y la toma de posesión suele haber casi tres meses, por lo que la designación de un candidato a presidente antes de febrero de 2026 constituiría una nueva intromisión por parte del Ejecutivo. 

En este contexto, el actual secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha indicado que está evaluando a cinco posibles aspirantes entre los que figuran dos miembros actuales de la Junta de Gobernadores de la Fed: Michelle Bowman y Christopher Waller, ambos nombrados durante el primer mandato de Trump. No obstante, los favoritos para liderar la institución son Kevin Hassett, actual director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, y Kevin Warsh, exgobernador de la Reserva Federal –nombrado por Bush en 2006–. 

Entre ambos, Warsh destaca como el candidato más alineado con la visión económica de Trump: ha sido crítico con la gestión de Jerome Powell y ha defendido públicamente recortes en los tipos de interés, en línea con la preferencia de la Casa Blanca por una política monetaria más expansiva. Su eventual nombramiento como presidente de la Reserva Federal puede generar cierta inquietud en los mercados, al interpretarse como una señal de mayor alineamiento político y menor independencia institucional.

14Nov

Xi Jinping busca reforzar el potencial de crecimiento a largo plazo y compensar los obstáculos demográficos y la pérdida del sector inmobiliario como motor. Y lograr la autosuficiencia en tecnologías críticas.

Miguel Ángel Valero

El Partido Comunista de China celebró recientemente su 15º pleno, centrado en el próximo Plan Quinquenal (2026–2030), y con una conclusión clara: el futuro probablemente estará marcado por la alta tecnología. La cuota del sector de alta tecnología dentro de la demanda final total, medida como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB), ha crecido de forma sostenida y se prevé que alcance el 18,3% en 2026, prácticamente el doble de su peso de hace una década.

El enfoque en la autosuficiencia tecnológica parece ser más claro que nunca para el régimen presidido por Xi Jinping. China pretende aislarse de las presiones extranjeras, especialmente en el ámbito de los microchips, y está impulsando la innovación y la mejora tecnológica en sectores como informática, comunicaciones, electrónica, robótica y maquinaria eléctrica. Los responsables políticos parecen confiados en que impulsar la productividad total de los factores (PTF) mediante la manufactura de alta tecnología, que puede generar beneficios, ingresos fiscales y empleo, y que, en última instancia, conducen a un mayor nivel de consumo.

Las cifras hablan por sí solas: entre 2022 y 2024, la fabricación de alta tecnología aportó 1,1 puntos porcentuales al crecimiento anual del PIB, compensando parcialmente el lastre del sector inmobiliario, que restó de media 1,7 puntos por año. La demanda final de alta tecnología podría acercarse pronto al 20% del PIB, mientras que la cuota del sector inmobiliario ha caído desde su pico del 30–35% hasta situarse por debajo del 20%.

Los avances tecnológicos de China son visibles en todas partes: la densidad de robots industriales ha aumentado un 50% en los últimos cinco años, el país lidera el mundo en solicitudes de patentes y su cuota de patentes de inteligencia artificial está creciendo exponencialmente. En 2023, China concentró cerca del 70% de todas las patentes de IA concedidas a nivel global.

¿Por qué esta apuesta tan decidida? En primer lugar, para reforzar el potencial de crecimiento a largo plazo y compensar los obstáculos demográficos y la pérdida del sector inmobiliario como motor de crecimiento. En segundo lugar, para lograr la autosuficiencia en tecnologías críticas, un objetivo vital tanto para el ámbito civil como para el militar.

No obstante, el plan no se limita exclusivamente a la alta tecnología. Otro objetivo estratégico es aumentar la contribución del sector servicios a la economía, que ya representa más de la mitad del crecimiento del PIB. Existe margen para dinamizar el consumo de servicios, especialmente en ámbitos como el cuidado de mayores, la educación, la sanidad, el turismo y la hostelería, donde la demanda sigue superando a la oferta.

Impulsar la demanda interna también figura entre las prioridades. “El gobierno está trabajando para aumentar la renta disponible de los hogares y reformar el sistema de seguridad social”, señala Elke Speidel-Walz, Chief Economist Emerging Markets en DWS. “Son pasos clave orientados a reducir la elevada tasa de ahorro de China y fomentar el gasto”, apunta.

El nuevo Plan Quinquenal de China constituye una hoja de ruta ambiciosa hacia una economía impulsada por la tecnología, rica en servicios y basada en el consumo. El sector de alta tecnología no es solo un motor de crecimiento, es el eje central de la estrategia china para gestionar las incertidumbres y dependencias del entorno global.

14Nov

La UE aplicará tasas aduaneras a los envíos de paquetes valorados en menos de 150€, lo que perjudica a Temu, Shein y AliExpress.

Miguel Ángel Valero

Nextil Group (Nueva Expresión Textil, S.A.) destaca que el anuncio conjunto emitido por la Casa Blanca y el Gobierno de Guatemala sobre el Framework for United States–Guatemala Agreement on Reciprocal Trade, que sitúa de forma explícita al sector textil entre las áreas estratégicas del nuevo marco bilateral entre los dos países.

El acuerdo contempla la reducción de barreras no arancelarias, la agilización de certificaciones, avances regulatorios y mejoras en ámbitos laborales y medioambientales. Este conjunto de medidas fortalecerá significativamente la posición de Guatemala como destino industrial para marcas estadounidenses que buscan capacidades cercanas, fiables y sostenibles, bajo el marco del tratado CAFTA-DR.

Nextil, actualmente, opera en Guatemala con una plataforma vertical -tejido y prenda- orientada al mercado de EEUU. Tras la finalización de una segunda fase de inversión en maquinaria y la ampliación de capacidades productivas, el Grupo se encuentra en un momento óptimo para capitalizar este nuevo entorno comercial.

El acuerdo afectará a todos los productos fabricados por Nextil Guatemala, incrementando su competitividad y facilitando la captación de nuevos clientes, el crecimiento de volúmenes y la llegada de programas industriales de mayor escala.

“Este nuevo marco bilateral refuerza la posición de Guatemala como uno de los destinos industriales más competitivos para el mercado norteamericano. Para Nextil, supone una oportunidad directa para acelerar la captación de nuevos clientes y programas, aumentar volúmenes y seguir consolidando nuestro modelo vertical orientado a Estados Unidos. Hemos invertido de forma anticipada en ampliar capacidad productiva y hoy esa estrategia se confirma como un acierto", señala César Revenga, CEO de Nextil Group.

Nextil reafirma su compromiso con el desarrollo del tejido industrial guatemalteco mediante la generación de empleo local, la formación continua, la igualdad de oportunidades, la innovación sostenible y sus procesos de tintado responsable basados en la tecnología Greendyes®.

Con este nuevo marco comercial, Nextil consolida a Guatemala como uno de sus hubs estratégicos  avanza en la ejecución de su Plan Estratégico 2024–2026, reforzando su papel en la transición global hacia modelos de producción más cercanos, trazables y sostenibles.

Fundada en 1954 en Barcelona, Nextil es un grupo empresarial consolidado en la industria de la moda en la creación de tejido de punto elástico y confección de prendas, además de ser un referente para las marcas a nivel mundial, incluidas las grandes marcas de lujo. Cuenta con casi 600 clientes en todo el mundo y ofrece un servicio ad hoc que integra verticalmente todo el proceso productivo para la confección de los tejidos y prendas, desde el diseño hasta la fabricación del producto. Sus principales unidades de negocio son: tejido premium, prenda lujo, tinte natural y sostenible. Nextil está especializado en mercados de lujo, ropa deportiva y deportes técnicos, ropa de baño, lencería, y prendas para el sector sanitario.

Menos aranceles también para Argentina, El Salvador, Brasil, y Ecuador

Trump reducirá los aranceles a los plátanos, el café y otros alimentos para tratar de retomar la iniciativa en la crisis del coste de la vida, firmando acuerdos comerciales con Argentina, El Salvador, Guatemala y Ecuador. Según la Casa Blanca, la reducción de aranceles se aplicará a productos agrícolas, textiles y otros bienes básicos que EEUU importa de estos países, mientras que las contrapartidas latinoamericanas se centran en dar un acceso preferencial a exportaciones estadounidenses de sectores como maquinaria, química, tecnología o automoción.

El pacto con Argentina es, según Washington, el más relevante. El Gobierno de Javier Milei otorgará acceso preferencial a los mercados para una amplia gama de productos estadounidenses, incluidos medicamentos, químicos, maquinaria, tecnología de la información, dispositivos médicos, vehículos de motor y productos agrícolas, como la soja, y sobre todo el litio, vital para las tecnológicas. A cambio, logra rebajas en los aranceles de productos agrícolas y básicos, y facilidades para que entre la carne argentina en EEUU.

Los acuerdos con Guatemala, El Salvador y Ecuador se concentran en la reducción de aranceles para bienes estratégicos como plátano y granos de café, sectores esenciales para sus economías y que no se producen de forma significativa en EEUU. a cambio de una mayor apertura a los productos estadounidenses.

Más del 70% de las exportaciones guatemaltecas hacia EEUU quedarán sin arancel, y la mayoría del resto con un 10%, según el presidente, Bernardo Arévalo. El Salvador logra reducciones arancelarias en plátano, café y otros productos. En Ecuador, rebajas en productos agrícolas. 

Ecuador logra que se supriman los aranceles del 15% a 105 bienes: café, cacao, piñas, mangos, pitahaya, otras frutas tropicales, jugos de frutas, especias, banano, palmito, plátano, naranja, tomate y otros.

En el caso de  Brasil, la supresión del arancel a las compras de carne de res buscan, como en otras medidas similares, tratar de reducir la inflación de los alimentos, que en septiembre se disparó un 3% anual hasta septiembre, la tasa más alta desde enero, además de no encarecer las compras de productos que no se pueden elaborar en EEUU.

Suiza logra bajar del 39% al 15%

En la misma línea, EEUU y Suiza han llegado a un acuerdo para reducir los aranceles del 39% al 15%. A cambio, Suiza se ha comprometido a invertir 200.000 millones$ en EEUU durante el mandato del presidente Donald Trump, incluyendo 70.000 millones el próximo año, en sectores como el farmacéutico y la fundición de oro. También se ha comprometido a comprar más aviones comerciales de Boeing.

Las plataformas chinas, perjudicadas por la nueva tasa para envíos en la UE

Por otra parte, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) acuerdan que los paquetes 'low cost' paguen en las aduanas a partir de 2026. Actualmente, los envíos valorados en menos de 150€ estaban exentos de gravámenes. La medida afecta especialmente a plataformas como Temu, Shein y AliExpress, con un 91% de este tipo de paquetes procedentes de China. 

La propuesta inicial de la Comisión Europea fijaba la entrada en vigor del fin de la exención una vez que estuviera operativo el centro de datos aduaneros de la UE, en 2028. Pero se ha optado por adelantarla a 2026. 

Con esta reforma, la UE busca garantizar estas plataformas pagarán arancel desde el primer euro de beneficio que obtengan de sus ventas en el mercado comunitario y también el IVA y responder así a la saturación de los mercados por los grandes volúmenes de artículos de bajo coste que entran principalmente de China y otros países asiáticos.

Según datos de la Comisión, sólo el pasado año se realizaron cerca de 4.600 millones envíos de mercancía de bajo coste, lo que supone la entrada de 12 millones de paquetes diarios libres de arancel por no superar su valor los 150€, “el doble de 2023 y el triple de 2022”.

13Nov

Esta promesa, realizada en el primer aniversario de se segundo mandato como presidente de EEUU, costaría hasta 500.000 millones$, una cifra muy superior a los 195.000 millones recaudados por aranceles en lo que va de 2025.

Miguel Ángel Valero

"Es hora de devolver al pueblo el dinero que antes se quedaba en manos de otros países”. Donald Trump hace, a través de su red social Truth (verdad, en inglés), una propuesta tan llamativa como polémica: entregar un “dividendo arancelario” de 2.000$ a cada ciudadano de EEUU. La medida, anunciada precisamente cuando se celebra el primer aniversario de la vuelta de Trump a la Casa Blanca, se financiaría con los ingresos obtenidos por los aranceles que Estados Unidos cobra a las importaciones. 

"La idea tiene un gancho político evidente. En un contexto de inflación persistente y desigualdad creciente, prometer dinero directo a los ciudadanos resulta electoralmente irresistible. Pero desde el punto de vista económico, la propuesta abre más preguntas que respuestas", advierte el analista Pablo Gil en The Trader. Según estimaciones independientes, pagar 2.000$ a la “mayoría” de los estadounidenses costaría hasta 500.000 millones$, una cifra muy superior a los 195.000 millones recaudados por aranceles en lo que va de 2025. El plan es fiscalmente inviable, salvo que se recurra a más deuda o se incrementen los aranceles hasta niveles que terminarían golpeando directamente al consumidor.

La mayor parte de los aranceles no los pagan los países exportadores, sino las empresas y consumidores del país que los impone. Cada producto importado encarece el coste de vida interno, de modo que el supuesto “dividendo” terminaría siendo una devolución parcial del sobrecoste que las familias ya pagan en supermercados, coches o electrodomésticos. Un círculo cerrado con apariencia de regalo.

"Si en este momento una parte de la preocupación reside en la falta de control de precios, no deja de ser una paradoja que se pretenda luchar contra la inflación dándole dinero a la gente para gastar, manteniendo un déficit del 6 % y con la Fed bajando los tipos. Porque un estímulo directo al consumo financiado con déficit y respaldado por una política monetaria laxa es la receta clásica para reavivar las presiones inflacionarias que precisamente se pretende combatir, algo que podría acabar convirtiéndose en un cóctel explosivo", argumenta este experto.

Más allá del debate económico, el movimiento tiene una lectura política más profunda. Trump intenta transformar los aranceles (tradicionalmente percibidos como un impuesto encubierto) en un instrumento de redistribución nacionalista: cobrar a los extranjeros para pagar a los americanos. En el fondo, es una reedición del viejo lema de “Make America Great Again”, pero traducido a una promesa de ingresos inmediatos. Si logra materializarlo, podría reforzar su imagen de presidente “del pueblo”, aunque a costa de agravar los desequilibrios fiscales y comerciales del país. 

En última instancia, esta medida ilustra cómo la política económica estadounidense se ha convertido en una herramienta de campaña permanente. Las decisiones sobre comercio, deuda y política monetaria ya no responden solo a criterios técnicos, sino al cálculo de quién gana y quién pierde votos. "Y si algo enseña la historia es que los dividendos electorales suelen tener un coste elevado cuando se pagan con dinero público", subraya Pablo Gil.

"El anuncio de Trump no es solo una promesa populista; es un síntoma de una tendencia global: la de gobiernos que, incapaces de contener los precios o mejorar los salarios reales, optan por compensar el malestar social con transferencias directas. Un alivio temporal que puede terminar alimentando justo aquello que pretende aliviar" concluye. 

Europa negocia un nuevo acuerdo

En medio de las promesas de Trump, la Unión Europea prepara un nuevo plan comercial para presentar a EEUU. El objetivo es reducir los aranceles para más productos, incluidos vinos y licores, y establecer un sistema de cuotas a las exportaciones de metales europeos que permita exportar una cantidad determinada sin aranceles, aplicando gravámenes solo a partir de ese límite. Además, el plan contempla la creación de un grupo de trabajo sobre seguridad económica para abordar temas como el control de inversiones, los controles de exportación, y el suministro de materias primas críticas. El 24 de noviembre el secretario de Comercio Howard Lutnick se unirá a la reunión de los ministros de comercio de la UE. 

Balance del primer año de la segunda etapa de Trump en la Casa Blanca

Precisamente, el último House View de Banca March hace un análisis del primer aniversario de la vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump: "Frente a vientos y mareas, la economía mundial ha resistido y seguirá a flote apoyada en un consumo resiliente y en una inversión creciente". "La aceleración de los proyectos de inversión, que está principalmente focalizada en los sectores estratégicos de Inteligencia Artificial y Defensa, es una tendencia que seguirá impulsando la actividad global en los próximos trimestres", subraya. E

Sin duda alguna estos últimos 12 meses han sido muy intensos y este segundo mandato como presidente de Estados Unidos ha estado marcado por el intervencionismo económico. De todas formas, más allá del elevado ruido y de las constantes idas y venidas arancelarias, los datos económicos muestran que, por el momento, las distorsiones introducidas por las mayores barreras comerciales y las políticas proteccionistas de Trump no han derivado en fuertes desequilibrios ni mucho menos en un freno brusco de la actividad. 

La mejor prueba de ello es que, entrando ya en la parte final del año, el comercio mundial lejos de mostrar una caída incluso se ha acelerado. El volumen de transacciones de mercancías a nivel global crece de media un 4,7%, un ritmo superior al registrado en promedio durante el año pasado (+2,7%). Factor que está permitiendo además una cierta reactivación de la industria, que avanza a su mayor ritmo desde 2022. Aunque previsiblemente se verá una desaceleración del comercio en los próximos meses a medida que comience a normalizarse el efecto anticipación –las importaciones se aceleraron antes subida de los aranceles–, la mejora que se percibe en estos dos indicadores económicos tan relacionados con el ciclo –comercio e industria–, permite afirmar que la economía global mantiene su dinamismo.

La gira de Trump por Asia ha generado un auténtico florecimiento de nuevos acuerdos, que ratifican "nuestra tesis de que hay que mirar más allá del humo", insiste Joan Bonet, director de Estrategia de Mercados y Asesoramiento de Banca March. "Ésta es sin duda, la prueba de la importancia de no dejarnos arrastrar por las constantes declaraciones y amenazas del presidente norteamericano en torno a la guerra comercial”. 

Una vez más, el esquema del envite entre China y EEUU ha seguido el  patrón de amenazar, negociar y llegar finalmente a un acuerdo parcial que evite los peores escenarios. Ambas naciones, condenadas a entenderse, acuerdan dejar de “agredirse” en el futuro próximo. Así, en materia de aranceles, el resultado es el siguiente: 

  • 1) suspensión del gravamen amenazado del 100% adicional; 
  • 2) se posponen por un año los aranceles recíprocos hasta el 10 de noviembre de 2026 –lo que evita que asciendan al 147%– 
  • 3) y se rebajan 10 puntos las tasas vinculadas al fentanilo. 

De este modo, el arancel ponderado promedio aplicado sobre China desciende del 57% al 47%, alcanzando niveles similares a los vigentes antes del Liberation Day. 

A cambio, China ha reanudado las importaciones de soja estadounidenses (interrumpidas desde mayo) y se ha comprometido a aplazar durante un año las restricciones sobre las exportaciones de tierras raras hacia EEUU. 

Por tanto, este acuerdo se trata de una “patada hacia adelante” más que de un entendimiento definitivo, dado el aplazamiento de la moratoria hasta el año que viene, el suministro garantizado de tierras raras por un año y la futura visita entre Trump y Xi Jinping en 2026. 

En el tour en los que diversos países asiáticos han sido partícipes –Malasia, Tailandia, Vietnam, Indonesia y Camboya–, se han insinuado posibles exenciones arancelarias futuras, aunque aún sin especificar bienes concretos. Estos países comparten una característica común: sus exportaciones están altamente concentradas en tecnología. De hecho, en el conjunto formado por Tailandia, Vietnam y Malasia, los ordenadores y productos electrónicos representan el 47% del total exportado a EEUU. De manera que, aunque no se ha anunciado ninguna rebaja de aranceles, si se aplican exenciones sobre aquellos bienes que más exportan, entonces el impacto del gravamen anunciado sería mínimo, suponiendo otro juego de ilusionismo.

En paralelo, se desbloqueó el acuerdo comercial entre EEUU y Corea del Sur, estancado desde el verano. Como parte del pacto, los aranceles sobre las importaciones de automóviles surcoreanos se redujeron del 25% al 15%, igualando las condiciones de sus competidores japoneses. A su vez, Corea del Sur se comprometió a invertir 350.000 millones$ en territorio estadounidense. 

En los últimos días, se han anunciado avances significativos en las negociaciones con Suiza e India. En el primer caso, las conversaciones encabezadas por los principales empresarios suizos podrían traducirse en una reducción de los gravámenes del 39% al 15%, si bien Trump aún no ha confirmado una tasa definitiva. En cuanto a India, el presidente estadounidense declaró que están “muy próximos a alcanzar un acuerdo beneficioso para todos”, aunque no se ha definir ninguna tasa alternativa al 50%. 

Con todo, los acuerdos comerciales cubren un 67,5% de las importaciones totales de EEUU. En esta cifra se incluyen también dos de sus principales socios: China y México, aunque no cuentan con acuerdos definitivos, han establecido moratorias que permiten mantener la estabilidad. Una aproximación a la casilla de salida que, en el fondo, no representa unas condiciones más favorables que las heredadas.

Por otro lado, la recaudación de septiembre en las aduanas fue de unos 29.600 millones$, un aumento de apenas un 0,6% con respecto al mes anterior. En lo que va de año, el total asciende a 174.000 millones, un 4% del total de ingresos gubernamentales. En definitiva, cifras que muestran la importancia de discernir entre lo que Trump afirma y lo que realmente acaba impactando en la economía real: los aranceles recaudados en las aduanas apenas representan el 11% de las importaciones, frente a la tarifa promedio teórica del 22% anunciada por la Administración norteamericana. 

Unas tasas que multiplican por cuatro las referencias efectivas de principios de año, pero que son la mitad de lo anunciado y que reflejan, entre otras cosas, la capacidad de adaptación de las empresas para evitar parte de los efectos negativos de la subida de impuestos aduaneros. 

En el caso de un veredicto del Tribunal Supremo en contra de los aranceles, Trump dispondría de mecanismos alternativos para mantenerlos en vigor. El proceso judicial para determinar la legalidad de los aranceles establecidos bajo el IEEPA continúa su curso y se espera que el Tribunal Supremo emita su decisión antes de fin de año. Estos gravámenes sujetos a resolución son los denominados “aranceles recíprocos”, aplicados específicamente a países, de manera que los establecidos sobre los productos no se verían afectados. Hasta ahora, dos tribunales han declarado inválido este mecanismo, pero la decisión definitiva está en manos del Tribunal Supremo –compuesto por seis jueces de orientación conservadora y tres de tendencia liberal–. Aunque en principio Trump contaría con una mayoría favorable, las preguntas formuladas durante la audiencia revelaron el escepticismo de al menos dos de los jueces conservadores, abriendo la puerta a una posible suspensión de estas tarifas. 

En cualquier caso, una sentencia en contra no implicaría el fin de los aranceles, ya que la Administración de Trump cuenta con otras vías legales para seguir aplicándolos. Sin embargo, sí ralentizaría su implementación, además de obligar al gobierno la devolución de los ingresos recaudados bajo este mecanismo a los contribuyentes.

13Nov

"El episodio deja una lección clara. En política, las victorias a corto plazo pueden salir muy caras a largo plazo", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Miguel Ángel Valero

El proceso de reapertura del Gobierno estadounidense se aceleró y el presidente Trump firmó la extensión de la financiación federal, poniendo fin al cierre gubernamental más prolongado en la historia del país: 43 días. No obstante, el retorno a la normalidad tomará varias semanas. Sean Duffy, secretario de Transporte, admite que las restricciones aéreas se mantendrán al menos durante una semana. Y las ayudas alimentarias sufrirán retrasos similares debido a la necesidad de actualizar el listado de beneficiarios. 

Por otro lado, los datos macroeconómicos que no se han publicado comenzarán a difundirse de forma gradual en las próximas semanas. Karoline Leavitt, secretaria de Comunicación de la Casa Blanca, advierten que ciertos indicadores, como los de inflación y empleo correspondientes a octubre, podrían no publicarse por la falta de recopilación de datos durante el periodo de referencia.

En los próximos días se actualizarán los calendarios de publicación de las agencias afectadas, y se conocerá la decisión final al respecto. Este calendario será clave, ya que dichos datos serán utilizados por el Comité de la Reserva Federal en su reunión de política monetaria prevista para el 10 de diciembre.

Aunque el regreso a la normalidad será progresivo, llega justo a tiempo para el inicio del periodo navideño. El impacto económico más grave se ha evitado, y la Administración Trump presenta esta reapertura, una vez más, como una victoria frente a un problema que, en realidad, fue autoinducido. 

Pero el grueso del acuerdo durará apenas hasta el 30 de enero de 2026, por lo que se trata de un parche temporal. La partida de ajedrez demócrata continuará en diciembre con el debate sobre la extensión de las subvenciones a los seguros de Salud, prometida en la negociación por los republicanos. 

Los mercados financieros reciben con cautela la reactivación del Gobierno, conscientes de su carácter transitorio. Además, siguen pendientes de las publicaciones macroeconómicas aplazadas.

Impacto del cierre más largo de la historia

El 1 de octubre, el Congreso incumplió el plazo para aprobar los Presupuestos, lo que desencadenó el cierre de Gobierno más prolongado de la historia. La causa principal se debe a que los demócratas utilizaron sus votos como herramienta de negociación para evitar que expiren los subsidios al seguro médico (Obamacare). Durante los cierres de Gobierno hay servicios públicos que continúan funcionado, los denominados como “gastos obligatorios” – Medicare, Medicaid y parte de la Seguridad Social–, así como agencias más independientes como la Reserva Federal o el Servicio Postal. Sin embargo, el resto de departamentos –Defensa, Educación, Transporte, entre otros– permanecen cerrados. Se mantienen servicios mínimos de empleados que trabajan sin sueldo (como los controladores aéreos o agentes de seguridad), mientras que otros trabajadores quedan suspendidos de sus funciones (650.000 personas). En cualquier caso, sus salarios se les reintegran posteriormente. 

La urgencia por negociar ha ido en aumento ante presiones como la acumulación de 14.000 millones$ en sueldos impagados a los empleados federales y las cancelaciones de vuelos por la escasez de controladores aéreos, quienes han continuado trabajando sin recibir sus salarios. Así, en la última votación en el Senado, los demócratas ya han cedido para permitir la reapertura del Gobierno bajo la promesa de que el mes que viene su petición de mantener la vigencia de Obamacare se someterá a votación. 

Por tanto, el acuerdo presupuestario solo estará vigente hasta el 30 de enero, fecha en la que podría producirse un nuevo cierre del Gobierno.

En cuanto al impacto económico, los efectos negativos sobre el PIB y la tasa de desempleo, por lo general, son revertidos una vez reanudadas las funciones habituales. En el caso del impacto sobre el PIB, se estima que, por cada semana de cese, el crecimiento del PIB trimestral se reduce entre una décima y dos, para luego recuperarse en la misma proporción. Este patrón puede observarse en el gráfico, que aísla el efecto del cierre de Gobierno al considerar la contribución al PIB del consumo federal. Esta partida del PIB incluye gastos como la remuneración de los funcionarios o inversiones en infraestructura civil, entre otros. 

No obstante, al tratarse del cierre de Gobierno total más largo de la historia, podrían haberse intensificado los efectos perjudiciales. Respecto a la tasa de desempleo, si los 650.000 empleados se mantienen “en suspenso” entre el 12 y el 18 de octubre y noviembre, se contabilizarán como desempleados, lo que podría provocar un repunte de hasta 4 décimas. en la tasa de desempleo de octubre y noviembre, al 4,7% desde el 4,3% (último dato disponible, correspondiente a agosto). Esta situación se corregiría en el mes siguiente, retornando a los niveles base. 

La parálisis gubernamental está provocando una ausencia de datos sin precedente histórico al no poderse publicar las estadísticas económicas oficiales en EEUU. Todo esto dificulta el análisis de la evolución de la actividad en un momento en el cual existen elevados temores a que los mayores aranceles acaben empujando la economía a una contracción. 

Las estadísticas disponibles apuntan a que el consumidor norteamericano continúa gastando a pesar de las incertidumbres. Las reservas en restaurantes a través de la plataforma on-line OpenTable crecen actualmente a tasas de doble dígito (+11%). Otra fuente fiable de información sobre movilidad y de la actividad económica es el número de pasajeros en avión. Con cerca de 2,5 millones de personas diarias de media en el último mes, se alcanzan niveles superiores al rango habitual para estas mismas fechas en todos los años anteriores. Todo ello a pesar de los retrasos constantes en los vuelos a lo largo del cierre de Gobierno, provocados por la escasez de controladores aéreos, quienes continúan trabajando sin sueldo. Para aliviar la presión de falta de personal, se ha decretado la reducción del 10% de los vuelos regionales y nacionales. Este efecto se encuentra suavizado en los 2,5 millones de pasajeros comentados, al tratarse de un promedio mensual. Sin embargo, al analizar aisladamente el conjunto de los últimos dos datos diarios publicados, se observa que efectivamente el tráfico aéreo ha disminuido un 10,4% con respecto a 2024.

Otra muestra clara del elevado dinamismo del consumo se encuentra en la icónica industria de Broadway. Las taquillas de este conglomerado de más de 40 teatros de Nueva York continúan registrando ventas superiores al rango experimentado durante los tres últimos años (2022- 24). Todos estos indicadores dejan una idea clara y apuntan en la misma dirección: a pesar de los aranceles, del cierre del gobierno y de otras incertidumbres, los hogares americanos siguen disfrutando del ocio. 

Aunque se navega en una niebla generada por la ausencia de estadísticas oficiales, el consumo seguirá sosteniendo la actividad de la principal economía del mundo. Además, con la reforma fiscal implementada por Trump (la conocida como One Big Beautiful Bill Act), llegarán rebajas fiscales retroactivas, cuyas devoluciones a los contribuyentes están previstas para inicios de 2026. 

El periodo de devolución será entre febrero y abril del próximo año y, según estimaciones del propio IRS (Servicio de Impuestos Internos), la cantidad promedio de las devoluciones pasaría de los 3.186$ actuales a 3.743$ el próximo año, lo que representa un aumento de 557$ por contribuyente. Estos reembolsos actuarán como una inyección puntual de liquidez que permitirán aliviar los efectos negativos de la mayor inflación derivada de los aranceles y también insuflarán confianza a los consumidores durante el primer trimestre de 2026. 

Por otra parte, el mercado laboral transita hacia un escenario de baja contratación, pero con despedidos contenidos. La pieza fundamental para que el ciclo económico pueda mantenerse a flote no es otra que el mercado laboral. En este punto, y a la espera de las cifras oficiales que ya acumulan dos meses sin publicarse, los datos privados conocidos este mes han permitido frenar los peores temores. Los datos realizados por la consultora ADP sorprendieron al alza en octubre y mostraron un aumento de 42.000 nuevos empleados –una clara mejora frente a los -29.000 de agosto y los -3.000 de julio–

Aunque la media de los últimos tres meses continúa reflejando una notoria desaceleración de la contratación, las cifras de octubre fueron positivas al confirmarse que se frena la destrucción de empleo en la economía. 

También es importante destacar el importante giro en la percepción de los propios empresarios. Las encuestas de confianza apuntan a que se ha tocado suelo en el deterioro del mercado laboral. Desde finales del verano los empresarios se muestran más propensos a incrementar los niveles de contratación, lo que habitualmente adelanta una mejora del empleo en EEUU. 

Menos positivos fueron los datos de despidos, que según el informe de la consultora Challenger, Gray & Christmas, mostraron que las empresas estadounidenses eliminaron 153.000 puestos de trabajo en octubre, lo que supone la mayor reducción de plantilla mensual en más de 22 años. Con ello, en el acumulado del año la reducción de plantilla supera el millón de personas, un incremento del 65% frente al año pasado. Sin embargo, este fuerte incremento de los despidos no vino explicado por un deterioro del sector privado – representa el 72% de los despidos frente al 93% de media en 2023-24–, sino que se debió a los fuertes recortes de personal en el sector público (-300.000 personas en el año), que por sí solas explicaron dos tercios del total del incremento de los despidos en el año. 

En conjunto, si bien el visible deterioro de las métricas de creación de empleo y de despidos no suponen buenos augurios y elevan la preocupación sobre la sostenibilidad del ciclo económico en EEUU, hay factores que permitirán que la economía siga funcionando en un contexto de baja contratación, pero también con bajos despidos. Históricamente, para que las empresas incrementen los despidos de forma notable, es necesario asistir previamente a una caída de los beneficios empresariales. Algo que está muy lejos de la actual situación empresarial estadounidense: en el primer semestre del año, los beneficios agregados crecieron a ritmos por encima del 4% interanual.

The Trader: una victoria que puede salir muy cara

Tras más de cuarenta días de parálisis institucional, con cientos de miles de funcionarios sin cobrar, programas sociales congelados y una economía que empezaba a resentirse, un grupo de ocho senadores demócratas ha decidido romper filas con su propio partido y votar junto a los republicanos y la Casa Blanca para desbloquear la situación. La maniobra ha sorprendido a todos y ha abierto una grieta en el bloque progresista, que califica el movimiento de “rendición” y “traición”. El cambio de posición de esos ocho senadores refleja el creciente desgaste político y social del cierre. Aun así, la tensión en el partido es evidente. Desde el ala más progresista han acusado a los disidentes de entregar una victoria a Trump sin obtener nada a cambio. 

El acuerdo aprobado en el Senado, que salió adelante por el mínimo necesario de 60 votos a 40, permite restablecer la financiación de la mayor parte del Gobierno federal hasta el 30 de enero, mientras que ciertos departamentos (como Agricultura, Asuntos de Veteranos, la FDA y los programas de construcción militar) quedan financiados hasta el 30 de septiembre. También se garantiza que todos los funcionarios recibirán los salarios no abonados durante estas seis semanas de cierre, y se prohíben despidos en el sector público hasta finales de enero. 

Sin embargo, la vuelta a la normalidad será progresiva: los aeropuertos pueden tardar varios días en recuperar sus operaciones habituales y los beneficios alimentarios (SNAP) podrían necesitar semanas para normalizar la distribución de pagos atrasados.

El punto de fricción más importante ha sido la renovación de los subsidios de la Ley de Salud Asequible (Obamacare), que evitan subidas bruscas en el precio de los seguros médicos para 24 millones de estadounidenses. Los progresistas querían incluir su prolongación en el acuerdo, pero el bloque moderado renunció a esa exigencia a cambio de una promesa de votación antes de mediados de diciembre. Eso no garantiza su aprobación: varios republicanos han adelantado su rechazo y la Cámara ni siquiera ha asegurado que vaya a debatirlo. Porque mientras el Congreso trata de restaurar la normalidad, la Casa Blanca sigue presionando para reformar de raíz el Obamacare. 

Trump insiste en eliminar los subsidios actuales y redirigir esos fondos directamente a las familias, para que cada ciudadano reciba el dinero y elija libremente su cobertura médica. En su discurso, el plan suena a libertad de elección; en la práctica, significaría desmantelar las ayudas que permiten a millones de estadounidenses acceder a un seguro básico. La paradoja es que este debate sanitario se produce en pleno agotamiento social y económico. El cierre de gobierno ya ha costado miles de millones de dólares y ha deteriorado la confianza en las instituciones. 

"El episodio deja una lección clara. En política, las victorias a corto plazo pueden salir muy caras a largo plazo", advierte el analista Pablo Gil en The Trader. Los republicanos logran mantener su agenda sin ceder en lo esencial, los demócratas moderados salvan la cara frente a la opinión pública, y el ciudadano medio (agotado por la inflación, las facturas médicas y la incertidumbre) vuelve a ser quien paga el precio del bloqueo.

Por ahora, el país respira con cautela, pero el pulso sobre el papel del Estado en la economía y en la sanidad sigue abierto. Y aunque la Administración vuelva a funcionar, la fractura política que ha revelado este cierre tardará mucho más en cerrarse.

Porque EEUU vive un momento extraño. Los datos económicos transmiten señales contradictorias: mientras el PIB crece con fuerza, el empleo se frena, la inflación no cede y las pequeñas empresas empiezan a sufrir. A simple vista, el país parece en expansión; pero bajo la superficie, se adivina una economía fracturada, sostenida principalmente por un solo motor: la inteligencia artificial.

Muchos economistas describen la situación como una economía a dos velocidades. Una mitad del país, la más acomodada, mantiene el consumo, invierte y se beneficia del auge tecnológico. La otra mitad, la que depende de salarios ajustados y de pequeñas empresas, se enfrenta a un entorno mucho más duro, con escasas oportunidades, inflación persistente y un mercado laboral que empieza a mostrar fatiga. Las estadísticas oficiales, además, están distorsionadas por el cierre de gobierno, lo que añade más incertidumbre a un contexto ya complejo.

Los datos de empleo confirman esa desaceleración. Según fuentes privadas, en los últimos meses el ritmo de creación de puestos de trabajo se ha frenado drásticamente. Las grandes corporaciones que antes contrataban ahora comienzan a anunciar fuertes recortes, mientras que las pequeñas empresas (las más sensibles a los costes y a los aranceles) ya han empezado a despedir. Más de un millón de trabajadores han perdido su empleo en lo que va de año, y la cifra sigue aumentando. El crecimiento del empleo continúa siendo positivo, pero cada vez más débil, como si la economía avanzara con un pie en el freno. 

A esa pérdida de impulso laboral se suma una inflación que no termina de retroceder. El índice de precios al consumo se mantiene en torno al 3%, por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal. Algunos analistas sospechan que la Fed está aceptando tácitamente ese nuevo nivel de inflación porque le ayuda a diluir la carga de la deuda pública, en lo que se conoce técnicamente como “deflactar la deuda”. Pero ese equilibrio es frágil y peligroso, y empieza a reflejarse en las encuestas: cada vez más ciudadanos prefieren un ligero aumento del desempleo antes que seguir pagando más por todo. Otros temen que, si las expectativas inflacionarias se consolidan en torno al 3–4 %, la Fed podría perder el control de los precios y con ello buena parte de su credibilidad.

El dilema es evidente: si la Reserva Federal mantiene los tipos altos, puede frenar el crecimiento económico más de lo deseado y acelerar la fractura en el mercado laboral. Pero si los baja para aliviar a la economía y sostener el empleo, corre el riesgo de reavivar la inflación. En su última reunión, los propios miembros del FOMC mostraron división interna y dejaron claro que las próximas decisiones son cualquier cosa menos seguras.

Y, sin embargo, el último dato de PIB sigue mostrando un crecimiento sólido, impulsado por un fenómeno que está transformando la economía estadounidense: la inversión masiva en inteligencia artificial. Las grandes tecnológicas se han convertido en el principal motor del crecimiento. Nvidia, Google, Amazon, Meta, MicrosoftOracle están invirtiendo cantidades colosales en chips, centros de datos y sistemas de computación. El dinero que fluye hacia la IA sostiene no solo a Silicon Valley, sino también a miles de empleos indirectos en construcción, ingeniería y energía. Es el gran proyecto industrial del momento, el que mantiene vivo el relato del auge americano. Pero también es un espejismo que esconde otra realidad preocupante: si se descuenta el impacto de la IA, el crecimiento real del país estaría cerca de cero.

Y dentro de ese gran motor que mantiene viva a la economía estadounidense también se está produciendo una metamorfosis. Al principio, las grandes tecnológicas impulsaban su crecimiento reinvirtiendo sus beneficios. Hoy, en cambio, financian buena parte de su expansión con deuda, lo que ha disparado la emisión de bonos corporativos. Este cambio añade un riesgo latente: si el ciclo se revierte o la demanda se enfría, el impacto podría propagarse rápidamente al sistema financiero. Algunos analistas comparan el momento actual con la burbuja de las puntocom de finales de los noventa, cuando todas las empresas ligadas a internet se valoraban como si fueran a ganar, algo que nunca ocurre. 

"La historia demuestra que cada gran revolución tecnológica comienza con una fase de euforia y sobreinversión que inevitablemente desemboca en una corrección dolorosa, antes de dar paso a una segunda etapa más sólida y sostenible. Es evidente que estamos en pleno auge de esa primera ola, pero conviene no subestimar el ajuste que vendrá, tarde o temprano, y que probablemente será similar al de hace dos décadas", advierte Pablo Gil.

Mientras tanto, la economía avanza sostenida por un equilibrio cada vez más precario: deuda pública récord, inflación enquistada, un banco central sin margen de maniobra y un sector privado que se endeuda para financiar su propia expansión. Es un equilibrio que puede durar un tiempo, pero difícilmente hasta 2030. Tarde o temprano, el coste de los intereses y el peso de la deuda forzarán un cambio drástico, una especie de “gran reseteo” económico que redefinirá el papel del Estado, del crédito y de los mercados financieros.

"Vivimos un presente fascinante, pero la ilusión del crecimiento no parece sostenible de forma indefinida. Como lleva pasando desde hace siglos, el futuro exigirá una corrección de los excesos, y cuando esa corrección llegue, no será solo un ajuste financiero, sino una prueba de resiliencia para toda una sociedad que se ha acostumbrado a vivir por encima de sus posibilidades, convencida de que la tecnología puede resolverlo todo. El verdadero desafío de la próxima década no será evitar la crisis, sino aprovecharla para reconstruir un modelo económico más equilibrado y sostenible a largo plazo", concluye este experto.